Por eso Él intercede por quienes se acercan a Él con fe y humildad.
Y por eso también intercede por quienes no lo conocen, pero se conducen como se esperaría de quien se acerca a Él con fe y humildad.
La conducta, como afirma Santiago, demuestra nuestra fe. No es que las obras nos salven. Por supuesto que no. "
No hay justo, ni aun uno". Simplemente señalan quién está dispuesto a recibir la gracia salvadora, que es un regalo gratuito de Dios. Es por eso que se dice que todos, judíos o gentiles, somos recompensados de acuerdo a nuestras obras y que Dios no hace acepción de personas.
Te ruego me permitas presentarte esta analogía. Sabes que no puedo evitar las analogías, tengo alma de maestro... maestro mediocre, pero maestro al fin.
Imagínate que Dios entra al gran salón del mundo y pide a unos discípulos: "Díganle a todos los que están aquí que aquí tengo un regalo de salvación para cada uno. Se los entregará mi Hijo, pues Él me lo solicitó y lo compró para ustedes. Ahora bien: el que esté dispuesto a recibir mi regalo, tendrá que formarse en la fila y permanecer en ella hasta el final. El que no esté formado, no lo recibirá y por lo tanto se perderá."
Los discípulos comienzan a pasar la voz entre los reunidos en el salón. Algunos hacen caso y se van formando en la fila. Otros se burlan y no hacen fila. Quienes se hacen fila y permanecen en ella hasta el final, reciben el regalo. Los que no, no. Formarse en la fila es una acción, una conducta observable, y en esta analogía, significa "hacer obras dignas de arrepentimiento".
Hay, sin embargo, algunos que hacen fila sin haber oído o entendido qué es lo que están regalando allá adelante, o Quién lo está regalando. Quizá estaban distraídos. Quizá nadie aún les advirtió. Pero de todas maneras intuyen que lo que están entregando allá adelante puede valer la pena, que quien lo regala puede ser alguien bueno. Así que persisten en la fila. Ellos también reciben su regalo de Cristo.
Prestar atención y analizar con cuidado el mensaje trasmitido por los discípulos ayuda mucho a querer hacer fila y permanecer en ella.
Sin embargo, tal análisis no es indispensable.
Lo indispensable es tener un Intercesor que haya pagado el regalo, y quedarse en la fila. Esas dos cosas.
Sin Cristo, nadie habría podido comprar el regalo. Todos los que estaban en el salón perecerían.
Pero sin hacer fila, nadie habría podido recibir el regalo.
Si un inuit, maya o tuareg persiste hasta el final en la fila, recibirá su regalo, porque Cristo ya pagó por él, y porque la persona en cuestión mostró su disposición a recibirlo persistiendo en la fila, AUN sin conocer bien a bien por qué o para qué.
Ver el archivo adjunto 3317712