Hola a todos.
Estimados hermanos, quiero presentar ahora una última parte, sobre el estudio del finado erudito adventista Dr. Raymond Cottrell, acerca del Santuario.
Daniel 9 Como Contexto Próximo y Continuo del 8:14:
"El contexto inmediato del versículo 14 - el mismo capítulo 8 - identifica, pues, todos los elementos esenciales del versículo, pero deja sin explicar la restauración del santuario "a su legítimo estado", porque Daniel cayó enfermo.
Como se verá, los sucesos asociados a esa restauración se revelan en alguna otra parte de Daniel. La interpretación adventista tradicional de Daniel 8:14 la elimina por completo del contexto inmediato en el cual Gabriel y Daniel la colocan, en evidente violación del principio de sola Scriptura. El contexto próximo - Daniel 7, 9, y 10-12 - aclara la cuestión todavía más.
La interpretación tradicional adventista de Daniel 8:14 reconoce una relación entre los capítulos 8 y 9, pero en tres puntos vitales interpreta mal su contribución contextual a una comprensión exacta de 8:14.
Esta relación válida es evidente a partir del hecho de (1) que Gabriel no había podido completar su cometido de explicar la visión del capítulo 8, (2) que cuando reaparece en el 9:21-25, emplaza a Daniel para que "entienda" esa visión, y (3) que su mensaje en el 9:24-27 proporciona la misma información que se necesita para complementar su frustrada explicación del 8:19-27.
La interpretación tradicional supone que las 70 "semanas" de años del 9:24 constituyen los primeros 490 de sus 2300 erev boquer interpretados como otros tantos años literales durante los cuales se dice que el santuario queda asolado.
Pero, de acuerdo con el 9:24-26, el santuario está restaurado y en pleno funcionamiento durante las primeras 69 de las 70 "semanas"! ¿Cómo puede el mismo santuario estar restaurado y en pleno funcionamiento durante el mismo tiempo del 8:13-14 en que está "asolado"?.
¡Esta insoluble paradoja, inherente en, e indispensable para la interpretación tradicional, la constituye en un oxímoron [una imposible combinación de lo contradictorio y lo incongruente]!.
La segunda anomalía contextual implícita en, y esencial para la interpretación tradicional es su identificación de davar, "palabra" (KJV "mandamiento"), que salió para restaurar y edificar a Jerusalén, como el decreto de Artajerjes Longímano, en el año 457 A.C. Pero ese decreto no dice nada acerca de reconstruir ni a Jerusalén ni el templo, que ya habían sido reconstruídos y habían estado en funcionamiento durante 59 años!.
Inmediatamente antes de la reaparición y el mensaje de Gabriel registrados en el 9:20-27, Daniel había estado rogando a Dios en oración que restaurara su ahora asolado santuario en Jerusalén. En este punto de la oración de Daniel, Gabriel le interrumpe para anunciar que una davar, "palabra" (u "orden", KJV) ya había sido dada, obviamente en el cielo, en respuesta a su oración, y que él (Gabriel) había venido ahora a "enseñársela" a Daniel. En seguida repite la "orden" y la explica.
¡Contextualmente, la "palabra" que "salió [motsa] para restaurar y reedificar a Jerusalén" es la misma "orden" que "salió" (yatsa) en respuesta a la oración de Daniel, y se cita literalmente en el versículo 24!.
¡Gabriel asegura a Daniel que Dios mismo, no ningún monarca terrenal, había ya contestado su ferviente oración!. Obviamente, esa "orden" es una que sólo Dios mismo podía haber emitido, no ningún monarca terrenal!.
Con considerable apoyo aún entre eruditos bíblicos supuestamente reputados, la interpretación tradicional adventista identifica el "él" del 9:27 [sobreentendido en la versión hispana], que "confirma el pacto con muchos" judíos renegados durante la septuagésima de las setenta semanas, y a la mitad de la semana "hace cesar el sacrificio y la ofrenda", como el "Mesías Príncipe" de los versículos 25 y 26, o sea Cristo.
Pero, el antecedente inmediato del pronombre "él" en el versículo 27, es el malvado "príncipe que ha de venir" del versículo 26, ¡no el príncipe ungido del versículo 25!.
Sólo confiando en la defectuosa identificación que hace la KJV del príncipe ungido del versículo 25 como Cristo, e identificando a esta persona como el "él" del versículo 27, puede la interpretación tradicional calcular hacia atrás, para identificar el decreto de Artajerjes Longímano en el año 457 A.C., como lo que marca el comienzo de las setenta "semanas" de años (y por ende también de los 2300 años).
Además, el hebreo ein lo, del versículo 26 ("mas no por sí"), en realidad significa que el príncipe cuya vida es quitada no tendría sucesor.
Por esta razón, ¡hacerlo reaparecer a él o a un sucesor, como el "él" del versículo 27, hace que el versículo 27 contradiga el versículo 26!.
¡Otro oxímoron!
Sin embargo, identificar el "él" del versículo 27 como el perverso "príncipe que ha de venir" del versículo 26 pone al versículo 27 en paralelo exacto con la carrera del cuerno pequeño del capítulo 8, que también "hace cesar el sacrificio y la ofrenda" y en su lugar establece "la prevaricación asoladora".
Recuérdese, como se señaló más arriba, que el ángel Gabriel presentó específicamente el contenido de 9:25-27 como la continuación de la explicación de la profecía del capítulo 8. Para completar el paralelo, ahora le dice a Daniel que "lo que está determinado se derrame sobre el desolador", como anteriormente le había dicho (en el capítulo 8) que "el rey altivo de rostro" "sería quebrantado, aunque no por manos humanas".
Esta comprensión contextual del 9:27 ubica, de manera automática y concluyente, las "2300 tardes y mañanas" del 8:14, entendidas como el número de sacrificios que se ofrecerían normalmente, a razón de dos cada día, durante el curso de 1150 días, dentro de los 1260 días, o tres años y medio de la segunda mitad de la septuagésima "semana" de años del capítulo 9 - el "tiempo del fin", "al fin" de la era de "los cuatro cuernos", cuando el cuerno pequeño de los versículos 9-13, 23-27 aparece en el escenario profético de lo que era, en tiempos de Daniel, "el distante futuro".
Es posible que Dios haya pasado por alto este defecto en la manera en que los pioneros entendieron Daniel 8:14, y haya honrado su sinceridad en vista de que su traumática experiencia del 22 de octubre de 1844 tuvo el efecto de revivir el estado de expectación adventista, que Jesús hace mucho tiempo recomendó a sus seguidores: "Velad, por tanto, pues no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor".
La causa básica del amargo desengaño fue no reconocer el hecho de que, cuando se dio, la visión del futuro que Daniel recibió se aplicaba específicamente a los cautivos judíos en Babilonia que anticipaban el regreso a su tierra, y a los planes de Dios para ellos, planes que culminarían en el establecimiento de su reino eterno de justicia en el pasado distante.
Esto se vuelve obvio, cuando se toman en cuenta las circunstancias históricas de los tiempos de Daniel y su perspectiva de la historia de la salvación - todo lo cual está explícito en el libro mismo.
La presuposición de que Daniel 8:14, cuando se dio, anticipaba sucesos de nuestro tiempo, fue la causa básica del error de 1844 y el chasco resultante.
El chasco continuado será inevitable, hasta que este error sea reconocido y corregido, y se abandone el principio historicista en el cual se basa".
Continuaremos sobre el tema......
Dios les bendiga. Saludos.
Billy Vicente