Re: Jesus hablaba hebreo o arameo?...
Lección 5
entremos en aspectos gramaticales para el arameo y hebreo:
Arameo o Hebreo
Se admite que casi todos los eruditos han argumentado y aún sostienen la posición de que el lenguaje común de los días de Jesús fue el arameo. La teoría es tan prevalente que es enseñado en los seminarios como un hecho que el hebreo era un lenguaje muerto en el tiempo de Jesús.
Bárbara Gromes, en su libro, Language Choice in First Century Christianity (Opción de Lenguaje en el Primer Siglo de la Cristiandad), declara sin ambigüedades, “en la tierra natal del pueblo judío, en el primer siglo después de Cristo, el arameo fue la lengua madre y el lenguaje principal de la mayoría del pueblo, incluyendo virtualmente a todas las mujeres” (Grimes 1987: 20-21). Alfred Edersheim, un experto en la vida de Jesús, sugiere que el hebreo no fue nada más que un lenguaje usado en el templo y las sinagogas, y los mensajes tenían que ser traducidos al arameo por los burgueses (Edersheim 1993:91). Edersheim y Grimes no están solos; tal vez la mayoría de los eruditos han tenido un punto de vista erróneo del Hebreo Mishnaico, el hebreo de los días de Jesús. Probablemente una opinión típica prevaleciente fue la sugerencia de Abraham Geiger, externada en 1845, diciendo que el Hebreo Mishnaico fue una creación artificial de los rabinos cuya lengua nativa era el arameo (Buth 1987:25). Uno de los eruditos más frecuentemente citados es Matthew Black, un experto del arameo y proponente de la idea de que el hebreo era una lengua muerta en el tiempo de Jesús. El dice,
Las masas de habla aramea… no pudieron entender más el hebreo. El uso del término “hebreo” para referirse al arameo es fácilmente explicable porque describe el dialecto peculiar del arameo que había crecido en Palestina desde los días de Nehemías y que era claramente judío. (Black 1967:48).
Esta creencia se volvió tan común que la traducción de la Nueva Versión Internacional (NIV) de la Biblia se ajustó con la suposición de traducir sistemáticamente las palabras ῾Εβραΐδι, Hebraidi, y ῾Εβραϊστὶ, Hebraisti, (ambas significan hebreo) como arameo. Por ejemplo, en Juan 5:2 la NIV traduce, “…junto a la puerta de las Ovejas, hay un estanque … que en hebreo se llama Betesda” en lugar de la traducción literal hebrea (aunque “o hebreo” está en notas al calce). Obviamente, la razón para hacerlo así proviene de la creencia de que el arameo ha reemplazado al hebreo. Es justificable cuando la palabra es ¿claramente hebrea? Cuando Pablo, en Filipenses 3:5 se describe a sí mismo como “hebreo de hebreos”, la NIV correctamente retiene hebreo en lugar de arameo o arameico. Ellos traducen la misma palabra ῾Εβραῖος (hebraios – relacionada con las dos traducciones de arriba) como hebreo en Filipenses; ¿porqué no retener la traducción en los otros pasajes que han sido tomados acerca del lenguaje? Es desafortunado que la creencia de que el arameo reemplazó al hebreo sea tan fuerte que los traductores de la Biblia sientan que es justificado cambiar el texto del Nuevo Testamento en lugar de simplemente traducir con fidelidad lo que dice aún si va en contradicción con la erudición común.
Aunque la teoría prevalente de que el arameo era la lengua madre de Jesús es tan abrumadora, el punto de vista está en la necesidad de una revisión que más certeramente representa la situación del lenguaje en los días de Jesús. Una vez que empecemos a investigar, descubriremos que hay gran evidencia desde el Nuevo Testamento, así como una plétora de evidencia externa mostrando que Jesús habló hebreo (no arameo) como su lengua madre en Su vida diaria y ministerio.
Esto no es para decir que el arameo no fue hablado. La cantidad de evidencia es irrefutable que dice que el arameo era uno de los lenguajes de Sus días. Sin embargo, la evidencia histórica y bíblica confirma el hecho de que El estaba hablando hebreo. Nuevamente, esto es importante porque decirlo de otra forma no representa certeramente a Jesús. También, reconocer Su lenguaje como hebreo demuestra la confiabilidad de la Biblia como la Palabra de Dios y provee un continuo de enseñanza desde el Antiguo Testamento y a través de la vida y ministerio del Mesías.
Un Mapa
Con el objeto de resolver la pregunta acerca de lo que Jesús estaba hablando como lenguaje diario de comunicación, primero miraremos la evidencia histórica acoplada con el testimonio del Nuevo Testamento para ver qué autores antiguos tenían algo que decir acerca del lenguaje del día. Después de revisar lo que la historia nos tiene que decir, examinaremos, desde un punto de vista lingüista, las palabras actuales de Jesús (además de algunas otras), como están en el Nuevo Testamento. Esto es necesario porque las palabras y frases tales como talitha kumi han sido tan usadas frecuentemente para “probar” que El realmente habló arameo. Nuestro examen lingüista revelará que El estaba hablando hebreo, tal y como dice el Nuevo Testamento.
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Lección 5
entremos en aspectos gramaticales para el arameo y hebreo:
Arameo o Hebreo
Se admite que casi todos los eruditos han argumentado y aún sostienen la posición de que el lenguaje común de los días de Jesús fue el arameo. La teoría es tan prevalente que es enseñado en los seminarios como un hecho que el hebreo era un lenguaje muerto en el tiempo de Jesús.
Bárbara Gromes, en su libro, Language Choice in First Century Christianity (Opción de Lenguaje en el Primer Siglo de la Cristiandad), declara sin ambigüedades, “en la tierra natal del pueblo judío, en el primer siglo después de Cristo, el arameo fue la lengua madre y el lenguaje principal de la mayoría del pueblo, incluyendo virtualmente a todas las mujeres” (Grimes 1987: 20-21). Alfred Edersheim, un experto en la vida de Jesús, sugiere que el hebreo no fue nada más que un lenguaje usado en el templo y las sinagogas, y los mensajes tenían que ser traducidos al arameo por los burgueses (Edersheim 1993:91). Edersheim y Grimes no están solos; tal vez la mayoría de los eruditos han tenido un punto de vista erróneo del Hebreo Mishnaico, el hebreo de los días de Jesús. Probablemente una opinión típica prevaleciente fue la sugerencia de Abraham Geiger, externada en 1845, diciendo que el Hebreo Mishnaico fue una creación artificial de los rabinos cuya lengua nativa era el arameo (Buth 1987:25). Uno de los eruditos más frecuentemente citados es Matthew Black, un experto del arameo y proponente de la idea de que el hebreo era una lengua muerta en el tiempo de Jesús. El dice,
Las masas de habla aramea… no pudieron entender más el hebreo. El uso del término “hebreo” para referirse al arameo es fácilmente explicable porque describe el dialecto peculiar del arameo que había crecido en Palestina desde los días de Nehemías y que era claramente judío. (Black 1967:48).
Esta creencia se volvió tan común que la traducción de la Nueva Versión Internacional (NIV) de la Biblia se ajustó con la suposición de traducir sistemáticamente las palabras ῾Εβραΐδι, Hebraidi, y ῾Εβραϊστὶ, Hebraisti, (ambas significan hebreo) como arameo. Por ejemplo, en Juan 5:2 la NIV traduce, “…junto a la puerta de las Ovejas, hay un estanque … que en hebreo se llama Betesda” en lugar de la traducción literal hebrea (aunque “o hebreo” está en notas al calce). Obviamente, la razón para hacerlo así proviene de la creencia de que el arameo ha reemplazado al hebreo. Es justificable cuando la palabra es ¿claramente hebrea? Cuando Pablo, en Filipenses 3:5 se describe a sí mismo como “hebreo de hebreos”, la NIV correctamente retiene hebreo en lugar de arameo o arameico. Ellos traducen la misma palabra ῾Εβραῖος (hebraios – relacionada con las dos traducciones de arriba) como hebreo en Filipenses; ¿porqué no retener la traducción en los otros pasajes que han sido tomados acerca del lenguaje? Es desafortunado que la creencia de que el arameo reemplazó al hebreo sea tan fuerte que los traductores de la Biblia sientan que es justificado cambiar el texto del Nuevo Testamento en lugar de simplemente traducir con fidelidad lo que dice aún si va en contradicción con la erudición común.
Aunque la teoría prevalente de que el arameo era la lengua madre de Jesús es tan abrumadora, el punto de vista está en la necesidad de una revisión que más certeramente representa la situación del lenguaje en los días de Jesús. Una vez que empecemos a investigar, descubriremos que hay gran evidencia desde el Nuevo Testamento, así como una plétora de evidencia externa mostrando que Jesús habló hebreo (no arameo) como su lengua madre en Su vida diaria y ministerio.
Esto no es para decir que el arameo no fue hablado. La cantidad de evidencia es irrefutable que dice que el arameo era uno de los lenguajes de Sus días. Sin embargo, la evidencia histórica y bíblica confirma el hecho de que El estaba hablando hebreo. Nuevamente, esto es importante porque decirlo de otra forma no representa certeramente a Jesús. También, reconocer Su lenguaje como hebreo demuestra la confiabilidad de la Biblia como la Palabra de Dios y provee un continuo de enseñanza desde el Antiguo Testamento y a través de la vida y ministerio del Mesías.
Un Mapa
Con el objeto de resolver la pregunta acerca de lo que Jesús estaba hablando como lenguaje diario de comunicación, primero miraremos la evidencia histórica acoplada con el testimonio del Nuevo Testamento para ver qué autores antiguos tenían algo que decir acerca del lenguaje del día. Después de revisar lo que la historia nos tiene que decir, examinaremos, desde un punto de vista lingüista, las palabras actuales de Jesús (además de algunas otras), como están en el Nuevo Testamento. Esto es necesario porque las palabras y frases tales como talitha kumi han sido tan usadas frecuentemente para “probar” que El realmente habló arameo. Nuestro examen lingüista revelará que El estaba hablando hebreo, tal y como dice el Nuevo Testamento.
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