Jesus visto a la luz de la mitologia comparada (Parte 2)

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<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Helvetica, Verdana, Arial">Comentario:</font><HR>Originalmente enviado por ANIBAL:
Con usted sí que puedo cantar victoria, que ha dejado de contestar porque parece que ya no le queda mas que aportar, señor "objetivo" y "sin prejuicios" ...


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Hombre, para tu información (veo que no sólo crees lo que quieres, sino que lees lo que quieres también), entro a los foros solamente entre semana, así que por eso no le había respondido, pero si revisa, ya le respondí y estoy esperando más muestras de su "objetividad", la cual es realmente asombrosa.
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PD: que yo no soy objetivo y sin prejuicios, de eso estoy claro. De hecho nadie lo es, aunque algunos como usted están engañados creyendo que lo son y no quieren ver cuando se les muestra lo contrario.
 
Volví de mis vacaciones después de recorres 3000 km de ida y vuelta a Uruguay. No tuve, sin embargo, acceso a la red sino hasta ayer.


Enviado por Aníbal 12 de enero de 2001

(Aníbal)
(Comentario de Jetonius:
Ni en los Evangelios ni en el resto del Nuevo Testamento se da la fecha del nacimiento de Jesús. Tampoco los Padres Apostólicos tratan de este tema. La especulación cristiana referente al natalicio de Jesús data del siglo III. Clemente de Alejandría sugirió el 20 de mayo. La celebración no fue generalizada sino hasta el siglo IV, lo cual sería incomprensible si la supuesta relación con misterios paganos fuese cierta. La primera noticia de la celebración el 25 de diciembre aparece en 336 en el calendario Filocaliano, en Roma. Probablemente la fecha se propuso en oposición al día de Mitra (Natalis Solis Invicti) que ya mencioné. En el Oriente la fecha del 6 de enero puede conectarse con la Navidad sólo a partir de la segunda parte del siglo IV, de modo que se aplica lo mismo dicho sobre el 25 de diciembre. Estas celebraciones fueron fijadas tardíamente y en modo alguno pueden trazarse a los orígenes del cristianismo. )


No me apresuraría a asegurar tan alegremente que el siglo IV no marque los orígenes del cristianismo.

(Jetonius)
Pues hombre, vaya y lea el Nuevo Testamento y los escritos cristianos antenicenos (10 volúmenes en la selección Ante-Nicene Fathers, disponible en línea), y verá si había o no cristianismo antes de Constantino. Desde luego, si define al cristianismo arbitrariamente puede usted afirmar que nació con Constantino, León Magno, Tomás de Aquino o cualquier otro personaje histórico que escoja.
El punto que usted evade cuidadosamente tratar es que presentó dos fechas para el natalicio de Cristo que jamás han constituido un artículo de fe bíblica ni en ninguna confesión cristiana histórica, y ahora se dedica a intentar soslayar su osada afirmación. No solamente no lo logra, sino que además demuestra su desprecio por los documentos históricos en pro de su reconstrucción hipotética de los orígenes cristianos.

(Aníbal)
El cristianismo no lo fundo Cristo, por supuesto.

(Jetonius)
Esta declaración ex cathedra es simplemente una petición de principio, es decir que da por sentado precisamente lo que se discute.

(Aníbal)
Cristo es algo muy distinto: la figura mitológica central de ese sistema de creencias.

(Jetonius)
No existe más razón para dudar de la historicidad de Jesucristo que para poner en duda la de Julio César.

(Aníbal)
Tampoco lo fundó, como otros pudieran creer, Pablo de tarso.

(Jetonius)
Aquí estamos de acuerdo.

(Aníbal)

Mas bien diría que el auténtico fundador del cristianismo fue el Emperador Constantino, bajo cuyos auspicios, recomendaciones y protección, se celebró el Concilio de Nicea, origen de la Iglesia Cristiana.

(Jetonius)
Lo cual supone lógicamente que no había Iglesia Cristiana antes de Constantino y Nicea... ¡Por favor! Todos los documentos históricos indican que la Iglesia existía desde el siglo I, es decir, tres siglos antes de Constantino.

(Aníbal)
Históricamente se ha de entender por cristianismo su propia institucionalización como tal y esa es inseparable de la construcción y configuración de la Iglesia cristiana como baluarte del poder del estado.

(Jetonius)
¿¿¿¿“Se ha de entender”???? ¿Quién lo dice? Vaya a cualquier diccionario normativo y vea cómo define el término. Si usted hace que las palabras signifiquen lo que usted quiere, como Humpty Dumpty, el resultado será necesariamente confuso.

(Aníbal)
(Comentario de Jetonius:
Por el contrario, los dos Evangelios en los que aparecen los relatos de la Natividad (Mateo y Lucas) dan indicaciones históricas específicas para quienes los leen desapasionadamente. Lo de “etéreo, atemporal y extra-histórico” solamente puede afirmarse en favor de alguna hipótesis preconcebida si arbitrariamente se descartan o se ignoran tales datos.


¿Datos? ¿Dónde están esos datos, señor Jetonius?

1. El nombre de su madre y de su supuesto padre (Mateo 1:18; Lucas 1:27)
2. La región geográfica: Judea (Mateo 2:1; Lucas 1:5)
3. La región y ciudad de residencia de los padres: Nazaret en Galilea (Lucas 1:26)
4. La ciudad de nacimiento: Belén Efrata (Mateo 2:1; Lucas 2:4)
5. En tiempo de Augusto César (el sobrino de Julio César, Octavio, nacido en 63 a.C., emperador entre 27 a.C. y 14 d.C.). Lucas 2:1
6. Siendo gobernador de Siria Cirenio o Quirino . Lucas 2:1
7. Y rey de Judea Herodes el Grande (reinó entre 27 y 4 a.C. ). Mateo 2:1. Por tanto, Jesús nació antes de esta última fecha.

Ahora bien, no tenemos información comparable en extensión y exactitud acerca del nacimiento de otros personajes que generalmente se consideran históricos, como por ejemplo Filón de Alejandría, para mencionar un contemporáneo de Jesús.


(Aníbal)
El lugar, Belen, fue un bosque asignado al culto a Adonis,

(Jetonius)
Y la evidencia a favor de esta afirmación es....

(Aníbal)
tenía que nacer allí también porque el profeta Miqueas (5:2) había declarado que éste sería el lugar de nacimiento del futuro legislador de Israel,

(Jetonius)
En efecto, Dios declaró por medio de Miqueas tal cosa varios siglos antes del acontecimiento. Belén era la ciudad de David. El Mesías debía ser:
1. Nacido de mujer (Génesis 3:15)
2. Hijo (descendiente) de Abraham (Génesis 22:18)
3. Hijo de Isaac (Génesis 26:4)
4. Hijo de Jacob (Génesis 28:14)
5. De la tribu de Judá (Génesis 49:10)
6. Hijo de David (Isaías 9:6; Jeremías 23:5)


(Aníbal)
tenía que ser de Nazaret y en Mateo 2:23 se afirma que Jesus y su familia regresan de Egipto a Nazaret, no a Belén, para que así se cumpla la profecía, pero ¿qué profecía?, la que dice que se le llamará Nazareno. Desgraciadamente esa profecía no existe, aunque se nos remite a Jueces 13:5 aquí no se habla para nada de Nazaret, sino de nazirite, del hebreo nazir que significa asceta. ¿Mas erratas que transcendieron a los pilares de la única fe verdadera?

(Jetonius)
Es natural que José, María y Jesús regresasen a Nazaret, pues esta era su ciudad de residencia, como lo indica Lucas 1:26.

En cuanto a la alusión de Mateo, sin duda es enigmática. Por cierto que no es el autor del primer Evangelio quien “nos remite” a Jueces 13:5-6, de modo que no puede emplearse ésta en su contra para señalar un presunto error.

El vocablo griego que emplea Mateo es nazôraios, probablemente transliterando un término usado en el arameo de Galilea . Una comparación del uso de esta palabra con nazarênos muestra que son sinónimos; Marcos prefiere este último y Lucas emplea el primero (cf. Marcos 1:24; 10:47; 14:67: 16:6 y Lucas 18:37; Hechos 2:22; 3:6; 4:10; 6:14; 22:8; 26:9; son excepciones a esta generalización Lucas 4:34 y 24:19). Mateo y Juan siempre emplean nazôraios (Mateo 2:23; 26:71; Juan 18:5,7; 19:19). Luego tanto nazôraios como nazarênos significan lo mismo: “de Nazaret”. Que este es el significado primario en Mateo se ve porque en ninguna parte del Evangelio se declara que Jesús fuese un nazireo, pero sí que era natural de Nazaret (Mateo 21:11; 26:71), al igual que lo dice Lucas en Hechos 1:45 y Juan 1:45.

La alusión de Mateo 2:23 es formalmente diferente de otras profecías citadas por Mateo. Solamente aquí se refiere a “los profetas” en plural. No cita ni se refiere a un texto particular. Omite las palabras “ha sido escrito” (gegraptai ; cf. 2:5), “cuando dice” (legontos, cf. 2:17) o “diciendo” (legôn; cf. 2:20). Estas peculiaridades sugieren que el autor del primer Evangelio tenía en mente no una profecía particular, sino el tenor general de las profecías mesiánicas[/b. No puede descartarse por completo una asociación de nazôraios con el vocablo hebreo netser, “rama” , un título mesiánico: Isaías 11:1; Jeremías 23:5; 33:15; Zacarías 3:8; 6:12).

Sin embargo, el sentido natural de las palabras de Mateo indican una asociación directa con la ciudad de Nazaret de Galilea. Dice un comentarista:
“Nazaret era un lugar despreciado (Juan 7:42,52), hasta por otros galileos (cf. Juan 1:46). Aquí creció Jesús, no como “Jesús el betlemita”, con sus sobretonos davídicos, sino como “Jesús el nazareno”, con todo el oprobio de la burla. Cuando se hace referencia a los cristianos en Hechos como la “secta nazarena” (24:5) la expresión es hiriente. Los lectores cristianos de Mateo en el primer siglo, quienes habían sufrido su porción de burla, rápidamente deben de haber entendido la alsuión de Mateo. No está diciendo que un profeta particular del Antiguo Testamento anunció que el Mesías viviría en Nazaret; está diciendo que los profetas del Antiguo Testamento predijeron que el Mesías sería despreciado ... El tema es repetidamente retomado por Mateo (ej., 8:20; 11:16-19; 15:7-8). En otras palabras Mateo nos da la sustancia de varios pasajes del Antiguo Testamento, no una cita directa...”
D.A. Carson, Matthew, en Frank E. Gaebelein (Ed), The Expositor’s Bible Commentary. Grand rapids: Zondervan, 1984; 8:97).

De igual modo explica K.H. Rengsdorf:

“Es ahora claro que la tesis de que Nazaret el lugar es pura invención porque se necesitaba el nombre de un lugar para que correspondiese a nazôraios en la tradición de Jesús no puede ya sostenerse. El nombre ha aparecido como ntsrt inicialmente en una inscripción judía, probablemente de una sinagoga, en Cesarea, datado en el período posterior a Adriano ... los contextos casi unánimente revelan que ambas palabras ( nazôraios y nazarênos) en el Nuevo Testamento tienen connotaciones de disociación y al mismo tiempo de desprecio. El mejor comentario al que puede uno referirse es la pregunta retórica de Natanael a Felipe, “¿Puede algo bueno salir de Nazaret?” (Juan 1:46). En todo caso, para todos los testigos, los orígenes de Jesús en Nazaret son un signo de su bajeza. Nadie entendió esto tan bien ni lo enfatizó tan inequívocamente como Juan , cuando en su relato la descripción de Jesús como nazôraios halló su lugar en la inscripción para su cruz por iniciativa del procurador romano (19:19). Aquí finalmente, por así decirlo, la atención del lector es atraída una vez más al hecho de que los orígenes de Jesús en un lugar sin status ni prestigio en el mundo circundante constituía un notable contraste con la afirmación con la cual Jesús había aparecido ante ellos.”

Jesus Christ, en Colin Brown (Ed), New Interantional Dictionary of New Testament Theology . Grand Rapids: Zondervan, 1976; 3:333-334).


(Aníbal)
La errónea traducción de la palabra hebrea “almah” que en Isaías significa mujer joven (cuando en hebreo existe otra palabra, “bethulah”, que realmente significa mujer virgen) al griego como “pártenos”, virgen, literalmente, hecha en la versión griega de los Septuaginta ha tenido consecuencias en el plano teológico nada despreciables. Aunque, personalmente, me inclinaría porque no se trataba de tal error, fue una transcripción pensada y deliberadamente puesta para metamorfosear al mesías judío en el héroe helénico, Dionisos, nacido de una virgen y muerto para después resucitar.

(Jetonius)
Este argumento carece de valor, por cuanto se basa en un anacronismo. En el tiempo en que fue escrito el Antiguo Testamento, tanto alma como bêtulâ admitían el significado de “virgen”. Por otra parte, si bien bêtulâ se emplea con referencia a vírgenes, puede asimismo designar a mujeres jóvenes; por ejemplo, se la emplea en paralelo con alusiones a varones jóvenes en Deuteronomio 32:25; 2 Crónicas 36:17; Salmo 148:12; Isaías 62:5; Jeremías 51:22; Lamentaciones 1:18; 2:21; Zacarías 9:17.

En Ester 2:17 se mencionan las bêtulot que estaban ante el rey Asuero, que con toda probabilidad no eran vírgenes. De las 51 veces que aparece la palabra bêtulâ en el Antiguo Testamento, solamente en tres (< 6 %) se refiere con probabilidad a vírgenes: Levítico 21:13-14; Deuteronomio 22:19; Ezekiel 44:22. Por ejemplo, en Joel 1:18 se habla de la joven (bêtulâ) que llora a su marido. Se trata de una mujer casada y presumiblemente no virgen. El empleo de bêtulâ como un término técnico para designar a una virgen es un desarrollo tardío del hebreo y arameo, y por tanto es anacrónico asignar a este vocablo tal especificidad en el tiempo de Isaías. Por cierto que el Antiguo Testamento en su conjunto no apoya tal cosa. El profesor Bruce K. Waltke, cuya autoridad en hebreo bíblico es mundialmente reconocida, concluye:

“es claro que uno no puede argüir que si Isaías (7:14) en su famoso oráculo a Ajaz hubiese querido significar una virgen, podría haber empleado bêtulâ como un término más preciso que alma.”

R. Laird Harris, Gleason L. Archer Jr, Bruce K. Waltke (Eds), Theological Wordbook of the Old Testament. Chicago: Moody, 1980, # 295, 1:138.

Por otra parte, es un hecho notable que la palabra alma jamás se aplica en las Escrituras hebreas a una mujer casada. Por ello, en todo caso es más preciso que bêtulâ para referirse a una virgen. En el Cantar de los Cantares 6:8 hay una referencia a tres clases de mujeres, y se emplea alma para la tercera de ellas. La traducción natural sería: “reinas... concubinas... vírgenes”.

En resumen, la evidencia a favor de la interpretación de la Septuaginta y del Nuevo Testamento es como sigue.

1. Tanto bêtulâ como alma pueden significar “virgen”.
2. En más del 90 % de los casos en los que se emplea bêtulâ, sin embargo, la virginidad queda excluida o es dudosa.
3. En cambio alma nunca se aplica a una mujer casada, ni hay ningún caso que inequívocamente indique que no se refiere a vírgenes.

A lo cual podría agregarse (para beneficio de los demás foristas) que
(1) los traductores de la Septuaginta solamente tradujeron alma con el griego parthenos no solamente en Isaías 7:14, sino también en Génesis 24:13, con referencia a Rebeca, la novia virgen de Isaac (cf. vv. 16, 43).
(2) Según Mateo, José fue convencido de no repudiar a María precisamente sobre la base de Isaías 7:14, lo cual sería inexplicable si José hubiese entendido alma simplemente como “mujer joven”.

(Aníbal)
En cuanto a la ubicación de personajes históricos como Herodes y Pilatos en el relato evangélico ese fue el vehículo mas idóneo para insertar el héroe helénico atemporal de los misterios en un contexto histórico concreto al objeto de asimilarlo al mesías de carne y hueso esperado por los judíos, matando así dos pájaros de un tiro. Por un lado se ubicaba su nacimiento en la época de Herodes, rey títere de Roma profundamente odiado por los judíos para que el nacimiento del “hombre justo” dionisíaco choque frontalmente con el despótico rey que ordena una matanza de inocentes con el propósito de liquidar al futuro rey de Israel y por otro su muerte se situaba en los tiempos del gobernador romano de Judea Poncio Pilatos, detestado igualmente por los judíos por violar sus tabúes y profanar el Templo de Jerusalén. El mito se contextualiza y sirve a su doble función de Mesías Judío y semidios-héroe mistérico.

(Jetonius)
Ahora me parece que estoy dialogando con dos personas, ambas adversas al cristianismo, que intentan sin embargo enfoques contradictorios. La primera intentó sin éxito afirmar que los relatos de la natividad se desarrollan en un ambiente “etéreo, atemporal y extra-histórico”. La segunda argumenta en cambio que sí existe tal contexto histórico (aunque que lo considere ficticio). No puedo evitar la impresión de que ambas posturas son un intento vano de desacreditar la historicidad del Nuevo Testamento a como dé lugar.
Como ya he tratado acerca del primer argumento, hallándolo insostenible, veamos qué pasa con el segundo. Ahora se me dice que sí hay un contexto histórico, pero que éste es ficticio y sólo fue insertado para despertar las simpatías de judíos y gentiles.

La primera dificultad de carácter general que surge a la vista es que en esta segunda hipotética reconstrucción falta por completo toda evidencia histórica de que las cosas ocurrieron, o siquiera podrían haber ocurrido, en la forma señalada. ¿Quiénes habrían pergeñado semejante cuento? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Por qué? Las respuestas deben incluir evidencia documental.

Con respecto a los detalles, está claro que sólo presuponiendo la falta de historicidad de Jesús se lo puede transformar en un semidios-héroe mítico helénico. Por supuesto, para esto también hay que desconocer las palabras atribuidas por el Nuevo Testamento al propio Jesús, o negar que él las haya dicho, otra tarea formidable.

Además, dado que la publicación de los Evangelios ocurrió cuando ya existían comunidades cristianas y las enseñanzas acerca de Jesús se habían extendido en forma oral, habría que explicar cómo los Evangelios conteniendo la supuesta formulación mítica fueron aceptados desde el principio y sin discusión.

Es cierto que Herodes nunca fue precisamente popular, y con buena razón. Quien conoce los hechos acerca de su reinado, su ambición, crueldad y la paranoia que lo llevó a matar a su primera esposa, su suegra, su cuñado y sus hijos, no existe buena razón para dudar que fuese capaz de ordenar una matanza de niños. Otro asunto a tener en cuenta es que no solamente se nombra a Herodes , que reinó entre 37 y 4 a.C., sino a Augusto César, que lo hizo entre 29 a.C. y 14 d.C. Esto acota el tiempo del nacimiento de Jesús al período entre 27 y 4 a.C. Desde el punto de vista de las referencias históricas el relato de la Natividad es consistente, y su negación no puede, por tanto, sostenerse en un criterio historiográfico.

Igual consistencia se halla en el marco histórico del ministerio de Jesús: en tiempo de Tiberio emperador (14 a 37 d.C.), cuando era gobernador de Judea Poncio Pilato (26 a 37 d.C). La imaginaria “contextualización” que supone insertar a Pilato en el relato evangélico para ganar la simpatía de los judíos que lo odiaban es otra pieza que no encaja ni a martillazos.

Las razones son muy simples y evidentes:
1. Los Evangelios están unánimes en que Jesús fue condenado por las autoridades judías, las cuales recurrieron a Pilato porque bajo las leyes romanas no podían aplicar por sí mismos la pena de muerte. Mateo 26:57-68, 27:1; Marcos 14:53-65, 15:1; Lucas 22:54, 63-71; 23:1; Juan 18:12-14, 19-24, 28.
2. Jesús comparece por primera vez ante Pilato, quien no halla en él ningún crimen. Mateo 27:11-14; Marcos 15:2-5; Lucas 23:2-5; Juan 18:29-38.
3. Según Lucas (23:6-12) Pilato incluso declinó tratar el caso, alegando que al ser Jesús un galileo, no pertenecía a su jurisdicción.
4. Todos los evangelistas concuerdan en que era el propósito de Pilato liberar a Jesús: Mateo 27:15-26; Marcos 15:6-15; Lucas 23:13-25; Juan 18:39 – 19:16.
5. Según Juan, los judíos llegaron a extorsionar a Pilato dando a entender que no velaba por los intereses del César (18:12).
6. Forzado por las circunstancias Pilato consiente la muerte de Jesús luego de que los judíos prefieren que suelte a Barrabás. Ver citas en punto 4.
7. Según Mateo –el mismo que supuestamente incluyó a Herodes y Pilato para hacer la persona de Jesús más acepta a los judíos, los interlocutores de Pilato se hicieron expresamente responsables por su muerte. Mateo 27: 24-25.

Los relatos evangélicos son consistentes desde el punto de vista histórico por lo que se sabe de Pilato como gobernante, pero no cargan las tintas contra él como lo exigiría la hipótesis “mítica-contextualizada”. Su principal defecto según el Nuevo Testamento fue en todo caso la cobardía. Y ésta se hizo manifiesta no en una afrenta a los judíos, sino precisamente en otorgarles lo que ellos mismos pedían.

(Aníbal)
(Comentario de Aníbal)
La narración del Evangelio de Mateo cuenta con todos los ingredientes de los grandes mitos:
(Comentario de Jetonius)
Aquí comete la falacia lógica de que si una historia contiene ciertos elementos que previamente se han definido como míticos, automáticamente se descarta su historicidad esencial. A mí me parece más racional juzgar cada historia por sus propios méritos, documentación y confiabilidad de los testigos.

Pues a juzgar por sus propios méritos, es imposible encontrar historia alguna sino una concatenación de fabulaciones, la documentación tampoco tiene mucho valor que digamos, son libros sagrados dirigidos al culto, no a la información del destinatario y, en cuanto a los testigos ... ¿quiénes son esos testigos? Si la historia ha sido previamente prefabricada también lo han sido sus testigos, todo forma parte del mismo tinglado.

(Jetonius)
Supongo que con esta respuesta deja de lado su primera tesis. En cuanto a lo que dice, por lo que he expuesto antes, existe abrumadora evidencia no solamente del Nuevo Testamento, cuya consistencia interna en cuanto a los datos históricos es clara, sino además de la corroboración provista por otros medios. Si le interesa una lista de obras al respecto, con gusto se la proporcionaré (al menos sabrá realmente la envergadura de aquello contra lo cual combate con denuedo). Desgañitarse diciendo que se trata de una historia prefabricada de nada sirve en ausencia de la evidencia que lo demuestre.


(Aníbal)

(Comentario de Jetonius:
Es un hecho cierto y conocido que desde tiempos inmemoriales los hombres han mirado los cielos y desde época muy antigua creyeron ver en ellos señales que anunciaban o producían acontecimientos en la tierra. Algunos de los ejemplos que cita carecen, sin embargo, de analogía con la estrella de Belén, pues este fue un hecho singular y no un acontecimiento cíclico como la aparición de Venus o Sirio.
El caso de Krishna viene más al punto, pero debieran notarse dos cosas: en primer lugar, debo reiterar que a diferencia del relato de Mateo, las narraciones sobre Krishna carecen de historicidad. Más importante es que no debe sorprender semejante anuncio en el hinduismo , el cual ha tenido y tiene una fuerte conexión con la astrología. En cambio, en las Escrituras hebreas-cristianas existe un rechazo claro y hasta mordaz de las prácticas astrológicas, por lo cual el sobrio relato de Mateo es sorprendente y muy difícil de explicar como mera leyenda).

Carece de poco sentido preguntarse si lo que siguieron esos magos o astrólogos orientales fue una estrella, un cometa, un meteorito o un planeta. Giotto fue testigo directo de la aparición del Cometa Halley, puede que de su cuadro “la adoración de los Magos” proceda esa Estrella de Navidad seguida de una estela que adorna nuestros belenes y motivos navideños.

(Jetonius)
Es posible. No es posible, sin embargo, acusar a Mateo de inspirarse en Giotto.

(Aníbal)
Por cierto, que el autor o autores de los evangelios no contaron con los conocimientos astronómicos suficientes como para distinguir un cometa de un planeta, o una estrella de un meteorito.

(Jetonius)
Y la evidencia para esta afirmación “cierta” es...

(Aníbal)
Los antiguos egipcios y babilonios fueron, sin embargo, grandes observadores del cielo nocturno. Tanto para los pueblos de vida agrícola sedentaria como para los de vida nómada el conocimiento de los astros revistió gran importancia: el cambio de las constelaciones marcaba el cambio estacional, la posición de las estrellas sirvió de medio de orientación nocturna para marinos y pastores, distinguieron, en su propia nomenclatura, entre planetas y estrellas concibiendo a los primeros como estrellas fijas y a los segundos como estrellas errantes. Aquellos astros como los cometas y los meteoritos cuyos movimientos no tenían un movimiento predeterminado y prestablecido fueron interpretados como señales del cielo que anunciaban acontecimientos. Todo estaba escrito en las estrellas, desde ahí los dioses dirigían la vida de los hombres y los astrólogos, los sacerdotes y los intérpretes del cielo fueron durante mucho tiempo los intérpretes de la voluntad de los dioses.

(Jetonius)
Concuerdo con usted (puede leer mi libro Los horóscopos y la astrología. Terrassa: CLIE, 1992). Lo que no entiendo es qué pretende establecer con este instructivo párrafo.

(Aníbal)
No se exactamente en que se basa usted para afirmar que los relatos de Krishna carezcan de historicidad en comparación con los de Mateo.

(Jetonius)
Como lo indiqué antes, el nacimiento y el ministerio terrenal de Jesús están situados en un contexto temporal y espacial preciso. No he hallado nada comparable con respecto a Krishna, supuesta octava encarnación de Vishnú. Cualquier información al respecto será bienvenida.

(Aníbal)
Aunque creo que se donde está la base de esa afirmación, en sus propios prejuicios ideológicos y en su condición, como cristiano practicante, de parte implicada en el asunto. Sería imposible que lo viera de otro modo. Sin embargo, teólogos como Albert Schweitzer, sin dejar de ser creyentes, han constatado este hecho.

(Jetonius)
Los fundamentos de mis creencias los he expuesto honestamente, y no he ocultado mi condición de cristiano practicante. Claro está que lo que usted dice de mí se puede aplicar. mutatis mutandi a su propia persona como adversario declarado del cristianismo y “parte implicada en el asunto”. Si el hecho de sostener determinada posición implica de por sí quedar descalificado, no conozco persona sobre la faz de la tierra que pudiese sostener un debate.
Por lo demás, incurre usted en una flagrante contradicción al decir que “sería imposible que [yo] lo viera de otro modo” y acto seguido afirmar que se puede ser creyente y rechazar la historicidad de Jesús.

(Aníbal)
Schweitzer, para quien la honestidad del investigador estaba por encima incluso de su propia fe, declaraba:
“No hay nada mas negativo que el resultado del estudio crítico de la vida de Jesús. El Jesús de Nazaret que se presentó públicamente como el Mesías, que predicó la ética del Reino de Dios, que fundó el Reino del Cielo en la Tierra, y murió para dar a su obra la consagración definitiva, nunca existió. Esta imagen no ha sido destruida desde fuera, sino que se ha deshecho, resquebrajado y desintegrado a causa de los problemas históricos y concretos que, uno tras otro, salieron a la superficie” (Citado en I. Wilson: Jesús: The Evidence, pág. 37 Weidenfeld and Nicolson, 1984)

(Jetonius)
Tengo gran admiración por Schweitzer como organista, médico y cristiano practicante. Sin embargo, por más que valore su ortopraxia y admire su honestidad, no comparto ni su doctrina ni su opinión acerca de la historia de Jesús. De todos modos, conviene recordar que el pesimismo de Albert Schweitzer era una reacción a las múltiples “vidas de Jesús” formuladas por el protestantismo liberal. Sin duda que su obra fue un hito, pero la investigación histórica durante el pasado siglo XX ha demostrado la falta de base de su radical pesimismo.

(Aníbal)
(Comentario de Jetonius:
En lo que a mí concierne no lo llamaría así. Era un buen saxofonista y tenía un Master en inglés. Publicó y editó muchos libros sobre mitología que han sido de gran influencia. Fue la inspiración para las series de La Guerra de las Galaxias e Indiana Jones (excelente ficción, para mi gusto). También tenía una aversión particular hacia el judeocristianismo, al que sin embargo no conocía en profundidad. Se inclinaba hacia el panteísmo y el relativismo. Mortimer J. Adler, conocido filósofo y editor de la serie “Great Books of the Western World” para la Encyclopedia Britannica dijo de Joseph Campbell que “su entendimiento del credo cristiano y su teología eran pueriles. En ese campo era un ignorante.” Puede leerse una buena crítica de los presupuestos, métodos y generalizaciones de Campbell por Tom Snyder, Myth Conceptions. Joseph Campbell and the New Age (Grand Rapids: Baker Books, 1995).

Muy buena y honesta estratagema la suya. Desprestigiar la obra de un investigador por la vía de desprestigiar su persona.

(Jetonius)
No veo que haya desprestigiado a nadie con mis afirmaciones. Dígame cuál de ellas es falsa. Si no le gustan, es otro problema.

(Aníbal)
Mire, a mi me trae sin cuidado que Campbell sea saxofonista o que toque el pandero, eso es algo que no viene al caso y el comentario, ya provenga de Mortimer J. Adler o de Juan Pablo II, me trae al fresco.

(Jetonius)
En tal caso, respeto su devoción hacia su maestro, pero no diga que no se lo advertí.

(Aníbal)
No se puede desprestigiar la Teoría de la Relatividad arguyendo que Einstein fue un mal violinista. Y si no encuentra mejores argumentos que esos, lo siento mucho por usted.

(Jetonius)
Si usted valora los desvaríos de Campbell en su interpretación del cristianismo como yo valoro la teoría de la relatividad (consistente teóricamente y demostrada experimentalmente) entonces temo que nada fructífero podrá obtener de este diálogo.
Por lo demás, no dije que Campbell fuese un mal saxofonista.

(Aníbal)
Saludos cordiales,

(Jetonius)
Bendiciones en Cristo

<{{{><
 
Enviado por Aníbal 13 de enero de 2001

(Comentario de Jetonius:
De nuevo, la cruz en sus diversas formas aparece en muchas religiones. Ocurre que de hecho, desde la documentación más antigua disponible (siglos II-III) los autores cristianos reconocieron la ubicuidad del uso religioso de la cruz, pero al mismo tiempo establecieron que los cristianos la empleaban como símbolo de la obra redentora de Cristo )

Bueno, como me da la razón al respecto, podemos dejar el asunto de la Cruz en este punto. También concuerda en el tema de la simbología cristiana primitiva y en la tesis de que la mitología de la cruz precede al cristianismo. Tampoco reviste excesiva importancia si Jesús fue crucificado o colgado de un madero o ambas cosas a la vez. No tengo, entonces, nada mas que añadir

(Jetonius)
Sí, claro que existen aquí algunos puntos de acuerdo, para variar. Sin embargo, no puedo concordar con usted en que no reviste excesiva importancia el modo de ejecución de Jesús, ya que si bien el empleo de la cruz como ícono cristiano es relativamente tardío, su significación teológica es patente en el Nuevo Testamento. Para más datos puede leer con provecho los libros de John R.W. Stott, The Cross of Christ (Downers Grove: InterVarsity Press, 1986) y de Horacio A. Alonso, La doctrina bíblica de la cruz de Cristo (Terrassa: CLIE, 1990).


(Aníbal)

(Comentario de Jetonius:
Debo recordarle una vez más que el toro que Mitra mató era un símbolo cósmico, no un acontecimiento histórico. Y sus adeptos (todos varones, pues era una religión viril) seguían matando toros –esta vez reales- en sus ceremonias de iniciación a los siete grados del mitraísmo, que a su vez se asociaban con planetas (Mercurio, Venus, Marte, Júpiter, Luna, Sol, Saturno, en ese orden). El avance en los grados simbolizaaba el ascenso del alma después de la muerte a través de las esferas planetarias. De nuevo, muy diferente del único sacrificio histórico e irrepetible de Jesucristo, y en consecuencia de la Nueva Alianza. )

Le transcribo los siguientes textos del trabajo de Earl Doherty “El Rompecabezas de Jesús”:

De las epístolas de Pablo no se desprende que tuviera dicha figura en la mente, de ... su conocimiento de un Jesús de Nazareth que hubiera vivido y muerto durante el reinado de Herodes Antipas. Más bien, todo en Pablo apunta a una creencia en un Hijo enteramente divino quien "vivió" y actuó en el reino de lo espiritual, en el mismo ambiente mítico en el cual se pensaba que operaban todas las otras deidades salvadoras de la época. (Ningún Griego o Romano creía que Mitras hubiera hecho su trabajo en la tierra, o que el toro que asesinó fuera "histórico".) Desde esta perspectiva, se puede ver cómo el Cristianismo encaja perfectamente en su entorno cultural, como un hijo de su tiempo
.....
hay un profundo silencio en Pablo y los otros escritores del primer siglo. Lo podríamos llamar "La Ecuación Perdida". Ninguno de estos escritores afirma en ninguna parte que este Hijo de Dios y Salvador, este Cristo cósmico del cual todos están hablando, era el hombre Jesús de Nazareth recientemente enviado a la muerte en Judea. En ninguna parte hay una defensa de esta proposición descabellada y blasfema, el primer elemento necesario (presumiblemente) en el Mensaje cristiano: que un hombre reciente era Dios.” )

(Jetonius)
Es muy pobre la respuesta que da, y por cierto no se basa en la evidencia que Doherty, como su maestro G.A. Wells, ignora culposamente. Sin embargo, señala correctamente que «ningún griego o romano creía que Mitras hubiera hecho su trabajo en la tierra, o que el toro que asesinó fuera “histórico”».
Esta es precisamente una diferencia fundamental con la fe hebreocristiana, anclada como está en acontecimientos salvíficos obrados en la historia. Lo que Doherty llama “la ecuación perdida” es sin duda algo que se le ha perdido a él a causa de sus presupuestos arbitrarios. En efecto, existe abundante evidencia de que Pablo y “los demás escritores” cristianos del primer siglo ciertamente consideraban a Jesucristo como un personaje histórico que había vivido recientemente. De hecho, en la expresión “los demás escritores” deben incluirse (independientemente de lo que Doherty tenga en mente) a todos o virtualmente todos los autores del Nuevo Testamento, y en consecuencia queda incluido todo lo que sabemos acerca de Jesús, tanto en su carácter histórico como metahistórico.
Sin embargo, como Doherty parece estar pensando primariamente en el apóstol Pablo, veamos qué puede conocerse acerca del Jesús histórico a partir de sus cartas. La siguiente evidencia muestra que Pablo conocía hechos fundamentales de la historia de Jesús:
Romanos 1:1-4
Pablo, siervo de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol; apartado para el evangelio de Dios, 2 que él había prometido antes por medio de sus profetas en las Sagradas Escrituras, 3 acerca de su Hijo -quien, según la carne, era de la descendencia de David; 4 y quien fue declarado Hijo de Dios con poder según el Espíritu de santidad por su resurrección de entre los muertos-, Jesucristo nuestro Señor.


Romanos 4:23-25
23 Pero no sólo para él fue escrito que le fue contada, 24 sino también para nosotros, a quienes nos habría de ser contada: a los que creemos en el que resucitó de entre los muertos, a Jesús nuestro Señor, 25 quien fue entregado por causa de nuestras transgresiones y resucitado para nuestra justificación.

1 Corintios 11:23-26
Porque yo recibí del Señor la enseñanza que también os he transmitido: que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan; 24 y habiendo dado gracias, lo partió y dijo: "Tomad, comed. Esto es mi cuerpo que por vosotros es partido. Haced esto en memoria de mí."
25 Asimismo, tomó también la copa después de haber cenado, y dijo: "Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre. Haced esto todas las veces que la bebáis en memoria de mí." 26 Todas las veces que comáis este pan y bebáis esta copa, anunciáis la muerte del Señor, hasta que él venga.


1 Corintios 15:1-11
Además, hermanos, os declaro el evangelio que os prediqué y que recibisteis y en el cual también estáis firmes; 2 por el cual también sois salvos, si lo retenéis como yo os lo he predicado. De otro modo, creísteis en vano. 3 Porque en primer lugar os he enseñado lo que también recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; 4 que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; 5 que apareció a Pedro y después a los doce. 6 Luego apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven todavía; y otros ya duermen. 7 Luego apareció a Jacobo, y después a todos los apóstoles. 8 Y al último de todos, como a uno nacido fuera de tiempo, me apareció a mí también. 9 Pues yo soy el más insignificante de los apóstoles, y no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios. 10 Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia para conmigo no ha sido en vano. Más bien, he trabajado con afán más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios que ha sido conmigo. 11 Porque ya sea yo o sean ellos, así predicamos, y así habéis creído.

Gálatas 1: 18-20
Luego, después de tres años, subí a Jerusalén para entrevistarme con Pedro y permanecí con él quince días. 19 No vi a ningún otro de los apóstoles, sino a Jacobo, el hermano del Señor; 20 y en cuanto a lo que os escribo, he aquí delante de Dios, que no miento.

Gálatas 2:6-10

Sin embargo, aquellos que tenían reputación de ser importantes -quiénes hayan sido en otro tiempo, a mí nada me importa; Dios no hace distinción de personas- a mí, a la verdad, los de reputación no me añadieron nada nuevo. 7 Más bien, al contrario, cuando vieron que me había sido confiado el evangelio para la incircuncisión igual que a Pedro para la circuncisión 8 -porque el que actuó en Pedro para hacerle apóstol de la circuncisión actuó también en mí para hacerme apóstol a favor de los gentiles-, 9 y cuando percibieron la gracia que me había sido dada, Jacobo, Pedro y Juan, quienes tenían reputación de ser columnas, nos dieron a Bernabé y a mí la mano derecha en señal de compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles y ellos a los de la circuncisión. 10 Solamente nos pidieron que nos acordásemos de los pobres, cosa que procuré hacer con esmero.

Gálatas 3: 13-18
13 Cristo nos redimió de la maldición de la ley al hacerse maldición por nosotros (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero), 14 para que la bendición de Abraham llegara por Cristo Jesús a los gentiles, a fin de que recibamos la promesa del Espíritu por medio de la fe.

15 Hermanos, hablo en términos humanos: Aunque un pacto sea de hombres, una vez ratificado, nadie lo cancela ni le añade. 16 Ahora bien, las promesas a Abraham fueron pronunciadas también a su descendencia. No dice: "y a los descendientes", como refiriéndose a muchos, sino a uno solo: y a tu descendencia, que es Cristo. 17 Esto, pues, digo: El pacto confirmado antes por Dios no lo abroga la ley, que vino 430 años después, para invalidar la promesa. 18 Porque si la herencia fuera por la ley, ya no sería por la promesa; pero a Abraham Dios ha dado gratuitamente la herencia por medio de una promesa.


Gálatas 4:4-5
Pero cuando vino la plenitud del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, 5 para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos.

Filipenses 2:5-11

5 Haya en vosotros esta manera de pensar que hubo también en Cristo Jesús:
6 Existiendo en forma de Dios,
él no consideró el ser igual a Dios
como algo a qué aferrarse;
7 sino que se despojó a sí mismo,
tomando forma de siervo,
haciéndose semejante a los hombres;
y hallándose en condición de hombre,
8 se humilló a sí mismo
haciéndose obediente hasta la muerte,
¡y muerte de cruz!
9 Por lo cual también Dios
lo exaltó hasta lo sumo
y le otorgó el nombre
que es sobre todo nombre;
10 para que en el nombre de Jesús
se doble toda rodilla
de los que están en los cielos,
en la tierra y debajo de la tierra;
11 y toda lengua confiese
para gloria de Dios Padre
que Jesucristo es Señor.


1 Timoteo 3:16
Indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad:
El fue manifestado en la carne,
justificado por el Espíritu,
visto por los ángeles,
proclamado entre las naciones,
creído en el mundo,
y recibido arriba en gloria.


1 Timoteo 6:13-14
Te mando delante de Dios, quien da vida a todas las cosas, y de Cristo Jesús, quien dio testimonio de la buena confesión delante de Poncio Pilato, 14 que guardes el mandamiento sin mancha ni reproche, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo.
2 Timoteo 2:8
Acuérdate de Jesucristo, resucitado de entre los muertos, de la descendencia de David, conforme a mi evangelio.

Como puede observarse, Pablo menciona más de un dato histórico acerca de Jesús. Es cierto que, conforme al énfasis de la predicación , se refiere a algunos aspectos de la persona de Jesús y no a todos, como lo haría una biografía . Pero no existe fundamento alguno para suponer que Pablo no sabía nada de la persona histórica de Jesús o que tal cosa le tenía sin cuidado. La evidencia de sus propias cartas indica precisamente lo contrario. Según Pablo, Jesús
1. Verdaderamente nació como hombre ( Gálatas 4:4 ; Filipenses 2:7; 1 Timoteo 3:16 )
2. Era hebreo , “nacido bajo la Ley” (Gálatas 4:4)
3. Era descendiente de Abraham (Gálatas 3:16)
4. Era descendiente de David (Romanos 1:3)
5. Antes de su pasión, celebró con los discípulos una cena en la misma noche en que fue traicionado (1 Corintios 11:23-26)
6. En esa ocasión mandó que los discípulos celebrasen la Eucaristía en su memoria (Ibid.)
7. Fue entregado por nuestros pecados (Romanos 4:25)
8. Fue crucificado (Filipenses 2:8, “muerte de cruz”; Gálatas 3:13, “colgado de un madero”)
9. Dio testimonio ante Pilato (1 Timoteo 6:13)
10. Murió y fue sepultado (Romanos 1:4; 1 Corintios 15:3-4 ; Filipenses 2:8)
11. Resucitó de entre los muertos (Romanos 1:4; 4:24) al tercer día (1 Corintios 15:4)
12. Luego de la resurrección se les apareció a los apóstoles, y a muchos otros testigos (1 Corintios 15:5-8)
13. El mensaje sobre él fue predicado y creído (1 Timoteo 3:16)
Ahora bien, el conocimiento acerca del Jesús histórico lo obtuvo Pablo de los propios testigos presenciales. Por cierto que en sus escritos hay declaraciones de haber recibido revelaciones directas del Señor, pero no hay razón convincente para incluir dentro de esta categoría los hechos históricos en discusión. Por el contrario, todo indica que los hechos acerca de Jesús como personaje histórico fueron recibidos por Pablo de testigos presenciales.
Estos testigos presenciales, entre los cuales Pablo menciona por nombre a Cefas (Pedro), Jacobo y Juan, los demás apóstoles y Jacobo el hermano de Jesús, él los conoció personalmente. Eran contemporáneos suyos y estaban vivos y activos durante el ministerio de Pablo, como lo estaban muchos de los quinientos que fueron testigos de la resurrección (Romanos 16:7; 1 Corintios 1:12; 3:22; 9:5; 15: 5-7, 11,14; 2 Corintios 11:4-5; 12:11; Gálatas 1:18-19; 2:8-9; 1 Tesalonicenses 2:4-7). Esta superposición temporal entre el ministerio de Pablo y el de los primeros testigos implica que el Jesús que aquél conoció a través de éstos era un personaje no solamente histórico, sino reciente.
Todo lo anterior torna insostenibles las imaginativas pero infundadas tesis de Doherty et al. Si se insiste en ellas será a pesar y no debido a la evidencia interna de las epístolas paulinas (y esto sin analizar la evidencia del resto del Nuevo Testamento).

(Aníbal)
(Comentario de Jetonius:
(Aníbal)
Y ya que parece un conocedor a fondo de la antropología y de la historia, y si es que tiene alguna sensibilidad histórica, lo menos que debería es reconocer esa analogía estructural de fondo existente entre todos los cultos y religiones: el valor del sacrificio, el principio mágico-homeopático que atribuye a los pecados de la colectividad la propiedad de ser transmitidos a un individuo, la posibilidad de que el sacrificio de ese individuo ponga fin a todos los pecados. En Marruecos se coloca a un jabalí en los establos para que los jins o espíritus malignos se aparten de los caballos y entren en el jabalí. Los cafres de Sudáfrica traen a una cabra en presencia del enfermo, quien al confesarle sus pecados se los transmite al animal. En Arabia, cuando estallaba una epidemia de peste, se solía pasear un camello por todos los barrios de la ciudad para que recogiese la peste sobre sí mismo. Mas tarde los estrangulaban en un lugar sagrado. Sí, la idea de que el mal puede transferirse y purgarse se encuentra en todos los sistemas culturales.
((Jetonius)
Lo cual, según su argumento, lo hace automáticamente y de suyo incorrecto... A mi entender no es más lógico que pensar que, porque todas las culturas (en realidad todas las personas) tienen una noción de lo que es verdad y lo que es error, esto negase que la verdad y el error existan. )

Su argumento es todo un sofisma tan rebuscado y retorcido que ni siquiera tiene base analógica alguna con la discusión de marras. No crea, comprendo perfectamente lo que busca: desviar la atención a otro sitio. Eso es preferible a tener que enfrentarse al tema o a tener que reconocer que el principio homeopático de transmisión y expulsión del mal es común a todas las prácticas mágicas y religiosas. Como buen estratega en el arte de la polémica, cuida bien sus flancos.

(Jetonius)
Supongo que esto último debo tomarlo como un cumplido. A esta altura del partido, dudo que comprenda nada, mucho menos mis intenciones. De todos modos, siguiendo el ejemplo de Job, insistiré una vez más.
Usted efectúa una serie de afirmaciones taxativas sobre el cristianismo en particular basado en ciertos principios comunes a diversas culturas. La implicación es que como existe en diversas creencias religiosas, la noción de sustitución o sacrificio vicario es automáticamente falsa. Como yo lo veo, esto no es sino otra petición de principio.
Por lo demás, el modo en que emplea el adjetivo “homeopático” me hace pensar que no sabe lo que es la homeopatía.



(Aníbal)
El criterio de la verdad y el error no es un criterio cultural, es, mas bien, un criterio práctico ligado a la experiencia cotidiana. La supervivencia misma de nuestra especie a lo largo de toda la historia ha estado ligada a la información y a la dilucidación consiguiente de la corrección de la información suministrada. Le pondré unos ejemplos, el de la orientación por las estrellas, el del conocimiento de las costumbres de las presas de caza, el de la distinción de los alimentos comestibles de los venenosos...., todas las culturas han acumulado información que las aproximaba a la verdad y la certeza porque el error, en estos casos, implicaba directamente la muerte física. La otra cuestión, distinta a la anterior, es la de la adecuada comprensión causal de los conocimientos adquiridos del mero plano empírico-fenoménico, porque aquí es donde entra en funcionamiento, desplegando toda su eficacia como tal, el mito. Las cosas, amigo Jetonius, son bastante mas complicadas de lo que aparentan a simple vista.

(Jetonius)
Precisamente el hecho de concordar con su última afirmación es una de las razones que me lleva a rechazar sus afirmaciones simplistas y contradictorias acerca del origen del cristianismo.
Por su declaración, parece usted restringir las categorías de verdad y error meramente al conocimiento empírico de los fenómenos naturales.
¿No cree usted que existen otras verdades y errores fuera de ese campo? Fuera cual fuese su respuesta, me gustaría que la fundamentase.

(Aníbal)

(Comentario de Jetonius:
Usted no ha probado en absoluto 1) la naturaleza mítica de Jesucristo; ni , subsidiariamente, 2) que se trate de una clase particular de mito (en este caso solar). Todo lo que hace son afirmaciones ex cathedra que podrán aceptarse o rechazarse, pero jamás debatirse de forma inteligente. )

Reconoce la naturaleza mítica de las religiones mayas, aztecas, egipcias, sumerias ... pero cuando llega a Cristo se detiene. Aquí se suele decir ¡Con la Iglesia hemos topado! Le plantearé una hipótesis de esas que tan poca gracia le hacen: Este no es un foro cristiano, es un foro pachacamaquiano (de Pachacamac, el dios solar Inca) llega un ateo de pronto y explica, ante el asombro, indignación y estupefacción de los participantes, que Pachacamac es un Dios solar análogo al dios de otro culto mediterráneo extinguido llamado Jesucristo. ¿Qué me contestaría? Pues se lo voy a decir:
Usted no ha probado en absoluto 1) la naturaleza mítica de Pachacamac; ni , subsidiariamente, 2) que se trate de una clase particular de mito (en este caso solar). Todo lo que hace son afirmaciones ex cathedra que podrán aceptarse o rechazarse, pero jamás debatirse de forma inteligente.

(Jetonius)
Probablemente se vería obligado a declarar tal cosa, si la naturaleza de la evidencia contra el culto inca fuese de la misma calidad que la presentada por usted contra el cristianismo. Usted sin fundamento histórico (documental o arqueológico) relativiza ciertas creencias pero en el proceso absolutiza las suyas propias. Que usted y quienes como usted piensan tengan razón es, sin embargo, una monumental presuposición tan injustificada como necesaria para sostener su tesis. De nuevo, es un problema epistemológico: ¿existen verdades absolutas?

(Aníbal)
(Comentario de Jetonius:
No es ninguna novedad que la escatología iraní tiene semejanzas con la judía y a través de ella con la cristiana. Decir que son idénticas es , sin embargo, hacer tabla rasa con las diferencias, algo a lo cual parece usted muy afecto. En realidad, sin negar cierta influencia culutral especialmente en los modos de expresión (por ejemplo, paraíso es un vocablo de origen persa), la apocalíptica cristiana se arraiga en el Antiguo Testamento y en las enseñanzas de Jesús y los Apóstoles. La apocalíptica judía intertestamentaria –incluida la esenia- muestra mayor influencia no sólo persa sino también babilónica; de todos modos es heterogénea, como puede verse leyendo los propios textos.
Sin duda que en su larga historia el cristianismo ha sido afectado por el sincretismo; el punto de inflexión ocurre sin embargo luego de Constantino. Esta es una preocupación para quienes deseamos ser fieles a la revelación de Dios tal como se expresa en la Biblia. )

Esto es un debate y en todo debate lo que se debe destacar son los argumentos.

(Jetonius)
Si el propósito del debate es ganarlo a como dé lugar, su ley (¿verdad absoluta?) es correcta. Si el propósito del debate es, por el contrario, acercarse al conocimiento de la verdad, me parece irremediablemente inadecuada.

(Aníbal)
Reconozco que es una exageración afirmar que todas las religiones sean idénticas, cada cual tiene su propia idiosincracia. Eso sucede también con los sistemas políticos y económicos. Todos no son iguales, aunque sin embargo eso no impide que sean susceptibles de clasificación y agrupación teniendo en cuenta sus coordenadas estructurales comunes, analogías, etc. Reconozco también que no todas las religiones son solares, que la magia y los ritos practicados en el paleolítico o en las comunidades humanas que habitan en los trópicos donde las variaciones estacionales son imperceptibles, sus rituales están mas bien ligados a la fertilidad, a la llegada de las lluvias, a los númenes animales que a la propia observación de los astros.

(Jetonius)
No veo a qué viene la alusión a sistemas políticos y económicos, pero de todos modos me alegra que reconozca su exageración, como la llama.


(Aníbal)
El fenómeno apocalíptico también tiene sus propias bases históricas y sociales. No es de extrañar que un pueblo secularmente perseguido e invadido como el pueblo hebreo depositara todas sus esperanzas en la escatología apocalíptica o que los primeros gentiles que abrazaron el cristianismo fueran esclavos y perseguidos deseosos de que un apocalipsis o una segunda venida cambiara radicalmente su situación. Una Iglesia acomodada e institucionalizada, sin embargo, se hace inmune a las esperanzas apocalípticas. Una vez acumulado un inmenso patrimonio y un enorme poder temporal su deseo es postergar lo mas posible la idea del fin de los tiempos.

(Jetonius)
Desde un punto de vista meramente histórico, concuerdo con usted en la mayor parte de lo que dice; sin embargo, hay que notar que el apego a la apocalíptica de los hebreos no afectó a todos por igual, sino que fue más prominente en ciertos grupos como los esenios. En cuanto a los cristianos también ha habido heterogeneidad espacial y temporal. Sin duda que la instauración del cristianismo como religión del imperio atenuó la expectativa escatológica; sin embargo, distó mucho de hacerla desaparecer. Dos libros instructivos sobre el tema son el de Bernard McGinn, Visions of the End: Apocalyptic Traditions in the Middle Ages (New York: Columbia University Press, 1979) y Richard K. Emmerson-Bernard McGinn (Eds), The Apocalypse in the Middle Ages (Ithaca: Cornell University Press, 1992).


(Aníbal)
(Comentario de Jetonius:
Es llamativo que, a diferencia de su costumbre, no reproduzca aquí mi argumentación, donde se establece claramente la evidencia que el testimonio de Tácito presenta. Además, la existencia misma de “el movimiento cristiano [que] se encontraba ampliamente extendido en el orbe del Imperio Romano a partir de la segunda mitad del siglo primero” pide a gritos una explicación histórica, cosa que usted no ha proporcionado aún.
Y por favor no se confunda, en ningún caso pierdo tiempo en tratar de “apabullar” a usted o a nadie. Si sus tesis no son modificables sobre la base del examen de la evidencia, lo suyo es creencia, no ciencia. )

Lo que evidencia el hecho de que el movimiento cristiano se encontrara ampliamente extendido en el orbe del Imperio Romano a partir de la segunda mitad del siglo primero es que la postura que tradicionalmente se ha sostenido de que el cristianismo surgió en Jerusalén partiendo del núcleo inicial de los doce Apóstoles después de Pentecostés en respuesta a la resurrección de jesús es, de hecho, insostenible.

(Jetonius)
Noto que no responde a la primera parte de mi objeción. En cuanto a esta enésima afirmación ex cathedra, prefiero tratarla más abajo.

(Aníbal)
Pocos años después de la supuesta muerte de Jesús es posible encontrar comunidades cristianas por todo el Mediterráneo oriental, y los fundadores de esas comunidades eran totalmente desconocidos. En Roma, por ejemplo, la presencia judeo-cristiana data de los años 40. Es materialmente imposible que Pablo de Tarso fuera el responsable de la formación de todos los centros cristianos a lo largo y ancho del Imperio. ¿Qué puede significar eso? Pues que muchos de esos centros ya estaban allí mucho antes de que llegara para predicar.

(Jetonius)
Trate de no hacerse daño cuando se tropieza con sus propias palabras. Usted dice que había comunidades cristianas “Pocos años después de la supuesta muerte de Jesús” (negritas mías). Si fueron posteriores a la (supuesta) muerte de Jesús, no hay ningún anacronismo que milite contra la posición cristiana histórica que sostengo; muy otra cosa sería que pudiera demostrar fehacientemente que existían tales comunidades antes de la (supuesta) muerte de Jesús.

Concuerdo con usted que no todas estas comunidades fueron fundadas por Pablo, y estoy seguro de que la enorme mayoría, si no todos, los historiadores, cristianos o no, asentirían a tal afirmación. Sin embargo, no estoy seguro de que comprenda la implicación obvia de este hecho, a saber, que derrumba la noción de que el cristianismo fue fundado por Pablo sobre la base de mitos.

Si uno acepta, al menos en beneficio del argumento, el relato de Hechos 2, según el cual miles de judíos de la Diáspora que habían peregrinado a Jerusalén escucharon y recibieron el mensaje del Evangelio muy poco después de la (supuesta) muerte de Jesús, y que naturalmente la mayor parte de ellos retornaron a sus hogares –dispersos por todo el Imperio- con su nueva fe, tiene ahí una explicación razonable y satisfactoria de la rápida difusión del cristianismo por fuera de las misiones apostólicas.
La existencia de comunidades judías, la tolerancia del imperio hacia el judaísmo en sus diversas variantes, la Pax Romana y las fluidas comunicaciones permitieron esta rápida difusión.


(Aníbal)
Existió un cristianismo hoy totalmente olvidado y luego sepultado por los patriarcas del catolicismo ortodoxo como Ireneo, se trata de las corrientes gnósticas, que precedieron al establecimiento de las creencias e iglesias ortodoxas en el norte de Siria y Egipto. De haber nacido el cristianismo a partir de un solo centro y de un solo núcleo hubiera sido radicalmente incomprensible una variedad tan abismal de versiones del cristianismo como la arrojada en los primeros tiempos. Corrientes que expresan que Jesús no fue un hombre, sino una alegoría, corrientes, como las ebionitas, que afirmaban que Jesús solo fue un hombre, corrientes que, incluso, negaban su muerte y su resurrección.

(Jetonius)
No hay ninguna evidencia de que las versiones gnósticas del cristianismo sean previas al cristianismo ortodoxo, aspecto fundamental de la tesis que esboza. Es otro castillo de arena.
En cuanto al surgimiento de diversas sectas sincréticas con grado variable de elementos cristianos, no sólo la dispersión geográfica sino la preparación insuficiente de los nuevos creyentes (cf. el caso de Apolos, venido de Alejandría a Éfeso (Hechos 18:24-28) y el ambiente pagano y heterogéneo que rodeaba a estas comunidades parecen proveer una explicación adecuada.

(Aníbal)
Pablo encuentra rivales cristianos en todos los flancos y cuyos puntos de vista combate con saña. Los llama “falsos apóstoles” y contra ellos arremete en 2 Corintios 10 y 11 manifestando que están “proclamando otro Jesús” ¿De dónde vienen todos ellos y de dónde sacaron sus ideas?
La respuesta, afirma Doherty, parece inevitable: el cristianismo nació en un millar de lugares, en el extenso y fértil terreno del Judaísmo Helénico. Se ramificó en muchas comunidades y sectas independientes, expresándose a sí mismo en una gran variedad de doctrinas. Vemos esta variedad en todo, desde Pablo hasta los escritos de la denominada comunidad de Juan, de la única Epístola a los Hebreos a los documentos no canónicos como las Odas de Salomón y una profusión de textos Gnósticos. Todo esto era una expresión de la nueva filosofía religiosa de El Hijo, y ésta generó un movimiento apostólico alimentado por la inspiración visionaria y un estudio de las escrituras, impelido por la convicción de que el Reino de Dios estaba a la vuelta de la esquina .
Por otro lado observo con admiración como usted me acusa, en tono despectivo, de hacer lo mismo que usted practica, creencia, no ciencia.

(Jetonius)
A esta altura ya no se trata de creencia, sino de la imaginación desbordada, en este caso del pobre Doherty. La rápida difusión del cristianismo entre hebreos y paganos haría esperar, sin suponer “cristianos precristianos” que la Iglesia apostólica y subapostólica experimentaría esta clase de dolores de crecimiento. En el Nuevo Testamento, la doctrina se expresa con diversas modalidades y énfasis que hacen tanto más notable sus sustancial unidad.


(Aníbal)
Comentario:


(Comentario de Jetonius:
Esto de “centrar el objeto de la investigación” lo emplea usted como un comodín para difuminar argumentos incómodos. El cristianismo era imparable de suyo: “la sangre de los mártires es semilla de la Iglesia”. Creció enormemente en una época de persecuciones. No me hago ilusiones acerca de los propósitos de Constantino, pero su empleo como instrumento político es por completo ajeno a sus orígenes.
Con respecto a sus conjeturas, el hecho es que, de nuevo, son de suyo indemostrables y por tanto no susceptibles de evaluación.

Nuevamente esgrime la mitología martirológica. La historia, señor Jetonius, las escriben siempre los vencedores. Dudo mucho que los obispos de Constantino y Teodosio tuvieran mucho que ver con los esclavos arrojados a los leones. Ni fueron todos judíos las víctimas del nazismo ni todos cristianos las víctimas de Roma. No cuentan los combatines y esclavizados hispanos, galos, germanos, etc, como tampoco cuenta en los anales de los genocidios históricos el del genocidio armenio a manos de Turquía a comienzos del siglo XX. Tampoco cuentan los mártires paganos del cristianismo, la horrenda muerte de Hipatia (científica y matemática) a manos de monjes cristianos azuzados por San Cirilo de Alejandría. La sangre de los mártires es la sangre de los mártires de los vencedores porque los vencidos de la conquista americana no tuvieron mártires, solo el mas cruel de los olvidos, y sus culturas fueron cristianamente borradas de la faz de la tierra. Si lo que sucede es que usted no comprende el análisis de los fenómenos históricos desde una perspectiva puramente histórica y no mística, esa es ya otra cuestión.

(Jetonius)

El punto que muy prudentemente omite considerar es que existen abundantes fuentes pre-constantinianas que prueban mi afirmación. Es suya la responsabilidad de demostrar que la historia de los mártires cristianos es puro mito. Con respecto al resto de los oprimidos de la historia, por cierto que son dignos de profunda consideración, pero no en el presente contexto, excepto lo que llama los “mártires paganos del cristianismo”. Por más que se hayan cometido terribles excesos en nombre de Cristo, ello es contrario al espíritu del Evangelio y a las enseñanzas de nuestro Maestro.
El asesinato de Hipatía que menciona es un ejemplo de lo que acabo de decir, y de todo el santoral católico y ortodoxo es difícil hallar un obispo que mereciese menos el calificativo de “santo” que Cirilo de Jerusalén, personaje deleznable a pesar de su ortodoxia doctrinal.

Bendiciones en Cristo,

Jetonius

<{{{><
 
Hermano Jetonius:

Simplemente quiero expresarte mi agradecimiento por haber tomado el tiempo para contestar las ideas de Anibal. Quizás no logres convencerle a él, pero nos ayudas mucho a los demás.

Que Dios siga bendiciendo tu ministerio.
 
<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Arial, Helvetica, Verdana">Comentario:</font><HR>Originalmente enviado por Antonio H:
Hermano Jetonius:

Simplemente quiero expresarte mi agradecimiento por haber tomado el tiempo para contestar las ideas de Anibal. Quizás no logres convencerle a él, pero nos ayudas mucho a los demás.

Que Dios siga bendiciendo tu ministerio.
[/quote]

¡Siempre me toca jugar en el campo contrario! Claro, eso me pasa por meterme en un Foro Cristiano.
 
LOS DATOS ERRÓNEOS DE JETONIUS: LA GENEALOGÍA DE JESÚS, UN LABERINTO INEXPLICABLE


Acude, como no podía ser de otro modo, a los relatos evangélicos. Aunque hábilmente elude las contradicciones de cada uno de esos datos
1. El nombre de su madre y de su supuesto padre (Mateo 1:18; Lucas 1:27)
¿Y qué me dices del nombre del padre de José? Parece, a tenor de los Evangelios, que tenía dos padres distintos: Jacob y Helí
Mt 1:16 Jacob fue padre de José, esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo
Lc 3:23 Jesús ya había pasado los treinta años de edad cuando comenzó. Para todos era el hijo de José, hijo de Helí, y todo en el contexto de genealogías contradictorias:
Genealogías de Jesús:

Mateo: [1] Libro de los orígenes de Jesucristo, hijo de David e hijo de Abraham. [2] Abraham fue padre de Isaac, y éste de Jacob. Jacob fue padre de Judá y de sus hermanos. [3] De la unión de Judá y de Tamar nacieron Farés y Zera. Farés fue padre de Esrón y Esrón de Aram. [4] Aram fue padre de Aminadab, éste de Naasón y Naasón de Salmón. [5] Salmón fue padre de Booz y Rahab su madre. Booz fue padre de Obed y Rut su madre. Obed fue padre de Jesé. [6] Jesé fue padre del rey David. David fue padre de Salomón y su madre la que había sido la esposa de Urías. [7] Salomón fue padre de Roboam, que fue padre de Abías. Luego vienen los reyes Asá, [8] Josafat, Joram, Ocías, [9] Joatán, Ajaz, Ezequías, [10] Manasés, Amón y Josías. [11] Josías fue padre de Jeconías y de sus hermanos, en tiempos de la deportación a Babilonia. [12] Después de la deportación a Babilonia, Jeconías fue padre de Salatiel y éste de Zorobabel. [13] Zorobabel fue padre de Abiud, Abiud de Eliacim y Eliacim de Azor. [14] Azor fue padre de Sadoc, Sadoc de Aquim y éste de Eliud. [15] Eliud fue padre de Eleazar, Eleazar de Matán y éste de Jacob. [16] Jacob fue padre de José, esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo. [17] De modo que fueron catorce las generaciones desde Abraham a David; otras catorce desde David hasta la deportación a Babilonia, y catorce más desde esta deportación hasta el nacimiento de Cristo.

Lucas: 3:23-38. . Para todos era el hijo de José, hijo de Helí, [24] hijo de Matat, hijo de Leví, hijo de Melquí, hijo de Janaí, hijo de José, [25] hijo de Matatías, hijo de Amós, hijo de Nahúm, hijo de Eslí, hijo de Nagai, [26] hijo de Maat, hijo de Matatías, hijo de Semeí, hijo de José, hijo de Judá, [27] hijo de Joanán, hijo de Resí, hijo de Zorobabel, hijo de Salatiel, hijo de Nerib, [28] hijo de Melquí, hijo de Adí, hijo de Koram, hijo de Elmada, hijo de Er, [29] hijo de Jesús, hijo de Eliecer, hijo de Jarim, hijo de Matat, hijo de Leví, [30] hijo de Simeón, hijo de Judá, hijo de José, hijo de Jonán, hijo de Eliaquim, [31] hijo de Milea, hijo de Mená, hijo de Matatá, hijo de Natán, [32] hijo de David, hijo de Jesé, hijo de Obed, hijo de Booz, hijo de Salomón, hijo de Najasón, [33] hijo de Aminadab, hijo de Admín, hijo de Arní, hijo de Esrón, hijo de Farés, hijo de Judá, [34] hijo de Jacob, hijo de Isaac, hijo de Abraham, hijo de Tara, hijo de Najor, [35] hijo de Seruc, hijo de Ragau, hijo de Falec, hijo de Eber, hijo de Sala, [36] hijo de Cainam, hijo de Arfaxad, hijo de Sem, hijo de Noé, hijo de Lamec, [37] hijo de Matusalén, hijo de Henoc, hijo de Jared, hijo de Malaleel, hijo de Cainam, [38] hijo de Enós, hijo de Set, hijo de Adán, que venía de Dios.


De aquí podemos observar, a ojo de buen cubero, que ¡NO DAN NI UNA! ¿Observa alguna coincidencia? ¿Quién fue el padre de José? ¿Helí o Jacob? ¿O acaso es que en hebreo esas palabras significan lo mismo, como “almah” y “bethulah”? Ya saldrá con alguna excusa. Su teología de rizar el rizo puede ser enormemente útil (que si la traducción esta por acá, que si el contesto aquel por allá ...). Además, Jesús no pudo en la vida ser descendiente de Abraham (Génesis 22:18), ni de Isaac (Génesis 26:4), ni de Jacob (Génesis 28:14), ni de la tribu de Judá (Génesis 49:10), ni de David (Isaías 9:6; Jeremías 23:5), por la sencilla razón de que JOSÉ NO ERA EL PADRE DE JESÚS, de que el padre de Jesús, nacido de una mujer Virgen, fue el mismo Dios. Entonces, ¿Para qué tanta genealogía? ¿Qué nos intentan mostrar los Evangelios, que Jesús era el esperado Mesías hebreo nacido de linaje real o que era el Hijo de Dios? Estamos ante la difícil compatibilización de dos cristologías antitéticas. Aunque usted, siempre tratando de confundir, añade

<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Arial, Helvetica, Verdana">Comentario:</font><HR>Ahora me parece que estoy dialogando con dos personas, ambas adversas al cristianismo, que intentan sin embargo enfoques contradictorios. La primera intentó sin éxito afirmar que los relatos de la natividad se desarrollan en un ambiente “etéreo, atemporal y extra-histórico”. La segunda argumenta en cambio que sí existe tal contexto histórico (aunque que lo considere ficticio). No puedo evitar la impresión de que ambas posturas son un intento vano de desacreditar la historicidad del Nuevo Testamento a como dé lugar.
Como ya he tratado acerca del primer argumento, hallándolo insostenible, veamos qué pasa con el segundo. Ahora se me dice que sí hay un contexto histórico, pero que éste es ficticio y sólo fue insertado para despertar las simpatías de judíos y gentiles..[/quote]


Y se marca una victoria pírrica usted solito. No sabiendo argumentar convincentemente que el relato de Mateo no fué mítico sino histórico, se niega a comprender las líneas básicas de mi enfoque. No se trata de dos enfoques contradictorios, sino de explicar cómo se desarrollaron las líneas maestras de la contextualización histórica de un mito. Una contextualización histórica que, no obstante, ha dejado en el camino múltiples lagunas y contradicciones. La contradicción, señor Jetonius, no está en mi o mis enfoques, sino en los propios Evangelios. No dije barbaridad alguna cuando indiqué que los Evangelios, de forma bastante chapucera, por cierto, trataron de compaginar al Mesías Judío con el Logos, con el Hijo de Dios de las mitologías gentiles. Y si el contexto histórico no fuera ficticio, ¿Cómo se explica usted tantas y tantas lagunas y contradicciones?
 
LOS DATOS ERRÓNEOS DE JETONIUS: LA GEOGRAFÍA PALESTINA, QUIEN ESCRIBIERA ESOS TEXTOS POSIBLEMENTE NO LA CONOCIERA

A la pregunta ¿Dónde están esos datos, señor Jetonius? Usted me contesta:

<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Arial, Helvetica, Verdana">Comentario:</font><HR>2. La región geográfica: Judea (Mateo 2:1; Lucas 1:5)

3. La región y ciudad de residencia de los padres: Nazaret en Galilea (Lucas 1:26)

4. La ciudad de nacimiento: Belén Efrata (Mateo 2:1; Lucas 2:4).[/quote]


La geografía Palestina tampoco fue el fuerte que digamos de los narradores evangélicos. I. Wilson en Jesús: The Evidence (Weinfeld & Nicolson, 1984) dice en relación a Marcos que en el capítulo 7º se dice que Jesús pasa por Sidón durante su viaje de Tiro al Mar de Galilea. No solo está Sidón en la dirección contraria, sino que, de hecho, en el siglo I no había ningún camino que fuese de Sidón al Mar de Galilea, solo uno que salía de Tiro. De modo parecido se dice en el capítulo 5º que la orilla oriental del Mar de Galilea es el país de los geraseneo, pero Gerasa, la actual Yaras, está a unos 50 km al sureste, demasiado lejos para un relato cuyo marco requiere una ciudad cercana con una pendiente pronunciada que llegue hasta el mar.

En cuanto a los lugares en los que presuntamente transcurrió su enseñanza, nos encontramos también con fuentes contradictorias dependiendo de uno u otro Evangelio:

Marcos: Jesús enseñó solo en Galilea y no en Judea y solo recorrió los 110 kilómetros que la separan de Jerusalén una vez, al final de su vida.

Lucas: Jesús enseñó tanto en Galilea como en Judea.

Juan: Jesús predica fundamentalmente en Jerusalén y solo hace visitas esporádicas a Galilea.

<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Arial, Helvetica, Verdana">Comentario:</font><HR>3. La región y ciudad de residencia de los padres: Nazaret en Galilea (Lucas 1:26).

De igual modo explica K.H. Rengsdorf:
“Es ahora claro que la tesis de que Nazaret el lugar es pura invención porque se necesitaba el nombre de un lugar para que correspondiese a nazôraios en la tradición de Jesús no puede ya sostenerse. El nombre ha aparecido como ntsrt inicialmente en una inscripción judía, probablemente de una sinagoga, en Cesarea, datado en el período posterior a Adriano ... los contextos casi unánimente revelan que ambas palabras ( nazôraios y nazarênos) en el Nuevo Testamento tienen connotaciones de disociación y al mismo tiempo de desprecio. [/quote]

Si esa ínfima prueba es la única evidencia de que existió una ciudad llamada Nazaret en la época en que se supone vivió Jesús, es que no se ha podido encontrar mucho mas. Francamente poco, la verdad. K.H. Rengsdorf: se agarra, como muchos, a un clavo ardiendo para demostrar hasta lo indemostrable. No se le puede reprochar, desde luego. Cada cual defiende su fe como buenamente puede. Pero, desgraciadamente, las evidencias son otras y van por otro lado. ¿Es una prueba para aducir la existencia de una ciudad el hallazgo de una palabrita que ni se sabe a ciencia cierta de donde procede (Probablemente de una sinagoga, dice Rengsdorf) ? Mas seriedad, hombre

Hasta después del Concilio de Nicea no existen menciones históricas de lugar alguno llamado Nazaret y las excavaciones arqueológicas confirman que sus niveles de poblamiento más antiguos no se remontan más allá de la época bizantina. Según algunas hipótesis, el evangelista se inspiró en el topónimo hebreo del lago Tiberíades, Gue Netsareth, es decir Genesaret.

El Cristianismo temprano creyó que el Mesías había de nacer en Belén. Esta creencia estuvo basada en una equivocación de Miqueas 5.2 qué simplemente da el nombre de Belén como el del pueblo dónde empezó el linaje de David. Desde que el Cristianismo primitivo conjeturó que Jesús era el Mesías, se creyó automáticamente que nació en Belén.

<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Arial, Helvetica, Verdana">Comentario:</font><HR>(Aníbal)
El lugar, Belen, fue un bosque asignado al culto a Adonis,
(Jetonius)
Y la evidencia a favor de esta afirmación es.... [/quote]

San Jerónimo aseguraba que Belén, tradicional lugar del nacimiento del señor, estaba sombreada por un bosque del todavía mas antiguo señor sirio, Adonis, y que donde el niño Jesús lloró había sido llorado por el amante de Venus. San Jerónimo pensaba que el bosque de Adonis fue plantado por los paganos después del nacimiento de Cristo con la idea de profanar el lugar sagrado. Pero Adonis fue un dios de la vegetación, el espíritu del cereal y el nombre de su morada también era el mas apropiado de todos: “Bethlehem”, “la casa del pan”. Allí fue adorado esa deidad antes de que naciera quien dijo “Yo soy el pan de la vida”
 
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