Y nos extraña que cada vez más personas se alejen de la religión...
Menos mal que ya ni los creyentes nos creemos estos cuentos de la condenación eterna.
Asumamos de una vez que no somos quienes para juzgar absolutamente nada respecto a los juicios de Dios, que por mucho que las escrituras digan así o asá, estas son fruto de unos escribas con pies y manos como usted y yo, la inspiración no garantiza la exactitud de los juicios de Dios, así que podrán acudir a cuantos teólogos quieran, que los más sensatos le dirán que "no podemos saberlo".
Así que mejor "envainen" el Evangelio y respetemos su Buena Noticia, porque si lo utilizamos para esparcir a diestro y siniestro condenación, nadie querrá escucharlo. El Evangelio es esencialmente salvación, y se basa no en pontificar o enumerar una lista de "pecados", el que lo utiliza así se llama "judaizante" y regresa al Antiguo Testamento olvidando lo esencial de la Cruz.
Cualquiera puede ir a la Biblia y copiando/pegando argumentar prácticamente TODO, de hecho léxicamente contiene cerca de 500 contradicciones, es decir, que si copio/pego fuera de contexto soy capaz de contradecir 250 argumentos entre si. Y vendrá uno a este foro y me dirá X y yo podré contestar Y. Lo único que conseguiremos ambos es una especie de choque de "egos" que no lleva a ninguna parte.
Me he unido a este foro para darme cuenta de la triste realidad cristiana, pues parece que habiendo pasado 2.000 años aún no hayamos entendido nada de nada. Qué frustrante debe ser para Jesucristo vernos aquí día tras día condenándonos unos a otros, decidiendo quién es "salvo" o no, en vez de usar nuestro precioso tiempo para divulgar lo esencial del Evangelio: NUESTRO EJEMPLO.
¿Con qué arma predicó Jesús de Nazaret?, pues sus pies, sus enseñanzas y sus señales. Así que los cristianos que de verdad quieran difundir la Buena Noticia han de actuar como su Maestro, y dejarse de berenjenales dialécticos y parrafadas infinitas. El Evangelio es Cristo, no las interpretaciones de Cristo, y por tanto podemos leer a San Pablo como quien lee a San Agustín o vive el ejemplo de San Pancracio, todos ellos son cristianos conversos por una fe que no viene de pontificar, sino de EXPERIMENTAR.