En este contexto no hay arrebatamiento antes de la tribulación, sino que la ira venidera es el juicio ante el gran trono y su envio al lago de fuego,
APRECIADO TOÑO:
Primero que nada, buenos días en Cristo.
Ahora, sobre este versículo y su contexto:
1Ts 5:9
Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo,
A la luz de este otro que también posee la misma expresión sobre la ira venidera:
1Ts 1:10 y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien
nos libra de la ira venidera.
La Esperanza de la venida del Señor
por su Iglesia, no la venida profética anunciada en Mateo 24 a Israel y los gentiles, es el tema prominente en ambas cartas.
El versículo que enfatizas "No nos ha puesto Dios para ira" alcanza la cúspide en la enseñanza de la primera parte del contexto que lo rodea, en la cual se demuestra la diferencia entre el arrebatamiento de la Iglesia y el Día del Señor.
En un sentido claro, es prácticamente el resumen de toda la epístola.
Al inicio de la Epístola, la expresión "nos libra de la ira venidera" (1:10)
no está hablando de la salvación del alma, por cuanto esta asamblea ya es salva, le fue predicado el evangelio de la gracia de Dios revelado a Pablo (Hch.20:24) y ellos abandonaron la idolatría y se convirtieron al Dios vivo y verdadero.
De manera que la expresión:
"porque no nos ha puesto Dios para ira" aquí, está asociada al Día del Señor y no a salvación del alma.
El contexto lo esclarece todo, no se trata de la salvación del alma:
Se trata de la destrucción repentina del versículo 3, aquí está el texto:
3 que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina,
La Salvación del Alma, consta de primero oír el evangelio y creer en el Señor, quien lo liberta de la culpa del pecado, al entender que el pagó con su muerte, porque la paga del pecado es muerte, los pecados del creyente y lo justifica delante de Dios Padre, Cristo no murió por los pecados de él, sino de los nuestros.
En segundo lugar, el creyente es dotado del Espíritu Santo para vencer el pecado, cuya función es glorificar a Cristo y advertir al creyente, persuadirlo de que lo que va hacer, es malo, antes de que suceda, por ejemplo, tu tienes tu esposa y tus hijos, pero si miras a una mujer para codiciarla, el Espíritu Santo, que está en ti, te advierte: "Mira Toño, tu tienes tu esposa, y tus hijos, no lo hagas, tu eres de Cristo". En resumen, el creyente peca es porque quiere, no porque el Señor no lo haya dotado de discernimiento espiritual para hacer las cosas que le agradan al Señor.
Y en tercer lugar, será librado de la presencia del pecado en el arrebatamiento, donde el cuerpo del creyente será transformado en un cuerpo semejante al del Señor (Fil.3:20-21) en su venida para librarlo de la ira venidera contenida en la Gran Tribulación.
En lugar del cuerpo terrenal, seremos revestidos del celestial, del inmortal, un cuerpo glorioso, leemos:
1Co 15:40 Y hay cuerpos celestiales, y cuerpos terrenales; pero una es la gloria de los celestiales, y otra la de los terrenales.
1Co 15:41 Una es la gloria del sol, otra la gloria de la luna, y otra la gloria de las estrellas, pues una estrella es diferente de otra en gloria.
1Co 15:42 Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción,
resucitará en incorrupción.
1Co 15:43 Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad,
resucitará en poder.
1Co 15:44 Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal,
y hay cuerpo espiritual.
Flp 3:20 Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;
Flp 3:21
el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.
Pásala bien.