Re: la aficion de la pitonisa white a comer ostras
Respondo: ¿Otro de tus tontos inventos en contra de Ellen White?
Respondo: Antes del Diluvio, el hombre se alimentaba de los productos del reino vegetal.
Después de que Noé dejó el arca, Dios lo bendijo a él y a sus hijos y puso el “temor del hombre” en todos los animales, aves y peces (Gén. 9:1-2).
Dios dijo a Noé: “…en vuestra mano son entregados. Todo lo que se mueve y vive, os será para mantenimiento: así como las legumbres y plantas verdes, os lo he dado todo. Pero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis” (vs. 2-4).
Este es el primer registro bíblico del permiso de Dios para que el hombre use la carne de animales para alimentarse. Esta instrucción incluye la prohibición de cualquier consumo de sangre. No hay evidencia de que Dios anteriormente hubiera prohibido o permitido al hombre comer carne. Tampoco hay ningún registro de seres humanos comiendo carne. No se nos dice si Dios les dio alguna instrucción más específica a Noé y sus descendientes sobre comer carne.
Muchos leen el versículo 3 y asumen que Dios hizo todos los seres vivos buenos para ser alimento. Pero nótese que también fija el estándar para medir esto: “así como las legumbres y plantas verdes”.
Utilizando esta frase como autoridad, no podemos comer todos los tipos de carnes así como no podemos comer todas las plantas, incluyendo las venenosas. (Recuerde Génesis 1:30). Noé ya había tomado siete pares de animales limpios y un par de no limpios (inmundos) en el arca porque: (1) él necesitaba alimento, y (2) él debió haber sabido la diferencia entre los animales limpios e inmundos. Si Noé se hubiera comido uno de los animales inmundos (cerdo, etc.), estos no habrían podido reproducirse.
Tenga en cuenta que “siete parejas” (Gén. 7:2), es plural, pero “una pareja” es singular. La pareja no tiene una “s”. Había sólo dos de cada animal inmundo en el arca. La versión Reina Valera 1960 lo deja claro: “De todo animal limpio tomarás siete parejas, macho y su hembra; mas de los animales que no son limpios, una pareja, el macho y su hembra”.
Dios puso aparte a los hijos de Israel de todas las demás naciones por un pacto. Este pacto los hizo un reino de sacerdotes y una nación santa (Éxo. 19:6). La nación entera oyó la voz de Dios mientras les daba los Diez Mandamientos. Más tarde, a través de Moisés, les dio muchas otras leyes. Algunas se referían al cuidado y sacrificios de animales (Éxo. 20-22).
En los libros de Levítico y Deuteronomio, Dios revela Sus leyes sobre qué tipo de carnes son limpias e inmundas para la alimentación. A sus siervos se les ordena no comer ninguna carne inmunda.
En ambos libros, hay un capítulo sobre “carne”, en el que Dios explica una diferencia fundamental sobre la carne. Esta distinción es la misma que Noé entendió sobre los animales que tuvo en el arca.
Levítico 11 y Deuteronomio 14 determinan que categoría de cuadrúpedos, peces e insectos se pueden comer. La instrucción de Dios es enfática y no deja margen para la interpretación personal. La Biblia registra repetidamente que Dios indica que hay ciertos animales que “tendréis por inmundos”. A veces añade, “de ellos no comeréis”. Otras veces dice, “No comeréis cosa inmunda”, y aún otras veces dice, “los tendréis en abominación”. (Algunas traducciones usan la palabra detestable en lugar de abominación). Por último, a menudo Él incluso ordena: “ni tocaréis sus cuerpos muertos”.
Levítico 11 y Deuteronomio 14 explican que sólo los peces con aletas y escamas son limpios para alimento. Esto elimina todo tipo de mariscos, como cangrejos de mar, cangrejos de río, camarones, langostas, almejas, ostras, y demás mejillones, anguilas, calamares y pulpos. Muchas de estas criaturas carecen de aletas y deben permanecer en el fondo para alimentarse.
Hechos 10 contiene otro relato a menudo utilizado para sustentar el alimentarse de todo tipo de carne. Este ha sido tergiversado y mal interpretado por ser leído de una forma descuidada.
El trasfondo es que el apóstol Pedro estaba orando en una azotea, cerca del mediodía, y cayó en un trance, durante el cual experimentó una visión enviada por Dios.
Pedro era judío y consideraba a los gentiles incircuncisos como inmundos y comunes. Esta visión cambió para siempre la manera en que Pedro y todos los cristianos debían ver a los gentiles.
La visión comenzó con una sábana que descendía del cielo conteniendo todo tipo de animales y aves. Entonces la voz de Dios llamó a Pedro, y le ordenó tres veces “Levántate, Pedro, mata y come”. A pesar que él estaba hambriento, se negó en cada ocasión diciendo, “Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás” (vs. 14). En cada ocasión, Dios respondió, “Lo que Dios limpió, no lo llames tú común” (vs.15).
Aunque muchos teólogos tratan de afirmar que Dios limpió todos los tipos de carne a través de esta visión, Pedro fue el que la vio. En el versículo 17, dos versículos más adelante, ¡él todavía no sabía lo que esto significaba! Ciertamente él estaba seguro de lo que NO significaba y lo dijo, ¡tres veces!
Por cierto, si el relato de Marcos 7 en realidad hubiera limpiado todas las carnes, entienda que éste se produjo más de una década antes. Para el tiempo de esta visión, Pedro ya habría comido carne inmunda muchas veces.
El relato continúa con Pedro entrando en la casa de un devoto hombre italiano — ¡un gentil! Dios había enviado a tres mensajeros gentiles de parte de Cornelio (un centurión romano) para convocar a Pedro a la casa de Cornelio. Dios le dijo a Pedro que fuera con ellos, sin dudar nada.
Dios iluminó a Pedro durante los eventos de los próximos dos días. Esta visión le había estado preparando para una comprensión nueva e importante acerca de los gentiles, que de otro modo habría sido demasiado difícil de aceptar para su mente judía. Observe el versículo 28. De este punto en adelante, Dios quería que entendiera que él nunca debe considerar a ningún ser humano como común o inmundo. ¡La visión no estaba hablando sobre carne inmunda!
Esto representó un cambio sorprendente en la comprensión y la práctica de un pescador judío que una vez se había maravillado de que Jesús hablara con una mujer samaritana (gentil) (Juan 4:27). En el versículo 9 del relato de Juan, Jesús había dicho, “judíos y samaritanos no se tratan entre sí”. Este habría sido el entendimiento de Pedro a partir de ese momento.
El significado real de este relato, de Dios abriendo el camino para que los que no eran israelitas se convirtieran, es bien entendido por los teólogos y estudiosos de la Biblia. Sin embargo, muchos que profesan ser cristianos tratan de justificar el consumo de carne inmunda hoy en día al distorsionar el verdadero significado de la visión de Pedro. En las propias palabras de Pedro, leemos, “pero a mí me ha mostrado Dios que a ningún hombre llame común o inmundo” (Hechos 10:28). ¡Ese es el punto!
Este relato no era para mostrar que Dios había limpiado a los cocodrilos, los crustáceos y los cuervos. Era para mostrar que Él estaba llamando, concediendo el arrepentimiento, el bautismo y dando Su Espíritu Santo, ¡a los gentiles (vs. 44, 48)!
¿Un supuesto profeta de Dios comiendo ratones?
Respondo: ¿Otro de tus tontos inventos en contra de Ellen White?
¿Inventas una nueva clase de ley? De todas formas, ¿crees que la ley "alimenticia" tal y como esta escrita en Levítico es inmutable?
Respondo: Antes del Diluvio, el hombre se alimentaba de los productos del reino vegetal.
Después de que Noé dejó el arca, Dios lo bendijo a él y a sus hijos y puso el “temor del hombre” en todos los animales, aves y peces (Gén. 9:1-2).
Dios dijo a Noé: “…en vuestra mano son entregados. Todo lo que se mueve y vive, os será para mantenimiento: así como las legumbres y plantas verdes, os lo he dado todo. Pero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis” (vs. 2-4).
Este es el primer registro bíblico del permiso de Dios para que el hombre use la carne de animales para alimentarse. Esta instrucción incluye la prohibición de cualquier consumo de sangre. No hay evidencia de que Dios anteriormente hubiera prohibido o permitido al hombre comer carne. Tampoco hay ningún registro de seres humanos comiendo carne. No se nos dice si Dios les dio alguna instrucción más específica a Noé y sus descendientes sobre comer carne.
Muchos leen el versículo 3 y asumen que Dios hizo todos los seres vivos buenos para ser alimento. Pero nótese que también fija el estándar para medir esto: “así como las legumbres y plantas verdes”.
Utilizando esta frase como autoridad, no podemos comer todos los tipos de carnes así como no podemos comer todas las plantas, incluyendo las venenosas. (Recuerde Génesis 1:30). Noé ya había tomado siete pares de animales limpios y un par de no limpios (inmundos) en el arca porque: (1) él necesitaba alimento, y (2) él debió haber sabido la diferencia entre los animales limpios e inmundos. Si Noé se hubiera comido uno de los animales inmundos (cerdo, etc.), estos no habrían podido reproducirse.
Tenga en cuenta que “siete parejas” (Gén. 7:2), es plural, pero “una pareja” es singular. La pareja no tiene una “s”. Había sólo dos de cada animal inmundo en el arca. La versión Reina Valera 1960 lo deja claro: “De todo animal limpio tomarás siete parejas, macho y su hembra; mas de los animales que no son limpios, una pareja, el macho y su hembra”.
Dios puso aparte a los hijos de Israel de todas las demás naciones por un pacto. Este pacto los hizo un reino de sacerdotes y una nación santa (Éxo. 19:6). La nación entera oyó la voz de Dios mientras les daba los Diez Mandamientos. Más tarde, a través de Moisés, les dio muchas otras leyes. Algunas se referían al cuidado y sacrificios de animales (Éxo. 20-22).
En los libros de Levítico y Deuteronomio, Dios revela Sus leyes sobre qué tipo de carnes son limpias e inmundas para la alimentación. A sus siervos se les ordena no comer ninguna carne inmunda.
En ambos libros, hay un capítulo sobre “carne”, en el que Dios explica una diferencia fundamental sobre la carne. Esta distinción es la misma que Noé entendió sobre los animales que tuvo en el arca.
Levítico 11 y Deuteronomio 14 determinan que categoría de cuadrúpedos, peces e insectos se pueden comer. La instrucción de Dios es enfática y no deja margen para la interpretación personal. La Biblia registra repetidamente que Dios indica que hay ciertos animales que “tendréis por inmundos”. A veces añade, “de ellos no comeréis”. Otras veces dice, “No comeréis cosa inmunda”, y aún otras veces dice, “los tendréis en abominación”. (Algunas traducciones usan la palabra detestable en lugar de abominación). Por último, a menudo Él incluso ordena: “ni tocaréis sus cuerpos muertos”.
Levítico 11 y Deuteronomio 14 explican que sólo los peces con aletas y escamas son limpios para alimento. Esto elimina todo tipo de mariscos, como cangrejos de mar, cangrejos de río, camarones, langostas, almejas, ostras, y demás mejillones, anguilas, calamares y pulpos. Muchas de estas criaturas carecen de aletas y deben permanecer en el fondo para alimentarse.
Tengo varias citas que demuestran que ella era una hipócrita que predicaba una cosa y hacía otra.
Hechos 10 contiene otro relato a menudo utilizado para sustentar el alimentarse de todo tipo de carne. Este ha sido tergiversado y mal interpretado por ser leído de una forma descuidada.
El trasfondo es que el apóstol Pedro estaba orando en una azotea, cerca del mediodía, y cayó en un trance, durante el cual experimentó una visión enviada por Dios.
Pedro era judío y consideraba a los gentiles incircuncisos como inmundos y comunes. Esta visión cambió para siempre la manera en que Pedro y todos los cristianos debían ver a los gentiles.
La visión comenzó con una sábana que descendía del cielo conteniendo todo tipo de animales y aves. Entonces la voz de Dios llamó a Pedro, y le ordenó tres veces “Levántate, Pedro, mata y come”. A pesar que él estaba hambriento, se negó en cada ocasión diciendo, “Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás” (vs. 14). En cada ocasión, Dios respondió, “Lo que Dios limpió, no lo llames tú común” (vs.15).
Aunque muchos teólogos tratan de afirmar que Dios limpió todos los tipos de carne a través de esta visión, Pedro fue el que la vio. En el versículo 17, dos versículos más adelante, ¡él todavía no sabía lo que esto significaba! Ciertamente él estaba seguro de lo que NO significaba y lo dijo, ¡tres veces!
Por cierto, si el relato de Marcos 7 en realidad hubiera limpiado todas las carnes, entienda que éste se produjo más de una década antes. Para el tiempo de esta visión, Pedro ya habría comido carne inmunda muchas veces.
El relato continúa con Pedro entrando en la casa de un devoto hombre italiano — ¡un gentil! Dios había enviado a tres mensajeros gentiles de parte de Cornelio (un centurión romano) para convocar a Pedro a la casa de Cornelio. Dios le dijo a Pedro que fuera con ellos, sin dudar nada.
Dios iluminó a Pedro durante los eventos de los próximos dos días. Esta visión le había estado preparando para una comprensión nueva e importante acerca de los gentiles, que de otro modo habría sido demasiado difícil de aceptar para su mente judía. Observe el versículo 28. De este punto en adelante, Dios quería que entendiera que él nunca debe considerar a ningún ser humano como común o inmundo. ¡La visión no estaba hablando sobre carne inmunda!
Esto representó un cambio sorprendente en la comprensión y la práctica de un pescador judío que una vez se había maravillado de que Jesús hablara con una mujer samaritana (gentil) (Juan 4:27). En el versículo 9 del relato de Juan, Jesús había dicho, “judíos y samaritanos no se tratan entre sí”. Este habría sido el entendimiento de Pedro a partir de ese momento.
El significado real de este relato, de Dios abriendo el camino para que los que no eran israelitas se convirtieran, es bien entendido por los teólogos y estudiosos de la Biblia. Sin embargo, muchos que profesan ser cristianos tratan de justificar el consumo de carne inmunda hoy en día al distorsionar el verdadero significado de la visión de Pedro. En las propias palabras de Pedro, leemos, “pero a mí me ha mostrado Dios que a ningún hombre llame común o inmundo” (Hechos 10:28). ¡Ese es el punto!
Este relato no era para mostrar que Dios había limpiado a los cocodrilos, los crustáceos y los cuervos. Era para mostrar que Él estaba llamando, concediendo el arrepentimiento, el bautismo y dando Su Espíritu Santo, ¡a los gentiles (vs. 44, 48)!