Análisis feminista y la crisis
Por Cynthia Peters
Cynthia Enloe, experta feminista y autora de varios libros y artículos sobre mujeres y los militares, sugiere que sería bueno preguntar: ¿Dónde están las mujeres? Un observador casual de los acontecimientos recientes podría contestar justificadamente: No hay ninguna. O por lo menos no muchas.
Bueno, tenemos a Condoleeza Rice, pero está normalmente rodeada de hombres trajeados declamando retóricas machistas sobre "fulminar estados" (Sub-secretario de defensa, Paul Wolfowitz) y usando metáforas de vaqueros para describir como van a cazar a Osama Bin Laden "vivo o muerto" (el presidente Bush). Los taliban, por supuesto, son todos hombres, así como los de la Alianza del Norte. Los terroristas son todos hombres. Todos los protagonistas de la tragedia desplegada son hombres -incluyendo ( por lo menos según las fotos publicadas en los periódicos) los heroicos bomberos que corrieron a entrar en un edificio en llamas para salvar a gente que ni siquiera conocían. Para no mencionar a los hombres valientes que trabajan para obtener la ayuda alimenticia tan necesaria en Afganistán.
Pero las mujeres están ahí. Solamente tenemos que mirar debajo de la superficie para encontrarlas.
En Afganistán
Antes que los taliban tomaran el control de Kabul, muchas mujeres afganas tenían papeles importantes en la vida pública. El cuarenta por ciento de los médicos de la capital, el cincuenta por ciento de los funcionarios públicos y el setenta por ciento de los profesores, estaba constituido por mujeres. Bajo el régimen talibán, no estaban ni siquiera autorizadas a salir de casa si no eran acompañadas por un familiar masculino. Tenían prohibido trabajar o ir al colegio. Alejadas del mundo laboral pero forzadas a ganarse la vida a duras penas debido a la muerte o incapacidad de sus maridos, muchas mujeres afganas recurrieron a la prostitución.
Un informe de la página web de la Asociación revolucionaria de mujeres afganas (
www.rawa.org) nos recuerda las dificultades de una mujer afgana para manejarse en la vida pública, empleando diferentes identidades para mantener a su familia y evitar la muerte: "Las mujeres que trabajan en un burdel, normalmente llevan tres tipos de carnets de identidad. Un carnet identificándolas como viudas con hijos que usan para obtener ayuda de Naciones Unidas o la Cruz Roja. Otro carnet, que muestra que está casada, les permite alquilar casas y demás. Si los talibanes las arrestan por Zena (un crimen por practicar el sexo fuera del matrimonio), usan su tercer carnet que las identifica como solteras. Ser soltera las ayuda a no ser lapidadas." Son lo que Cynthia Enloe llama "mujeresyniños"- víctimas inocentes enfrentándose a las bombas estadounidenses, a las fronteras cerradas y a la hambruna pues los ataques aéreos pusieron fin a programas de ayuda masivos para ayudar a millones de Afganos a sobrevivir los rigores del invierno.
"Yo no he visto a Osama. No conozco a Osama. ¿Por qué cuando pasa algo en el este, el oeste o el norte del mundo, los problemas tienen que venir aquí y golpear directamente a la gente de Afganistán?" preguntaba Farida, una viuda de 40 años y madre de cuatro hijos que estaba mendigando en las calles de Kabul, la capital de Afganistán. "Rezo a mi dios para que tan pronto como Estados Unidos ataque, el primer misil caiga sobre mi casa y me mate a mí y a mi familia," dijo la ex profesora desde detrás del velo que la cubre por completo. Enumera una lista larga de desgracias que incluyen la falta de agua y de instalaciones sanitarias en su casa, un edificio en ruinas.
¿Es esta la versión femenina de una misión suicida?
Las condiciones que producen hombres con voluntad de acero que orquestan la muerte instantánea de miles de personas así como la suya propia, también produce esto, la desgracia y la falta de esperanza de una madre afgana que reza por su muerte y la de sus hijos. Si Farida y las mujeres como ella no mueren en un bombardeo, tendrán que luchar para conseguir restos de comida y de autodeterminación. La muerte por hambre es una amenaza que sienten particularmente las mujeres pues son las que tienen la responsabilidad primaria sobre sus hijos.
Suponiendo que no se mueran de hambre, hay otra emergencia sanitaria a la que se enfrentan las mujeres afganas según el Fondo de Naciones Unidas para Actividades en materia de Población FNUAP (UNFPA, siglas en inglés). Miles de mujeres embarazadas carecen de cobijo, comida y cuidados médicos y las condiciones insalubres representan un riesgo serio para estas mujeres y sus hijos en edad infantil. Incluso antes de la crisis actual, las pobres condiciones sanitarias y la malnutrición hacían el embarazo y el parto extraordinariamente peligrosos para las mujeres afganas.
Con la retirada de los talibanes, las mujeres afganas se enfrentan ahora a un tormento similar con sus "liberadores" que apoya Estados Unidos. Según Robert Fisk, en un artículo de "El Independiente" de Londres, la Alianza del Norte está compuesta por conocidos violadores y asesinos. En los 90 "se abrieron paso hasta la periferia de Kabul saqueando y violando.... Escogían niñas para forzarlas al matrimonio y asesinaban a sus familiares." RAWA (Asociación Revolucionaria de Mujeres Afganas) definió la retirada de los talibanes como "un cambio positivo", pero la toma de poder de Kabul por parte de la Alianza del Norte "no es sino noticias espantosas y sobrecogedoras para dos millones de residentes cuyas heridas de los años 1992 al 1996 no se han curado todavía" (13-11-01).
Es verdad, la retirada de los talibanes puede proporcionar una apertura para las mujeres. Pero mientras las caras recientemente reveladas de las mujeres afganas son mostradas por los fotógrafos de las agencias de prensa (AP, Associated Press) muchas -las víctimas inocentes de los bombardeos de Estados Unidos y las que se mueren de hambre- permanecen tapadas por un grueso velo. Sus historias son enmascaradas por los principales medios de comunicación que están haciendo un esfuerzo considerable por minimizar las víctimas civiles, siguiendo las directrizes de su perro guardian, FAIR.
A pesar de las presiones de consecutivos gobiernos opresores, las mujeres de Afganistán no han sido invisibles. La asociación pro-democracia y pro-derechos de la mujer RAWA (Asociación Revolucionaria de Mujeres Afganas) ha trabajado diligentemente para dar a conocer su estado lamentable. Las mujeres afganas se arriesgan a la pena de muerte por su trabajo organizativo. Aun así, según Katheleen Richter en un artículo para Z Magazine, tienen unas 2.000 miembros, la mitad en Afganistán y la mitad en Pakistán. RAWA dirige escuelas clandestinas para niños y niñas en Afganistán que operan desde sus casas, tiene en funcionamiento equipos sanitarios móviles, también clandestinos, en los dos países y organiza proyectos que generen ingresos para las mujeres afganas. También provee a las organizaciones de derechos humanos informes sobre violaciones llevadas a cabo por los talibanes y otros fundamentalistas y produce cintas grabadas con material educativo, convoca veladas poéticas y narrativas y publica una revista trimestral.
A pesar de la victimización a la que son sometidas por parte del gobierno y las reglas religiosas, las mujeres afganas se han unido en un movimiento de paz y justicia al mismo tiempo que se unen para subsistir en su frágil día a día. Las mujeres y hombres afganos, y no los gobiernos de occidente, son los que tienen las semillas para su propia liberación. En nuestro enfoque para resolver los problemas mundiales -como el de detener terroristas y castigar a los gobiernos que les dan cobijo- podríamos encontrar útil preguntarnos: ¿Dónde están las mujeres?, y no sólo eso sino: ¿Qué están diciendo?.
En Estados Unidos
Si algo nos ha enseñado recientemente el feminismo en Estados Unidos, es a tener cuidado con la palabra "unidad". Como esto es todo lo que oímos estos días ("Unidos resistiremos", "América unida", etc., etc.) valdría la pena tomarnos tiempo para ver qué es lo que queda excluido de existir cuando todos somos "uno".
Cuando el líder de la mayoría en el senado, Tom Daschel (demócrata, Dakota del Sur) salvó las diferencias entre los partidos más importantes diciendo: "Estamos resueltos a trabajar juntos, no como demócratas o republicanos, sino como americanos", algunos pueden opinar que no hizo demasiado esfuerzo. Pero añadió: "Esta noche, el presidente nos ha pedido "unidad"......Haremos lo que sea necesario para proteger nuestra nación. Nada es más urgente".
Las llamadas a la unidad y las afirmaciones de que solo hay un grupo de intereses que proteger en "nuestra nación" rechaza las inmensas divisiones que existen de una parte a otra de este país sobre raza, clase, genero, geográficas, étnicas, sexuales y religiosas. Muchos de los movimientos sociales que se ocupan de desmantelar las instituciones que generan racismo, sexismo, clasismo y homofobia son silenciados y marginados agresivamente al tiempo que todo lo que signifique el "American way" se promociona como el equivalente a la libertad y la democracia.
Jerry Falwell expresó su versión cristiana fundamentalista de la insistencia en la unidad de Tom Daschle cuando escupió que los ataques terroristas habían sido causados por "paganos, partidarios del aborto, feministas, gays y lesbianas quienes están tratando enérgicamente de hacer de ello una alternativa de vida, la Asociación americana para las libertades civiles (American Civil Liberties Union), Ciudadanos por la American Way (People for the American Way) y todos aquellos que han tratado de secularizar EE.UU. Yo les señalo con el dedo y digo: "Vosotros habéis contribuido a que esto ocurra".
Porque estas declaraciones eran tan absurdas y su señalar con el dedo incluía tantos elementos del espectro político para ser consideradas de mala educación, Falwell tuvo que retractarse y pedir disculpas. Sin embargo revelan algo sobre lo que hay detrás de estas llamadas de unidad. Falwell se equivocaba acerca de que feministas, gays y lesbianas causaran los ataques terroristas, pero tenía razón sobre aquellos de nosotros que combatimos la supremacía blanca institucionalizada, la patriarquía y retamos la unidad del mercado estadounidense y por lo tanto desestabilizamos el poder de los Estados Unidos.
Tanto como si usan las palabras extremistas de Falwell como las educadas de Daschle, los líderes estadounidenses están usando los ataques terroristas como una oportunidad para los Estados Unidos de consolidar el poder, y esto incluye más marginación a los movimientos sociales que han combatido en contra del funcionamiento y los resultados de las instituciones estadounidenses.
Mientras que las personas no creyentes y los partidarios del aborto no son bienvenidas, las mujeres tienen un papel especial en ayudar a consolidar el poder de los Estados Unidos. Aunque principalmente se supone que nos tenemos que mantener calladas, estamos finalmente escuchando declaraciones directas de Laura Bush del modelo a seguir acerca de cómo podemos ayudar durante estos periodos de necesidad de nuestro país. Durante una entrevista reciente en el programa de Larry King, la primera dama se lamentaba que "ha perdido un poco a su marido porque él se está entregando más al país", según un informe de UPI (United Press International, agencia de prensa) "es increíblemente estresante", continuó la Sra. Bush, "creo que hoy parecía un poco cansado"
Un momento de quejas es aceptable si rápidamente se transforma en animación: "pero lo está haciendo fenomenal", añadió la primera dama, "está muy resuelto, lo está haciendo muy bien".
"El hecho es", dijo en un punto, "que la mayoría de nosotros estamos seguros. Casi todos nosotros estamos seguros, nuestros hijos están seguros en el colegio. Necesitamos reafirmarles esto.
"Sé que hay gente que esta volviendo a montar en aviones lo cual me alegra" dijo. Acabó la entrevista con una nota alentadora: "Quiero hacer llegar a todos el mensaje de que creo que necesitamos volver a nuestra vida cotidiana y empezar a sentirnos seguros otra vez y por supuesto ayudar a hacer que los niños se sientan seguros mientras vuelven a su vida de siempre.
El papel de una madre y esposa durante los tiempos de crisis es admirar a nuestros hombres y con valentía sufrir sus comprensibles preocupaciones, tranquilizar a los niños, y suspirar con alivio la vuelta a las actividades cotidianas. Podemos celebrar las cosas pequeñas y no preocuparnos con los temas grandes como si la política de nuestro país ocasionará o no un genocidio en Afganistán. Todo lo cual nos lleva a la segunda cosa más importante que debe hacer una mujer: Volver a ir de compras. No preocupares si los accionistas están desinvirtiendo, las compañías aéreas despidiendo miles de personas y los ricos están reescalando y protegiendo su bienestar. No se preocupen si millones de estadounidenses no tienen ingresos disponibles y muchos más se las arreglan sin seguro médico o de vida. No se preocupen de todo eso, el deber patriótico de una mujer es ir de compras.
Cynthia Peters es la coordinadora de Boston de la red de acción de Timor-Lester y escritora independiente.