Y si María era Theotokos, osea Madre de Dios, había que fortalecer su estatus. Ese título llevo a muchos paganos conversos a creer que ella era como las vírgenes divinas de los paganos.
El Nuevo Testamento no dice nada sobre el fin de la vida de María. La creencia en la Asunción de María se documenta por vez primera en el siglo IV. A finales del siglo IV, Epifanio de Salamina escribió que no podía encontrar ninguna tradición autorizada sobre cómo terminó su vida. Sin embargo, aunque Epifanio no podía decidir sobre si María había muerto o permanecido inmortal, sus reflexiones indecisas sugieren que ya había surgido alguna diferencia de opinión sobre el asunto en su tiempo, e identificó tres creencias sobre su fin: que tuvo una muerte normal y pacífica, que murió como mártir, o que ella no murió. Aún más, en otro texto Epifanio afirmó que María era como Elías porque ella nunca murió sino que fue asunta, como Elías.
La creencia de la Asunción fue establecida en Oriente por el emperador Mauricio alrededor del año 600 d. C. En una homilía, Juan Damasceno (675-749 d. C.), citando el tercer libro de la Historia Eutímica, afirmó que Juvenal, obispo de Jerusalén, en el Concilio de Calcedonia de 451 d. C., le habría hecho saber al emperador Marciano y a su esposa Pulqueria, que estaban buscando el cuerpo de la Madre de Dios, que María había muerto en presencia de todos los Apóstoles, pero que al abrir su tumba, a pedido de Santo Tomás, fue hallada vacía; por lo cual los apóstoles concluyeron que el cuerpo fue llevado al cielo.
La verdadera María, una humilde mujer judía del siglo 1, estaría hoy avergonzada de todos los dogmas marianos posteriormente establecidos.
El Nuevo Testamento no dice nada sobre el fin de la vida de María. La creencia en la Asunción de María se documenta por vez primera en el siglo IV. A finales del siglo IV, Epifanio de Salamina escribió que no podía encontrar ninguna tradición autorizada sobre cómo terminó su vida. Sin embargo, aunque Epifanio no podía decidir sobre si María había muerto o permanecido inmortal, sus reflexiones indecisas sugieren que ya había surgido alguna diferencia de opinión sobre el asunto en su tiempo, e identificó tres creencias sobre su fin: que tuvo una muerte normal y pacífica, que murió como mártir, o que ella no murió. Aún más, en otro texto Epifanio afirmó que María era como Elías porque ella nunca murió sino que fue asunta, como Elías.
La creencia de la Asunción fue establecida en Oriente por el emperador Mauricio alrededor del año 600 d. C. En una homilía, Juan Damasceno (675-749 d. C.), citando el tercer libro de la Historia Eutímica, afirmó que Juvenal, obispo de Jerusalén, en el Concilio de Calcedonia de 451 d. C., le habría hecho saber al emperador Marciano y a su esposa Pulqueria, que estaban buscando el cuerpo de la Madre de Dios, que María había muerto en presencia de todos los Apóstoles, pero que al abrir su tumba, a pedido de Santo Tomás, fue hallada vacía; por lo cual los apóstoles concluyeron que el cuerpo fue llevado al cielo.
La verdadera María, una humilde mujer judía del siglo 1, estaría hoy avergonzada de todos los dogmas marianos posteriormente establecidos.