Refutación
Ahora empiezo a refutar esta herejía hablando ante todo del pecado de muerte; y luego examinando todas esas Escrituras que dan testimonio en varias maneras de que vamos a ser salvos sólo si perseveraremos hasta el fin en la fe y en la buenas obras, y que si nos retrocedemos el Señor nos negará. Y, finalmente, voy a responder a las principales objeciones planteadas por los defensores de esta falsa doctrina.
- El pecado de muerte; cuando no hay posibilidad de arrepentimiento
El apóstol Juan escribió: “Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida. Toda injusticia es pecado; pero hay pecado no de muerte.” (1Juan 5:16-17).
Ahora, toda injusticia es pecado, y sabemos que “el pecado es infracción de la ley” (1 Juan 3:4), como dice la Escritura: “la paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23), por lo tanto, debe quedar claro que, aunque es un hijo de Dios que comete el pecado, la paga que la violación de la ley le da es la muerte, y de hecho, es precisamente por esta razón que el creyente que peca después que ha pecado se siente mal, es infeliz y siente un dolor en el interior que lo atraviesa como una flecha, simplemente porque “la paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23). Pero el apóstol escribe: “Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte.” (1Juan 5:16), esto significa que si vemos a un hermano cometer pecado que no sea de muerte, debemos orar a Dios para que él pudiera ser traído a la vida, sí, porque Dios da la vida al creyente que comete un pecado que no sea de muerte y si se arrepiente confesando su pecado y se aparta de ello. Sin embargo, existe un pecado que si un creyente comete es imposible traerlo de vuelta al arrepentimiento, y por lo tanto es inútil orar por él, de hecho, Juan dice: “por el cual yo no digo que se pida” (1Juan 5:16), es decir, para el hermano que comete este pecado de muerte, no existe más la posibilidad de arrepentimiento y de ganar la vida de Dios ¿Qué destino espera este creyente? El creyente que comete este pecado de muerte es condenado a la muerte segunda: el lago de fuego y azufre, debido al hecho que esto pecado conduce, a quien lo comete, a la muerte segunda.
Giacinto Butindaro