Enviado por Aníbal 13 de enero de 2001
(Comentario de Jetonius:
De nuevo, la cruz en sus diversas formas aparece en muchas religiones. Ocurre que de hecho, desde la documentación más antigua disponible (siglos II-III) los autores cristianos reconocieron la ubicuidad del uso religioso de la cruz, pero al mismo tiempo establecieron que los cristianos la empleaban como símbolo de la obra redentora de Cristo )
Bueno, como me da la razón al respecto, podemos dejar el asunto de la Cruz en este punto. También concuerda en el tema de la simbología cristiana primitiva y en la tesis de que la mitología de la cruz precede al cristianismo. Tampoco reviste excesiva importancia si Jesús fue crucificado o colgado de un madero o ambas cosas a la vez. No tengo, entonces, nada mas que añadir
(Jetonius)
Sí, claro que existen aquí algunos puntos de acuerdo, para variar. Sin embargo, no puedo concordar con usted en que no reviste excesiva importancia el modo de ejecución de Jesús, ya que si bien el empleo de la cruz como ícono cristiano es relativamente tardío, su significación teológica es patente en el Nuevo Testamento. Para más datos puede leer con provecho los libros de John R.W. Stott, The Cross of Christ (Downers Grove: InterVarsity Press, 1986) y de Horacio A. Alonso, La doctrina bíblica de la cruz de Cristo (Terrassa: CLIE, 1990).
(Aníbal)
(Comentario de Jetonius:
Debo recordarle una vez más que el toro que Mitra mató era un símbolo cósmico, no un acontecimiento histórico. Y sus adeptos (todos varones, pues era una religión viril) seguían matando toros –esta vez reales- en sus ceremonias de iniciación a los siete grados del mitraísmo, que a su vez se asociaban con planetas (Mercurio, Venus, Marte, Júpiter, Luna, Sol, Saturno, en ese orden). El avance en los grados simbolizaaba el ascenso del alma después de la muerte a través de las esferas planetarias. De nuevo, muy diferente del único sacrificio histórico e irrepetible de Jesucristo, y en consecuencia de la Nueva Alianza. )
Le transcribo los siguientes textos del trabajo de Earl Doherty “El Rompecabezas de Jesús”:
De las epístolas de Pablo no se desprende que tuviera dicha figura en la mente, de ... su conocimiento de un Jesús de Nazareth que hubiera vivido y muerto durante el reinado de Herodes Antipas. Más bien, todo en Pablo apunta a una creencia en un Hijo enteramente divino quien "vivió" y actuó en el reino de lo espiritual, en el mismo ambiente mítico en el cual se pensaba que operaban todas las otras deidades salvadoras de la época. (Ningún Griego o Romano creía que Mitras hubiera hecho su trabajo en la tierra, o que el toro que asesinó fuera "histórico".) Desde esta perspectiva, se puede ver cómo el Cristianismo encaja perfectamente en su entorno cultural, como un hijo de su tiempo
.....
hay un profundo silencio en Pablo y los otros escritores del primer siglo. Lo podríamos llamar "La Ecuación Perdida". Ninguno de estos escritores afirma en ninguna parte que este Hijo de Dios y Salvador, este Cristo cósmico del cual todos están hablando, era el hombre Jesús de Nazareth recientemente enviado a la muerte en Judea. En ninguna parte hay una defensa de esta proposición descabellada y blasfema, el primer elemento necesario (presumiblemente) en el Mensaje cristiano: que un hombre reciente era Dios.” )
(Jetonius)
Es muy pobre la respuesta que da, y por cierto no se basa en la evidencia que Doherty, como su maestro G.A. Wells, ignora culposamente. Sin embargo, señala correctamente que «ningún griego o romano creía que Mitras hubiera hecho su trabajo en la tierra, o que el toro que asesinó fuera “histórico”».
Esta es precisamente una diferencia fundamental con la fe hebreocristiana, anclada como está en acontecimientos salvíficos obrados en la historia. Lo que Doherty llama “la ecuación perdida” es sin duda algo que se le ha perdido a él a causa de sus presupuestos arbitrarios. En efecto, existe abundante evidencia de que Pablo y “los demás escritores” cristianos del primer siglo ciertamente consideraban a Jesucristo como un personaje histórico que había vivido recientemente. De hecho, en la expresión “los demás escritores” deben incluirse (independientemente de lo que Doherty tenga en mente) a todos o virtualmente todos los autores del Nuevo Testamento, y en consecuencia queda incluido todo lo que sabemos acerca de Jesús, tanto en su carácter histórico como metahistórico.
Sin embargo, como Doherty parece estar pensando primariamente en el apóstol Pablo, veamos qué puede conocerse acerca del Jesús histórico a partir de sus cartas. La siguiente evidencia muestra que Pablo conocía hechos fundamentales de la historia de Jesús:
Romanos 1:1-4
Pablo, siervo de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol; apartado para el evangelio de Dios, 2 que él había prometido antes por medio de sus profetas en las Sagradas Escrituras, 3 acerca de su Hijo -quien, según la carne, era de la descendencia de David; 4 y quien fue declarado Hijo de Dios con poder según el Espíritu de santidad por su resurrección de entre los muertos-, Jesucristo nuestro Señor.
Romanos 4:23-25
23 Pero no sólo para él fue escrito que le fue contada, 24 sino también para nosotros, a quienes nos habría de ser contada: a los que creemos en el que resucitó de entre los muertos, a Jesús nuestro Señor, 25 quien fue entregado por causa de nuestras transgresiones y resucitado para nuestra justificación.
1 Corintios 11:23-26
Porque yo recibí del Señor la enseñanza que también os he transmitido: que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan; 24 y habiendo dado gracias, lo partió y dijo: "Tomad, comed. Esto es mi cuerpo que por vosotros es partido. Haced esto en memoria de mí."
25 Asimismo, tomó también la copa después de haber cenado, y dijo: "Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre. Haced esto todas las veces que la bebáis en memoria de mí." 26 Todas las veces que comáis este pan y bebáis esta copa, anunciáis la muerte del Señor, hasta que él venga.
1 Corintios 15:1-11
Además, hermanos, os declaro el evangelio que os prediqué y que recibisteis y en el cual también estáis firmes; 2 por el cual también sois salvos, si lo retenéis como yo os lo he predicado. De otro modo, creísteis en vano. 3 Porque en primer lugar os he enseñado lo que también recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; 4 que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; 5 que apareció a Pedro y después a los doce. 6 Luego apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven todavía; y otros ya duermen. 7 Luego apareció a Jacobo, y después a todos los apóstoles. 8 Y al último de todos, como a uno nacido fuera de tiempo, me apareció a mí también. 9 Pues yo soy el más insignificante de los apóstoles, y no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios. 10 Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia para conmigo no ha sido en vano. Más bien, he trabajado con afán más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios que ha sido conmigo. 11 Porque ya sea yo o sean ellos, así predicamos, y así habéis creído.
Gálatas 1: 18-20
Luego, después de tres años, subí a Jerusalén para entrevistarme con Pedro y permanecí con él quince días. 19 No vi a ningún otro de los apóstoles, sino a Jacobo, el hermano del Señor; 20 y en cuanto a lo que os escribo, he aquí delante de Dios, que no miento.
Gálatas 2:6-10
Sin embargo, aquellos que tenían reputación de ser importantes -quiénes hayan sido en otro tiempo, a mí nada me importa; Dios no hace distinción de personas- a mí, a la verdad, los de reputación no me añadieron nada nuevo. 7 Más bien, al contrario, cuando vieron que me había sido confiado el evangelio para la incircuncisión igual que a Pedro para la circuncisión 8 -porque el que actuó en Pedro para hacerle apóstol de la circuncisión actuó también en mí para hacerme apóstol a favor de los gentiles-, 9 y cuando percibieron la gracia que me había sido dada, Jacobo, Pedro y Juan, quienes tenían reputación de ser columnas, nos dieron a Bernabé y a mí la mano derecha en señal de compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles y ellos a los de la circuncisión. 10 Solamente nos pidieron que nos acordásemos de los pobres, cosa que procuré hacer con esmero.
Gálatas 3: 13-18
13 Cristo nos redimió de la maldición de la ley al hacerse maldición por nosotros (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero), 14 para que la bendición de Abraham llegara por Cristo Jesús a los gentiles, a fin de que recibamos la promesa del Espíritu por medio de la fe.
15 Hermanos, hablo en términos humanos: Aunque un pacto sea de hombres, una vez ratificado, nadie lo cancela ni le añade. 16 Ahora bien, las promesas a Abraham fueron pronunciadas también a su descendencia. No dice: "y a los descendientes", como refiriéndose a muchos, sino a uno solo: y a tu descendencia, que es Cristo. 17 Esto, pues, digo: El pacto confirmado antes por Dios no lo abroga la ley, que vino 430 años después, para invalidar la promesa. 18 Porque si la herencia fuera por la ley, ya no sería por la promesa; pero a Abraham Dios ha dado gratuitamente la herencia por medio de una promesa.
Gálatas 4:4-5
Pero cuando vino la plenitud del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, 5 para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos.
Filipenses 2:5-11
5 Haya en vosotros esta manera de pensar que hubo también en Cristo Jesús:
6 Existiendo en forma de Dios,
él no consideró el ser igual a Dios
como algo a qué aferrarse;
7 sino que se despojó a sí mismo,
tomando forma de siervo,
haciéndose semejante a los hombres;
y hallándose en condición de hombre,
8 se humilló a sí mismo
haciéndose obediente hasta la muerte,
¡y muerte de cruz!
9 Por lo cual también Dios
lo exaltó hasta lo sumo
y le otorgó el nombre
que es sobre todo nombre;
10 para que en el nombre de Jesús
se doble toda rodilla
de los que están en los cielos,
en la tierra y debajo de la tierra;
11 y toda lengua confiese
para gloria de Dios Padre
que Jesucristo es Señor.
1 Timoteo 3:16
Indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad:
El fue manifestado en la carne,
justificado por el Espíritu,
visto por los ángeles,
proclamado entre las naciones,
creído en el mundo,
y recibido arriba en gloria.
1 Timoteo 6:13-14
Te mando delante de Dios, quien da vida a todas las cosas, y de Cristo Jesús, quien dio testimonio de la buena confesión delante de Poncio Pilato, 14 que guardes el mandamiento sin mancha ni reproche, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo.
2 Timoteo 2:8
Acuérdate de Jesucristo, resucitado de entre los muertos, de la descendencia de David, conforme a mi evangelio.
Como puede observarse, Pablo menciona más de un dato histórico acerca de Jesús. Es cierto que, conforme al énfasis de la predicación , se refiere a algunos aspectos de la persona de Jesús y no a todos, como lo haría una biografía . Pero no existe fundamento alguno para suponer que Pablo no sabía nada de la persona histórica de Jesús o que tal cosa le tenía sin cuidado. La evidencia de sus propias cartas indica precisamente lo contrario. Según Pablo, Jesús
1. Verdaderamente nació como hombre ( Gálatas 4:4 ; Filipenses 2:7; 1 Timoteo 3:16 )
2. Era hebreo , “nacido bajo la Ley” (Gálatas 4:4)
3. Era descendiente de Abraham (Gálatas 3:16)
4. Era descendiente de David (Romanos 1:3)
5. Antes de su pasión, celebró con los discípulos una cena en la misma noche en que fue traicionado (1 Corintios 11:23-26)
6. En esa ocasión mandó que los discípulos celebrasen la Eucaristía en su memoria (Ibid.)
7. Fue entregado por nuestros pecados (Romanos 4:25)
8. Fue crucificado (Filipenses 2:8, “muerte de cruz”; Gálatas 3:13, “colgado de un madero”)
9. Dio testimonio ante Pilato (1 Timoteo 6:13)
10. Murió y fue sepultado (Romanos 1:4; 1 Corintios 15:3-4 ; Filipenses 2:8)
11. Resucitó de entre los muertos (Romanos 1:4; 4:24) al tercer día (1 Corintios 15:4)
12. Luego de la resurrección se les apareció a los apóstoles, y a muchos otros testigos (1 Corintios 15:5-8)
13. El mensaje sobre él fue predicado y creído (1 Timoteo 3:16)
Ahora bien, el conocimiento acerca del Jesús histórico lo obtuvo Pablo de los propios testigos presenciales. Por cierto que en sus escritos hay declaraciones de haber recibido revelaciones directas del Señor, pero no hay razón convincente para incluir dentro de esta categoría los hechos históricos en discusión. Por el contrario, todo indica que los hechos acerca de Jesús como personaje histórico fueron recibidos por Pablo de testigos presenciales.
Estos testigos presenciales, entre los cuales Pablo menciona por nombre a Cefas (Pedro), Jacobo y Juan, los demás apóstoles y Jacobo el hermano de Jesús, él los conoció personalmente. Eran contemporáneos suyos y estaban vivos y activos durante el ministerio de Pablo, como lo estaban muchos de los quinientos que fueron testigos de la resurrección (Romanos 16:7; 1 Corintios 1:12; 3:22; 9:5; 15: 5-7, 11,14; 2 Corintios 11:4-5; 12:11; Gálatas 1:18-19; 2:8-9; 1 Tesalonicenses 2:4-7). Esta superposición temporal entre el ministerio de Pablo y el de los primeros testigos implica que el Jesús que aquél conoció a través de éstos era un personaje no solamente histórico, sino reciente.
Todo lo anterior torna insostenibles las imaginativas pero infundadas tesis de Doherty et al. Si se insiste en ellas será a pesar y no debido a la evidencia interna de las epístolas paulinas (y esto sin analizar la evidencia del resto del Nuevo Testamento).
(Aníbal)
(Comentario de Jetonius:
(Aníbal)
Y ya que parece un conocedor a fondo de la antropología y de la historia, y si es que tiene alguna sensibilidad histórica, lo menos que debería es reconocer esa analogía estructural de fondo existente entre todos los cultos y religiones: el valor del sacrificio, el principio mágico-homeopático que atribuye a los pecados de la colectividad la propiedad de ser transmitidos a un individuo, la posibilidad de que el sacrificio de ese individuo ponga fin a todos los pecados. En Marruecos se coloca a un jabalí en los establos para que los jins o espíritus malignos se aparten de los caballos y entren en el jabalí. Los cafres de Sudáfrica traen a una cabra en presencia del enfermo, quien al confesarle sus pecados se los transmite al animal. En Arabia, cuando estallaba una epidemia de peste, se solía pasear un camello por todos los barrios de la ciudad para que recogiese la peste sobre sí mismo. Mas tarde los estrangulaban en un lugar sagrado. Sí, la idea de que el mal puede transferirse y purgarse se encuentra en todos los sistemas culturales.
((Jetonius)
Lo cual, según su argumento, lo hace automáticamente y de suyo incorrecto... A mi entender no es más lógico que pensar que, porque todas las culturas (en realidad todas las personas) tienen una noción de lo que es verdad y lo que es error, esto negase que la verdad y el error existan. )
Su argumento es todo un sofisma tan rebuscado y retorcido que ni siquiera tiene base analógica alguna con la discusión de marras. No crea, comprendo perfectamente lo que busca: desviar la atención a otro sitio. Eso es preferible a tener que enfrentarse al tema o a tener que reconocer que el principio homeopático de transmisión y expulsión del mal es común a todas las prácticas mágicas y religiosas. Como buen estratega en el arte de la polémica, cuida bien sus flancos.
(Jetonius)
Supongo que esto último debo tomarlo como un cumplido. A esta altura del partido, dudo que comprenda nada, mucho menos mis intenciones. De todos modos, siguiendo el ejemplo de Job, insistiré una vez más.
Usted efectúa una serie de afirmaciones taxativas sobre el cristianismo en particular basado en ciertos principios comunes a diversas culturas. La implicación es que como existe en diversas creencias religiosas, la noción de sustitución o sacrificio vicario es automáticamente falsa. Como yo lo veo, esto no es sino otra petición de principio.
Por lo demás, el modo en que emplea el adjetivo “homeopático” me hace pensar que no sabe lo que es la homeopatía.
(Aníbal)
El criterio de la verdad y el error no es un criterio cultural, es, mas bien, un criterio práctico ligado a la experiencia cotidiana. La supervivencia misma de nuestra especie a lo largo de toda la historia ha estado ligada a la información y a la dilucidación consiguiente de la corrección de la información suministrada. Le pondré unos ejemplos, el de la orientación por las estrellas, el del conocimiento de las costumbres de las presas de caza, el de la distinción de los alimentos comestibles de los venenosos...., todas las culturas han acumulado información que las aproximaba a la verdad y la certeza porque el error, en estos casos, implicaba directamente la muerte física. La otra cuestión, distinta a la anterior, es la de la adecuada comprensión causal de los conocimientos adquiridos del mero plano empírico-fenoménico, porque aquí es donde entra en funcionamiento, desplegando toda su eficacia como tal, el mito. Las cosas, amigo Jetonius, son bastante mas complicadas de lo que aparentan a simple vista.
(Jetonius)
Precisamente el hecho de concordar con su última afirmación es una de las razones que me lleva a rechazar sus afirmaciones simplistas y contradictorias acerca del origen del cristianismo.
Por su declaración, parece usted restringir las categorías de verdad y error meramente al conocimiento empírico de los fenómenos naturales.
¿No cree usted que existen otras verdades y errores fuera de ese campo? Fuera cual fuese su respuesta, me gustaría que la fundamentase.
(Aníbal)
(Comentario de Jetonius:
Usted no ha probado en absoluto 1) la naturaleza mítica de Jesucristo; ni , subsidiariamente, 2) que se trate de una clase particular de mito (en este caso solar). Todo lo que hace son afirmaciones ex cathedra que podrán aceptarse o rechazarse, pero jamás debatirse de forma inteligente. )
Reconoce la naturaleza mítica de las religiones mayas, aztecas, egipcias, sumerias ... pero cuando llega a Cristo se detiene. Aquí se suele decir ¡Con la Iglesia hemos topado! Le plantearé una hipótesis de esas que tan poca gracia le hacen: Este no es un foro cristiano, es un foro pachacamaquiano (de Pachacamac, el dios solar Inca) llega un ateo de pronto y explica, ante el asombro, indignación y estupefacción de los participantes, que Pachacamac es un Dios solar análogo al dios de otro culto mediterráneo extinguido llamado Jesucristo. ¿Qué me contestaría? Pues se lo voy a decir:
Usted no ha probado en absoluto 1) la naturaleza mítica de Pachacamac; ni , subsidiariamente, 2) que se trate de una clase particular de mito (en este caso solar). Todo lo que hace son afirmaciones ex cathedra que podrán aceptarse o rechazarse, pero jamás debatirse de forma inteligente.
(Jetonius)
Probablemente se vería obligado a declarar tal cosa, si la naturaleza de la evidencia contra el culto inca fuese de la misma calidad que la presentada por usted contra el cristianismo. Usted sin fundamento histórico (documental o arqueológico) relativiza ciertas creencias pero en el proceso absolutiza las suyas propias. Que usted y quienes como usted piensan tengan razón es, sin embargo, una monumental presuposición tan injustificada como necesaria para sostener su tesis. De nuevo, es un problema epistemológico: ¿existen verdades absolutas?
(Aníbal)
(Comentario de Jetonius:
No es ninguna novedad que la escatología iraní tiene semejanzas con la judía y a través de ella con la cristiana. Decir que son idénticas es , sin embargo, hacer tabla rasa con las diferencias, algo a lo cual parece usted muy afecto. En realidad, sin negar cierta influencia culutral especialmente en los modos de expresión (por ejemplo, paraíso es un vocablo de origen persa), la apocalíptica cristiana se arraiga en el Antiguo Testamento y en las enseñanzas de Jesús y los Apóstoles. La apocalíptica judía intertestamentaria –incluida la esenia- muestra mayor influencia no sólo persa sino también babilónica; de todos modos es heterogénea, como puede verse leyendo los propios textos.
Sin duda que en su larga historia el cristianismo ha sido afectado por el sincretismo; el punto de inflexión ocurre sin embargo luego de Constantino. Esta es una preocupación para quienes deseamos ser fieles a la revelación de Dios tal como se expresa en la Biblia. )
Esto es un debate y en todo debate lo que se debe destacar son los argumentos.
(Jetonius)
Si el propósito del debate es ganarlo a como dé lugar, su ley (¿verdad absoluta?) es correcta. Si el propósito del debate es, por el contrario, acercarse al conocimiento de la verdad, me parece irremediablemente inadecuada.
(Aníbal)
Reconozco que es una exageración afirmar que todas las religiones sean idénticas, cada cual tiene su propia idiosincracia. Eso sucede también con los sistemas políticos y económicos. Todos no son iguales, aunque sin embargo eso no impide que sean susceptibles de clasificación y agrupación teniendo en cuenta sus coordenadas estructurales comunes, analogías, etc. Reconozco también que no todas las religiones son solares, que la magia y los ritos practicados en el paleolítico o en las comunidades humanas que habitan en los trópicos donde las variaciones estacionales son imperceptibles, sus rituales están mas bien ligados a la fertilidad, a la llegada de las lluvias, a los númenes animales que a la propia observación de los astros.
(Jetonius)
No veo a qué viene la alusión a sistemas políticos y económicos, pero de todos modos me alegra que reconozca su exageración, como la llama.
(Aníbal)
El fenómeno apocalíptico también tiene sus propias bases históricas y sociales. No es de extrañar que un pueblo secularmente perseguido e invadido como el pueblo hebreo depositara todas sus esperanzas en la escatología apocalíptica o que los primeros gentiles que abrazaron el cristianismo fueran esclavos y perseguidos deseosos de que un apocalipsis o una segunda venida cambiara radicalmente su situación. Una Iglesia acomodada e institucionalizada, sin embargo, se hace inmune a las esperanzas apocalípticas. Una vez acumulado un inmenso patrimonio y un enorme poder temporal su deseo es postergar lo mas posible la idea del fin de los tiempos.
(Jetonius)
Desde un punto de vista meramente histórico, concuerdo con usted en la mayor parte de lo que dice; sin embargo, hay que notar que el apego a la apocalíptica de los hebreos no afectó a todos por igual, sino que fue más prominente en ciertos grupos como los esenios. En cuanto a los cristianos también ha habido heterogeneidad espacial y temporal. Sin duda que la instauración del cristianismo como religión del imperio atenuó la expectativa escatológica; sin embargo, distó mucho de hacerla desaparecer. Dos libros instructivos sobre el tema son el de Bernard McGinn, Visions of the End: Apocalyptic Traditions in the Middle Ages (New York: Columbia University Press, 1979) y Richard K. Emmerson-Bernard McGinn (Eds), The Apocalypse in the Middle Ages (Ithaca: Cornell University Press, 1992).
(Aníbal)
(Comentario de Jetonius:
Es llamativo que, a diferencia de su costumbre, no reproduzca aquí mi argumentación, donde se establece claramente la evidencia que el testimonio de Tácito presenta. Además, la existencia misma de “el movimiento cristiano [que] se encontraba ampliamente extendido en el orbe del Imperio Romano a partir de la segunda mitad del siglo primero” pide a gritos una explicación histórica, cosa que usted no ha proporcionado aún.
Y por favor no se confunda, en ningún caso pierdo tiempo en tratar de “apabullar” a usted o a nadie. Si sus tesis no son modificables sobre la base del examen de la evidencia, lo suyo es creencia, no ciencia. )
Lo que evidencia el hecho de que el movimiento cristiano se encontrara ampliamente extendido en el orbe del Imperio Romano a partir de la segunda mitad del siglo primero es que la postura que tradicionalmente se ha sostenido de que el cristianismo surgió en Jerusalén partiendo del núcleo inicial de los doce Apóstoles después de Pentecostés en respuesta a la resurrección de jesús es, de hecho, insostenible.
(Jetonius)
Noto que no responde a la primera parte de mi objeción. En cuanto a esta enésima afirmación ex cathedra, prefiero tratarla más abajo.
(Aníbal)
Pocos años después de la supuesta muerte de Jesús es posible encontrar comunidades cristianas por todo el Mediterráneo oriental, y los fundadores de esas comunidades eran totalmente desconocidos. En Roma, por ejemplo, la presencia judeo-cristiana data de los años 40. Es materialmente imposible que Pablo de Tarso fuera el responsable de la formación de todos los centros cristianos a lo largo y ancho del Imperio. ¿Qué puede significar eso? Pues que muchos de esos centros ya estaban allí mucho antes de que llegara para predicar.
(Jetonius)
Trate de no hacerse daño cuando se tropieza con sus propias palabras. Usted dice que había comunidades cristianas “Pocos años después de la supuesta muerte de Jesús” (negritas mías). Si fueron posteriores a la (supuesta) muerte de Jesús, no hay ningún anacronismo que milite contra la posición cristiana histórica que sostengo; muy otra cosa sería que pudiera demostrar fehacientemente que existían tales comunidades antes de la (supuesta) muerte de Jesús.
Concuerdo con usted que no todas estas comunidades fueron fundadas por Pablo, y estoy seguro de que la enorme mayoría, si no todos, los historiadores, cristianos o no, asentirían a tal afirmación. Sin embargo, no estoy seguro de que comprenda la implicación obvia de este hecho, a saber, que derrumba la noción de que el cristianismo fue fundado por Pablo sobre la base de mitos.
Si uno acepta, al menos en beneficio del argumento, el relato de Hechos 2, según el cual miles de judíos de la Diáspora que habían peregrinado a Jerusalén escucharon y recibieron el mensaje del Evangelio muy poco después de la (supuesta) muerte de Jesús, y que naturalmente la mayor parte de ellos retornaron a sus hogares –dispersos por todo el Imperio- con su nueva fe, tiene ahí una explicación razonable y satisfactoria de la rápida difusión del cristianismo por fuera de las misiones apostólicas.
La existencia de comunidades judías, la tolerancia del imperio hacia el judaísmo en sus diversas variantes, la Pax Romana y las fluidas comunicaciones permitieron esta rápida difusión.
(Aníbal)
Existió un cristianismo hoy totalmente olvidado y luego sepultado por los patriarcas del catolicismo ortodoxo como Ireneo, se trata de las corrientes gnósticas, que precedieron al establecimiento de las creencias e iglesias ortodoxas en el norte de Siria y Egipto. De haber nacido el cristianismo a partir de un solo centro y de un solo núcleo hubiera sido radicalmente incomprensible una variedad tan abismal de versiones del cristianismo como la arrojada en los primeros tiempos. Corrientes que expresan que Jesús no fue un hombre, sino una alegoría, corrientes, como las ebionitas, que afirmaban que Jesús solo fue un hombre, corrientes que, incluso, negaban su muerte y su resurrección.
(Jetonius)
No hay ninguna evidencia de que las versiones gnósticas del cristianismo sean previas al cristianismo ortodoxo, aspecto fundamental de la tesis que esboza. Es otro castillo de arena.
En cuanto al surgimiento de diversas sectas sincréticas con grado variable de elementos cristianos, no sólo la dispersión geográfica sino la preparación insuficiente de los nuevos creyentes (cf. el caso de Apolos, venido de Alejandría a Éfeso (Hechos 18:24-28) y el ambiente pagano y heterogéneo que rodeaba a estas comunidades parecen proveer una explicación adecuada.
(Aníbal)
Pablo encuentra rivales cristianos en todos los flancos y cuyos puntos de vista combate con saña. Los llama “falsos apóstoles” y contra ellos arremete en 2 Corintios 10 y 11 manifestando que están “proclamando otro Jesús” ¿De dónde vienen todos ellos y de dónde sacaron sus ideas?
La respuesta, afirma Doherty, parece inevitable: el cristianismo nació en un millar de lugares, en el extenso y fértil terreno del Judaísmo Helénico. Se ramificó en muchas comunidades y sectas independientes, expresándose a sí mismo en una gran variedad de doctrinas. Vemos esta variedad en todo, desde Pablo hasta los escritos de la denominada comunidad de Juan, de la única Epístola a los Hebreos a los documentos no canónicos como las Odas de Salomón y una profusión de textos Gnósticos. Todo esto era una expresión de la nueva filosofía religiosa de El Hijo, y ésta generó un movimiento apostólico alimentado por la inspiración visionaria y un estudio de las escrituras, impelido por la convicción de que el Reino de Dios estaba a la vuelta de la esquina .
Por otro lado observo con admiración como usted me acusa, en tono despectivo, de hacer lo mismo que usted practica, creencia, no ciencia.
(Jetonius)
A esta altura ya no se trata de creencia, sino de la imaginación desbordada, en este caso del pobre Doherty. La rápida difusión del cristianismo entre hebreos y paganos haría esperar, sin suponer “cristianos precristianos” que la Iglesia apostólica y subapostólica experimentaría esta clase de dolores de crecimiento. En el Nuevo Testamento, la doctrina se expresa con diversas modalidades y énfasis que hacen tanto más notable sus sustancial unidad.
(Aníbal)
Comentario:
(Comentario de Jetonius:
Esto de “centrar el objeto de la investigación” lo emplea usted como un comodín para difuminar argumentos incómodos. El cristianismo era imparable de suyo: “la sangre de los mártires es semilla de la Iglesia”. Creció enormemente en una época de persecuciones. No me hago ilusiones acerca de los propósitos de Constantino, pero su empleo como instrumento político es por completo ajeno a sus orígenes.
Con respecto a sus conjeturas, el hecho es que, de nuevo, son de suyo indemostrables y por tanto no susceptibles de evaluación.
Nuevamente esgrime la mitología martirológica. La historia, señor Jetonius, las escriben siempre los vencedores. Dudo mucho que los obispos de Constantino y Teodosio tuvieran mucho que ver con los esclavos arrojados a los leones. Ni fueron todos judíos las víctimas del nazismo ni todos cristianos las víctimas de Roma. No cuentan los combatines y esclavizados hispanos, galos, germanos, etc, como tampoco cuenta en los anales de los genocidios históricos el del genocidio armenio a manos de Turquía a comienzos del siglo XX. Tampoco cuentan los mártires paganos del cristianismo, la horrenda muerte de Hipatia (científica y matemática) a manos de monjes cristianos azuzados por San Cirilo de Alejandría. La sangre de los mártires es la sangre de los mártires de los vencedores porque los vencidos de la conquista americana no tuvieron mártires, solo el mas cruel de los olvidos, y sus culturas fueron cristianamente borradas de la faz de la tierra. Si lo que sucede es que usted no comprende el análisis de los fenómenos históricos desde una perspectiva puramente histórica y no mística, esa es ya otra cuestión.
(Jetonius)
El punto que muy prudentemente omite considerar es que existen abundantes fuentes pre-constantinianas que prueban mi afirmación. Es suya la responsabilidad de demostrar que la historia de los mártires cristianos es puro mito. Con respecto al resto de los oprimidos de la historia, por cierto que son dignos de profunda consideración, pero no en el presente contexto, excepto lo que llama los “mártires paganos del cristianismo”. Por más que se hayan cometido terribles excesos en nombre de Cristo, ello es contrario al espíritu del Evangelio y a las enseñanzas de nuestro Maestro.
El asesinato de Hipatía que menciona es un ejemplo de lo que acabo de decir, y de todo el santoral católico y ortodoxo es difícil hallar un obispo que mereciese menos el calificativo de “santo” que Cirilo de Jerusalén, personaje deleznable a pesar de su ortodoxia doctrinal.
Bendiciones en Cristo,
Jetonius
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