"Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura"
En el principio Dios entregó sus mandamientos a los hombres para que vivieran con amor y tuvieran compasión de sus semejantes. Pero muchos hombres no fueron fieles y no guardaron los mandamientos de Dios. En tiempos de Moisés, Dios, en su misericordia, entregó a su pueblo los mandamientos de Dios ("las Diez Palabras"), pero después de Moisés los escribas volvieron a cambiar la Ley de Dios llegando a hacer de la ley una carga que nadie podía soportar.
En tiempos de Jesucristo, la ley estaba tan cargada de preceptos de hombres que llegó a tener más de 600 preceptos. Pero cientos de años antes de Jesucristo, los profetas habían avisado al pueblo de que los escribas habían cambiado la Ley de Dios. Los profetas así nos dicen:
"...mi pueblo no conoce el juicio de Yavé. ¿Cómo decís: Nosotros somos sabios, y la ley de Yavé está con nosotros? Ciertamente la ha cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas" (Jeremías 8:7-9).
"Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado" (Isaías 29,13).
Y Jesucristo, recordando las palabras del profeta Isaías, también les dijo a los escribas y fariseos:
"Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo:
Este pueblo de labios me honra;
Mas su corazón está lejos de mí.
Pues en vano me honran,
Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres". (Mateo 15,7-9
Ante estos desastres que hacían los escribas con la Ley de Dios, Dios se hizo Hombre y habitó entre sus hijos e hijas y les volvió a enseñar la Ley que realmente había dado Dios a su pueblo. Y esta Ley es la Ley del Evangelio.
Jesucristo mandó que el Evangelio fuera predicado en todas las naciones, para ofrecer la salvación a todos los pueblos del mundo y para que los hombres volvieran a conocer la verdadera Ley de Dios.
"Y este evangelio del reino se predicará en todo el mundo como testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin" ( Mateo 24:14)
"Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado". (Marcos 16:15-16).
"Mas Felipe se encontró en Azoto, y por donde pasaba, anunciaba el evangelio en todas las ciudades, hasta que llegó a Cesarea". (Hechos 8:40)
"habiéndolo sabido, huyeron a Listra y Derbe, ciudades de Licaonia, y a toda la región circunvecina, y allí predicaban el evangelio...... Varones, ¿por qué hacéis estas cosas? Nosotros también somos hombres de igual naturaleza que vosotros, y os anunciamos el evangelio para que os volváis de estas cosas vanas a un Dios vivo, QUE HIZO EL CIELO, LA TIERRA, EL MAR, Y TODO LO QUE EN ELLOS HAY" (Hechos 14:6-15)
"Y después de mucho debate, Pedro se levantó y les dijo: Hermanos, vosotros sabéis que en los primeros días Dios escogió de entre vosotros que por mi boca los gentiles oyeran la palabra del evangelio y creyeran" (Hechos 15:7)
"Pero primero el evangelio debe ser predicado a todas las naciones" (Marcos 13:10)
"Porque no me averguenzo del evangelio, pues es el poder de Dios para la salvación de todo el que cree; del judío primeramente y también del griego" (Romanos 1:16)
"En verdad os digo: Dondequiera que este evangelio se predique, en el mundo entero, se hablará también de lo que ésta ha hecho, en memoria suya" (Mateo 26:13)
" Y ellos, después de haber testificado solemnemente y hablado la palabra del Señor, iniciaron el regreso a Jerusalén anunciando el evangelio en muchas aldeas de los samaritanos". (Hechos 8:25)
"para ser ministro de Cristo Jesús a los gentiles, ministrando a manera de sacerdote el evangelio de Dios, a fin de que la ofrenda que hago de los gentiles sea aceptable, santificada por el Espíritu Santo" (Romanos 15:16)
"Subí por causa de una revelación y les presenté el evangelio que predico entre los gentiles" (Gálatas 2:2)
"Sino al contrario, al ver que se me había encomendado el evangelio a los de la incircuncisión, así como Pedro lo había sido a los de la circuncisión" (Gálatas 2:7)
"a saber, que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, participando igualmente de la promesa en Cristo Jesús mediante el evangelio" (Efesios 3:6)
"si en verdad permanecéis en la fe bien cimentados y constantes, sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, que fue proclamado a toda la creación debajo del cielo, y del cual yo, Pablo, fui hecho ministro" (Colosenses 1:23)
"Y vi volar en medio del cielo a otro ángel que tenía un evangelio eterno para anunciarlo a los que moran en la tierra, y a toda nación, tribu, lengua y pueblo" (Apocalipsis 14:6)
Jesucristo mandó que el Evangelio se predicara en todo el mundo como testimonio a todas las naciones para que los que crean en el Evangelio y traten de hacer con todas sus fuerzas lo que el Evangelio manda, sean salvos. Desde entonces, fue predicado que la salvación no era por la carne ni por la sangre ni por la descendencia humana, como creían los judíos de aquel tiempo, sino por la buena voluntad que Dios había derramado en las almas de sus hijos e hijas.
Los que siguen el camino de la misericordia predicada por Jesucristo, ellos alcanzarán misericordia. Los que tienen buen corazón, verán a Dios. Y los que sigan el camino de la paz y del perdón, serán llamados hijos de Dios:
"Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios". (Mateo5:7-9)
El Evangelio es el camino de la salvación, y las personas de buena voluntad de cualquier pueblo del mundo que vivan sus misericordiosos mandamientos, serán llamados hijos de Dios.
Después de los primeros cristianos, una gran confusión vino sobre toda la Tierra.
Los apóstoles y primeros cristianos predicaron el Evangelio y vivieron los mandamientos del Evangelio. Pero muchos poderosos y dictadores codiciosos no querían los mandamientos del Evangelio, pues ellos querían ser únicos, vivir mejor que los demás, y el Evangelio mandaba algo que ellos no querían vivir, pues el Evangelio mandaba que los que quisieran hacerse grandes entre los hombres fueran servidores de todos. Estas palabras de igualdad no las querían los poderosos de Roma ni otros dictadores poderosos de otras naciones, y estos hombres codiciosos lo cambiaron todo...
El Evangelio fue ahogado y desplazado
Los hombres codiciosos del mundo que querían vivir mejor que los demás y a costa de los demás (los anticristos) no querían vivir la misericordiosa vida que vivieron los primeros cristianos, entonces buscaron otros libros, buscaron otras leyes más favorables para ellos y enseguida las encontraron: las leyes del viejo testamento que los judíos habían vivido antes de Jesucristo y que Jesucristo había abolido con los mandamientos del Evangelio.
Desde que los emperadores de Roma y otros caudillos de otros pueblos impusieron como si fueran mandamientos de Dios las leyes del viejo testamento que Jesucristo había abolido con su sangre, con su dolor y con la predicación del Evangelio, las comunidades cristianas quedaron atrapadas en aquellos sistemas de terror y los cristianos que intentaron vivir solamente los mandamientos del Evangelio fueron muy perseguidos y muchos de ellos fueron acusados de herejes y condenados a muerte teniendo que sufrir muertes horribles y despiadadas.
La Primera y Segunda Guerras Mundiales provocadas entre pueblos llamados "cristianos"
Desde que los emperadores de Roma y otros imperios de terror volvieron a imponer todos los mandamientos del viejo testamento como si fueran mandamientos de Dios, los pueblos llamados "cristianos" han vivido sistemas de terror indecibles, han sufrido guerras sin parar, hasta que aquellos sistemas de terror justificados por muchas religiones llamadas "cristianas" llevaron al mundo a dos grandes desastres: la Primera y Segunda Guerras Mundiales vividas principalmente por los pueblos llamados cristianos.
El fin del mundo viene por haber abandonado y despreciado los misericordiosos mandamientos del Evangelio.
"Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin". (Mateo 24:11-14).
Jesucristo nos dijo que no se puede servir a dos señores, pues se amará al uno y se depreciará al otro: los cristianos no deben vivir las leyes del viejo testamento que mandan esclavitud, desigualdad, guerras, castigos terribles y penas de muerte... Los cristianos deben ser fieles a los mandamientos del Evangelio, que son la salvación para todos los pueblos.
La misericordia y el perdón es el camino de los cristianos. La verdadera Ley de Dios es la que Jesucristo nos enseñó en el Evangelio y que así nos dice:
"todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque ésta es la ley y los profetas". (Mateo 7:12)
Lo que Dios quiere es la misericordia:
"... si supieseis qué significa: Misericordia quiero, y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes" (Mateo 12:7)
Jesús mandó perdonar setenta veces siete:
"Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete". (Mateo18:21-22)
Los dos mandamientos más grandes de la Ley de Dios enseñados por Jesucristo:
"Entonces los fariseos, oyendo que había hecho callar a los saduceos, se juntaron a una. Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo: Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. En estos dos mandamientos pende toda la ley y los profetas". (Mateo 22:34-40)
Jesús enseña la Ley en preceptos a un joven rico:
"Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna? El le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones" (Mateo 19:16-22)
Éstos son la verdadera Ley y los verdaderos mandamientos de Dios, que dejan abolidos los preceptos del viejo testamento que faltaban a la misericordia y que mandaban esclavitud, desigualdad, castigos terribles y penas de muerte.
En el principio Dios entregó sus mandamientos a los hombres para que vivieran con amor y tuvieran compasión de sus semejantes. Pero muchos hombres no fueron fieles y no guardaron los mandamientos de Dios. En tiempos de Moisés, Dios, en su misericordia, entregó a su pueblo los mandamientos de Dios ("las Diez Palabras"), pero después de Moisés los escribas volvieron a cambiar la Ley de Dios llegando a hacer de la ley una carga que nadie podía soportar.
En tiempos de Jesucristo, la ley estaba tan cargada de preceptos de hombres que llegó a tener más de 600 preceptos. Pero cientos de años antes de Jesucristo, los profetas habían avisado al pueblo de que los escribas habían cambiado la Ley de Dios. Los profetas así nos dicen:
"...mi pueblo no conoce el juicio de Yavé. ¿Cómo decís: Nosotros somos sabios, y la ley de Yavé está con nosotros? Ciertamente la ha cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas" (Jeremías 8:7-9).
"Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado" (Isaías 29,13).
Y Jesucristo, recordando las palabras del profeta Isaías, también les dijo a los escribas y fariseos:
"Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo:
Este pueblo de labios me honra;
Mas su corazón está lejos de mí.
Pues en vano me honran,
Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres". (Mateo 15,7-9
Ante estos desastres que hacían los escribas con la Ley de Dios, Dios se hizo Hombre y habitó entre sus hijos e hijas y les volvió a enseñar la Ley que realmente había dado Dios a su pueblo. Y esta Ley es la Ley del Evangelio.
Jesucristo mandó que el Evangelio fuera predicado en todas las naciones, para ofrecer la salvación a todos los pueblos del mundo y para que los hombres volvieran a conocer la verdadera Ley de Dios.
"Y este evangelio del reino se predicará en todo el mundo como testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin" ( Mateo 24:14)
"Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado". (Marcos 16:15-16).
"Mas Felipe se encontró en Azoto, y por donde pasaba, anunciaba el evangelio en todas las ciudades, hasta que llegó a Cesarea". (Hechos 8:40)
"habiéndolo sabido, huyeron a Listra y Derbe, ciudades de Licaonia, y a toda la región circunvecina, y allí predicaban el evangelio...... Varones, ¿por qué hacéis estas cosas? Nosotros también somos hombres de igual naturaleza que vosotros, y os anunciamos el evangelio para que os volváis de estas cosas vanas a un Dios vivo, QUE HIZO EL CIELO, LA TIERRA, EL MAR, Y TODO LO QUE EN ELLOS HAY" (Hechos 14:6-15)
"Y después de mucho debate, Pedro se levantó y les dijo: Hermanos, vosotros sabéis que en los primeros días Dios escogió de entre vosotros que por mi boca los gentiles oyeran la palabra del evangelio y creyeran" (Hechos 15:7)
"Pero primero el evangelio debe ser predicado a todas las naciones" (Marcos 13:10)
"Porque no me averguenzo del evangelio, pues es el poder de Dios para la salvación de todo el que cree; del judío primeramente y también del griego" (Romanos 1:16)
"En verdad os digo: Dondequiera que este evangelio se predique, en el mundo entero, se hablará también de lo que ésta ha hecho, en memoria suya" (Mateo 26:13)
" Y ellos, después de haber testificado solemnemente y hablado la palabra del Señor, iniciaron el regreso a Jerusalén anunciando el evangelio en muchas aldeas de los samaritanos". (Hechos 8:25)
"para ser ministro de Cristo Jesús a los gentiles, ministrando a manera de sacerdote el evangelio de Dios, a fin de que la ofrenda que hago de los gentiles sea aceptable, santificada por el Espíritu Santo" (Romanos 15:16)
"Subí por causa de una revelación y les presenté el evangelio que predico entre los gentiles" (Gálatas 2:2)
"Sino al contrario, al ver que se me había encomendado el evangelio a los de la incircuncisión, así como Pedro lo había sido a los de la circuncisión" (Gálatas 2:7)
"a saber, que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, participando igualmente de la promesa en Cristo Jesús mediante el evangelio" (Efesios 3:6)
"si en verdad permanecéis en la fe bien cimentados y constantes, sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, que fue proclamado a toda la creación debajo del cielo, y del cual yo, Pablo, fui hecho ministro" (Colosenses 1:23)
"Y vi volar en medio del cielo a otro ángel que tenía un evangelio eterno para anunciarlo a los que moran en la tierra, y a toda nación, tribu, lengua y pueblo" (Apocalipsis 14:6)
Jesucristo mandó que el Evangelio se predicara en todo el mundo como testimonio a todas las naciones para que los que crean en el Evangelio y traten de hacer con todas sus fuerzas lo que el Evangelio manda, sean salvos. Desde entonces, fue predicado que la salvación no era por la carne ni por la sangre ni por la descendencia humana, como creían los judíos de aquel tiempo, sino por la buena voluntad que Dios había derramado en las almas de sus hijos e hijas.
Los que siguen el camino de la misericordia predicada por Jesucristo, ellos alcanzarán misericordia. Los que tienen buen corazón, verán a Dios. Y los que sigan el camino de la paz y del perdón, serán llamados hijos de Dios:
"Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios". (Mateo5:7-9)
El Evangelio es el camino de la salvación, y las personas de buena voluntad de cualquier pueblo del mundo que vivan sus misericordiosos mandamientos, serán llamados hijos de Dios.
Después de los primeros cristianos, una gran confusión vino sobre toda la Tierra.
Los apóstoles y primeros cristianos predicaron el Evangelio y vivieron los mandamientos del Evangelio. Pero muchos poderosos y dictadores codiciosos no querían los mandamientos del Evangelio, pues ellos querían ser únicos, vivir mejor que los demás, y el Evangelio mandaba algo que ellos no querían vivir, pues el Evangelio mandaba que los que quisieran hacerse grandes entre los hombres fueran servidores de todos. Estas palabras de igualdad no las querían los poderosos de Roma ni otros dictadores poderosos de otras naciones, y estos hombres codiciosos lo cambiaron todo...
El Evangelio fue ahogado y desplazado
Los hombres codiciosos del mundo que querían vivir mejor que los demás y a costa de los demás (los anticristos) no querían vivir la misericordiosa vida que vivieron los primeros cristianos, entonces buscaron otros libros, buscaron otras leyes más favorables para ellos y enseguida las encontraron: las leyes del viejo testamento que los judíos habían vivido antes de Jesucristo y que Jesucristo había abolido con los mandamientos del Evangelio.
Desde que los emperadores de Roma y otros caudillos de otros pueblos impusieron como si fueran mandamientos de Dios las leyes del viejo testamento que Jesucristo había abolido con su sangre, con su dolor y con la predicación del Evangelio, las comunidades cristianas quedaron atrapadas en aquellos sistemas de terror y los cristianos que intentaron vivir solamente los mandamientos del Evangelio fueron muy perseguidos y muchos de ellos fueron acusados de herejes y condenados a muerte teniendo que sufrir muertes horribles y despiadadas.
La Primera y Segunda Guerras Mundiales provocadas entre pueblos llamados "cristianos"
Desde que los emperadores de Roma y otros imperios de terror volvieron a imponer todos los mandamientos del viejo testamento como si fueran mandamientos de Dios, los pueblos llamados "cristianos" han vivido sistemas de terror indecibles, han sufrido guerras sin parar, hasta que aquellos sistemas de terror justificados por muchas religiones llamadas "cristianas" llevaron al mundo a dos grandes desastres: la Primera y Segunda Guerras Mundiales vividas principalmente por los pueblos llamados cristianos.
El fin del mundo viene por haber abandonado y despreciado los misericordiosos mandamientos del Evangelio.
"Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin". (Mateo 24:11-14).
Jesucristo nos dijo que no se puede servir a dos señores, pues se amará al uno y se depreciará al otro: los cristianos no deben vivir las leyes del viejo testamento que mandan esclavitud, desigualdad, guerras, castigos terribles y penas de muerte... Los cristianos deben ser fieles a los mandamientos del Evangelio, que son la salvación para todos los pueblos.
La misericordia y el perdón es el camino de los cristianos. La verdadera Ley de Dios es la que Jesucristo nos enseñó en el Evangelio y que así nos dice:
"todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque ésta es la ley y los profetas". (Mateo 7:12)
Lo que Dios quiere es la misericordia:
"... si supieseis qué significa: Misericordia quiero, y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes" (Mateo 12:7)
Jesús mandó perdonar setenta veces siete:
"Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete". (Mateo18:21-22)
Los dos mandamientos más grandes de la Ley de Dios enseñados por Jesucristo:
"Entonces los fariseos, oyendo que había hecho callar a los saduceos, se juntaron a una. Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo: Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. En estos dos mandamientos pende toda la ley y los profetas". (Mateo 22:34-40)
Jesús enseña la Ley en preceptos a un joven rico:
"Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna? El le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones" (Mateo 19:16-22)
Éstos son la verdadera Ley y los verdaderos mandamientos de Dios, que dejan abolidos los preceptos del viejo testamento que faltaban a la misericordia y que mandaban esclavitud, desigualdad, castigos terribles y penas de muerte.