ANEXO DOCUMENTAL
UN GIRO INESPERADO. 18 de julio de 1998. (cuarto aniversario de la implosión en la AMIA de Buenos Aires)
Publicado en Amanecer, Madrid, 17 de julio de 1998
"Desde hace cuatro años nos dicen que la semana próxima habrá novedades decisivas, pero nunca pasa nada. Es una vergüenza".
Laura Ginsberg, esposa de una de las víctimas del atentado
(Fuente: Página 12, Buenos Aires, 13 de julio de 1998)
A partir del giro dado por la política exterior norteamericana en relación con Irán, las "investigaciones" judiciales que se realizan en la Argentina respecto de los dos grandes atentados "antijudíos" (en verdad intra-judíos) han experimentado un cambio espectacular. Progresivamente la culpabilidad" de Irán se fue diluyendo hasta el punto de que ya se acepta el hecho de "...que no hay pruebas. Lo cierto es que en este momento sólo hay indicios, una historia que deja una enorme cantidad de dudas y han transcurrido nada menos que 48 meses (desde el segundo de los atentados)" (Fuente: Página 12, Buenos Aires, 12 de julio de 1998).
El único procesado ("chivo expiatorio") podría ser un vendedor de autos robados-usados, que está ilegalmente detenido desde hace años (sin acusación en firme) sospechoso de ser "partícipe secundario" del segundo de los atentados. Se da por supuesto de que en ese atentado se usó un "coche bomba", pero ello nunca ha sido en absoluto demostrado. A los otros cuatro encarcelados (también aún ilegalmente detenidos, porque no existen acusaciones concretas contra ellos), ex oficiales de la policía de la provincia de Buenos Aires, tampoco se les pudo probar ninguna conexión en relación con el mismo atentado. La estúpida e irracional "pista" que señalaba una supuesta "conexión interna" (un grupo de "nazis" nativos a las órdenes del "terrorismo islámico") se derrite como un cubo de hielo en pleno verano.
En definitiva, todos los intentos por sustraer el atentado de los verdaderos sucesos de política internacional que los enmarcó desde un comienzo, resultaron vanos: ni el "terrorismo islámico" ni los "nazis locales" aparecen por ningún lado. ¿Será porque los más importantes servicios de inteligencia del Occidente judeo-cristiano, el Mossad incluído, son irrecuperablemente estúpidos? ¿O, más bien, porque hasta ahora siguieron una pista falsa, piadosamente implantada desde un comienzo por los aparatos de seguridad del Estado de Israel?
A partir del momento en que el presidente Clinton, pocos días antes del famoso partido de fútbol Irán-EUA (mediados de junio de 1998), solicita al gobierno de Teherán una progresiva normalización de relaciones, la investigación de la "justicia independiente" del gobierno cipayo que hoy asola la Argentina frena sus ímpetus originales. La nueva estrategia de Washington había sido percibida, con una velocidad cercana a la de la luz, por el personal de servicio nativo residente en la Argentina: el gobierno de Buenos Aires recomienda -- ahora -- calma y "...evitar una ruptura total con Teherán" (Galeano demora el pedido de captura de Rabbani, por Gerardo Young, en Clarín, Buenos Aires, 5 de julio de 1998).
[Agregado el 12 de agosto de 1998] En este punto aparece el famoso "Informe" del FBI, que en esencia no es más que un re-frito de la masa inorgánica de informaciones que se acumulan en el expediente del juez Galeano, cuyo máximo interés es encontrar evidencias contra Irán. El "Informe" fue de tan escaso interés que el propio ministro del Interior argentino, el judío Carlos Corach lo descartó, el mismo 10 de agosto de 1998, como evidencia judicial: "No hay afirmaciones terminantes que prueben la participación de Irán en los atentados",dijo.
A partir de allí la investigación da un giro copernicano, ¡y queda empantanada en otra enorme cantidad de contradicciones insalvables! El señor Telledín, traficante de autos usados-robados, va a ser, aparentemente (ya que contra los cuatro policías no existe ninguna prueba consistente) el único acusado como "cómplice del atentado". Pero: ¿Cómplice de quién? ¿De un terrorismo iraní cuya inexistencia, en principio, ya fue decretada por la propia administración norteamericana que fundamenta su permanencia electoral en el voto de los judíos "progresistas" de la Costa Este?
Desde un comienzo la "investigación" del inefable Galeano fue algo que repugnaba a la razón, y que sólo se podía sustentar en una "opinión pública", nacional e internacional, totalmente oprimida por la acción de los media que proclamaban a los gritos, y todos los días, la culpabilidad universal del "terrorismo islámico". Por esa vía de la pura histeria se logró, provisoriamente, el objetivo buscado por el Estado de Israel: separar los atentados terroristas de Buenos Aires del proceso de crisis interna que enfrenta, desde el comienzo del ex "Plan de Paz", a dos bandos irreconciliables que fracturan tanto a la sociedad israelí como al poder judío en el mundo. Se logró, provisoriamente, desviar la atención nacional e internacional de la guerra a muerte que está teniendo lugar entre esos dos bandos judíos irreconciliables (por el momento la víctima más notoria de esa guerra -- si es que se puede llamar víctima a un ex-verdugo -- ha sido el general Rabin).
El giro que realiza la Administración Clinton es, también, producto de esa guerra civil intrajudía, con enormes consecuencias sobre la política interior norteamericana. Ese giro estratégico, ese intento por revertir las alianzas, está enmarcado por acontecimientos capitales que se suceden en el escenario internacional y sus respectivas proyecciones en el plano de la política interior de los Estados Unidos. No sólo la guerra civil judía influye en ese intento norteamericano por revertir las alianzas. Otros factores conexos están presentes:
*La creciente importancia geopolítica y económica de Irán en el mundo islámico (reforzada a partir de la VIII Conferencia) sumado a su enorme "valor de posición" en la geografía regional, al papel moderador que ha jugado hasta hora en todos los conflictos de zona (p.e. Afganistán), y a la progresiva coincidencia de objetivos entre el gobierno islámico iraní , EUA y Europa en los Balcanes (Kosovo).
*La desestabilización global provocada por las explosiones nucleares ario-védicas, impropiamente definidas en Occidente como "bomba hindú", y a las evidentes conexiones tecnológicas (aunque tal vez no, aún, estratégicas) entre Delhi y Tel Aviv. El único país musulmán aceptado como interlocutor por el nacionalismo hindú actualmente gobernante( El Bharatiya Janata Party (BJP) y su núcleo duro ideologizador, el Rashtriya Swayamsevak Sangh (RSS), u Organización Nacional de Voluntarios) en la India es el Irán, que tiene una larguísima historia pre-islámica ario-pérsica.
*Al rotundo fracaso del "Plan de Paz" en Oriente Medio (negativa israelí a devolver a sus primitivos poseedores las "tierras sagradas" yahavíticas).
*A la alianza teológica y política ya consumada entre el fundamentalismo judío y el "sionismo evangélico" norteamericano (Partido Republicano), lo que supuso una intromisión sin precedentes de un gobernante extranjero (el mismísimo Primer Ministro de la "pequeña" Israel) en la política interior de los EUA (potencia "imperial").
Todos estos problemas, evidentemente, superan la capacidad analítica de los cipayos argentinos y, por supuesto, no rozan siquiera la extrema posición periférica que ocupa la Argentina en el mundo, pero que sin embargo provocan enormes destrozos en los países vecinos amigos de la Argentina ().
Pero allí están, afectando la irracionalidad de una investigación judicial que desde un principio pretendió mantenerse alejada de los aspectos sobresalientes de la realidad mundial, pero que no pudo despegarse de una histeria antimusulmana que ahora se está disipando -muy lentamente- en Occidente. Ya no es un buen negocio alinearse automáticamente a la política exterior del Estado Judío ().
Si los funcionarios de los Servicios de Inteligencia de la Argentina fuesen un poco menos ignorantes, si al menos tuviesen un mínimo de conocimientos de teología y de historia de las religiones, hubiesen rechazado desde un comienzo la versión judía sobre la "culpabilidad" iraní en los "atentados de Buenos Aires". Las raíces abrahámicas del monoteísmo musulmán, que el chiísmo (en especial) subraya sistemáticamente, hacen radicalmente imposible que tales atentados "antijudíos" pudiesen haberse cometido en nombre del Islam.
En el Corán se dice, en varias Suras, que el Antiguo Testamento o Biblia Judía (y protestante), o Torah, ha sido falsificado por los escribas hebreos. El Corán denuncia la falsificación de un libro que se ha convertido en el fundamento teológico e ideológico de un Estado criminal, el Estado de Israel. Mi opinión, que sólo puede ser válida dentro del marco de lo sociológico, es que no es posible aceptar ese libro en tanto "libro sagrado". La "historia" de Israel que relata el Antiguo Testamento es, en un sentido estricto, una historieta. No es una historia sino una mitología, como siempre fue entendido por el catolicismo tradicional. La crítica al judaísmo actual debe incluir al Antiguo Testamento. Debe partir de la Torah. Es decir, debe partir de una definición de judaísmo que se atenga a la realidad: él es un hecho totalizador y totalitario: teológico, racial, económico, histórico y estratégico.
Sin embargo, existe en el Islam chiíta un fuerte y definido énfasis, una tal vez excesiva ideologización orientada a señalar su matriz abrahámica. Es decir, en resaltar la confluencia teológica antes que la divergencia política y estratégica con el judaísmo, al que se insiste en definir como "monoteísmo fundador". Me pregunto si esta ideologización de una cuestión teológica no estará en la raíz de muchas distorsiones estratégicas, y en la base de una convicción cultural instalada en el Islam, en tanto ideología política orientada a la "coexistencia" antes que al conflicto. Podría ser que los cambios que se están registrando actualmente en la política exterior de Irán estuviesen asimismo motivados por una cosmovisión teológica que privilegia su origen abrahámico, debilitando al mismo tiempo otro tipo de consideraciones.
Percibo una debilidad estratégica visible que se podría derivar de una teologización de la política. Sociológicamente no puede existir acción política independiente (de una clase, raza, nación o agrupación religiosa o política) sin que previamente exista una total diferenciación ideológica respecto del sistema de pensamiento del cual se nutre el enemigo. A partir de esta definición, que por supuesto puede ser discutible, intentaré señalar la debilidad estratégica de origen teológico (que -me parece- existe en el Islam chiíta) a partir de un diálogo que mantuve en julio de 1996 con el Sheik Mohammad Hasan al-Amin, en el Sur del Líbano.
Primero el escenario. Sur del Líbano, al este del antiguo puerto fenicio cananeo de Saida (Sidón). Para llegar hasta la residencia del Sheik tuvimos que utilizar pequeñas carreteras comarcales sin saber muchas veces de qué lado de la frontera estábamos. Las explosiones de la artillería pesada israelí se sucedían a un ritmo regular, como acompasando el calor perezoso de aquella tarde de verano. Cuando finalmente nos sentamos alrededor de una mesa, en el patio exterior de la vivienda del Sheik, que está ubicada en el punto más alto de una colina, pudimos ver, hacia el sur, la frontera que separa el Líbano de la "zona de seguridad" impuesta por Israel. Las explosiones y los correspondientes temblores de tierra -- cuya intensidad indicaba que se estaba usando munición de 155 mm -- se sucedían al mismo ritmo regular, sólo que ahora mucho más cerca.
-- NC. ¿Nos disparan a nosotros?
-- SMHA. No, en absoluto, disparan al azar. Esto ocurre todos los días y lo hacen con el objeto de mantener aterrorizada a la población.
-- NC. Eso es una perversidad digna de Josué, el profeta militar judío.
-- SMHA. No es un problema de los judíos, sino de los sionistas. Nosotros los musulmanes reconocemos al judaísmo y a sus profetas, pero rechazamos al sionismo. Además, como dice el Corán, el Antiguo Testamento fue adulterado por los escribas hebreos.
-- NC. ¿Pero cómo pueden ustedes combatir a un enemigo con el cual se reconocen unidos por un mismo origen religioso?
-- SMHA. Nosotros combatimos al sionismo. El objetivo militar es liberar a nuestras tierras libanesas, no expulsarlos de Palestina. Estamos preparados para convivir pacíficamente con los judíos una vez que hayamos derrotado la criminalidad del sionismo.
Y así sucesivamente. Esta visión no tiene en cuenta la creciente imbricación entre el sionismo y el judaísmo nacional-religioso: el actual fenómeno del nacionalismo judío mesiánico. Al subrayar con insistencia la continuidad teológica que existe entre el judaísmo y el Islam, se incapacita a este último para alcanzar la fuerza totalizadora que se origina en la percepción absolutamente diferenciada que los judíos tienen de sí mismos.
Despierta mi curiosidad esta creciente voluntad de rescatar la "continuidad teológica", cuando son bien conocidas las severas críticas que el profeta Mahoma, hacia el final de su vida terrenal, les hace a los judíos, en el plano social, político y económico. La cuestión central es que el judaísmo se percibe a sí mismo no sólo como un hecho religioso fundacional (padre del monoteísmo), sino como un hecho racial, nacional y social, al mismo tiempo.
El Islam reúne muchos elementos para convertirse en el núcleo cultural de un proceso de liberación (de la raza árabe y otras etnias musulmanas contiguas, como la persa y la turca), respecto del hecho judío más trascendente de toda la historia: el espacio geopolítico actualmente dominado por el Estado de Israel. Pero carece de la fractura teológica que existe entre el cristianismo tradicional (hoy resistente ante una jerarquía romana crecientemente judaizada) y el judaísmo. Esa fractura teológica está corporizada en la figura de Jesucristo. Las palabras de Jesús constituyen una ruptura total con la tradición judía. El misterio de Jesús no debe ser considerado como una tentativa de reformar el judaísmo desde una supuesta secta judía (la de los cristianos): Jesús aporta un elemento absolutamente diferente que no puede ser reconciliado con el judaísmo. Jesús revela un Dios que es esencialmente distinto a Yahvé, al Dios nacional judío que nos muestra el Antiguo Testamento. El hijo de Dios y la Virgen María han sido y volverán a ser la frontera infranqueable entre judaísmo y cristianismo. Yo no veo que esa frontera teológica exista en el Islam, que privilegia la continuidad con el monoteísmo fundador.
En definitiva: la estrategia islámica contra Israel no es una "estrategia total", no está basada en una concepción de "guerra total": es decir, de guerra teológica (religiosa). Excluye a priori y absolutamente acciones terroristas como las que asolaron en Buenos Aires, un lugar desconocido muy alejado del teatro de operaciones del Oriente Medio, a dos instituciones judías. En ese sentido la estrategia del Islam chiíta es esencialmente diferente a la estrategia del judaísmo contra "el resto del mundo", contra el mundo musulmán chiíta y sus propios judíos "traidores" o asimilados a la sociedad gentil.
Esa estrategia defensiva limitada se materializa en un misil de alcance intermedio que no lleva carga nuclear. Es un arma básicamente concebida como "capacidad de respuesta" ("segundo golpe", en el lenguaje de la "guerra fría") ante el enorme potencial nucleo-misilístico israelí.
La estrategia limitada del Estado iraní está precisamente limitada por consideraciones de tipo teológico. Los judíos, así como los cristianos y los pueblos que creen en Dios y en el Ultimo Día son considerados por el Islam en su conjunto Gentes del Libro. Entiendo que eso es una consideración de tipo doctrinal que tiene una serie de consecuencias en el terreno legislativo, como puede ser la posibilidad de casarse con sus mujeres. Las Gentes del Libro son un grupo especial de los denominados en árabe: kufar, es decir que entran en la categoría de aquellos creyentes que no reconocen al Dios único, o a alguno de sus profetas, o a la Resurrección o al Juicio Final. Para el Islam, los kufar se clasifican en dos categorías: kufar dimmí y kufar harbí. Kufar dimmí, de manera muy resumida, es aquel que no mantiene una actitud hostil hacia los musulmanes y kufar harbí es el que manifiesta una actitud hostil hacia los musulmanes.
Es evidente que la actitud del Islam respecto a cada una de estas categorías es diferente, aunque responde a un mismo principio: el de no ser agresores (estrategia limitada defensiva). El kufar dimmí puede convivir con los musulmanes y en territorio islámico y tiene derecho a ser defendido por el Estado islámico en caso de ser atacado por sus enemigos, etc. En cambio, frente al kufar harbí, los musulmanes tienen el derecho de defenderse si son atacados o de acudir en ayuda de los oprimidos por ellos. Clarificar esta posición, hoy, en Occidente, atenazado por una "propaganda de guerra" en la cual Huntington no actúa como su único, ni siquiera como su principal exponente, es un acto temerario: significa la expulsión automática del campo de lo "políticamente correcto".
Los musulmanes en general, al igual que la cúpula romana del catolicismo institucional actual, considera al judaísmo como el origen de las religiones monoteístas, es decir, como el producto de un mensaje divino revelado a través de uno de los profetas de Dios. En rigor de verdad, ese es el mensaje de Dios mismo. El hecho de que su mensaje haya sido desvirtuado posteriormente y que sea utilizado por un sector o varios sectores o por la práctica totalidad de los judíos de una manera perversa, no anula la importancia del mensaje mismo. El reconocimiento explícito de ese hecho por los musulmanes contribuye a reforzar la idea central de la unidad transcendente de las religiones y, en definitiva, de la existencia de un solo Dios (Tauhíd).
Ese tipo de consideraciones naturalmente no impide en absoluto a los musulmanes defenderse y defender a los oprimidos frente a la agresión de los desviados, se llamen a sí mismos judíos, cristianos, ateos o, también, musulmanes: Si dos grupos de creyentes combaten unos contra otros ¡reconciliadles! Y, si uno de ellos oprime a otro ¡Combatid contra el opresor hasta reducirle a la obediencia de Allah! Y, cuando sea reducido ¡Reconciliadles de acuerdo con la justicia y sed equitativos! Dios ama a los que observan la equidad. Corán, Sura 49: aleya 9 (en la traducción de Julio Cortés).
No es lícito afirmar que el mundo musulmán esté desprevenido frente a la maldad de los judíos: Juro que encontrarás que los peores enemigos de aquellos que creen son los judíos y los idólatras. Corán, 5:82. Pero: Ciertamente, aquellos que creen y aquellos de los judíos y los cristianos y los sabeos que crean en Dios y en el Ultimo Día y obren rectamente, tendrán su recompensa junto a su Señor y no habrán de temer y no estarán tristes. Corán, 2:62.
Se supone, entonces, que de la meditación de todas las enseñanzas del Corán y de los hadices, sobre los judíos y sobre el resto de la creación, sobre las verdades metafísicas y sobre las experiencias de la historia, surge la estrategia y la táctica de la comunidad musulmana. Una comunidad de la que Dios ha dicho: Sois la mejor comunidad humana que jamás se haya suscitado: Ordenáis lo que está bien, prohibís lo que está mal y creéis en Dios. Si la Gente de Libro creyera, mejor les iría. Hay entre ellos creyentes, pero la mayoría son perversos. Corán, 3:110.
Esta última cita es significativa porque señala un hecho político de suma trascendencia: importantes sectores (pero aún minoritarios, institucionalmente hablando) de la comunidad musulmana internacional son los que constituyen hoy la verdadera resistencia contra la opresión judía. Sin embargo, hay que subrayar la palabra "resistencia", ya que ella señala el núcleo de una estrategia defensiva limitada y, en ese sentido, esencialmente distinta a la estrategia total y totalizadora del judaísmo. Desde hace 1400 años existe infinitamente menos enemistad entre las comunidades judías huéspedes de las sociedades y los Estados musulmanes, que entre ellas y los Estados y sociedades cristianos.
CAMPAÑA DE CERCO Y ANIQUILAMIENTO CONTRA IRAN. CARTA ABIERTA A MIS AMIGOS IRANÍES
Publicado en Amanecer, de Madrid , del 29 de mayo de1998
Queridos Hermanos:
La decisión que podría adoptar el gobierno de mi país referente a la ruptura de relaciones diplomáticas con la República Islámica de Irán, es una alternativa que llena de vergüenza a la gran mayoría del pueblo argentino. En especial porque esa decisión vendría acompañada por una grave acusación contra un ciudadano iraní, el Sheik Mohsen Rabbani, antiguo agregado cultural de la Embajada de Irán en Buenos Aires.
No es posible justificar de ninguna manera el curso de acción asumido por el gobierno argentino. Todos los habitantes de mi patria saben que esa decisión está en vías de ser adoptada por la fuerte presión que sobre un gobierno débil y miserable mantienen los Estados Unidos de América e Israel. La posición del gobierno argentino no puede ser justificada porque, precisamente, y desde sus orígenes, ese gobierno proclamó públicamente el alineamiento total y absoluto, el "alineamiento automático", con la política de Washington, que está determinada hasta en sus más íntimos detalles por el lobby judío-norteamericano.
Fue esa política de alineamiento automático, también definida como de "relaciones carnales", la que impuso sobre el pueblo argentino, y especialmente sobre sus sectores más humildes, una opresión económica y una miseria nunca vista en la historia de mi país. Fue esa política de "relaciones carnales" la que impulsó un proceso de desnacionalización económica total; la que esclavizó a la población de un "país rico" que hoy tiene hambre, la que ha implantado la prostitución generalizada, como "forma de vida", y la creciente fractura territorial de mi Patria. Fue esa alineación automática con la lobby judío quien destruyó la moral y los valores humanos y religiosos del pueblo argentino. Fue esa misma política la que impuso la indefensión total de la Argentina: destruyendo sus fuerzas armadas y su infraestructura productiva, científica y tecnológica. Mientras el pueblo argentino se encuentra hoy en el colapso histórico, la totalidad de su clase política -- y no solamente el partido del gobierno --, y de la clase dirigente en general, está corrompida hasta el tuétano, no sabiendo hacer otra cosa que inclinarse servilmente ante los dictados del lobby judío-norteamericano.
Es ese proyecto adoptado por la totalidad de la "clase dirigente" argentina el que actualmente impulsa hacia la ruptura de relaciones diplomáticas con la RI de Irán, y hacia la infundada acusación contra el Sheik Rabbani. El pretexto de la ruptura pretende fundamentarse en la sospecha, nunca confirmada documentalmente, de que personal diplomático iraní y miembros de la Resistencia Nacional Libanesa Hezbollah participaron en los "atentados de Buenos Aires". Los llamados -- por el juez argentino a cargo de la causa, sistemáticamente manipulado por la Embajada de Israel --, "testigos", no son más que opositores violentos al actual régimen de Teherán y agentes activos de servicios de inteligencia occidentales. Naturalmente, ninguno de ellos estuvo, siquiera remotamente, ni en el tiempo ni en el espacio, en las proximidades de los hechos. Todos dicen que escucharon decir que "A" dijo que "B" y que por lo tanto "C"... Esta anormalidad jurídica llevó a decir al juez francés Jean Louis Bruguiere, experto en terrorismo "antiislámico y antiárabe": "La acusación (del gobierno argentino) contra Irán me parece que tiene un objetivo político más que técnico. Considero un peligro el terrorismo islámico, pero hay que ser más prudentes en este tipo de acusaciones" (en Buenos Aires, a Clarín, 18 de mayo de 1998) ().
Lo que en verdad está en la base de la acusación es un hecho de naturaleza estratégica: la voluntad de Israel y de los Estados Unidos de Norteamérica de internacionalizar el conflicto contra Irán. Argentina es sólo un pequeño eslabón dentro de la larga cadena de decisiones ya adoptadas. Esa voluntad estratégica está incorporada, desde su mismo origen, a las "investigaciones" judiciales realizadas en Buenos Aires. En otras palabras: esas "investigaciones" se acomodaron total e integralmente a una voluntad estratégica previamente diseñada.
Desde 1994 yo he escrito varios libros intentado demostrar que aquellas acciones terroristas (los "atentados de Buenos Aires") fueron cometidas por grupos judíos que actuaron y actúan contra el Plan de Paz en Oriente Medio. Las de Buenos Aires fueron típicas acciones de judíos cometidas contra otros judíos ("guerra" -- expansión territorial -- contra "paz", en Oriente Medio). Sobre esos dos atentados de Buenos Aires la Inteligencia israelí ha montado una verdadera guerra psicológica, en todo Occidente. En una primera fase, desviando toda sospecha sobre los grupos terroristas judíos que en aquellos momentos conspiraban contra el gobierno laborista de Issac Rabin, a quien finalmente asesinaron. La segunda fase fue acusar a Irán y a Hezbollah de haber sido los responsables de esos atentados. Esta fase se desarrolla, hasta el día de hoy, dentro de un marco cultural de histeria antimusulmana instalado en Occidente.
El control del judaísmo sobre Occidente es la causa primera del conflicto que se pretende crear entre el Islam y Occidente. Es por ello que la "cuestión judía" afecta no solamente al Islam sino al mundo entero. Es el judaísmo quien pretende racionalizar una división irreversible entre los hombres a escala planetaria, entre los "elegidos" y los "humillados", entre los amos y los esclavos. Es el judaísmo quien pretende constituirse en el núcleo ideológico del capitalismo globalizante, que es la forma de dominación más inhumana que haya existido jamás a lo largo de la historia universal. Los intentos que en estos tiempos realizan los EUA e Israel en el sentido de pretender internacionalizar las agresiones contra Irán, son secundados, principalmente, por miserables gobiernos secundarios y dependientes, totalmente subordinados a la estrategia judío-norteamericana. Entre esos gobiernos se encuentra, desgraciadamente, el de mi propio país, Argentina.
La actual irano-fobia del gobierno argentino no expresa en absoluto el sentimiento del pueblo de mi patria. Sólo mide, con total precisión, el grado extremo de control que han logrado los intereses judíos y norteamericanos sobre la estructura de poder que hoy asola a mi país. Contra ese control y contra esa dependencia estamos luchando actualmente. Es la misma lucha por la cual la sociedad argentina recobrará su dignidad usurpada, y la patria de los argentinos su soberanía vendida.
Desde el punto de vista de la política internacional, todo ese proceso debe ser entendido sólo como un segmento de una estrategia antiiraní más amplia, que denominaremos "cerco y aniquilación". Esta estrategia es el origen de los ataques de los distintos sectores del lobby judío que opera en la Argentina y que se produjeron a diario, durante los últimos cuatro años, contra la República Islámica de Irán, el movimiento Hezbollah y los propios intereses nacionales del pueblo argentino. El objetivo final de la ruptura diplomática prevista por el lobby judío-norteamericano es que el gobierno argentino pueda presentar -- inmediatamente después --, ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, una denuncia contra Irán, considerándose "país agredido". Es por ello que el gobierno de Irán no debería subestimar los "mensajes" provenientes de los distintos grupos sociales y políticos manipulados por el lobby judío de Buenos Aires. No estamos enfrentados a una mera disputa entre dos Estados (Argentina versus Irán) como algunos pretenden hacernos creer, sino a una fase, a un elemento integrante de un proceso global de "cerco y aniquilamiento" a la República Islámica de Irán ().
El lobby judío en la Argentina
Hoy podemos analizar, con total claridad, la crisis existente dentro de la comunidad y del lobby judío en la Argentina. Esas sectas están profundamente divididas entre sí (existen por lo menos tres grupos antagónicos) por líneas de fractura que van desde los negocios hasta las diferentes percepciones culturales y teológicas ya instaladas en Israel y en la totalidad de la judería occidental. Esas líneas de fractura también producen distintas interpretaciones sobre las circunstancias concretas que provocaron los atentados de Buenos Aires.
La crisis intrajudía en la Argentina se deriva de las fracturas que afectan a la propia sociedad israelí (), y a las luchas violentas que allí se producen, aunque ninguno de esos grupos judíos puede explicitar que los verdaderos autores de los atentados terroristas de Buenos Aires fueron los mismos judíos -nacional-mesiánicos y fundamentalistas- que luchan abiertamente por el poder en Israel y en todas las juderías del mundo ().
Creo que las actividades antiiraníes y antilibanesas de la comunidad judía, y los acontecimientos que se suceden dentro del lobby judío que opera en la Argentina, no son lo suficientemente entendidos en Teherán. Existe una extrema pasividad por parte del gobierno iraní al respecto. Las acusaciones antiiraníes que provienen de los distintos sectores del lobby judío en la Argentina, no son cuestiones que se originan dentro de un gobierno sometido y dependiente -el argentino- que tiene un poder decisional insignificante en el mundo. Con absoluta seguridad el gobierno argentino es sólo el peón de una estrategia global israelí, decididamente nacional-mesiánica, expansiva y fundamentalista, que en todo momento está potenciada por y desde Washington. Reducir los sucesos a un conflicto intrascendente entre Teherán y Buenos Aires no es sólo minimizar el problema. Es algo mucho peor aún: es adoptar un análisis estratégico profundamente equivocado.
Para el gobierno argentino la obediencia a Israel significa poder mantener su política de "relaciones carnales", es decir de esclavitud en su dimensión más patológica, respecto de los Estados Unidos de América. El motor de toda esa estrategia es el lobby judío-norteamericano (en sus dos versiones: la fundamentalista-evangélica y la liberal-laica) y su hermano menor: el lobby judío en la Argentina. En este escenario no hay sólo dos actores, Irán y Argentina sino muchos más: Israel, los lobbies judío-norteamericanos, el gobierno de los Estados Unidos de América, Irán y, finalmente, un actor secundario: el gobierno argentino, profundamente afectado por su "propio" lobby judío.
Es posible constatar la existencia de tres sectas en conflicto dentro de ese lobby judío en la Argentina. Como ustedes recordarán, el "coche-bomba" fue una de las imágenes más publicitadas desde un primer momento (en ambos atentados, pero especialmente en el segundo), que tuvo por objeto señalar la presencia del "terrorismo islámico" en Buenos Aires, utilizando técnicas muy conocidas de guerra psicológica. Ahora existen por lo menos dos versiones radicalmente distintas dentro del propio lobby respecto del famoso "coche-bomba". Una de ellas niega incluso que haya existido un "coche-bomba" en el segundo de los atentados (AMIA, 1994). Esta versión fue elaborada por la secta judía más ligada al gobierno argentino del señor Menem y, por lo tanto, más alejada de la Embajada de Israel: "La teoría del coche-bomba es insostenible. Sólo se encontró un 7% del presunto vehículo, cuando el promedio de atentados explosivos con vehículos es del 35 al 40 %. Además los peritajes indicaron que los pedazos de chapa hallados no fueron sometidos a temperaturas superiores a las del proceso de pintura" (Página 12, Buenos Aires, 26 de abril de 1998).
Otra de las sectas afirma que existió un coche-bomba en el atentado de 1994, pero que las pruebas de su existencia fueron aportadas por la unidad del "ejército israelí" que investigó en exclusiva el lugar de la explosión, como si ese pequeño espacio de la ciudad de Buenos Aires fuese territorio bajo soberanía israelí: "Los informes técnicos prueban la existencia del coche-bomba, del que se identificó una enorme cantidad de piezas encontradas en el lugar del hecho, muchas de ellas por la brigada israelí de 'socorristas' (en realidad era un grupo de inteligencia operativa del Shin Beth). El motor apareció en la dirección que teóricamente había indicado el jefe de esa brigada (de inteligencia israelí)" (Página 12, Buenos Aires, 26 de abril de 1998).
Finalmente, la tercera secta, la más radical-fundamentalista, ataca violentamente a las dos anteriores, y pide una investigación transnacional sobre los atentados. Responsabiliza al gobierno de Carlos Menem de "obstaculizar las investigaciones" y está íntimamente ligada a los dos partidos opositores popularmente conocidos como "sinagogas democráticas": el llamado Partido Radical y el FREPASO (Página 12, Buenos Aires, 27 de abril de 1998).
Pero en el punto en que todos los grupos judíos coinciden es en el de señalar la "culpabilidad" de Irán y, por supuesto, la de su "brazo ejecutor", Hezbollah. En ese sentido el mando lo sigue manteniendo el propio embajador de Israel, Isaac Avirán, que se comporta como un arrogante virrey del imperio en una "provincia" periférica y subalterna llamada Argentina: "No nos cabe ninguna duda de que Irán es el país ideólogo de los atentados. No nos cabe ninguna duda de que Hezbollah hizo los atentados" (Clarín, Sábado 25 de abril de 1998).
Cerco y aniquilamiento
Israel ha diseñado, hace ya mucho tiempo, una estrategia de "cerco y aniquilamiento" respecto de la República Islámica de Irán. Es esa estrategia la que enmarca todas las "investigaciones" que se realizan en la Argentina sobre los dos atentados terroristas, el de 1992 y el de 1994. Israel no necesita ni mucho menos desea encontrar a los verdaderos culpables -que son sus propios judíos terroristas- sino señalar a quien el Estado judío mesiánico actual percibe como sus enemigos principales: Irán y Hezbollah.
Tal estrategia global está fundamentada en un principio elemental: Israel no puede tolerar la hipótesis de un sistema defensivo iraní basado en armas y vectores de lanzamiento que puedan afectar decisivamente a cualquier punto de su territorio e, incluso, a la totalidad de su territorio. Israel no puede aceptar esta posibilidad ni siquiera como hipótesis, ya que el costo de una defensa eficaz -- mantenimiento de una hipotética capacidad de "segundo golpe" -- contra un tal sistema de armas, sería absolutamente destructivo para la economía israelí, y totalmente disociador para la sociedad y el Estado judíos. Esa hipótesis -- y no ya la realidad que pueda existir detrás de ella -- es presentada como una conspiración contra la famosa supervivencia de Israel. Tal es la percepción que expresan, incluso públicamente, todos los dirigentes israelíes en la actualidad.
Naturalmente desconozco si Irán dispone o no de esas armas que no necesariamente deben ser "atómicas", según una errónea definición popular. De lo que sí estoy convencido es que si Irán no hace un esfuerzo serio por acceder a ellas en el más breve plazo, estaría cometiendo simplemente un acto de suicidio. Estamos hablando de una hipótesis -- la existencia de un Irán con capacidad nuclear y misilística -- que Israel ya ha logrado instalar dentro del sistema de poder norteamericano, a través sus lobbies judíos. A partir de esa instalación, todos los Estados vasallos de los EUA actúan en la maniobra de "cerco" contra Irán. Contrastando fuertemente con la política adoptada por la Unión Europea. En ese plano -- como Estado vasallo -- encuentra su lugar el gobierno de Buenos Aires, que acepta el dominio judío sobre la sociedad argentina con el único objetivo de mantener sus "relaciones carnales" con los Estados Unidos de América, que ya está asimismo totalmente controlado por su propio lobby judío, que defino en mi libro como "el gobierno mundial".
La totalidad de las instituciones que conforman el gobierno argentino en la actualidad -- y en un futuro políticamente previsible -- son -- y serán -- simples marionetas de una estrategia global, a la que ni siquiera logran percibir plenamente ni en toda su magnitud. Es esa misma estrategia la que atenta contra los intereses del pueblo argentino y pervierte la idea de Patria que muchos argentinos aún sostenemos como proyecto nacional. Para mí es absolutamente claro que la recuperación de la soberanía y de la dignidad nacionales de la Argentina pasan por la destrucción de la estrategia global que sirve únicamente a los intereses de un Estado judío que, cada día que pasa, es más abiertamente terrorista y fundamentalista (nacional-mesiánico), como bien sabemos por los testimonios cotidianos que nos ofrecen nuestros hermanos palestinos.
Contraestrategia iraní
Desde Europa no se percibe que exista una contraestrategia iraní diseñada en correspondencia a la escala monumental que posee la amenaza judío-norteamericana. En mi opinión el gobierno de Teherán sigue subestimando muchos de los elementos concretos y puntuales que integran esa amenaza elaborada por los judíos de Israel y por los sionistas -- judíos y evangélicos -- que ejercen el poder en los Estados Unidos de América. El único movimiento sionista no judío existente en el mundo está localizado en el fundamentalismo protestante (evangélico-calvinista) de los EUA. Ese movimiento fundamentalista cristiano es el principal aliado actual del gobierno israelí. Está en el fondo de todos los complots anti-Clinton, quien, sin embargo continúa siendo apoyado por la fracción laica-sionista (Costa Este) del lobby judío-norteamericano.
Las acusaciones antiiraníes que se originan todos los días y en escala creciente en todos los niveles de la judería argentina son parte orgánica de esa estrategia. Si el gobierno de Teherán sigue ignorándolas, la amenaza judío-norteamericana puede llegar a concretarse en un tiempo histórico muy corto. No olvidemos que la validez de los "Acuerdos de Oslo" expira en agosto de 1999. Luego vendrá la declaración unilateral de la independencia del Estado Palestino y las consiguientes represalias israelíes: un escenario de crisis de dimensiones finales desconocidas, ya que por primera vez habrá una proyección de ese duelo dentro del Estado y de la sociedad norteamericanas. Dentro de ese escenario, concretar la amenaza querrá decir: desencadenar una guerra de agresión contra Irán, contra el "cerebro" del "terrorismo islámico". Y esa guerra de agresión, naturalmente, no podría tener sino una dimensión nuclear, que actuará con un "escudo de protección" convencional -aero/naval- proporcionado por EUA.
Chiísmo y catolicismo
En este punto sería interesante señalar un cierto paralelismo entre el chiísmo y el llamado catolicismo "preconciliar" o tradicional. Cuando en Occidente se menciona a lo "preconciliar", en esta época, se sobreentiende que se hace referencia al Concilio Vaticano II, origen del "catolicismo progresista" y gran puerta de entrada de los judíos al "mundo occidental", similar a la ofrecida por el protestantismo en el siglo XVI (más por Calvino que por Lutero). El cristianismo tradicional, o "tradicionalista", también entendido como elemento resistente, es hoy asimismo una minoría dentro del mundo católico. Pero sin embargo plantea la irreconciabilidad teológica con el judaísmo. A pesar de ser una minoría -aunque no deberíamos olvidarnos de las Iglesias cristiano-orientales- está en la base de fenómenos políticos nuevos en Europa, como es el caso del FN en Francia. Asimismo desde la antigua matriz protestante (luterana) alemana, desde el mismo núcleo de la Mitteleuropa, emergen hoy nuevos movimientos de resistencia popular y nacional (nacionalismo alemán) a los que será necesario prestar una creciente atención en los próximos tiempos. También desde el Extremo Oriente ruso soplan vientos de cambio en la misma dirección.
Pero sin duda alguna Irán hoy es el centro de la resistencia contra la hegemonía agresora y agresiva del judaísmo, por la sencilla razón de que -también- es el target principal de la estrategia de "cerco y aniquilación". El gran cambio se produce a partir de la la gran revolución islámica del Ayatolá Jomeini ().
Es a partir de allí que una de las ramas del Islam -- y no todo el Islam -- adopta ante el Estado judío una posición de enemistad política y sociológica -- lo que no tiene por qué afectar a ningún principio teológico -- mucho más firme. Esa posición es de inmediato combatida -- guerra mediante -- por un Estado árabe que, in extremis, siempre recurre a la protección del Islam. En lo fundamental es el chiísmo -- revolución islámica mediante -- quien reemplaza con decisión y eficacia la anterior etapa laica de la resistencia árabe contra el invasor.
El fracaso de esa resistencia laica fue manifiesto, y no sólo en el mundo árabe. La fractura del mundo bipolar no hace más que acelerar esa mezcla de derrota asumida y traición a los principios de subsistencia más elementales. Hoy vemos a la dirigencia de la OLP, apoyada por gran parte del mundo musulmán, dando su batalla desde el lobby palestino de Washington con el aparente apoyo de un presidente que tambaleó con "escándalos sexuales" preparados y potenciados por el lobby evangélico judío-norteamericano. Este nuevo "campo de batalla" -- el Estado y la sociedad norteamericanos -- es una cuestión que no debe ser subestimada en ningún caso. De una manera muy concreta se está trasladando (proyectando) parte del conflicto del Oriente Medio al interior de los Estados Unidos de América. Tal vez el próximo asesinato presidencial en la superpotencia se origine en esos conflictos proyectados desde la Periferia. Siempre la Periferia actuó sobre el Centro de la misma manera. Todos los imperios han caído por ese tipo de mecanismos, y no sólo el Romano ya cristianizado por un Profeta de lengua aramea que había nacido en la periférica Palestina.
Sin embargo, muchos de nosotros desearíamos que la contraestrategia iraní estuviese más orientada a desmantelar puntualmente -- en todos los casos y caso por caso -- la estrategia de guerra, de "cerco y aniquilación" (eufemísticamente: "doble contención") ideada por Israel y apoyada por EUA. No solamente a resistir ante ella. Desmantelar una estrategia quiere decir desmontar todas las piezas que la componen, y destruirlas una a una.
Estrategia limitada
El gobierno argentino, para empezar, es un gobierno "cipayo". Saben ustedes que la palabra "cipayo" es una castellanización del persa "sipahi": que era la denominación de las tropas indias que defendían a la corona británica, en todo el mundo, durante los tiempos del imperio. En su famosa novela sobre el frente del oeste en la Primera Guerra Mundial, Tempestades de Acero, Ernst Jünger, entonces un joven y heroico oficial alemán, relata un combate entre alemanes y sipahis muy cerca de Cambrai, en el norte de Francia. Junger saca importantes conclusiones sobre ese choque, relativas al futuro de Alemania.
Fiel a esa vocación, el gobierno del señor Menem actúa exactamente igual a cómo lo hace el señor Arafat y su ANP: no de cara a Israel sino de cara a Washington. De cara a las decisiones imperativas que allí toman los lobbies judío-norteamericanos: el fundamentalista-evangelista que apoya a Netanyahu, y el laico-liberal de la Costa Este que apoya a Clinton.
Ambos lobbies se mueven dentro de la dialéctica "hermano-enemigo" que hoy sacude los cimientos de la sociedad israelí. Cuando la señora Hillary Clinton habló, hace pocos días, de la posibilidad de reconocer un futuro Estado palestino, evidentemente estaba devolviendo el golpe: estaba enfrentando el complot (montado por Israel y un sector del lobby judío norteamericano) que había estallado en torno de una pareja formada por su marido y una figura femenina perteneciente a una familia del establishment judío-norteamericano. La declaración de la señora Clinton generó una importante respuesta de ese sector de ese lobby. La administración Clinton recibió fuertes embates del lobby judío-evangélico. Newt Gingrich, presidente de la cámara de representantes y líder de la oposición, acusó al presidente Clinton de estar extorsionando a Israel, y 81 senadores (de un total de 100) dijeron, en una carta conjunta al presidente, que debía permitirse a Israel usar sus propios criterios en cuestiones de seguridad. Más de la mitad de los 435 miembros de la cámara de representantes firmaron otra carta con el mismo contenido. Otro sector de los judíos norteamericanos apoyó al presidente Clinton. Pero los dos sectores enfrentados del lobby, el mayoritario "evangélico" y el minoritario laico, apoyan las demandas de "seguridad" israelíes, a partir de las cuales Netanyahu esconde el proyecto de expansión territorial de los colonos. Para algo han asesinado al general Rabin, que, sin embargo, fue el líder israelí que más asentamientos aprobó en toda la historia del Estado judío. Dentro de este esquema hay que analizar el proyecto "unilateral" del gobierno del señor Menem de romper relaciones diplomáticas con la República Islámica de Irán.
Si la cuestión se pudiera reducir a una simple disputa bilateral no habría ningún problema. Las decisiones que pueda tomar un Estado períferico carecen de importancia en todo sentido. Pero es evidente que no estamos ante un caso de mera bilateralidad. Argentina es socio junior de la OTAN y un Estado anti-terrorista modélico, según la opinión del Departamento de Estado ().
Por lo tanto la idea de romper relaciones con Irán no se ha elaborado en Buenos Aires, sino en Washington, con el beneplácito de ambos lobbies judíos en EUA. A partir de allí será necesario considerar esa decisión, y la larga historia de agresiones que la antecede, como un mero segmento de una estrategia global de internacionalizar un conflicto contra la RI de Irán. A partir de este momento el mundo entero tendrá un "leading case" (denuncia de Argentina a Irán como "país agresor" en el Consejo de Seguridad de las NU) que será modélico en la estrategia de cerco y aniquilamiento.
Esta perspectiva global a la que nos introduce el "ejemplo argentino" no fue, en su momento, percibida por el gobierno de Teherán. No haber interceptado esa política en su momento fue un error muy grave; no hacerlo ahora es aún peor. Se están dejando las puertas abiertas para la continuidad de la estretegia global de cerco y aniquilamiento. Con la humillación agravante de que un ciudadano iraní completamente inocente, mi amigo Mohsen Rabbani, puede tener un pedido de captura internacional, vía INTERPOL, como si se tratase de un peligroso delincuente internacional. En innumerables oportunidades y circunstancias yo he señalado esa debilidad estructural, y no para beneficio exclusivo de Irán, sino pensando siempre en el destino aciago de mi propia Patria, que ha sido conquistada desde dentro por un grupo humano perverso que aspira a desatar una nueva guerra mundial, de "supervivencia" para el Estado de Israel.
La estrategia limitada de Irán se traduce -como ya hemos señalado para el caso argentino- en una extrema pasividad ante situaciones muy agresivas que se suceden en el mundo occidental, y en la Periferia de Occidente, que incluyen naturalmente acciones contra la propia República Islámica de Irán. Simplemente, el Estado iraní no re-acciona adecuadamente contra esas agresiones. No incorpora las resistencias locales que se originan contra esas agresiones dentro de una estrategia más amplia, necesariamente global. La lucha contra el Estado judío no puede quedar localizada y geográficamente aislada en el llamado Oriente Medio.
En mi anterior libro El nacional-judaísmo pretendí demostrar que el sionismo ha sufrido una metamorfosis tan radical en los último años que prácticamente hoy ha devenido en "otra cosa": en un mesianismo nacionalista-religioso. La clásica dicotomía entre judaísmo religioso y sionismo laico es una ecuación que pertenece al pasado. Yo llego a esta conclusión a partir de estudiar casos concretos de terrorismo judío que se suceden en lugares muy remotos, en la extrema periferia del mundo occidental.
Todas las religiones sufren distintas ideologizaciones a lo largo de la historia. Este es un proceso sociológico perfectamente comprensible y bien comprendido por algunos historiadores. No hay alteraciones teológicas importantes pero sí sucesivas adaptaciones políticas. Yo he estudiado muchas ideologizaciones sufridas por el cristianismo a lo largo de 2.000 años, y algunas de las experimentadas por el judaísmo. Conozco menos la historia musulmana. Hoy sería deseable ver una ideologización islámica que no enfatizara tanto sus raíces abrahámicas cuanto sus diferencias políticas y estratégicas con el judaísmo. Ello no representa, creo, ninguna alteración teológica substancial para el Islam en su conjunto ¿No es acaso el propio chiísmo una ideologización dentro del Islam?
Vengo analizando el escenario de conflicto del Mediterráneo Oriental y del Asia Central desde hace algunos años. En 1996 publiqué un libro donde ya señalaba el problema: Terrorismo fundamentalista judío, nuevos escenarios de conflictos (Libertarias-Prodhufi, Madrid). Un año después la misma editorial lanzó al mercado de lengua española otra investigación, donde traté de definir la naturaleza del judaísmo contemporáneo: El nacional-judaísmo, un mesianismo post-sionista. Es en este libro donde además desarrollo, mucho antes que otros analistas en Occidente, la hipótesis de la guerra civil judía (conflicto intra-judío). A finales del mismo año de 1997 aparece otro trabajo mío enfocando la misma cuestión desde otro ángulo: España y los judíos, expulsión, inquisición, holocausto, 1492-1997 (Amanecer, Madrid). Actualmente estoy finalizando un nuevo libro, el actual, que fui redactando sobre el terreno en Oriente Medio y zonas contiguas, con el cual espero completar todo un ciclo de investigaciones sobre el terrorismo judío.
Dentro del terreno que me compete, este libro que ahora sale tiene precisamente el objetivo de contribuir a destruir uno de los elementos de la estrategia global judío-norteamericana, impulsando un proceso de dignificación del pueblo y de la nación argentinas. De recuperación de la soberanía nacional argentina. Es mi forma de participar en este conflicto codo a codo con mis hermanos árabes y persas, al lado de los humillados contra los arrogantes de este mundo.
Me despido de ustedes con un fuerte abrazo fraternal.
Norberto Ceresole.
Madrid, 25 de mayo de 1998.
Sábado 04 de julio de 1998
LA GUERRILLA EN AMERICA LATINA: LAS CANDENTES DECADAS DEL 60 Y DEL 70 Fidel Castro admite que promovió la subversión. Tras años de negativas, Castro lo reconoció ante un foro de economistas · La URSS se opuso a sus planes · México no fue involucrado porque no apoyaba la política aislacionista de EE.UU.
HERALD THOMAS. La Habana. Especial para Clarín
Después de negar durante décadas su rol como exportador de revoluciones, Fidel Castro reconoció oficialmente su papel de promotor de la subversión en América latina, durante la década del 60 y del 70, cuando Cuba intentó crear "un Vietnam gigante" a lo largo de toda la región. Así se expresó el presidente caribeño ante unos 400 economistas reunidos esta semana en La Habana, en ocasión del foro organizado por la Asociación de Economistas de América Latina y el Caribe, que concluyó ayer.
Castro reivindicó esas acciones de su gobierno en todo Latinoamérica, menos en México, y culpó a la ex Unión Soviética por la falta de éxito. "El Che (Guevara) llamó al mundo para crear uno, dos, muchos Vietnam. En América latina existían las condiciones objetivas, en ocasiones mucho mejores que las cubanas, para hacer una revolución como en Cuba. Un gran Vietnam", dijo. Y aseguró: "En el único lugar donde no intentamos promover la revolución fue en México. En el resto, sin excepción, lo intentamos". Castro justificó el caso mexicano al indicar que fue el único país de la región que no se sumó a la estrategia de Estados Unidos de aislar económica y políticamente a Cuba. Las palabras de Castro representan el primer reconocimiento oficial de Cuba respecto de que el país promovió activamente la revolución no sólo en algunos países sino en toda América Central y América del Sur. Hasta el momento, La Habana sólo había admitido extraoficialmente su papel en algunos pocos países a través de los testimonios de algunos de los involucrados.
"El Che no soñaba"
"Realmente era lo que teníamos que hacer como revolucionarios. Tratamos de respaldar y desarrollar movimientos revolucionarios armados en contra de las oligarquías y los Estados Unidos. El Che no soñaba. Era posible en Venezuela, Chile, Colombia, Brasil...", dijo en alusión a los planes que tenía el guerrillero argentino cubano Ernesto Che Guevara de iniciar una revolución en América latina comenzando por Bolivia. Guevara fue asesinado por el ejército boliviano en 1967. Castro agregó que "los Estados Unidos decían que los soviéticos eran los que promovían la revolución, cuando en realidad se opusieron en todo lo que queríamos hacer". Tras indicar que algún día se contará toda la historia, el presidente cubano culpó a la influencia soviética sobre los partidos comunistas latinoamericanos, y a las disputas sino-soviéticas por el fracaso de crear un "gran Vietnam". "No tengo absolutamente ninguna duda de que una revolución en este hemisferio era posible", insistió, y continuó: "Las condiciones objetivas existían, pero las condiciones subjetivas fallaron". El líder revolucionario agregó ante la nutrida concurrencia de economistas que "los soviéticos estaban preocupados, y se oponían a nosotros. Lo que hicimos, todos nuestros esfuerzos, lo hicimos en contradicción con los soviéticos, quienes tenían una gran influencia sobre los partidos latinoamericanos. Algunos cooperaron -dijo- otros se opusieron. Y otros se involucraron en argumentos teóricos y en la disputa sino-soviética". "Pero hicimos un esfuerzo", sentenció el presidente. Y añadió: "Estoy seguro de que habríamos ganado si los factores subjetivos no fallaban. Habríamos cambiado la historia. Habría sido distinto". Esta última consideración de Fidel hizo las veces de respuesta a una sugerencia de los economistas sobre si Cuba podría proporcionar una alternativa a las políticas neoliberales implementadas en América latina. El líder cubano, de 72 años, dijo que los tiempos han cambiado y que la revolución armada ya no es posible. Castro pronunció así un adiós a las armas como medio para expandir la revolución socialista. "La época es distinta hoy, el capitalismo desarrollado derrota al socialismo desarrollado, y domina al mundo", dijo y concluyó que "lo que se necesita hoy es algo nuevo a escala global". © Copyright 1998 Clarín Digital.
El terrorismo de estado israelí: un análisis de los diarios de Moshe Sharett
Muchas veces los acontecimientos recientes nos hacen olvidar la historia o los orígenes del fenómeno que estamos estudiando. Las acciones de terrorismo emprendidas en los últimos tiempos por el Estado de Israel contra otros Estados, forman parte en realidad de la naturaleza del Estado judío, y no de coyunturas más o menos pasajeras.
La lectura de los 8 volúmenes del Diario de Moshe Sharett, uno de los principales dirigentes fundadores del movimiento sionista, una de las primeras "palomas" del sionismo, tiene la virtud de darle al fenómeno del terrorismo de Estado israelí una dimensión histórica de muy largo plazo. A lo largo de toda su historia el ejército y los servicios de inteligencia del Estado judío han organizado "operaciones de aniquilación" y acciones terroristas de todo tipo, dentro de casi todos los países, incluídos los europeos. La soberanía de los "otros" Estados nunca fue un problema para los agentes secretos del "pueblo elegido".
Los diarios de Moshe Sharet se publicaron originalmente en hebreo, y luego se hizo una primera traducción al inglés. A comienzos de los años 80 la Association of Arab-American University Graduates, en base a los diarios de Sharett, publicó Israel's Sacred Terrorism, que es la versión que utilizamos nosotros en este trabajo.
La extrema importancia que presenta a los ojos de un investigador esos Diarios de Moshe Sharett es que se trata de las "memorias secretas" de una "paloma", que cuando se entera que un grupo de comandos israelíes prepara una acción punitiva contra Jordania, protesta en voz baja y sin salirse de los estrechos ámbitos del gabinete ministerial.
En octubre de 1953 un grupo armado israelí asesinó a 66 aldeanos árabes en Qibya, Jordania. Mientras una parte del grupo comando dinamitaba las casas habitadas, la otra ametrallaba sus puertas para impedir que sus ocupantes árabes huyeran. Sharett se encuentra ante el dilema típico de la paloma: ansioso por condenar la atrocidad, no se decide a acusar de ese acto al verdadero culpable: el ejército israelí. Escribe en su Diario:
Condené el asunto Qibya, que nos ha expuesto frente a todo el mundo como una pandilla sanguinaria capaz del asesinato masivo y a la que no le importa que sus acciones puedan conducir a la guerra... Ben Gurión insistió en excluir del comunicado oficial toda mención a la responsabilidad del ejército...
Lentamente Sharett va comprendiendo que esos actos de terrorismo basados en acciones de destrucción sobre los países árabes vecinos, eran en realidad operaciones perfectamente planificados por un estado mayor, civil y militar, que las concebía como la mejor forma de generar un estado de guerra permanante con los vecinos árabes de Israel. El manteniemiento de ese estado de guerra permanente había sido visto por ese estado mayor como la mejor forma de asegurar la expansión de las fronteras del Estado de Israel, al mismo tiempo que sus palomas clamaban ante el mundo la desprotección de un pequeño grupo de judíos rodeados por masas de árabes hostiles.
Comienzan así, desde muy temprano, los llamados "incidentes autoprovocados". Todas las acciones de represalias tomadas por Israel contra acciones del "terrorismo árabe" tenían por objeto la realización final de la expansión territorial. Ello le hace pensar a Sharett -- y así lo consigna en su diario -- que ese "terrorismo árabe" en muchos casos no fué más que provocaciones organizadas por el mismo ejército israelí.
El 14/4/54 anota en su Diario:
Existe un plan israelí de represalias que será puesto en práctica con un programa establecido: su objetivo es lograr una firme escalada de la tensión en el área, para producir una guerra...
El 5/3/55 después de informarse sobre una acción de "represalia" del ejército en territorio jordano, en la que mueren degollados cinco beduinos, escribe:
Esto se tomará como prueba concluyente de que hemos decidido pasar a una ofensiva sanguinaria general en todos los frentes: ayer Gaza, hoy Jordania, mañana Siria, etc. Pediré al gabinete que a los asesinos se los juzque como a criminales... El fenómeno que ha prevalecido en nosotros por años y años es el de la insensibilidad a las malas acciones, a la corrupción moral... Para nosotros una mala acción en sí misma no es nada serio; sólo despertamos a ella si está relacionada con una crisis o una consecuencia grave: la pérdida de una posición, la pérdida de poder o de influencia. No tenemos un enfoque moral de los problemas morales... Una vez, los soldados israelíes asesinaron a un grupo de árabes por razones de venganza ciega... la conclusión es que la sangre de los árabes se puede derramar libremente... Todo esto altera el sentido de justicia y de honestidad, hace que el Estado (de Israel) aparezca ante los ojos del mundo como un Estado salvaje que no reconoce los principios de justicia tal como han sido establecidos y aceptados por la sociedad contemporánea.
En el mes de julio de 1954 la inteligencia militar israelí da comienzo a una campaña de sabotajes en Egipto con el objetivo de crear el caos en esa sociedad y preparar la invasión militar a la zona del canal. Los comando estaban formados por judíos egipcios dirigidos por oficiales de la inteligencia militar de israel. Los atentados debían tener como objetivos instalaciones occidentales en Egipto, y debían dar la impresión de que existía un terrorismo árabe tan fuerte como para provocar la intervención occidental en ese país.
Entre el 2 y el 27 de julio de 1954, mientras se realizaban las negociaicones entre El Cairo y Londres sobre la zona del Canal, centros culturales ingleses, edificios públicos egipcios, oficinas norteamericanas y otras instalaciones occidentales fueron objeto de atentados con bombas, al mismo tiempo que las sospechas sobre los autores se desviaban hacia la Hermandad Musulmana.
Sharett, sabiendo lo que sucedía, escribe en su Diario el 14/1/55:
Nunca hubiese imaginado que podríamos llegar a un estado tan terrible de relaciones envenenadas, el desencadenamiento de los más bajos instintos de odio y venganza y de engaño mutuo... Doy vueltas como un loco, horrorizado y perdido, completamente impotente... ¿Qué debo hacer? ¿Qué debo hacer...
El 25/1/55 vuelve a escribir:
Dayan desea secuestrar aviones y raptar oficiales árabes en los trenes, desea mano libre para asesinar al presidente sirio. Lavon sugirió la ocupación de la franja de Gaza... Suya es la doctrina de que las potencias occidentales son nuestro principal enemigo y que el único modo de disuadirlas es por acciones directas que las aterroricen... Peres comparte la misma ideología; desea atemorizar a Occidente para que apoye los objetivos de Israel...
Mientras el Egipto de Nasser solicitaba conversaciones de paz a través de delegados norteamericanos, los israelíes preparan la guerra de anexión.
Nota del Diario correspondiente al 27/2/55:
Ben Gurión llegó a mi oficina acompañado por el jefe de estado mayor que tenía las manos ocupadas con mapas enrrollados... Propuso atacar una base del ejército egipcio a la entrada de la ciudad de Gaza... Instruí a las embajadas que trabajaran para condenar a Egipto y no para defenderlo... Ahora se tendrá la impresión general de que mientras nos lamentamos por nuestro aislamiento y los peligros para nuestra seguridad, en realidad somos agresores sanguinarios que aspiramos a perpretar masacres masivas...
En efecto, ese ataque de "legítima defensa" de Israel a Egipto en Gaza enfría la política de Nasser de acercamiento para firmar un acuerdo paz con Israel.
Todo la memoria de Sharett es una repetición de lo mismo, en todos los frente durante la época en que le tocó actuar: el terrorismo de estado practicado por ese país estuvo siempre orientado a la expansión territorial y a lograr condiciones abrumadoras de superioridad para establecer niveles de "seguridad" totalmente desproporcionados respecto de la seguridad de los países árabes.
Durante toda su vida Moshe Sharett -- una "paloma" sionista -- había supuesto que la supervivencia de Israel sería imposible sin el apoyo de Occidente, pero que la "moralidad" occidental nunca le permitiría apoyar al Estado judío "que se comporta de acuerdo a las leyes de la jungla" y "eleva el terrorismo al nivel de un proncipio sagrado". Al prominente líder del Mapai, David Hacohen, que se declaró convencido que los israelíes "debían comportarse en Medio Oriente como si fuesen locos" para aterrorizar a los árabes y chantajear a Occidente, le contestó: Si nos comportamos como locos seremos tratados como tales: se nos internará en un manicomio y se nos aislará del mundo.
Moshe Sarett estaba equivocado: la moral occidental fue la exacta medida de la moral israelí. El terrorismo de Estado isarelí es una de las constantes aceptadas de la política internacional es estos tiempos de "nuevo orden mundial".
17 de septiembre de 2001
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