Re: HNOS ELG Y BILLY V UN AGRADECIMIENTO
Estimado eduardo martínez r. (el chismoso). Saludos cordiales.
Tú dices:
Bueno, gavialito (el soplagaitas cret...ense). Me deleito en que las ovejitas del perverso redil de tu secta se estén escapando a centenares. Los lobos de tu secta se están quedando sin carnaza. Eso es bueno.
Respondo: Como lobo hambriento, ya te has manifestado, pero nada podrás en contra de la voluntad del divino Pastor.
"
Yo soy el buen pastor; conozco a mis ovejas, y ellas me conocen a mí, así como el Padre me conoce a mí y yo lo conozco a él, y doy mi vida por las ovejas." (Juan 10:14-15-NVI).
"Mis ovejas oyen mi voz y yo las conozco, y ellas me siguen. .".. Juan 10:12
JA, JA, JA, JA, JAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
¡No esperaba menos de un inepto maestrucho como tú. Resulta, infeliz, que Pablo no habla de ningún "cuerpo animal". Si dudas de mi palabra (sé que no lo haces, pues, a diferencia de ti, nunca miento ni engaño a nadie), échale una ojeada al comentario "bíblico" de tu secta. Pablo habla de un "soma psyjikon", literalmente, "cuerpo psíquico" (cuerpo con mente, o cuerpo con alma), que es lo que va a la tumba, y de ella sale un "soma pneumatikon" (cuerpo espiritual).
Respondo: En primer lugar destaco tu
osadía farisaica cuando dices: "
nunca miento ni engaño a nadie", Ya sabemos que eres un artero engañador, y deberías saber que hay un juicio en el que "
todos seremos juzgados", allí se verá si dices la verdad y lo que hay en tu corazón rebelde.
"
Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros." 1 Juan 1:8
La oración del fariseo – Luc 18:11-12
a. Él da gracias a Dios que no es como los otros
1) Especialmente ladrones, injustos, adúlteros
2) o aún como el publicano cercano a él
-- Así él revela su menosprecio por otros – ver Luc 18:9
b. Él enumera sus buenas acciones
1) "Ayuno dos veces a la semana" – la Ley requería solo una fiesta anual – Lev 16:2
2) "Doy diezmos de todo lo que gano." – La Ley solo requería que diera solo el diezmo sobre ciertos artículos; este hombre dio el diezmo de TODO lo que poseía – ver Deut 14:22-23
--
Así él revela como confiaba en su propia justicia – ver Luc 18:9
Las palabras de Pablo sin claras:
"Se siembra cuerpo animal y se levanta un cuerpo espiritual. Pues si hay un cuerpo animal, también lo hay espiritual” (1Cor 15, 44) .
JA, JA, JA, JA, JA, JAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
Tú solito has caído en una de tus habituales pifias propias de ignorantes ineptos. Je, je, je.
Respondo: ¿Lo dices por creer en lo que dice la Palabra de Dios?
Entonces, soplagaitas, ¿nos explicas lo de los "órganos animales del cerebro" de Ellen White? ¡Corre! Mientras no lo hagas, huyen más ovejitas de tu redil de lobo. JA, JA, JA, JA, JAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
Respondo: Varios autores cristianos se han referido a la supremacía de los órganos superiores en lo que respecta al nivel de conciencia. Uno de estos autores es la escritora Elena G. de White, quien ya a fines del siglo XIX expresaba la supremacía del cerebro y los nervios craneales sobre los demás órganos, afirma al respecto: “
Los nervios del cerebro que relacionan todo el organismo entre sí, son el único medio por el cual el cielo puede comunicarse con el hombre”. Con éste concepto no sería descabellado decir que el ser humano muere cuando Dios no se puede comunicar más con él, a través del único canal que Dios utiliza para comunicarse con el hombre. Esta idea hace referencia justamente al mismo concepto que menciona nuestra ley, al exigir un examen minucioso, no sólo de la actividad cerebral, sino también de los reflejos proporcionados por los pares de nervios craneales con el fin de determinar la muerte de una persona.
¿Sabías que el ácido oxálico previene la asimilación de calcio en las células óseas y en el hígado, mientras afecta también la producción de estrógenos?.
De la purina existen numerosos estudios que demuestran su efecto irritante sobre el sistema límbico del cerebro, afectando la personalidad y la conducta humana mediante alteraciones de la disposición anímica y la respuesta agresiva del individuo.
“
La acción de la sangre sobre los órganos inferiores o animales del cerebro causa una actividad no natural, tiende a causar imprudencia moral, y la mente y el corazón quedan en peligro de corromperse. Al excitarse y fortalecerse los órganos animales, la moral se debilita. Los poderes morales e intelectuales de la mente se convierten en siervos de lo animal.” The Health Reformer, 1 de octubre de 1871, párrafo 9.
La debilidad moral,
[B]los bajos instintos que inducen al hombre al pecado[/B] (Rom 8,6: «
Los bajos instintos [la carne] tienden a la muerte; el Espíritu, en cambio, a la vida y a la paz»; Gál 5:17: «
Los objetivos de los bajos instintos [de la carne] son opuestos al Espíritu»).
Rom 7:5: «
Cuando estábamos en la carne»/«cuando estábamos sujetos a los bajos instintos»
1 Cor 15:50: «
Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción.»
En sentido figurado, el «corazón» representa la vida intelectual y espiritual, la naturaleza interna del hombre. Es el lugar del pensamiento, del querer y sentir del hombre. A él pertenecen, por tanto, en primer lugar, el conocimiento, las convicciones, la comprensión, la reflexión, que nosotros situamos en «la mente»; pero además es el lugar de las actitudes, y en él se fraguan l? decisión y la opción, que para nosotros se sitúan en el terreno de la «voluntad»; por último, en él anidan los miedos, el amor y el odio, es decir, los «sentimientos», en un sentido más cercano al nuestro. «El corazón» resume el mundo interior del hombre, en cuanto éste se considera permanente, duradero o estable.
Los instintos
En el caso de los animales son los impulsos que determinan su conducta. Son actos involuntarios. El animal no es dueño de ellos. Simplemente actuará de acuerdo a lo que sus instintos le indiquen. Aparecen como una condición imperiosa y necesaria de acuerdo a su misma naturaleza. Por ejemplo, el animal al sentir hambre busca su alimento. Al encontrarlo, lo come. Si es escaso, se nutrirá de él ávidamente. No lo compartirá con los demás animales de su especie. El instinto le determina su conducta. Comerá para no morir.
En el caso del ser humano, los instintos únicamente preparan al hombre, más no determinan su conducta. Por ejemplo, en un caso similar al anterior, el ser humano puede privarse del alimento y compartirlo o darlo a los demás, ¡aunque él se prive de dicho alimento!.
De aquí que los instintos de los seres humanos deben de ser gobernados por la inteligencia y por la voluntad. Para distinguirlos de los instintos animales, les llamaremos tendencias.
Tenemos órganos animales en el cerebro, se puede notar que son más bien los críticos los que ignoran las investigaciones de la anatofisiologia moderna humana, y los estudios sobre el sistema límbico, al que llaman cerebro primitivo, que es casi idéntico en los mamíferos incluyendo al hombre teniendo en la corteza más o menos grado de desarrollo según las especies. Más bien diríamos que es sorprendente que alguien del siglo XlX haya afirmado algo así.
Leemos en la Biblia que Dios formó al hombre del polvo de la tierra, (minerales, iones, etc.) y sopló en la nariz Su aliento de Vida, con lo que constituyó un ser viviente, dando origen, así, a la vida humana. Luego, el sabio Salomón nos dice con relación a la muerte “
que el polvo vuelve a la tierra, como era, y el espíritu (aliento) vuelve a Dios que lo dio”. Por lo tanto, la muerte se constituye simplemente en el proceso inverso que originó la vida, proceso que compartimos con los animales, y que da fin a la existencia de todo el ser.
¿
Qué dice la Psicología comparada?
En conformidad con la psicología comparada, se trata de resolver la cuestión de la relación genética del hombre con los animales, considerando la homogeneidad de los elementos psíquicos y de sus formas de conexión, tanto de los más simples como de los más generales,
se debe admitir la posibilidad de que la conciencia humana se haya desenvuelto de una forma inferior de conciencia animal. También esta hipótesis ofrece psicológicamente una gran probabilidad porque, si de un lado la serie animal ya presenta diversos grados de desarrollo psíquico, de otro cada hombre particular recorre un desarrollo análogo. Si la historia de la evolución psíquica nos conduce, en general, de este modo, á un resultado que confirme la teoría de la evolución física, no se debe con todo desconocer que las diferencias psíquicas entre el hombre y los animales, tal y como resaltan en los procesos intelectuales y afectivos procedentes de las combinaciones aperceptivas, son incomparablemente más profundas que las diferencias físicas. Asimismo, como sufre únicamente pequeñas variaciones por la influencia de la educación, la gran estabilidad del estado psíquico de los animales hace que sea sumamente improbable que cualquiera de las especies actualmente vivientes pueda nunca sobrepujar por el lado psíquico los límites ya alcanzados.
Las teorías que intentan definir psicológicamente la relación entre el hombre y los animales oscilan entre dos extremos, esto es, entre la opinión dominante en la antigua psicología de que las facultades psíquicas más elevadas, especialmente la razón, faltan completamente en los animales, y la opinión extendida entre los mantenedores de la psicología animal especial, de que los animales son perfectamente iguales al hombre en todo, incluso en la facultad de reflexionar, de juzgar y de concluir, en sus sentimientos morales, etc. Caída la psicología de las facultades, la primera de estas opiniones ha llegado á ser insostenible. La segunda se basa en la tendencia, difundida en la psicología popular, de interpretar todos los hechos que puedan objetivamente observarse transformándolos en modos del pensamiento humano y en reflexiones lógicas. Pero una indagación más honda de las manifestaciones de la llamada inteligencia animal demuestra que se deben entender constituidas por simples actos de reconocimiento sensitivo Ó por asociaciones, mientras que les faltan aquellas propiedades que pertenecen á los verdaderos conceptos y á las operaciones lógicas. Ahora bien; puesto que los procesos asociativos pasan continuamente á los aperceptivos y los comienzos de estos últimos, simples acciones activas de atención y de elección, se presentan, sin duda, en los animales superiores, también esta diferencia debe, por lo demás, entenderse sin más, más bien como una diferencia de grado y de composición que como una diferencia en la naturaleza de los procesos psíquicos.
En las más antiguas direcciones de la psicología, tanto en las de la psicología de las facultades como en las de la intelectualista (§ 2),
los instintos animales presentan una dificultad especialísima. Puesto que el intento de derivar tales instintos de condiciones individuales condujo, especialmente en los instintos más complejos, á una apreciación completamente inverosímil de las funciones psíquicas, se concluyó con frecuencia por declararlas inconcebibles, ó lo que equivale á lo mismo, por calificarlas de efectos de representaciones innatas.
Este enigma de los instintos deja de ser insoluble cuando, como se ha hecho atrás, se conciben los instintos como formas especiales de manifestaciones impulsivas en los animales y en los hombres, análoga á las más simples manifestaciones impulsivas psicológicamente comprensibles.
Aquí, pues, en los fenómenos de ejercicio, que fácilmente se observan, especialmente en el hombre, por ejemplo, en el ejercicio de movimientos complicados, como en el de tocar el piano, se puede establecer el tránsito de las acciones volitivas originariamente compuestas, á movimientos impulsivos y reflejos. A esta interpretación de los instintos se ha objetado que es imposible poner de manifiesto en la experiencia la transmisión hereditaria en ella supuesta, de variaciones adquiridas individualmente, no siendo de ninguna manera posible practicar, por ejemplo, observaciones seguras sobre la transmisión de mutilaciones, como á menudo se afirmaba antes. Algunos biólogos admiten que todas las propiedades de los organismos deben derivarse de una selección, la cual se verifica por la supervivencia de los individuos mejor adaptados á las condiciones naturales, y, por consiguiente, de una selección natural externa, y que sólo esta selección natural externa es lo que puede producir variaciones en las disposiciones del embrión que se transmiten á los descendientes. Aunque pueda concederse que una propiedad adquirida por un solo individuo no tiene generalmente ninguna influencia hereditaria, no se puede, sin embargo, comprender por qué actos habituales, ciertamente suscitados indirectamente por condiciones naturales externas, pero que primeramente se fundan en propiedades psicofísicas internas de los organismos, no puedan producir, en el caso de que obren á través de varias generaciones, imitaciones en los esbozos embrionales, tanto como las influencias directas de la selección natural. En favor de esta conclusión está también la observación de que, especialmente por el hombre, se heredan ciertos movimientos expresivos particulares y algunas habilidades técnicas. Como se comprende, esto no excluye en ningún caso la cooperación de las influencias naturales externas, de acuerdo con los hechos de la observación; pero estas influencias requieren un doble modo de obrar: en primer lugar, un modo directo, en el cual el organismo sólo se modifica pasivamente por la acción de la selección natural, y en segundo lugar, un modo indirecto, en el cual las influencias externas determinan por de pronto reacciones psicofísicas, que son luego la causa primera de las modificaciones que sobrevienen.
SÍ se excluye este último modo de obrar, no sólo se ciega una de las principales fuentes para el conocimiento de la finalidad manifiesta en grado eminente en los organismos animales, sino que, de un modo más especial, se hace también imposible la explicación psicológica de la evolución gradual de los actos de la voluntad y de su transformación regresiva en reflejos con caracteres de finalidad, cual se nos presenta en un gran número de movimientos expresivos innatos (§ 20, 1).
Ha sido un placer causarte este nuevo desperfecto. Sin tu inepta colaboración no lo tendría tan fácil, así que gracias. JA, JA, JA, JAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA.
Respondo: El placer es mió, al poder responderte e ilustrarte en lo que ignoras.
¡No sabes cuánto me gusta que las ovejitas escapen despavoridas de tu redil!
Respondo: ¿Tienes ese mismo gusto malevolo y sientes recorrer tu cuerpo la misma adrenalina que Satanás (como león rugiente), cuando devora alguna alma, amigo jactansioso y hambriento?
Bendiciones.
Luego todo Israel será salvo.