Ermitaño:
Qué emotivo. Eso es una declaración de amor y lo demás tonterías. Por supuesto que sois hermanos. Pero no en el Señor, en el dogma que es en lo que crees. Creo que todo el mundo se ha dado cuenta que lo único que haces es defender tus dogmas.
Luis:
Vaya, ahora el señorito parece estar en contra de la existencia de dogmas de fe
Ermitaño:
No aportas nada espiritual al debate.
Luis:
y yo estoy extasiado con la espiritualidad que se desprenden de tus mensajes. No quepo en mí de gozo. En una de estas, voy a levitar
Ermitaño:
Tu carisma se reduce a insultar y citar libros de otros
Luis:
El tuyo a insultar, meterte con el Opus Dei y citar a gente deshonesta que proclama su fidelidad a unos documentos del concilio Vaticano II que marcan precisamente las pautas de la estructura jerárquica de la Iglesia Católica para el siglo XXI
Ermitaño:
Por lo que tienes una misión positiva en el foro: la de invitarnos a practicar la paciencia ante tus salidas de tono
Luis:
Criatura de Dios. Cómo sufre para poder soportarme.. mírenle... si no puede mássss ya de tanto esfuerzo
Ermitaño:
En efecto, le llamé dobermann porque es el heredero de la Inquisición y sigue actuando como tal.
Luis:
No veo que haya chamuscado siquiera las sotanas de Küng y de Boff
Ermitaño:
Eso es lo que debería escandalizarte, que hubiese existido y que exista la Inquisición.
Luis:
No, lo que me escandaliza es los métodos que utilizó la Inquisición durante mucho tiempo, no el hecho de que exista un instrumento en la Iglesia que se encarge de juzgar las desviaciones doctrinales de determinados individuos
Ermitaño:
Y no tonterías de patio de colegio.
Luis:
Genial definición. Me la apunto
Ermitaño:
¿Por qué te diriges a mí en plural ¿Crees que yo soy "Legión"?
Luis:
Me dirijo a ti y a todos los que como tú habéis sido el peor cáncer en el seno de la Iglesia Católica durante las últimas décadas. Y no, ya no sois legión. Sois muy ruidosos pero ya poco podéis hacer. La realidad se impone.
Ermitaño:
La única autoridad que reconozco es la de Dios, Nuestro Señor. Después, mi conciencia. Eso es lo que me pone en mi sitio. O sea que tu y Raztinger, y toda la curia podéis decir misa en latín, y de espaldas, que a mi plim.
Luis:
¿Dónde y a quién he oído yo eso, o algo muy parecido, con anterioridad?
Dios y mi conciencia. Mi conciencia y Dios.
¿dónde lo he oído........?
Martín Lutero:
"Si no me convencen mediante testimonios de las Escrituras o por un razonamiento evidente (puesto que no creo al papa ni a los concilios solos, porque consta que han errado frecuentemente y contradicho a sí mismos), quedo sujeto a los pasajes de las Escrituras aducidos por mí y mi conciencia está cautiva de la Palabra de Dios. No puedo ni quiero retractarme de nada, puesto que no es prudente ni recto obrar contra la conciencia"
Si es que no lo puedes evitar. Eres protestante de los pies a la cabeza, ermitaño. Sólo un ligero matiz te separa del ilustre Martín. Quizás lo puedas arreglar en tu respuesta. El matiz es que Lutero apelaba a la Palabra de Dios y a su conciencia. Tú apelas a Dios y a tu conciencia. Uno a la Palabra de Dios, el otro a Dios mismo y ambos a la conciencia. En definitiva, ninguno os sometéis ni a la autoridad del Papa ni a la de los concilios de la Iglesia. ¿Cuál es la GRAN diferencia entre ambos?
Me das la respuesta
Ermitaño:
Yo sigo sintiéndome católico
Luis:
Ahí está la diferencia. Lutero no siguió sintiéndose católico. Es más, se dio cuenta de que no podía seguir siendo católico si se negaba a aceptar la autoridad del Papa y los Concilios.
Ermitaño es como Lutero pero claro, como no le mola eso de dejar de llamarse católico pues dice que lo es aunque no lo sea. Y así, sus ataques furibundos contra la Iglesia Católica aparecen ante los demás como los ataques de un católico contra su Iglesia en vez de ser lo que son: los ataques de otro protestante más contra la Iglesia Católica
Ermitaño:
En cierto sentido soy mucho más católico que tu, lo sabes, no dejas de ser un converso y eso te molesta profundamente
Luis:
Sí, hombre sí... SOY UN CONVERSO. ¡¡Y GLORIA A DIOS POR ELLO!!
Ermitaño, te noto muy obsesionado con mi condición de converso. Cada dos por tres me lo espetas como si el hecho de que yo haya estado fuera de la Iglesia durante años para haber vuelto después fuera una especie de maldición cainita. No sé si actúas así porque inconscientemente ansías la conversión al catolicismo del que ya no formas parte o porque te revienta el que efectivamente haya conversos al catolicismo. Pero vamos, si eres feliz diciendo que eres más católico que yo, pues nada chico: dilo cuantas veces quieras
También puedes decir que la tierra es hexagonal y la luna tiene forma de triángulo isósceles. Oye, si eso te hace feliz, no te prives majete
Ermitaño:
Hay una larga tradición de reforma dentro de la Iglesia, desde Erasmo, por ejemplo, mucha gente que no se fue, aguantó el tipo, pagó las consecuencias
Luis:
Cierto. Pero ninguno de ellos se quedó para reventar la Iglesia por dentro o para insultar al Papa de turno o a los cardenales nombrados por él para ayudarle en el gobierno de la Iglesia.
Ermitaño:
De ahí viene que te lo tomes tan pecho: te engañas a ti mismo pensando que es amor a la Iglesia, en realidad es amor a tu dogma,
Luis:
Al dogma de MI Iglesia, no a MI dogma.
Ermitaño:
dudo que seas capaz de experimentar algo parecido ni siquiera pareces estar cerca de saber perdonar
Luis:
Je, sabrás tú mucho de si soy o no capaz de perdonar.... quizás alguno te podría dar testimonio personal de lo fácil que suelo perdonar auténticas cochinadas cometidas contra mi persona. Pero no lo digo por tirarme flores. Esa capacidad no sale de mí sino de la gracia de Dios, por tanto, no tengo ningún mérito.
Sólo hay algo que me cuesta mucho perdonar pero no lo voy a decir porque basta que lo diga para que sea probado hasta la extenuación en ese tema
Ermitaño:
haces acepción de personas, eres un puritano intelectual que estás contento con cualquier extremista (tu mismo lo reconoces) por que así te protejes de tus miedos e inseguridades. Como no acabes de aceptar tu pasado, se te van a fundir los plomos (del todo).
Luis:
Mi pasado lo tengo asumidísimo. Doy gracias a Dios por haber sido evangélico, miembro de Amistad Cristiana durante los años en que lo fui y más gracias le doy por haberme devuelto a la Iglesia en la cual le conocí de pequeño.
Ermitaño:
Al poco de entrar en el foro ya dije que en la Iglesia conviven el Reino y Babilonia, como en el corazón de cualquier persona. Pero que hay más de Babilonia en el Vaticano que del Reino, eso sí lo creo. Sobre todo últimamente.
Luis:
Bien, ya te queda menos para confesar del todo que el Vaticano es la Gran Ramera, la Babilonia del Apocalipsis. Venga, un poquito más y ya está. No te prives. Da el saltito. Haz caso a los cantos de sirena de los que te dicen que "salid fuera de ella, pueblo mío" es para ti (bueno, es claro que has salido pero insistes en que estás dentro).
Y si no haces eso, entonces ENTRA de nuevo y asume todo lo que no quieres asumir porque lo has sacrificado al dios de tu conciencia personal. Asume que tu Iglesia ha sido, es y será una Iglesia jerárquica, con Cristo a la cabeza, el Papa como su Vicario y con el cuerpo episcopal gobernándola en comunión con él. Eso y no otra cosa es lo que se enseña en los documentos del Vaticano II. Despierta de ese sueño onírico por el que muchos pretendéis que en dicho concilio la Iglesia ha dejado de ser lo que viene siendo durante siglos y siglos y siglos. Despierta y vuelve a leer este párrafo de la Lumen Gentium:
Además, en la comunión eclesiástica existen Iglesias particulares, que gozan de tradiciones propias, permaneciendo íntegro el primado de la Cátedra de Pedro,
Y este
A la sociedad de la Iglesia se incorporan plenamente los que, poseyendo el Espíritu de Cristo, reciben íntegramente sus disposiciones y todos los medios de salvación depositados en ella, y se unen por los vínculos de la profesión de la fe, de los sacramentos, del régimen eclesiástico y de la comunión, a su organización visible con Cristo, que la dirige por medio del Sumo Pontífice y de los Obispos.
Y este
Pero para que el episcopado mismo fuese uno solo e indiviso, estableció al frente de los demás apóstoles al bienaventurado Pedro, y puso en él el principio visible y perpetuo fundamento de la unidad de la fe y de comunión.
Y este
Esta doctrina de la institución perpetuidad, fuerza y razón de ser del sacro Primado del Romano Pontífice y de su magisterio infalible, el santo Concilio la propone nuevamente como objeto firme de fe a todos los fieles y, prosiguiendo dentro de la misma línea, se propone, ante la faz de todos, profesar y declarar la doctrina acerca de los Obispos, sucesores de los apóstoles, los cuales junto con el sucesor de Pedro, Vicario de Cristo y Cabeza visible de toda la Iglesia, rigen la casa de Dios vivo.
Y este
El Colegio o cuerpo episcopal, por su parte, no tiene autoridad si no se considera incluido el Romano Pontífice, sucesor de Pedro, como cabeza del mismo, quedando siempre a salvo el poder primacial de éste, tanto sobre los pastores como sobre los fieles.
Y este también
Porque el Pontífice Romano tiene en virtud de su cargo de Vicario de Cristo y Pastor de toda Iglesia potestad plena, suprema y universal sobre la Iglesia, que puede siempre ejercer libremente.
Y también este otro
Dentro de este Colegio, los Obispos, actuando fielmente el primado y principado de su Cabeza, gozan de potestad propia en bien no sólo de sus propios fieles, sino incluso de toda la Iglesia, mientras el Espíritu Santo robustece sin cesar su estructura orgánica y su concordia.
Y
La unión colegial se manifiesta también en las mutuas relaciones de cada Obispo con las Iglesias particulares y con la Iglesia universal. El Romano Pontífice, como sucesor de Pedro, es el principio y fundamento perpetuo visible de unidad, así de los Obispos como de la multitud de los fieles.
Del mismo modo, cada Obispo es el principio y fundamento visible de unidad en su propia Iglesia, formada a imagen de la Iglesia universal; y de todas las Iglesias particulares queda integrada la una y única Iglesia católica. Por esto cada Obispo representa a su Iglesia, tal como todos a una con el Papa, representan toda la Iglesia en el vínculo de la paz, del amor y de la unidad.
Y
Los Obispos, cuando enseñan en comunión por el Romano Pontífice, deben ser respetados por todos como los testigos de la verdad divina y católica; los fieles, por su parte tienen obligación de aceptar y adherirse con religiosa sumisión del espíritu al parecer de su Obispo en materias de fe y de costumbres cuando él la expone en nombre de Cristo.
Esta religiosa sumisión de la voluntad y del entendimiento de modo particular se debe al magisterio auténtico del Romano Pontífice, aun cuando no hable ex cathedra; de tal manera que se reconozca con reverencia su magisterio supremo y con sinceridad se adhiera al parecer expresado por él según el deseo que haya manifestado él mismo, como puede descubrirse ya sea por la índole del documento, ya sea por la insistencia con que repite una misma doctrina, ya sea también por las fórmulas empleadas.
Y para acabar
Esta infalibilidad que el Divino Redentor quiso que tuviera su Iglesia cuando define la doctrina de fe y de costumbres, se extiende a todo cuanto abarca el depósito de la divina Revelación entregado para la fiel custodia y exposición.
Esta infalibilidad compete al Romano Pontífice, Cabeza del Colegio Episcopal, en razón de su oficio, cuando proclama como definitiva la doctrina de fe o de costumbres en su calidad de supremo pastor y maestro de todos los fieles a quienes ha de confirmarlos en la fe (cf. Lc., 22,32).
Por lo cual, con razón se dice que sus definiciones por sí y no por el consentimiento de la Iglesia son irreformables, puesto que han sido proclamadas bajo la asistencia del Espíritu Santo prometida a él en San Pedro, y así no necesitan de ninguna aprobación de otros ni admiten tampoco la apelación a ningún otro tribunal.
Porque en esos casos el Romano Pontífice no da una sentencia como persona privada, sino que en calidad de maestro supremo de la Iglesia universal, en quien singularmente reside el carisma de la infalibilidad de la Iglesia misma, expone o defiende la doctrina de la fe católica.
La infalibilidad prometida a la Iglesia reside también en el cuerpo de los Obispos cuando ejercen el supremo magisterio juntamente con el sucesor de Pedro. A estas definiciones nunca puede faltar el asenso de la Iglesia por la acción del Espíritu Santo en virtud de la cual la grey toda de Cristo se conserva y progresa en la unidad de la fe.
Cuando el Romano Pontífice o con él el Cuerpo Episcopal definen una doctrina lo hacen siempre de acuerdo con la Revelación, a la cual, o por escrito, o por transmisión de la sucesión legítima de los Obispos, y sobre todo por cuidado del mismo Pontífice Romano, se nos transmite íntegra y en la Iglesia se conserva y expone con religiosa fidelidad, gracias a la luz del Espíritu de la verdad.
Ahí la tienes. Doctrina católica según el Concilio Vaticano II. O la tomas o la dejas, pero si la rechazas, no vayas por la vida llamándote católico o quejándote de que las cosas no han sido como el Concilio quería que fuesen
Dije:
Con los que confiesan que la idea de honrar a María es cosa de Satanás.
ermitaño:
Yo nunca he dicho eso, haces demagogia barata
Luis:
No, perdona. Yo no he dicho que tú hayas dicho eso. Digo que tu familia está con los que AFIRMAN ESO.
Dije:
Con los que blasfeman contra la Eucaristía llamándola galletita.
ermitaño:
Más mentiras
Luis:
¿sí? ¿quieres que te busque las citas en las que tu hermana del alma Maripaz habla en esos términos de la Eucaristía?
Sí, hombre, sí. Vete enterándote de qué piensan tus hermanos protestantes sobre esas cosas. Vas a tener que acostumbrarte a oir el argumento de que el pedir la intercesión de los santos es espiritismo. Tendrás que saber que ellos rechazan en su mayoría la idea de que la virgen María sea Madre de Dios y madre nuestra. Y etc, etc. Bienvenido al mundo del protestantismo, ermitaño. He ahí tus hermanos no separados sino bien uniditos a ti
Ermitaño:
No, es simplemente cuestión de educación. Me llevo bien con ellos por que son gente amable. Tu por el contrario, te dedicas a insultar
Luis:
Y tú a mandar besos al personal que reza en latín, ¿verdad?
¡¡Qué amabilidad le vuestra, cabelleeeerro!!!
Ermitaño:
Además, para que sepas una cosa, no me afecta que un protestante (ni nadie) llame a la ICR lo que sea.
Luis:
Noooo me había daaaado cuenta, oye. Meeenos mal que me lo has dicho. Yo creía que estabas afectadísimo al ver que a la que llamas tu Iglesia otros llaman la Gran Ramera. Pero no, eso no te afecta
Ermitaño:
Por dos razones: 1ª) No me extraña que los evangélicos españoles tenga una cierta "acritud" hacia la Iglesia. Ésta bien que se lo ha buscado a lo largo de la historia.
Luis:
Je, los españoles. El resto no para de decir cosas bonitas sobre ella, ¿verdad?
Me gusta tu argumento....
Mario a Pepe:
Pepeeee, que tu madre es una tal y una cual
Juan le pregunta a Pepe:
Oye, ¿no te afecta lo que va diciendo Mario de tu madre?
Pepe a Juan:
¿Y a mí qué? Ella se lo ha buscado
¡¡¡Olé tus Trillos!!!
Ermitaño:
2ª) LA IGLESIA SABE DEFENDERSE SOLA, SIN QUE YO ME ENVUELVA EN LA BANDERA DE NINGUNA CRUZADA Y SI ES DE CRISTO, MUCHO MÁS
Luis:
Clap, clap, clap, clap, clap. Me ha emosssionao del todo.... snif, snif
Hale, fuera Judas 3 de la Biblia
Ermitaño:
Estaba antes que yo, y seguirá después que yo.
Luis:
Esa es una de las mayores verdades que has dicho desde que has entrado en este foro. Enhorabuena por ello
Ermitaño:
Sin embargo, tu defensa de la fe parece ser imprescindible ¿Eres Superman?
Luis:
No, soy Luis Fernando Pérez. Y desde luego, mi defensa de la fe católica es perfectamente prescindible. Otros como Ramón y Fegna pueden hacerlo tan bien o mejor que yo
Ermitaño:
No me molesta que me llames protestante, ni que me digas que no soy católico.
Luis:
Hombre, si la verdad te molestara sería una pena pero no por ello dejaría de ser la verdad
Ermitaño:
Aquí me quedo, en mi casa, donde nací. ¡Ah! y seguiré diciendo lo que quiera
Luis:
Faltaría más. Hasta misa puedes decir si tienes un misal delante,
