Jesús advierte del “Cristo” de Mel Gibson
A diferencia de otros epígrafes afines, propongo en este debatir el punto
que a continuación expongo:
Para cuantos seguimos creyendo en la plena inspiración divina de la
Sagrada Escritura, no hay opinión más autorizada que la de nuestro mismo Señor respecto a la controvertida película que pretende mostrar la cruda realidad de su pasión redentora.
Mt.24:4,5,23-26: “Respondiendo Jesús, les dijo: - Mirad que nadie os engañe, porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: “Yo soy el Cristo”, y a muchos engañarán. Entonces, si alguno os dice: “Mirad, aquí está el Cristo”, o “Mirad, allí está”, no lo creáis, porque se levantarán falsos cristos y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si es posible, aun a los escogidos. Ya os lo he dicho antes. Así que, si os dicen: “Mirad, está en el desierto”, no salgáis; o “Mirad, está en los aposentos”, no lo creáis”.
Mr. 13:5,6,21,22 (texto similar), v.23: “Pero vosotros ¡tened cuidado! Os lo he dicho todo de antemano”.
Lc.21:8: “Él entonces dijo: - Mirad que no seáis engañados, porque vendrán muchos en mi nombre diciendo: “Yo soy el Cristo” y: “El tiempo está cerca”.
Pero no vayáis en pos de ellos”.
Obviamente que esta no es una recomendación explícita de nuestro Señor a no ver la película; pero a buen entendedor, tan claras palabras bastan.
Sabemos que esta advertencia debe interpretarse dentro de su correspondiente marco profético, como respuestas a distintas preguntas de sus discípulos. Ya desde la época de los apóstoles, por el “espíritu del Anticristo” (1Jn.4:3) “han surgido muchos anticristos” (1Jn.2:18), presagiando al Anticristo que finalmente se manifestará luego que la iglesia
sea arrebatada en la venida del Señor (2Tes. 2:1-12).
No es necesario ir a ver la película para después juzgar, si hemos tomado el
cuidado de leer los conceptos vertidos por muchos hermanos que tuvieron
oportunidad de verla una y más veces tras su estreno. La crítica cinematográfica ya es demasiado abundante como para que podamos discernir, sin exponernos nosotros mismos ni a otros a una exhibición que
pueda provocarnos imprevisibles perjuicios.
Todavía me siento lo suficientemente protestante para apartar mis ojos de un crucifijo, retrato o escultura que pretenda representar a nuestro Salvador, y se me hace que el falso “Cristo” de Mel Gibson no tiene con el verdadero otra semejanza que la del suplicio de la cruz.
Tomo como mandatos del Señor sus imperativos: “no lo creáis”, “no salgáis”, “¡tened cuidado!”, “no vayáis”.
Me quedo con el Cristo histórico de los evangelios, que es el mismo que está sentado a la diestra del Padre y habita por la fe en mi corazón.
Si estoy equivocado, ¡hacédmelo saber!
Ricardo.
A diferencia de otros epígrafes afines, propongo en este debatir el punto
que a continuación expongo:
Para cuantos seguimos creyendo en la plena inspiración divina de la
Sagrada Escritura, no hay opinión más autorizada que la de nuestro mismo Señor respecto a la controvertida película que pretende mostrar la cruda realidad de su pasión redentora.
Mt.24:4,5,23-26: “Respondiendo Jesús, les dijo: - Mirad que nadie os engañe, porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: “Yo soy el Cristo”, y a muchos engañarán. Entonces, si alguno os dice: “Mirad, aquí está el Cristo”, o “Mirad, allí está”, no lo creáis, porque se levantarán falsos cristos y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si es posible, aun a los escogidos. Ya os lo he dicho antes. Así que, si os dicen: “Mirad, está en el desierto”, no salgáis; o “Mirad, está en los aposentos”, no lo creáis”.
Mr. 13:5,6,21,22 (texto similar), v.23: “Pero vosotros ¡tened cuidado! Os lo he dicho todo de antemano”.
Lc.21:8: “Él entonces dijo: - Mirad que no seáis engañados, porque vendrán muchos en mi nombre diciendo: “Yo soy el Cristo” y: “El tiempo está cerca”.
Pero no vayáis en pos de ellos”.
Obviamente que esta no es una recomendación explícita de nuestro Señor a no ver la película; pero a buen entendedor, tan claras palabras bastan.
Sabemos que esta advertencia debe interpretarse dentro de su correspondiente marco profético, como respuestas a distintas preguntas de sus discípulos. Ya desde la época de los apóstoles, por el “espíritu del Anticristo” (1Jn.4:3) “han surgido muchos anticristos” (1Jn.2:18), presagiando al Anticristo que finalmente se manifestará luego que la iglesia
sea arrebatada en la venida del Señor (2Tes. 2:1-12).
No es necesario ir a ver la película para después juzgar, si hemos tomado el
cuidado de leer los conceptos vertidos por muchos hermanos que tuvieron
oportunidad de verla una y más veces tras su estreno. La crítica cinematográfica ya es demasiado abundante como para que podamos discernir, sin exponernos nosotros mismos ni a otros a una exhibición que
pueda provocarnos imprevisibles perjuicios.
Todavía me siento lo suficientemente protestante para apartar mis ojos de un crucifijo, retrato o escultura que pretenda representar a nuestro Salvador, y se me hace que el falso “Cristo” de Mel Gibson no tiene con el verdadero otra semejanza que la del suplicio de la cruz.
Tomo como mandatos del Señor sus imperativos: “no lo creáis”, “no salgáis”, “¡tened cuidado!”, “no vayáis”.
Me quedo con el Cristo histórico de los evangelios, que es el mismo que está sentado a la diestra del Padre y habita por la fe en mi corazón.
Si estoy equivocado, ¡hacédmelo saber!
Ricardo.