Estimado Armando
Estimado Armando
Ninguno de los evangelistas dice que Jesús instituyó la Cena del Señor "DURANTE la cena pascual" -como tú lo aseguras-, sino que lo infieres nada más porque los versículos que atañen a eso los hallas entre los otros que hacen al relato de aquella última cena.
Aparentes anacronismos en la Biblia se explican fácilmente cuando se atiende a que los antiguos no le daban a la sucesión cronológica de los hechos que narraban la precisión que hoy exigimos en cualquier crónica que leemos.
Por ejemplo: nada obsta a que tras el relato de Mateo (26:25) y de Marcos (14:21), al saberse descubierto Judas hubiese salido y recién allí Jesús aprovechara a inaugurar su memorial, como parecería sugerirlo el evangelio de Juan.
El relato de Lucas es un poco más complicado, ya que incluye una primera copa por la que agradece -sin relacionarla con su sangre-, por lo que hemos de pensar que era la primera en ser distribuida entre los comensales en aquella comida pascual (22:17,18). En el v.20 dice que tras haber cenado les da la copa como un nuevo pacto con su sangre. Sin embargo, el repartimiento del pan como su cuerpo entregado por ellos, sigue en el relato a la primera copa y no precede a esta última, como efectivamente debió ser, de acuerdo a las instrucciones de Pablo en 1Co 11:23-26. El orden es: primero el pan, luego la copa.
La Escritura se cumplía al servirse Judas del mismo plato la comida pascual y no necesariamente del pan y de la copa como memoriales del sacrificio
de su cuerpo y sangre derramada.
El cuerpo del Señor Jesús dado por ellos y su sangre a derramarse por ellos nada tenía que ver con Judas Iscariote.
El Señor Jesús bien sabía que él no se arrepentiría pues tendría que irse a su propio lugar en la perdición eterna (Hch 1:25). Jesús mismo había escogido a los doce discípulos sabiendo que uno de ellos era diablo: Judas Iscariote, el traidor (Jn 6:70, 71).
El caso de Pedro es distinto, pues él todavía no había negado al Señor, y luego se arrepintió y fue restaurado por el Señor mismo.
Ningún cristiano jamás ha pasado el pan y la copa a nadie en la Cena del Señor siendo consciente que quien se hace pasar por hermano es del diablo. Una participación digna de la Cena del Señor requiere que cada cual se pruebe a sí mismo, y así se arrepienta, confiese y obtenga el perdón de sus pecados en virtud de la sangre de Jesucristo (1Co 11:28).
El Señor Jesús que llevó en su propio cuerpo en el madero los pecados de todos nosotros (1Pedro 2:24) no cargó con los de Judas ni con los de aquellos que se han de condenar.
La copa de bendición que bendecimos en comunión con la sangre de Cristo (1Co 10:16) no podía ser llevada a los labios de Judas, así como tampoco beber de ella los que beben la copa de los demonios (v.21).
Agradezco tu exhortación, pero como no te será tan difícil comprender, no es la mía una interpretación particular sino que está en armonía con lo que fieles hermanos a través de los siglos han pensado al respeto.
De todos modos, si ves como un empecinamiento lo mío y una acertada interpretación la tuya, no por eso dejaremos de ser buenos amigos.
Cordiales saludos