Re: ¿JESUS DIJO QUE ERA DIOS?
Ya que tanto te gusta desacreditar, dime que evidencia Bíblica tienes de que Dios es un ángel o su propio ángel, o solo es una interpretación que apoyas y a sabiendas acusas a los demás sin pruebas concretas de lo que hablas.
¿Eres Mormon? ¿Te das cuenta de lo que posteas?
MI estimado JFB aqui te presento tu segundo foul estas muy errado mi consejo es que no pongas versos biblicos para decir mentiras ,, se ve feo de tu parte ahora dices en el pasado muchos salvador hubo, como el ángel que salvó a los Israelitas en tiempos de Moisés Isaías 63:9. En toda angustia de ellos él fue angustiado, y el ángel de su faz los salvó; en su amor y en su clemencia los redimió, y los trajo, y los levantó todos los días de la antigüedad. NO ES LITERALMENTE UN ANGEL ES LA CARACTERICTICA DE EL SEñOR COMO DE UN ANGEL , Y QUE SON EVIADOS PARA PROTEGER..SI LEES TODA LA BIBLIA LOS ANGELES SON SERVIDORES DE DIOS PARA EL HUMANO COMO PROTECTOR Y MENSAJERO.. como ejemplo salmo 34:7 El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen,
Y los defiende. HAY MUCHOS PASAJES QUE HABLA DE ANGELES POTEGIENDO Y COMO MENSAJEROS .. NO COMO SALVADORES DE LA VIDA O EL ALMA
El versículo 9 resume: “En toda angustia de ellos él fue angustiado, y el ángel de su faz los salvó; en su amor y en su compasión los redimió, y los levantó y los llevó todos los días de la antigüedad”.[15] El Señor llevó los sufrimientos de Su pueblo a través de todas las épocas. La Expiación es efectiva para todos los tiempos, desde los días de los profetas antiguos hasta la Segunda Venida del Señor.[16]
En Doctrina y Convenios el Señor amplía el versículo 9, quiénes eran éstos que el Señor llevó en los días de la antigüedad:
“En todas las aflicciones de ellos, él fue afligido. Y el ángel de su presencia los salvó; y en su amor y en su clemencia los redimió, los sostuvo y los llevó todos los días de la antigüedad;
“sí, y también a Enoc y a los que estuvieron con él; a los profetas que antes de él fueron; también a Noé y a los que fueron antes de él; y también a Moisés y a los que fueron antes de él;
“y de Moisés a Elías, y de Elías a Juan, los cuales estuvieron con Cristo en su resurrección, y los santos apóstoles, con Abraham, Isaac y Jacob, estarán en la presencia del Cordero”.[17]
Aqui te dejo el capitulo completo bien explicado si de verdad te atrevez a leerlo encontraras de que trata todo el capitulo
El capítulo 63 describe la gloriosa Segunda Venida del Señor Jesucristo. Será un día de venganza, cuando el Señor pondrá Sus enemigos debajo de Sus pies. El manto del Señor será teñido de rojo, así como con la sangre de Sus enemigos quienes se le oponían en Edom, Bosra, y otros lugares. La apariencia del Señor será tan gloriosa que el sol, la luna y las estrellas ocultarán su luz con vergüenza. El capítulo termina con la súplica de Isaías al Señor por la restauración de las tribus de Israel a su estado anterior de justicia y a las tierras de su herencia.
Los versículos 1 al 6 describen la apariencia gloriosa del Señor en un manto rojo en Su Segunda Venida. Isaías plantea preguntas, las cuales son contestadas por el Señor. En el versículo 1 Isaías pregunta: “¿Quién es éste que viene de Edom con vestidos de Bosra teñidos de rojo? ¿Éste vestido con esplendidez, que marcha en la grandeza de su poder?” El Señor contesta: “Yo, el que hablo en justicia, poderoso para salvar”. A pesar de Su poder impresionante para destruir— manifestado por Su manto rojo con sangre y habiendo venido de los sitios de gran matanza en Edom y Bosra—el mayor poder del Señor reside en Su rectitud y Su capacidad para salvar.
Edom es el sobrenombre dado a Esaú, hijo de Isaac y Rebeca, y hermano gemelo de Jacob.[1] Se le dio ese nombre porque al nacer, Esaú “salió…rubio y era todo velludo como una pelliza”;[2] Edom significa “rojo”.[3] El nombre también se aplica a los descendientes de Edom y las tierras de su herencia.[4] Los descendientes modernos de Esaú son los árabes. Bosra era la ciudad capital de Edom, al sureste del Mar Muerto. Su nombre significa “fortificación” o “rebaño”.[5] También es el nombre de una ciudad de Moab y de una ciudad moderna, Basra, en Iraq.
Jeremías también previó la destrucción por el Señor de Bosra: “Porque por mí he jurado, dice Jehová, que asolamiento, oprobio, desolación y maldición será Bosra; y todas sus ciudades serán desolaciones perpetuas”.[6]
En el capítulo 34, Isaías proveyó detalles de los eventos predichos, citando las palabras del Señor: “Porque en los cielos se embriagará mi espada; he aquí que descenderá para hacer juicio sobre Edom y sobre el pueblo de mi anatema”.[7] Compárese ésta a una declaración similar hecha por el Señor en Doctrina y Convenios: “y la ira del Señor está encendida, y su espada se embriaga en el cielo y caerá sobre los habitantes de la tierra”.[8]
“El pueblo de mi anatema” se refiere en particular a Edom, pero también significa gentes a través del mundo que se pondrían en contra del Señor y su pueblo, no teniendo ningún respeto para con Sus mandamientos. El Señor establece este significado más amplio para Idumea, o sea Edom, en Doctrina y Convenios: “Y también el Señor tendrá poder sobre sus santos, y reinará en medio de ellos, y bajará en juicio sobre Idumea, o sea, el mundo”.[9]
En el versículo 2, Isaías plantea otra pregunta al Señor: “¿Por qué es rojo tu vestido, y tus ropas como las del que ha pisado en lagar?” “Lagar” es un recipiente grande, donde las uvas eran aplastadas por la gente pisando con sus pies para soltar el jugo.
En el versículo 3, el Señor contesta: “He pisado yo solo el lagar, y de los pueblos nadie había conmigo; los he pisado con mi ira y los he hollado con mi furor; y su sangre salpicó mis vestidos, y manché todas mis ropas”. El Señor, actuando solo, llevó a cabo la Expiación. Del mismo modo, actuando solo, Él destruirá a Sus enemigos. Cuando el Señor estuvo en el jardín de Getsemaní, en su mayor sufrimiento, “era su sudor como grandes gotas de sangre que caían a tierra”.[10] En Su Segunda Venida el vestido del Señor otra vez será manchado con sangre—pero esta vez, de la sangre de los que rechazaron Su sacrificio infinito por causa del orgullo y de la maldad
“¿Quién es éste que viene de Edom con vestidos de Bosra teñidos de rojo?” se complementa con “y su sangre salpicó mis vestidos, y manché todas mis ropas”. La sangre de los destruidos, tanto de Edom como de Bosra, manchará el manto del Señor en Su Segunda Venida. El manto rojo representará tanto la venganza del Señor al destruir a los inicuos tal como al derramamiento de Su propia sangre por medio del cual llevó a cabo la Expiación.
El versículo 4 continúa la explicación del Señor: “Porque el día de la venganza está en mi corazón, y el año de mis redimidos ha llegado”. El día de la destrucción de los inicuos por el Señor significa el comienzo del reino del Señor sobre Sus redimidos en la tierra. Aquellos quienes perezcan en la Segunda Venida del Señor habrán recibido la recompensa merecida por su rebelión.
Las preguntas y las respuestas en los versículos 1 al 4 se amplían en Doctrina y Convenios; las diferencias se presentan en letra cursiva:
“Y se dirá: ¿Quién es éste que desciende de Dios en el cielo con ropas teñidas; sí, de regiones desconocidas, vestido con su atavío glorioso, que viene en la grandeza de su potencia?
“Y él dirá: Soy aquel que hablé en justicia, poderoso para salvar.
“Y los vestidos del Señor serán rojos; y su ropa como del que ha pisado el lagar.
“Y tan grande será la gloria de su presencia, que el sol esconderá su faz avergonzado, y la luna retendrá su luz, y las estrellas serán arrojadas de sus lugares.
“Y se oirá su voz: He pisado yo solo el lagar y he traído juicio sobre todo pueblo; y nadie estuvo conmigo;
“y los he hollado con mi furor y los pisé con mi ira, y con su sangre he salpicado mis vestidos y manchado toda mi ropa; porque éste fue el día de venganza que estaba en mi corazón”. [11]
Las descripciones de la venganza destructiva del Señor y su pisar del lagar solo, presentadas en los versículos 1 al 4, sirvieron de inspiración para el himno emotivo de Julia Ward Howe:
Mis ojos ven la gloria de la venida del Señor,
Ha pisado con su ira el lagar de su furor.
Ya desnuda su espada cual un rayo de terror;
Avanza Su verdad.[12]
En el versículo 5, el Señor testifica que sólo Él tendría poder para tal destrucción: “Y miré y no había quien ayudara, y me maravillé de que no hubiera quien sustentase; y me salvó mi propio brazo, y mi ira me sostuvo”. La salvación vino mediante el Señor actuando solo; similarmente, la destrucción de los inicuos se llevará a cabo a través de la ira del Señor, también actuando solo.
El versículo 6 describe la ira del Señor: “Y en mi ira hollé a los pueblos, y los embriagué con mi furor y derramé en tierra su sangre”. El Señor derrocará las naciones poderosas, derribándolas a la destrucción. Continúan las imágenes del Señor al pisar solo el lagar, al aplastar a la gente—embriagándolos con la ira del Todopoderoso.
Isaías, en el capítulo 25, describe vívidamente al Señor en el acto de destruir a naciones malas: “Y extenderá sus manos por en medio de él, como las extiende el nadador para nadar; y abatirá su soberbia y la destreza de sus manos”.[13] El Señor destruirá tanto el orgullo de los inicuos como sus riquezas y bienes.
“Porque el día de la venganza está en mi corazón, y el año de mis redimidos ha llegado” se complementa con “derramé en tierra su sangre”. El día de la venganza del Señor será cuando Él derrocará la fuerza militar de los inicuos. “No había quien ayudara” es explicado por “en mi ira hollé a los pueblos”. El Señor llevó a cabo la Expiación por Sí Mismo, a solas; Su triunfo sobre los inicuos también se llevará a cabo por Sí Mismo, a solas.
En los versículos 7 al 9, Isaías describe la gran bondad que el Señor ha demostrado hacia la casa de Israel. El versículo 7 comienza: “De las misericordias de Jehová haré memoria, de las alabanzas de Jehová, conforme a todo lo que Jehová nos ha dado, y de la grandeza de sus beneficios hacia la casa de Israel, que les ha dado según sus misericordias y según la abundancia de su amorosa bondad”. Aquí Isaías usa un contraste literario, comparando la gran ira del Señor al destruir a los inicuos, lo que se describió en los versículos 1 al 6, con Su benevolencia inmensurable en el llevar a cabo la expiación por la cual todos pueden ser salvos, junto con el recogimiento y la redención de Israel. En este contraste literario se comparan los opuestos para acentuar en la mente del lector tanto la severidad de la destrucción como la benevolencia infinita del Señor y Su rectitud para con Su pueblo.[14]
Como se ilustra en este quiasma, la gran bondad del Señor expresada hacia la casa de Israel es digna de la gran alabanza de Su pueblo. “De las misericordias de Jehová haré memoria” se complementa con “según la abundancia de su amorosa bondad”.
El versículo 8 continúa: “Porque dijo: Ciertamente mi pueblo son, hijos que no mienten; y él fue su Salvador”. La gracia salvadora del Señor se dirige a Su pueblo—a los que han sido fieles a Él, y quienes han sido verídicos.
El versículo 9 resume: “En toda angustia de ellos él fue angustiado, y el ángel de su faz los salvó; en su amor y en su compasión los redimió, y los levantó y los llevó todos los días de la antigüedad”.[15] El Señor llevó los sufrimientos de Su pueblo a través de todas las épocas. La Expiación es efectiva para todos los tiempos, desde los días de los profetas antiguos hasta la Segunda Venida del Señor.[16]
En Doctrina y Convenios el Señor amplía el versículo 9, quiénes eran éstos que el Señor llevó en los días de la antigüedad:
“En todas las aflicciones de ellos, él fue afligido. Y el ángel de su presencia los salvó; y en su amor y en su clemencia los redimió, los sostuvo y los llevó todos los días de la antigüedad;
“sí, y también a Enoc y a los que estuvieron con él; a los profetas que antes de él fueron; también a Noé y a los que fueron antes de él; y también a Moisés y a los que fueron antes de él;
“y de Moisés a Elías, y de Elías a Juan, los cuales estuvieron con Cristo en su resurrección, y los santos apóstoles, con Abraham, Isaac y Jacob, estarán en la presencia del Cordero”.[17]
De esto queda claro que Jehová, quien sostuvo y llevó a los profetas y a los justos de la antigüedad, es el Señor Jesucristo quien dio Su vida en la cruz y llevó a cabo la resurrección.
También en Doctrina y Convenios, el Señor proporciona descripción adicional de los acontecimientos del tiempo de Su Segunda Venida:
“Entonces el brazo del Señor caerá sobre las naciones.
“Y entonces el Señor pondrá su pie sobre este monte, y se partirá por en medio, y temblará la tierra y se tambaleará, y también se estremecerán los cielos.
“Y el Señor emitirá su voz, y todos los confines de la tierra la oirán; y las naciones de la tierra se lamentarán, y los que hayan reído descubrirán su insensatez.
“Y la calamidad oprimirá al burlador, y el mofador será consumido; y los que se desvelan para obrar iniquidad serán talados y echados al fuego.
“Y entonces me mirarán los judíos y dirán: ¿Qué heridas son éstas en tus manos y en tus pies?
“Entonces sabrán que yo soy el Señor, porque les diré: Éstas son las heridas con que fui herido en casa de mis amigos. Soy el que fue levantado. Soy Jesús que fue crucificado. Soy el Hijo de Dios”.[18]
Juan el Revelador también testificó de estos eventos:
“Y vi el cielo abierto, y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero. Y con justicia él juzga y hace la guerra.
“Y sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo.
“Y estaba vestido de una ropa teñida en sangre, y su nombre es: El Verbo de Dios“.
“Y los ejércitos que están en los cielos le seguían en caballos blancos, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio.
“Y de su boca sale una espada aguda para herir con ella a las naciones; y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso.
“Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: Rey de reyes y Señor de señores“.[19]
El versículo 10 describe la rebelión de Israel contra al Señor: “Mas ellos fueron rebeldes y entristecieron su santo espíritu; por lo cual se les volvió enemigo y él mismo peleó contra ellos”.[20] En lugar de darles el amor y la compasión, el Señor—a causa de la rebelión y la iniquidad del pueblo—los hirió y los castigó, reteniendo las bendiciones de salvación de ellos.
Los versículos 11 al 14 cuentan la liberación de Israel de la esclavitud en Egipto, su paso milagroso por el Mar Rojo sobre tierra seca y su entrada segura a la tierra prometida. El versículo 11 comienza con el Señor planteando una serie de preguntas retóricas: “Pero se acordó de los días antiguos, de Moisés y de su pueblo, diciendo: ¿Dónde está el que los hizo subir del mar con el pastor de su rebaño? ¿Dónde está el que puso en medio de él su santo espíritu?”— El Señor, con estas preguntas, inquiere: “¿Por qué es que la gente ya no merece más que Dios los dirija, como lo hizo en los tiempos antiguos?”
El versículo 12 continúa las preguntas retóricas: “¿el que los guió por la diestra de Moisés con el brazo de su gloria; el que dividió las aguas delante de ellos, haciéndose así un nombre eterno?”— El Señor testifica que llevó a Moisés y los hijos de Israel a través de las aguas divididas del Mar Rojo.
El versículo 13 continúa: “¿el que los condujo por los abismos, como un caballo por el desierto, sin que tropezaran?”[21] El Señor cuidadosamente llevó a los hijos de Israel a través del Mar Rojo y más allá, guiándolos a través de las tribulaciones encontradas en el desierto. El símil del caballo de cascos firmes en el desierto describe la protección del Señor y el cuidado de Su pueblo.
El versículo 14 concluye: “El espíritu de Jehová los hizo descansar como a una bestia que desciende al valle; así pastoreaste a tu pueblo, para hacerte un nombre glorioso”. El Señor condujo a los hijos de Israel a la tierra prometida, asolando a los antiguos habitantes delante de ellos.
En los versículos 15 y 16, Isaías aboga por las bendiciones del Señor sobre Israel. El versículo 15 implora: “Mira desde el cielo y contempla desde la majestuosa morada de tu santidad y de tu gloria. ¿Dónde están tu celo y tu poder, la conmoción de tus entrañas y de tus misericordias para conmigo? ¿Se han retenido?” Las preguntas retóricas no ponen en duda la capacidad del Señor para interceder a favor de Israel; más bien, tratan de traer a la memoria del Señor Sus bendiciones otorgadas a ellos en el pasado y Sus promesas de intervención similar en el futuro.
El versículo 16 concluye: “Tú ciertamente eres nuestro padre, si bien Abraham no nos conoce, e Israel no nos reconoce; tú, oh Jehová, eres nuestro padre; Redentor Nuestro es tu nombre desde la eternidad”. Aunque ellos sean negados por Abraham e Israel por causa de sus transgresiones, el profeta implora al Señor a que reconozca a todos como Sus hijos—beneficiarios de la Expiación y capaces de arrepentirse.
En los versículos 17 al 19, Isaías el profeta implora a favor de Israel para que el Señor los restaure a sus tierras de herencia y los reconozca como Su pueblo. El versículo 17 comienza: “¿Por qué, oh Jehová, nos has hecho errar de tus caminos y endureciste nuestro corazón con respecto a tu temor? Vuélvete por amor a tus siervos, por las tribus de tu heredad”.[22] La traducción de José Smith presenta “…nos has permitido errar de tus caminos y endurecer nuestro corazón…”.[23] Isaías pregunta por qué el Señor ha permitido a los hijos de Israel desviarse. Su perdición es por su propia voluntad, debido a su libre albedrío.[24] Entonces Isaías implora que las tribus de Israel sean restauradas como una herencia del Señor.
Aunque debido a su dispersión y separación por mucho tiempo no son reconocibles como hijos del convenio, Isaías ruega por la intervención del Señor en favor de su pueblo, para que el Señor les devuelva el conocimiento de su herencia. “Mira desde el cielo y contempla desde la majestuosa morada de tu santidad y de tu gloria” se compara con “Vuélvete por amor a tus siervos, por las tribus de tu heredad”.
El versículo 18 continúa la súplica de Isaías: “Por poco tiempo lo poseyó tu santo pueblo; nuestros adversarios han hollado tu santuario.” El pueblo del convenio ha poseído la tierra de su herencia por sólo un corto tiempo, y sus enemigos han profanado el santo templo. Isaías plantea un caso para que el Señor intervenga.
El versículo 19 concluye: “Hemos venido a ser como aquellos de quienes nunca te enseñoreaste, los cuales nunca fueron llamados por tu nombre”. Los descendientes de Israel el pueblo del convenio del Señor, en contraste con sus enemigos quienes nunca han sido llamados por el nombre del Señor.[25] Isaías resume sus súplicas para la restauración de Israel a sus tierras prometidas.
Ya que tanto te gusta desacreditar, dime que evidencia Bíblica tienes de que Dios es un ángel o su propio ángel, o solo es una interpretación que apoyas y a sabiendas acusas a los demás sin pruebas concretas de lo que hablas.
¿Eres Mormon? ¿Te das cuenta de lo que posteas?