Justino Mártir (100-165) enseñó que antes de la creación del mundo, Dios estaba solo y que no había ningún Hijo.[...]Cuando Dios quiso crear el mundo,[...] engendró a otro ser divino para crear el mundo por él. A este ser divino se le llamó [...] Hijo porque nació; se le llamó, porque se le tomó de la Razón o Mente de Dios. [...] Por consiguiente, Justino y los demás apologistas enseñaron que el Hijo es una criatura. Él es una criatura elevada, una criatura suficientemente poderosa como para crear el mundo, no obstante, una criatura. En teología a esta relación entre Hijo y el Padre se le llama subordinacionismo. El Hijo está subordinado, o sea, es subalterno al Padre, depende de él y existe por él. Los apologistas fueron subordinacionistas.
El Dios de Jesús es el Padre que no es igual sino su superior.
Con esto a @OSO creo le van a salir chiribitas de los ojos