Permíteme aclararte varias cosas que al parecer olvidas o desconoces por esa creencia que tienen de estar llamando a las cosas que “no son” como “si fueran”.
Primero que nada te saludo con todo el respeto que me mereces. Es un honor para mí poder aclararte algunos conceptos doctrinales de los que compartimos con las personas a las que visitamos “todos los días” en sus propios hogares y en el mundo entero para compartir con ellas las “Buenas Nuevas acerca del verdadero Reino de Dios” como la verdadera esperanza para toda la humanidad.
Sobre mi pregunta de “¿Qué sentido tiene obrar si ya se es salvo”? no tiene nada que ver con lo que aquí cuestionas citando las emotivas y reveladoras palabras dirigidas al “buen ladrón” empalado junto al Señor en su martirio final. En primer lugar, la oportunidad de VIDA de ese “ladrón” fue dada en ese momento, como garantía segura para que –cuando venga a la resurrección en el “paraíso restaurado en la Tierra– demuestre, en el verdadero y Gran Día de Juicio, esa “fe” y esa “entrega” que en su peor momento de su vida –ante su también inminente muerte– tuvo el buen tino de aceptar la identidad de Aquél que a su lado también agonizaba. La esperanza de la resurrección no significa –al menos para los que no participan de LA PRIMERA EN TIEMPO E IMPORTANCIA y sobre los cuales la MUERTE SEGUNDA NO TIENE AUTORIDAD– que van a heredar la VIDA ETERNA al igual que los primeros escogidos del Señor, de manera específica, cuando se aclara que sobre ellos, DE MANERA EXCLUSIVA, sí aplica en esa primera resurrección la VIDA INMORTAL como “reyes y sacerdotes” que gobernarán durante el Milenio a toda la humanidad.
Por lo tanto, el “obrar de conformidad con el arrepentimiento de corazón” para que la “GRACIA” de Dios tenga cabida, es seguida de inmediato, con la “acción” a la que por obligación cristiana estamos atados, a fin de corresponder de manera lógica a la Voluntad de Aquél por cuyo propósito Cristo se sacrificó.
Tú mismo citas un texto realmente revelador pero no te “das cuenta” de la enseñanza que transmite. Observa lo que citas: “Si me aman, OBEDECERÁN mis mandamientos”. ¿Notas lo que hay que hacer si uno ama al Señor? ¡OBEDECER! ¿Y qué significa el obedecer? ¡Poner en acción la “fe” que decimos tenemos en el Señor! ¡Obrar de conformidad con lo que aprendemos, mantenernos ACTIVOS, LABORIOSOS, “TRABAJAR” por los intereses del Reino, “EJECUTAR OBRAS” propias del vivir cristiano como “predicar el Evangelio” (prioridad 1), desplegar “AMOR” intenso unos con otros y “MANTENERSE SIN MANCHA DEL MUNDO”.
Por lo tanto, si la “GRACIA” o “BONDAD INMERECIDA” se da GRATIS es en el sentido de no COMPRARLA pervirtiendo el hecho de que lo hagamos sin SENTIRLA Y AGRADECERLA; en el estricto interés de estar COMPRÁNDOLA sin que haya una verdadera intención de cambio en nuestro corazón. Es en ese sentido que se aplica el que sea DADA DE FORMA GRATUITA, como DON DE DIOS. Ahora bien, si es GRATIS ESA “GRACIA” o “BONDAD INMERECIDA” (tal como algo que en verdad NO MERECEMOS por méritos propios) no significa que no haya QUE CORRESPONDER con nuestros HECHOS y OBRAS propias de nuestro arrepentimiento y el estar dispuestos a COMPENSAR Y SER AGRADECIDOS, sometiéndonos a la Voluntad –que se demuestra en nuestras acciones continuas– del Señor para honra y gloria de su NOMBRE. Bajo este correcto entendimiento, el “ladrón” era un “invitado más” a la Fiesta del Señor, pero faltaba el CÓMO respondería y cómo iba a agradecerle al Señor la invitación que le hacía para una vida indestructible.
Tenemos muchos ejemplos bíblicos de personas que “aceptaron” y “cambiaron” al instante al conocer al Señor y su enseñanza. Obviamente no habían tenido un “récord”, o un “impresionante currículum” de buenas obras previas a su conversión, pero son casos específicos en donde la “fe” sigue a lo oído y, lo oído, motiva a la acción, tal y como lo entendió el apóstol Pedro de manera clara y elocuente. Dijo él: “Sí; por esta misma razón, contribuyendo ustedes en respuesta todo esfuerzo solícito, suministren a su fe, virtud; a [su] virtud, conocimiento; a [su] conocimiento, autodominio; a [su] autodominio, aguante; a [su] aguante, devoción piadosa; a [su] devoción piadosa, cariño fraternal; a [su] cariño fraternal, amor…” (Y LUEGO CONCLUYE): “…Porque si estas cosas existen en ustedes y rebosan, impedirán que ustedes sean inactivos o infructíferos respecto al conocimiento exacto de nuestro Señor Jesucristo”. (2 Pedro 5-8). ¿Claro verdad? Todo conocimiento o creencia o FE es la base del OBRAR o EJERCITARSE, corriendo con “aguante la carrera por la vida”. Esto está en completa armonía a la admonición apostólica cuando se nos advierte: “Sin embargo, ¿cómo invocarán a aquel en quien no han puesto fe? ¿Cómo, a su vez, pondrán fe en aquel de quien no han oído? ¿Cómo, a su vez, oirán sin alguien que predique? [SUP]15[/SUP] ¿Cómo, a su vez, predicarán a menos que hayan sido enviados? Así como está escrito: “¡Cuán hermosos son los pies de los que declaran buenas nuevas de cosas buenas!”. (Romanos 10:14,15)
Jesús nos invita a la “Fiesta”. “Muchos seremos los invitados” pero “pocos los escogidos”. ¿De qué dependerá el que no seamos escogidos no importando para nada que fuésemos “invitados”? ¡Las obras de la fe nos darán la respuesta adecuada!
Todos esos ejemplos bíblicos, como el caso del “buen ladrón”, como el caso específico de “María de Magdad”, el de “Mateo el recaudador de impuestos” o bien, el de “Saulo de Tarso” (más tarde Pablo), que se sintieron atraídos por el poder atrayente del Señor, fue necesario su llamamiento como “invitados” a la fiesta y a la vez fueron “escogidos” porque sus “obras” obraron juntamente a su fe, tal y como lo describió el discípulo Santiago de que la “FE” de todos ellos fue demostrada con las OBRAS que dicha fe les indicó ejecutar como agradecimiento de corazón, a la “GRACIA” o “BONDAD INMERECIDA” que de manera GRATUITA se nos otorga cuando somos llamados a “este derrotero” que, a veces, se rechaza por ser holgazanes espirituales que “vivimos” de manera indecorosa, pervirtiendo las Buenas Nuevas que el Señor depositó a nuestro cuidado. De manera que todos estos EJEMPLOS VIVOS tuvieron que OBRAR DE CONFORMIDAD CON LA FE que profesaron haciéndose, no solamente “oidores extasiados”, sino “hacedores de la Palabra”, para que de conformidad con lo que aprendieron, echaran raíces que les diera la seguridad de compartir con el Señor, la gloriosa expectativa de ser tomados en cuenta como los verdaderos HIJOS DE DIOS.
Aquí una vez más recalcas la importancia DE LA ACCIÓN cuando se nos suministra la BONDAD INMERECIDA de Dios.
Esto es lo mismo que he venido insistiendo dicho en otras palabras y que, al parecer, o no COMPRENDEN LO QUE LEEN, o el espíritu de la contradicción los distrae en grado sumo.
Estamos de acuerdo con esto también. Lo que he explicado en nada contradice lo que aquí bien citas e interpretas: “ATRÁS HA QUEDADO LO VIEJO: AHORA YA TODO ES NUEVO” porque nacemos como HIJOS ESPIRITUALES DE DIOS al hacernos HACEDORES y no solamente OIDORES de su Palabra.
Tampoco he dicho algo contrario que desdiga lo que bien sentencias con esta cita bíblica.
Aquí como que retrocedes en el tiempo y niegas toda la argumentación y responsabilidad que has citado constantemente, acerca de la importancia de OBEDECER LOS MANDAMIENTOS a no ser que para ti, OBEDECER, tenga otro significado distinto al de EJECUTAR ALGO QUE SE EXIGE como MANDAMIENTO DIVINO y, en su defecto, se constituye en cumplir EJECUTANDO OBRAS PROPIAS DE LA “LEY DEL CRISTO” y no, como lo desvías a las obras muertas “DE LA LEY” que es de la que Pablo aquí está hablando, no de la otra. Por supuesto que no somos JUSTIFICADOS POR LA LEY DE MOISÉS ¿Notas la diferencia? ¡Pero resulta que sí somos responsables por cumplir LA LEY DEL CRISTO! ¿Eres cristiano e ignoras cuál Ley es la del Cristo?
Dado que Cristo cumplió la Ley, están obligados los cristianos a guardar la Ley mosaica? El apóstol Pablo dijo: “Que nadie los juzgue en el comer y beber, o respecto de una fiesta, o de una observancia de la luna nueva, o de un sábado; porque esas cosas son una sombra de las cosas por venir, pero la realidad pertenece al Cristo” (Colosenses 2:16, 17).
Estas palabras inspiradas denotan un gran cambio en los requisitos de Dios para sus siervos. ¿A qué obedece este cambio? A que los cristianos están bajo una nueva ley, “la ley del Cristo” (Gálatas 6:2). La Ley de Moisés quedó abolida cuando Jesús, al morir, la cumplió por completo (Romanos 10:4; Efesios 2:15). ¿Dejó de estar vigente también el mandamiento de guardar el sábado? Sí. Pablo dijo: “Hemos sido desobligados de la Ley”, y a continuación pasó a referirse a uno de los Diez Mandamientos (Romanos 7:6, 7). De modo que los Mandamientos rituales y ceremoniales —incluido el del sábado— son parte de la Ley que fue abolida. Por eso, los cristianos ya no están obligados a observar el sábado literal ni otras observancias literales como parte de los requisitos para llegar para cumplir con la nueva “Ley del Cristo”.
La transición de un sistema de adoración israelita a uno cristiano se podría ilustrar con el cambio de constitución en un país. Una vez establecida la nueva constitución, ya no se exige que se obedezca la anterior. Puede que algunas leyes no hayan cambiado, pero otras sí. El buen ciudadano querrá saber cuándo entró en vigor la nueva constitución y cuáles son las leyes vigentes. Lo que fue protegido de la ANTIGUA LEY JUDÍA fueron los principios que fueron, digamos, “reformados” o mejor “comprendidos” pero ahora, no en “piedra”, sino en el corazón humano.
De modo parecido, Jehová dio a la nación de Israel más de seiscientas leyes. Además de las principales, los Diez Mandamientos, promulgó leyes sobre la moralidad, los sacrificios, la salud y la observancia del sábado. No obstante, Jesús habló de una nueva “nación”, la cual estaría constituida por sus seguidores ungidos (Mateo 21:43). Esta nación ha estado desde el año 33 bajo una nueva “constitución” que se basa en dos leyes fundamentales: amar a Dios y amar al prójimo (Mateo 22:36-40). Si bien en la Ley mosaica hay leyes parecidas a las de “la ley del Cristo”, es lógico esperar que algunas sean muy distintas y que otras hayan quedado sin efecto.
Pero FE que promueve al ACTUAR y el SENTIR para honra y gloria de Dios Padre. ¡Esa es la verdadera fe! No la que se estanca y no lleva fruto propio del arrepentimiento.
Incorrecto. Aplica la deducción apropiada, y desde el principio retoma el “hilo” del tema que aquí explica Pablo, dice él: “Por esta bondad inmerecida, en verdad, ustedes han sido salvados mediante fe; y esto no debido a ustedes: es dádiva de Dios. No, no es debido a obras, a fin de que nadie tenga base para jactarse. (Evidentemente aquí se hace clara distinción entre qué obras son las que no debemos ampararnos para “comprar” la fe y la GRACIA del Señor. Pablo se refiere, de manera obvia, a las “obras de la Ley mosaica” que es a las que hace referencia de manera clara y evidente). Nota lo que sigue diciendo luego: “…Porque somos producto de su obra y fuimos creados en unión con Cristo Jesús para obras buenas, las cuales Dios preparó por anticipado para que anduviéramos en ellas.” (Efesios 2:8 al 10). ¿Notas alguna extraña contradicción si lo entendemos como ustedes lo entienden? Pablo no puede estar diciendo que no es debido a OBRAS que somos salvos y, al mismo tiempo, dice que “DIOS LAS PREPARÓ POR ANTICIPADO PARA QUE ANDUVIÉRAMOS EN ELLAS”. ¿En qué quedamos? ¿Es así o es asá? La contradicción la establecen ustedes al no captar el PUNTO de lo que el apóstol enfoca, no el criterio precipitado con el que entienden todas las Escrituras.
¿Tiene satán la misma esperanza de VIDA ETERNA porque ellos creen en JESÚS como el HIJO DE DIOS? El creer no basta; Santiago fue más que claro al decir que la “FE” sin OBRAS (Y NO PRECISAMENTE DE LA LEY) de todos ellos, especialmente la de Abraham, “OBRÓ JUNTO CON SUS OBRAS”. ¿Por qué contradicen las Escrituras?
Estaríamos de acuerdo siempre y cuando se entienda que “POR MEDIO DE JESUCRISTO PARA TODOS LOS QUE CREEN EN ÉL”. Claro, no podría ser de otra forma, pero ustedes la llegan hasta allí y justifican el NO HACER NADA a partir de la FE, porque por “OBRAS DE LA LEY”, –justifican– ninguna “carne será declara justa ante Él” cuando, en la realidad, más bien no en cuanto A OBRAS DE LA LEY MOSAICA, pero sí bajo LA LEY DEL CRISTO, estamos MÁS QUE OBLIGADOS en acatar hasta completar la “carrera por la vida” y llegar a la “meta” para recibir el “PREMIO” que nos dará la posibilidad de VIVIR y asirnos de la VIDA QUE LO ES REALMENTE. Observa lo que el propio Pablo entendió de todo este enredo que ustedes se manejan. Dijo él: “No que lo haya recibido ya, ni que ya haya sido perfeccionado, sino que prosigo para ver si también puedo asir aquello para lo cual yo también he sido asido por Cristo Jesús. [SUP]13[/SUP] Hermanos, todavía no me considero como si [lo] hubiera asido; pero hay una cosa en cuanto a ello: Olvidando las cosas que quedan atrás, y extendiéndome hacia adelante a las cosas más allá, [SUP]14[/SUP] prosigo hacia la meta para el premio de la llamada hacia arriba por Dios mediante Cristo Jesús. [SUP]15[/SUP] Nosotros, pues, cuantos somos maduros, seamos de esta actitud mental; y si ustedes se inclinan mentalmente de otro modo en sentido alguno, Dios les revelará la [actitud] mencionada. [SUP]16[/SUP] De todos modos, hasta donde hayamos progresado, sigamos andando ordenadamente en esta misma rutina”. (Filipenses 3:12.16). ¿Bastaba la fe que tenía Pablo para ser salvo por sí sola o más bien indicaba la actividad diligente de ejercitar dicha fe para que llevara mucho fruto en “obras propias de arrepentimiento”, “desgastándose” a favor del “Camino” para honra y gloria de su Señor?
Pregunta: ¿Se necesitan obras o solamente con la fe bastará para heredar la salvación? La respuesta es un simple ¡NOOOOO! Se necesitan las OBRAS que nos acrediten como MERECEDORES DE LA BONDAD INMERECIDA DE LA VIDA por Cristo Jesús nuestro Señor, pero no citando los textos que NIEGAN ESAS OBRAS, porque las obras que ustedes citan pertenecen a la OBSCURIDAD DEL VIEJO PACTO, no del NUEVO, cuyo fundamento es Jesucristo y sobre el cual se edifica su VERDADERA IGLESIA.
Espero que la explicación dada arriba te haya aclarado en qué consistió la “FE” del “ladrón” en Jesús y cómo tendrá que responder a esa fe, cuando se le brinde la oportunidad de regresar de la muerte para entrar en el DÍA DE JUICIO, en el PARAÍSO DE DIOS, en donde se podrá dar cuatro gustos DEMOSTRÁNDOLE A SU SEÑOR, la misericordia recibida por haber empezado a dar frutos de un arrepentimiento genuino al TENER FE por Aquél a quien era en ese momento su “compañero de martirio” y por el que creyó (su corazón se doblegó) en la promesa que de seguro había escuchado con anterioridad, del Reino y del protagonismo de Jesús en Él como el Rey apropiado para gobernar, por parte de aquella también desventurada víctima de la intolerancia religiosa en su máxima expresión.
Con todo respeto y consideración.