Bergoglio en lugar de advertir y amonestar a los homosexuales para que se arrepientan, los bendice, a las lesbianas también, es decir, a la comunidad LGTB.
No hay santidad en ese argentino.
Lo que Bergoglio tiene por sublime para Dios es abominación (Lc.16:15).
Bergoglio para Dios es aborrecible, y para los hombres "su santidad".