Re: JOSE SMITH FALSO PROFETA ?
dime cual es el evangelio eterno de Jesus
El evangelio eterno es "el plan de Dios para la salvación del hombre, hecho posible mediante la expiación de Jesucristo. El evangelio abarca las eternas verdades, o sea, las leyes, los convenios y las ordenanzas que son necesarios para que el género humano regrese a la presencia de Dios. Él restauró la plenitud del evangelio a la tierra en el siglo diecinueve por medio del profeta José Smith."
El punto central y más importante del evangelio es la expiación de Jesucristo, por medio de la cual se efecua la reconciliación del hombre con Dios.
En el contexto de las Escrituras, expiar significa padecer el castigo del pecado, eliminando así los efectos del pecado del pecador arrepentido y permitiéndole reconciliarse con Dios. Jesucristo fue el único ser capaz de llevar a cabo la Expiación perfecta por todo el género humano. Él pudo hacerlo debido a su elección y preordenación en el Gran Concilio que tuvo lugar antes que el mundo fuese formado (
Éter 3:14;
Moisés 4:1–2;
Abr. 3:27), por su calidad de Hijo de Dios y su vida sin pecado. La Expiación consistió en su sufrimiento por los pecados de la humanidad en el Jardín de Getsemaní, el derramamiento de su sangre, y su muerte y resurrección del sepulcro (
Isa. 53:3–12;
Mos. 3:5–11;
Alma 7:10–13). Por motivo de la Expiación, todos los muertos se levantarán de la tumba con un cuerpo inmortal (
1 Cor. 15:22). La Expiación también provee el medio por el cual el ser humano puede recibir el perdón de sus pecados y vivir para siempre con Dios; pero la persona que haya alcanzado la edad de responsabilidad y haya recibido la ley sólo obtendrá estas bendiciones si tiene fe en Jesucristo, se arrepiente de sus pecados, recibe las ordenanzas de salvación y obedece los mandamientos de Dios. Los que no lleguen a la edad de responsabilidad y los que no conozcan la ley son redimidos por medio de la Expiación (
Mosíah 15:24–25;
Moro. 8:22). Las Escrituras nos enseñan claramente que si Cristo no hubiera efectuado la Expiación por nuestros pecados, ninguna ley ni ninguna ordenanza ni sacrificio cumpliría las demandas de la justicia, y el hombre nunca podría regresar a la presencia de Dios (
2 Ne. 2; 9).
Los principios fundamentales del evangelio son por este orden, primero fe, luego arrepentimiento, bautismo, imposición de manos para conferir el don del Espíritu Santo, y perseverar hasta el fin.
El sacerdocio es otro punto clave del evangelio. Dios otorgó el sacerdocio a José Smith porque la autoridad del sacerdocio había desaparecido de sobre la faz de la Tierra. Esta autoridad del sacerdocio es necesaria para efectuar las ordenanzas del evangelio, como por ejemplo, el bautismo. Sin esta autoridad debidamente otorgada el bautismo y demás ordenanzas del evangelio son papel mojado.
"Cuando Juan el Bautista se apareció a José Smith y a Oliver Cowdery a orillas del río Susquehanna el 15 de mayo de 1829, les confirió el Sacerdocio Aarónico. Poco tiempo después, Pedro, Santiago y Juan, tres de los apóstoles de Jesús en el Nuevo Testamento, también se les aparecieron a José y a Oliver y les confirieron el Sacerdocio de Melquisedec.
En los siguientes 175 años, el sacerdocio —el poder y la autoridad para actuar en el nombre de Dios— se ha ido confiriendo ordenadamente a todo joven y varón adulto digno de la tierra, concediéndoseles así la autoridad para efectuar las sagradas ordenanzas del Evangelio que bendicen la vida de hombres, mujeres y niños en todas partes."
Como comentaba antes, "Las ordenanzas son ceremonias y ritos sagrados. Las ordenanzas consisten en ciertos actos que tienen significado espiritual; también pueden ser las leyes y los estatutos de Dios.
En la Iglesia, las ordenanzas incluyen la bendición de los enfermos, la bendición de la Santa Cena, el bautismo por inmersión, la bendición de los niños, el conferimiento del Espíritu Santo, el conferimiento del sacerdocio , las ordenanzas del templo y el matrimonio en el nuevo y sempiterno convenio. "
Las leyes, que también forman parte del evangelio, son "los mandamientos o reglas de Dios sobre los cuales se basan todas las bendiciones y los castigos, tanto en el cielo como en la tierra. Los que obedecen las leyes de Dios reciben las bendiciones que se han prometido. El profeta José Smith enseñó que el pueblo también debía obedecer, honrar y sostener las leyes del país (
AdeF 12).
La ley de Moisés fue una ley preparatoria para llevar a los hombres y a las mujeres a Cristo. Era una ley de restricciones, reglas y ordenanzas. En la actualidad la ley de Cristo, la cual cumplió la ley de Moisés, es la plenitud del evangelio, o sea, “la perfecta ley, la de la libertad”
En el evangelio se hacen pactos o convenios con Dios. "Un convenio es un acuerdo entre Dios y el hombre, aunque las dos partes no se encuentran al mismo nivel. Dios fija las condiciones del convenio o pacto, y el hombre acuerda hacer lo que Él pida. A cambio, Dios promete ciertas bendiciones basadas en esa obediencia. Los principios y las ordenanzas se reciben mediante convenios. Los miembros de la Iglesia que hacen estos convenios prometen honrarlos. Por ejemplo, en el bautismo los miembros hacen convenios con el Señor y al participar de la Santa Cena los renuevan. En el templo se hacen convenios adicionales. El pueblo del Señor es el pueblo del convenio y recibe grandes bendiciones al guardar sus convenios con el Señor. "
Otra parte importante es la organización de la Iglesia.
Dios, por medio del profeta, restauró la organización de la Iglesia igual que en los tiempos de Jesucristo. Siendo así la iglesia mejor organizada y ordenada que existe, reflejando la personalidad de Dios en su iglesia, pues Dios es un Dios de orden, no de confusión.
Las Autoridades Generales están constituidas por la Primera Presidencia, el Quórum de los Doce Apóstoles, la Presidencia de los Setenta, el Primer y el Segundo Quórum de los Setenta y el Obispado Presidente.
Áreas
La Iglesia a escala mundial está dividida en áreas geográficas. Por ejemplo, “Europa”, “Asia Norte”, “Caribe” y “Centroamérica” son nombres de áreas específicas de la Iglesia. La
Primera Presidencia ha asignado a la Presidencia de los Setenta para presidir sobre las áreas en los Estados Unidos y Canadá. En las otras zonas, la Primera Presidencia asigna presidencias de área para presidir sobre las áreas seleccionadas bajo la dirección del Quórum de los Doce. Una presidencia de área está constituida por un presidente y dos consejeros. Un presidente de área es usualmente una Autoridad General seleccionada de entre el
Primer o el Segundo Quórum de los Setenta, mientras que los consejeros pueden ser Autoridades Generales o Setentas de Area seleccionados de entre los otros Quórumes de los Setenta.
Los miembros de la Presidencia de los Setenta o de las presidencias de área viajan frecuentemente dentro del área asignada para enseñar y animar a los líderes locales y a los miembros de la Iglesia. Se asigna también a los Setentas de Área a reunirse con los presidentes de estaca en su área e instruírlos, bajo la dirección de la presidencia de área o la
Presidencia de los Setenta.
Estacas
La mayoría de las áreas de la Iglesia están divididas en estacas, las que usualmente comprenden de cinco a doce congregaciones que se denominan barrios o ramas. Fue el profeta Isaías quien empleó el término
estaca. Él describió la Iglesia en los últimos días como una tienda asegurada por estacas (véase
Isaías 33:20;
54:2).
Un presidente de estaca y dos consejeros dirigen la estaca. El presidente de estaca es el sumo sacerdote que preside en una estaca. Estos líderes velan por el bienestar espiritual y temporal de los miembros de la Iglesia.
La presidencia de estaca llama a doce sumos sacerdotes a conformar el sumo consejo de la estaca. Bajo la dirección de la presidencia de estaca, los miembros del sumo consejo colaboran en la supervisión de la obra de la Iglesia en la estaca, desempeñando muchas tareas administrativas y de asesoría.
En forma similar a la administración general de la Iglesia, una estaca tiene presidencias de las organizaciones de la Sociedad de Socorro, los Hombres Jóvenes, las Mujeres Jóvenes, la Primaria y la Escuela Dominical. Estas presidencias asesoran a sus respectivas organizaciones en cada barrio de la estaca.
Las estacas también tienen un patriarca, un hombre que es ordenado para dar bendiciones patriarcales a los miembros de la estaca. Las bendiciones patriarcales otorgan guía y consejo inspirado y específico del Señor a quien la recibe.
Barrios
A semejanza de la Iglesia en la antigüedad, los miembros de la Iglesia hoy en día están organizados en congregaciones. Las congregaciones grandes (de aproximadamente 300 miembros o más) se denominan barrios. Las congregaciones más pequeñas se llaman ramas. Un barrio está dirigido por un obispo y dos consejeros, quienes conforman un obispado; mientras que las ramas son dirigidas por un presidente de rama y dos consejeros. A continuación se describen las responsabilidades de un obispo, que son similares a las de un presidente de rama.
Obispo
Un obispo tiene muchas responsabilidades. Además de velar por todos los miembros del barrio, tiene una responsabilidad particular de guiar a los hombres y a las mujeres jóvenes del barrio. Él supervisa la enseñanza, la obra misional y el crecimiento espiritual del barrio. Es responsable de realizar entrevistas de dignidad, aconsejar a los miembros y administrar la disciplina de la Iglesia. Es responsable de cuidar del pobre y del necesitado, supervisa las finanzas, los registros y el uso y la seguridad del centro de reuniones.
Al obispo le asisten en estas y otras responsabilidades, dos consejeros, un secretario ejecutivo, diversos secretarios y los líderes de las organizaciones del barrio. Se llevan a cabo reuniones de liderazgo regularmente para que el obispo, y quienes le ayudan, analicen en consejo el bienestar de los miembros del barrio.
Sacerdocio de Melquisedec
Los varones adultos dignos de la Iglesia reciben el Sacerdocio de Melquisedec, que es la autoridad de Dios para efectuar ordenanzas sagradas y dirigir la Iglesia. Los hombres que poseen el Sacerdocio de Melquisedec pueden administrar ordenanzas, tales como otorgar el don del Espíritu Santo y dar bendiciones de salud por la imposición de manos. En un barrio, los hombres que poseen el Sacerdocio de Melquisedec pertenecen o bien al quórum de élderes o al grupo de sumos sacerdotes.
Un presidente y dos consejeros dirigen el quórum de élderes. Cada domingo el quórum de élderes se reúne para estudiar el Evangelio y recibir instrucción tocante a sus deberes, los que incluyen enseñar y velar por los miembros del barrio (véase
D. y C. 20:42). La orientación familiar es una forma de cumplir con este deber. A través de la orientación familiar dos poseedores del sacerdocio son responsables de visitar a los miembros en sus hogares para enseñarles, prestarles servicio y velar por ellos. El quórum de élderes puede también recibir asignaciones del obispo o del presidente de estaca para realizar proyectos específicos de servicio.
El grupo de sumos sacerdotes en el barrio es dirigido por un líder de grupo y dos asistentes (el quórum de sumos sacerdotes está conformado por todos los sumos sacerdotes de la estaca y lo preside el presidente de estaca). El grupo de sumos sacerdotes se reúne los domingos para estudiar el Evangelio y ser instruido en sus deberes. Los sumos sacerdotes tienen los mismos deberes que los élderes (incluso la orientación familiar). Ellos también pueden oficiar o presidir en el barrio y administrar las cosas espirituales (véase
D. y C. 107:10, 12). El obispo o el presidente de estaca pueden dar asignaciones específicas al grupo de sumos sacerdotes.
La Sociedad de Socorro
Todas las mujeres del barrio, de 18 años en adelante, así como las que son menores de 18 que estén casadas o sean madres solteras, pertenecen a la organización de la Sociedad de Socorro. El propósito de la Sociedad de Socorro es organizar, enseñar e inspirar a las mujeres para prepararlas para las bendiciones de la vida eterna. Las miembros de la Sociedad de Socorro cumplen con este propósito al aumentar su fe y rectitud personal, fortalecer a las familias y los hogares y al buscar y socorrer a los necesitados.
El obispo llama a mujeres ejemplares del barrio para servir como la presidencia de la Sociedad de Socorro, la que normalmente consta de una presidenta y dos consejeras, asistidas por una secretaria. Se pueden llamar a instructoras y coordinadoras adicionales. La Sociedad de Socorro se reúne los domingos para impartir instrucción en el Evangelio y en otras ocasiones adicionales, según lo determinen la presidencia de la Sociedad de Socorro y el obispo.
La organización de la Sociedad de Socorro también provee una red de apoyo personalizado, que brinda a las mujeres la oportunidad de cuidar, fortalecer y enseñarse las unas a las otras. En este programa, llamado maestras visitantes, se asigna una pareja de hermanas a cada mujer, para visitarla en su hogar mensualmente, compartir con ella un mensaje religioso y ofrecerle su ayuda si fuere necesario.
Los Hombres Jóvenes
Los varones dignos son ordenados al oficio de diácono en el Sacerdocio Aarónico a la edad de 12 años. Ellos avanzan al oficio de maestro a los 14 años y al oficio de presbítero a los 16. En estos oficios del sacerdocio, ellos tienen la autoridad para administrar la Santa Cena a la congregación; además, los presbíteros pueden efectuar bautismos. El obispo del barrio es el presidente del Sacerdocio Aarónico. Él llama a hombres adultos ejemplares para servir como la presidencia y asesores en la organización de los Hombres Jóvenes.
El propósito de la organización de los Hombres Jóvenes es ayudar a los jovencitos a aprender y cumplir con sus deberes del Sacerdocio Aarónico y prepararlos para las responsabilidades futuras como misioneros, esposos, padres y líderes en la Iglesia. Los hombres jóvenes se reúnen los domingos para recibir instrucción en el sacerdocio, y durante la semana para actividades sociales, culturales y de servicio. En el curso de estas reuniones ―y en su tiempo personal― los jóvenes participan en un programa llamado Mi Deber a Dios, el cual los ayuda a fortalecer su testimonio y su relación personal con Dios; también los ayuda a aprender y cumplir con sus deberes del sacerdocio y a vivir conforme a las normas del Evangelio.
Las Mujeres Jóvenes
Las mujeres jóvenes, desde los 12 a los 17 años, pertenecen a la organización de las Mujeres Jóvenes del barrio. El propósito de esta organización es ayudar a las mujeres jóvenes a forjar sus testimonios de Cristo y prepararlas para recibir las bendiciones del templo. La organización de las Mujeres Jóvenes también las prepara para sus futuros roles como mujeres de la Iglesia y para contribuir a la sociedad.
El obispo llama a mujeres adultas ejemplares en el barrio para servir como la presidencia y asesoras de la organización de las Mujeres Jóvenes. Las mujeres jóvenes se reúnen los domingos para recibir instrucción en el Evangelio y durante la semana para actividades sociales, culturales y de servicio. En el curso de estas reuniones ―y en su tiempo personal― las mujeres jóvenes también participan en un programa llamado El Progreso Personal, en el cual se establecen y alcanzan metas en ocho áreas de valores.
La Escuela Dominical
Las clases de la Escuela Dominical se imparten cada domingo y duran aproximadamente una hora. La Escuela Dominical ofrece a los miembros mayores de 12 años instrucción en el Evangelio específica para cada grupo de edad (los menores de 12 años asisten a la Primaria). La presidencia de la Escuela Dominical de barrio usualmente está compuesta por un presidente y dos consejeros, asistidos por un secretario y por maestros llamados para instruir a los diversos grupos de edades.
La Primaria
La Primaria es para niños y niñas desde los 18 meses hasta los 11 años. Tiene como propósito ayudar a los niños a entender el evangelio de Jesucristo y a prepararles para hacer y guardar convenios sagrados. Los niños asisten a las clases de la Primaria durante dos horas cada domingo, mientras sus padres toman parte en otras reuniones de la Iglesia. Los niños también participan en forma regular de los días de actividades, lo que les brinda la oportunidad de interactuar entre sí, tener recreación sana en actividades físicas, creativas, culturales y de servicio; también participan del programa Fe en Dios, el cual les ayuda a vivir los principios del Evangelio y a desarrollar sus testimonios.
Cada barrio tiene una presidencia de la Primaria, compuesta por una presidenta y dos consejeras. Estas tres mujeres cuentan con el apoyo de una secretaria, maestras/os para los diferentes grupos de edades, una líder de música, una pianista y líderes de días de actividades.