Bueno, puedo estar equivocado, y ser en el Pastor de Hermas; pensar que en un tiempo me leí "todos" los padres apostólicos; los primeros apologistas; todo lo de Justino... incluso "el diálogo"; todo lo de Ireneo; de Clemente: el Pedagogo y Stromata; de su discípulo Orígenes: de Principios y la Oración; de Eusebio: historia eclesiástica; de Aurelio: confesiones y retractaciones, la Ciudad de Dios, de la gracia y la predestinación, Soliloquios, y alguna cosa suelta; de Clímaco: su Escala.
Eso sí hasta bien entrado el siglo tercero, la mayoría de estos escritores eran milenaristas post anticristo. Porque la Gran tribulación, no era sino un poco mas de lo que ya tenían.
Pero a partir de Constantino, como todavía no había venido el Señor al modo que se le esperaba; empezaron a formular el Amilenialismo, y en algunos casos el Postmilenialismo; para el Preterismo, el “pronto” y “en breve” apenas llevaba 400 años.
El Amilenialismo pues acompañado de algunas expresiones de Postmilenialismo, transcurrió invicto hasta la Reforma.
A partir de ella resurgió en algunos grupos radicales, dizque Anabaptistas, y algunos grupos místicos Católicos, el antiguo Milenarismo clásico, del cual Lacunza fue notable promotor.
Por entonces surge el novel Dispensacionalismo en manos del erudito exanglicano Juan Nelson Darby.
Y aquí estamos, al mejor estilo de Gálatas 5:15 “mordiendonos” un poquito, nomas que para no perder la costumbre.
Tengan Paz santos y amados de Dios