Re: ¿JESUS DIJO QUE ERA DIOS?
El espíritu de Dios, cuando se combina con nuestro espíritu humano, nos permite comprender las cosas de Dios desde Su perspectiva. Cuando Dios nos da Su Espíritu, podemos comenzar a comprender lo que él está haciendo y por qué él lo está haciendo. Jesús, a través del poder y la comprensión dada por el Espíritu Santo de Dios, pudo superar la tentación mientras estaba aquí en tierra.
Si bien él fue tentado en todas las cosas tal como nosotros (Heb. 2:18; 4:15), él pudo vencer y triunfar sobre su naturaleza humana y mente por la mayor Mente de Dios. Así hemos contestado nuestra anterior pregunta acerca de CÓMO estaba el Padre en Cristo. Dios estaba en Jesús en la misma forma que él mora en nosotros: A través de Su Espíritu Santo.
Inversamente, por la presencia del Espíritu de Dios, Cristo pudo permanecer en el Padre superando sus deseos y estando en obediencia total a Su voluntad. Aquí hay varias Escrituras que muestran esta verdad:
Juan 5:30: “No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre”.
Juan 6:38: “Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió”.
Juan 15 “Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor”.
Lucas 22:42: “Diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”.
El Mesías subordinó su propia voluntad a la del Padre mientras él estuvo aquí en la tierra. Así es cómo él permaneció en el Padre. Este patrón nos muestra cómo podrían los discípulos del Mesías ser “uno” tal como Jesús y el Padre eran uno. Dios estaría en los discípulos a través de la residencia de Su Espíritu Santo. Por el poder del Espíritu los discípulos obedecerían las órdenes de Cristo (las cuáles son de hecho las órdenes de Dios el Padre-Juan 14:24) y permanecían en el amor de Dios.
El espíritu de Dios, cuando se combina con nuestro espíritu humano, nos permite comprender las cosas de Dios desde Su perspectiva. Cuando Dios nos da Su Espíritu, podemos comenzar a comprender lo que él está haciendo y por qué él lo está haciendo. Jesús, a través del poder y la comprensión dada por el Espíritu Santo de Dios, pudo superar la tentación mientras estaba aquí en tierra.
Si bien él fue tentado en todas las cosas tal como nosotros (Heb. 2:18; 4:15), él pudo vencer y triunfar sobre su naturaleza humana y mente por la mayor Mente de Dios. Así hemos contestado nuestra anterior pregunta acerca de CÓMO estaba el Padre en Cristo. Dios estaba en Jesús en la misma forma que él mora en nosotros: A través de Su Espíritu Santo.
Inversamente, por la presencia del Espíritu de Dios, Cristo pudo permanecer en el Padre superando sus deseos y estando en obediencia total a Su voluntad. Aquí hay varias Escrituras que muestran esta verdad:
Juan 5:30: “No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre”.
Juan 6:38: “Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió”.
Juan 15 “Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor”.
Lucas 22:42: “Diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”.
El Mesías subordinó su propia voluntad a la del Padre mientras él estuvo aquí en la tierra. Así es cómo él permaneció en el Padre. Este patrón nos muestra cómo podrían los discípulos del Mesías ser “uno” tal como Jesús y el Padre eran uno. Dios estaría en los discípulos a través de la residencia de Su Espíritu Santo. Por el poder del Espíritu los discípulos obedecerían las órdenes de Cristo (las cuáles son de hecho las órdenes de Dios el Padre-Juan 14:24) y permanecían en el amor de Dios.