OTRA REFLEXIÓN DE NATANAEL
Jua 14:20 En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros.
En los versículos previos notamos ya la presencia del Espíritu Santo en su Iglesia, este bendito testimonio, nos separa del mundo religioso y nos prepara, para "ese día" de nuestro encuentro con el Señor, para no separarnos mas.
¿Qué significa la expresión "yo en vosotros delante del Padre"?
Echenle mente, analicen, reflexionen espiritualmente el valor y el alcance infinito de estas palabra dichas por nuestro amado Señor y Salvador.
Porque si se logra entender esa verdad dicha por Cristo, instántaneamente se eliminan tantas conjeturas, tantos debates, tanta inseguridad.
Esta unión indisoluble con Cristo y el Padre a la vez, en el mismo cielo, así como se lee, porque la palabra que está escrita en Efesios es esta:
Efe_1:3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo,
Ya estamos bendecidos en Cristo en la Casa del Padre, no tenemos que esperar otra cosa sino que el Señor venga por nosotros.
Ahora miremos otro versículo que potentiza, refuerza, aumenta, solidifica, esta bendita esperanza:
Efe_2:6 y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús,
Si ya estamos sentados con Cristo Jesús, en lugares celestiales, pregunto:
¿QUÉ MAS ESTAMOS ESPERANDO?
No veo otra opción, que nos haga quitar los ojos de Jesús, estoy ciego para tales opciones.
Argumentos como:
-"Nó, usted no tiene esperar de los cielos a Jesús, usted lo que tiene es que mirar el anticristo, mirar la bestia, y entrar a ese escenario y demostrarle a Jesús que usted es un valiente"
Ese argumento para la Iglesia, no es otra cosa que un ardid de Satanás para no esperar al Señor antes de la ira venidera, como si los ríos de sangre de los millones que han muerto por causa de Jesús en la historia de la Iglesia, no hubiesen demostrado su amor al Señor.
Pero así es el diablo, él ha sido homicida desde el principio, y aborrecedor de la esperanza de la Iglesia de reunirnos con Cristo, si fuera posible, hoy mismo.
El diablo está fracasado con los que son de Cristo, estamos esperando de los cielos a Jesús, en él están puestos nuestro ojos, esa es la fe nuestra y la esperanza no averguenza.
Más bien, nos constriñe a vivir cada día como si su llegada fuese ya.
Esto nos permite vivir una vida santa, en medio del estercolero de este mundo religioso.
Que el Señor nos ayude a fortalecer nuestra fe, a tener cuidado de nosotros mismos, y de la doctrina.
Porque por ahí andan algunos, que son enemigos de esta bendita esperanza, cuyo dios es el hombre religioso, vacío de Cristo, son ellos los pontífices de un final aterrador bajo el poder del anticristo y de la bestia.
Nubes sin agua, árboles otoñales dos veces muertos y desarraigados, que no temen hablar mal de Cristo, presentándolo como sacrificando a su Esposa en el altar del anticristo y de la bestia.
Su condenación no se demora.