Hoy es primer día de la semana.
Muchos de nosotros venimos desde el domingo anterior, preparándonos espiritualmente para este magno acontecimiento cada primer día de la semana (Hch.20:7).
Es un ciclo continuo, hasta que el Señor venga, pues son sus propias palabras, leemos:
"Haced esto en memoria de mí"
Y el apóstol puntualiza:
1Co 11:26 Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.
Agradecemos infinitamente la sabiduría de Dios, al permitir por medio de este ciclo, semana a semana, la responsabilidad de mantenernos aptos espiritualmente, en comunión con el Señor y su mesa puesta cada primer día de la semana.
Este compromiso con el Señor, nos libra del descuido que se presenta cuando este santo memorial, es postergado cada seis meses y en algunos lugares, confundido con la Cena Pascual, para celebrarlo cada año.
Imaginen, si nosotros, los congregados en el Nombre del Señor (Mt.18:20), procuramos estar atentos, para no llegar con las manos vacías, en nuestra adoración, quizás con referencia a un Salmo, o a un profeta, cuando miramos a la Cruz, como el Altar donde la Ofrenda Santísima fue Sacrificada, cuán difícil sería, si esto ocurriese cada seis meses, o cada año.
Qué solemnidad hallamos cuando un hermano se levanta a dar gracias por el Pan y como su alma asocia Escrituras que nos hablan de sus sufrimientos físicos:
Sal 129:3 Sobre mis espaldas araron los aradores;
Hicieron largos surcos.
En referencia a los azotes infligidos en la espalda de nuestro Amado Señor y Salvdor.
O cuando se cita a Mateo en referencia a la desfiguración de su divino rostro:
Mat 26:67 Entonces le escupieron en el rostro, y le dieron de puñetazos, y otros le abofeteaban
En cumplimiento de la profecía de Isaías:
Isa 52:14 Como se asombraron de ti muchos, de tal manera fue desfigurado de los hombres su parecer, y su hermosura más que la de los hijos de los hombres,
O cuando otro hermano, luego del partimiento del Pan, se levanta a dar gracias por la Copa con su contenido de vino, símbolo de su preciosa sangre derramada para limpieza de nuestros pecados (1Jn 1:7)
Heb 10:4 porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados.
Tanto sufrimiento, tanto dolor, nada retiene al descender, sino su amor y deidad, como dice el himnólogo, Todo lo entrega, gloria, prez, corona, trono, majestad, ver redimidos es su afán, los tristes hijos de Adán.
Qué gozo experimentamos los redimidos por la sangre de Cristo que nos reunimos en las asambleas congregadas en el Nombre del Señor; al salir a nuestras, casas, ya estamos interesados en las distintas reuniones, conforme a la Biblia, que hay durante la semana, para nuevamente estar presentes en este solemne memorial, cada primer día de la semana.
1Co 11:28 Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa.
1Co 11:29 Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí.
Que el Señor sea glorificado por medio de su pueblo.
Muchos de nosotros venimos desde el domingo anterior, preparándonos espiritualmente para este magno acontecimiento cada primer día de la semana (Hch.20:7).
Es un ciclo continuo, hasta que el Señor venga, pues son sus propias palabras, leemos:
"Haced esto en memoria de mí"
Y el apóstol puntualiza:
1Co 11:26 Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.
Agradecemos infinitamente la sabiduría de Dios, al permitir por medio de este ciclo, semana a semana, la responsabilidad de mantenernos aptos espiritualmente, en comunión con el Señor y su mesa puesta cada primer día de la semana.
Este compromiso con el Señor, nos libra del descuido que se presenta cuando este santo memorial, es postergado cada seis meses y en algunos lugares, confundido con la Cena Pascual, para celebrarlo cada año.
Imaginen, si nosotros, los congregados en el Nombre del Señor (Mt.18:20), procuramos estar atentos, para no llegar con las manos vacías, en nuestra adoración, quizás con referencia a un Salmo, o a un profeta, cuando miramos a la Cruz, como el Altar donde la Ofrenda Santísima fue Sacrificada, cuán difícil sería, si esto ocurriese cada seis meses, o cada año.
Qué solemnidad hallamos cuando un hermano se levanta a dar gracias por el Pan y como su alma asocia Escrituras que nos hablan de sus sufrimientos físicos:
Sal 129:3 Sobre mis espaldas araron los aradores;
Hicieron largos surcos.
En referencia a los azotes infligidos en la espalda de nuestro Amado Señor y Salvdor.
O cuando se cita a Mateo en referencia a la desfiguración de su divino rostro:
Mat 26:67 Entonces le escupieron en el rostro, y le dieron de puñetazos, y otros le abofeteaban
En cumplimiento de la profecía de Isaías:
Isa 52:14 Como se asombraron de ti muchos, de tal manera fue desfigurado de los hombres su parecer, y su hermosura más que la de los hijos de los hombres,
O cuando otro hermano, luego del partimiento del Pan, se levanta a dar gracias por la Copa con su contenido de vino, símbolo de su preciosa sangre derramada para limpieza de nuestros pecados (1Jn 1:7)
Heb 10:4 porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados.
Tanto sufrimiento, tanto dolor, nada retiene al descender, sino su amor y deidad, como dice el himnólogo, Todo lo entrega, gloria, prez, corona, trono, majestad, ver redimidos es su afán, los tristes hijos de Adán.
Qué gozo experimentamos los redimidos por la sangre de Cristo que nos reunimos en las asambleas congregadas en el Nombre del Señor; al salir a nuestras, casas, ya estamos interesados en las distintas reuniones, conforme a la Biblia, que hay durante la semana, para nuevamente estar presentes en este solemne memorial, cada primer día de la semana.
1Co 11:28 Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa.
1Co 11:29 Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí.
Que el Señor sea glorificado por medio de su pueblo.