Re: ¿HAY VIDA DESPUES DE LA MUERTE?
Hasta ahora, no he leído de almas "vababundeando", la Escritura señala a Pedro abandonando el cuerpo, no para quedarse "flotando" o yendo de un lugar para otro sin ningún destino específico, eso es una soberana calumnia de personas incrédulas a la Escritura, que quieren hacernos creer el tonto cuento del sueño del alma.
2Pe 1:14 sabiendo que en breve debo abandonar el cuerpo, como nuestro Señor Jesucristo me ha declarado.
¿A dónde se fue Pedro cuando abandonó su cuerpo?
¿Se quedó vagabundeando por ahí?
Veamos que dice Pablo sobre el mismo tema:
Php 1:21 Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.
Php 1:22 Mas si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra, no sé entonces qué escoger.
Php 1:23 Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor;
Php 1:24 pero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros.
Pablo, al igual que Pedro, sabía que al "partir" de este mundo, su cuerpo quedaría vacío, abandonado aquí en la tierra, pero él se encontraría en la misma presencia del Señor, lo cual es muchísimo mejor para cualquier creyente que muera en Cristo.
Este mismo hecho es ilustrado por medio de la figura de la tienda o tabernáculo en el desierto (2Cor.5:1-8), para referirse a nuestra morada terrestre, es decir, el cuerpo cuando es abandonado por el alma para reunirse con el Señor en el cielo, leemos:
2Co 5:6 Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor
2Co 5:7 (porque por fe andamos, no por vista);
2Co 5:8 pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor.
El mismo Señor es el ejemplo por excelencia, su cuerpo fue dejado vacío por tres días y tres noches, mientras el estuvo ocupado en otras actividades, una de ellas, trasladar al ladrón arrepentido al Paraíso esa misma tarde...
La gente incrédula ve un cadáver colgando en un madero...y esto despierta la lástima del hipócrita e ignorante religioso que piensa que Dios necesita el patrocinio de la criatura respecto a la muerte de Su Hijo, como si la muerte de Su Hijo, fuese el mayor tributo con el cual Dios honra a la criatura.
Nosotros, en contraste, contemplamos Su Triunfo, su Victoria, en altar de la cruz, leemos:
Col 2:15 y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.
Heb 2:14 Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo,
Heb 2:15 y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.
LIBRAR A LOS CAUTIVOS POR EL DIABLO EN LA REGION DE LOS MUERTOS
El Seno de Abraham no es ninguna película de ficción como piensan la gente incrédula.
Era la región de los muertos donde eran confinados las almas de los que habían abandonado el cuerpo aquí en la tierra en el procesos de la muerte; separados por una gran sima, los justos en descanso y los impíos en tormentos.
Cuando Pedro, Jacobo y Juan, contemplaron a Jesús conversando con Moisés y Elías, en el monte santo:
Mat 17:1 Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto;
Mat 17:2 y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz.
Mat 17:3 Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él.
...ellos, los identificaron como Moisés y Elías, no porque hubiesen sido sus amigos, o contemporáneos, jamás los habían visto, sino por el Poder del Espíritu de Dios, el mismo Poder que habita en todo aquel que cree que Dios no es Dios de muertos sino de vivos.
Este cuento del sueño del alma que yace juntamente con el cuerpo, hasta su resurrección es una doctrina satánica, cuyo propósito es negar la inmortalidad del alma, propia de grupos sectarios como:la iglesia delos adventistas del séptimo días, los testigos de Jehová, los cristadelfianos, y otros.
En Cristo
Edison
Sí, bueno, como dije antes, usas varias escrituras que nada hablan de haber vida después de la muerte. Claro que se podría explicar cada una, pero no creo que sea necesario teniendo tantas que hablan suficientemente claro de que no hay nada después.
Es decir, no hay nada
inmediatamente después, porque claro que hay, pero recién luego de ser resucitado.
Yo no sé por qué tanto afán en defender este tipo de doctrinas de demonios, si sería más honesto aceptar lo que está claro en la Escritura y estudiar diligentemente el resto cuando pareciera a simple vista que hay una contradicción.
Eso es lo que hacen los que usan la Escritura deshonestamente: nunca explican lo que uno les muestra claro, pero pretenden que uno les explique todo lo que ellos usan inadecuadamente.
Yo muchas veces lo hice, no tanto con este tema de los muertos sino con el tema de la trinidad, y cada vez que les explico un versículo o un pasaje, ni discuten, sino que enseguida traen otro igual de mal usado.
¿Por qué no aceptan lo claro y estudian lo otro a la luz de eso? Porque son deshonestos y no les interesa lo que la Palabra de Dios les pueda enseñar, sino lo que ellos ya creen y la usan
como sea para defender lo que ellos creen.
El único hombre que murió y resucitó a los tres días y que ahora está en el cielo es el Señor Jesucristo. No hay otro ni otra. Todos los demás que murieron están muertos hasta el día en que sean resucitados.
¿Vale la pena ponerse a explicar todos estos pasajes a esta gente? No creo que demasiado.
O por lo menos que primero expliquen ellos los otros, por ejemplo por qué dice que en el Seol nadie alaba a Dios ¿será que en el cielo los muertos no alaban a Dios? Para colmo el Seol no es el cielo, sino la tumba.
¿Por qué dice que "su memoria es puesta en olvido", por qué dice que "nada pueden hacer"? ¿Por qué dijo Jesús que "los que están en los sepulcros" oirán su voz y no los que están en el purgatorio, cielo o infierno?
En cambio estos otros se explican a la luz de eso, "abandonar el cuerpo" no dice "iré a tal lado", es morir.
Partir y estar con Cristo es el retorno, porque para el que muere, en su línea de tiempo, el instante de la muerte es el momento de la resurrección. Muere y enseguida es resucitado
para él.
Moisés y Elías fue una visión, una revelación especial, etc.
La idea de la inmortalidad del alma vino de la filosofía griega, nunca fue una creencia judía esa.
Si bien para las mentes occidentales tan impregnadas con esas doctrinas parece lo más normal, y hasta bueno y "lógico", ni a Pablo ni a Pedro se les hubiera ocurrido ni pensar semejante cosa.
Hay que darse cuenta como desde chiquitos nos dijeron eso y está tan , pero tan arraigado, que parece que está bien que sea así.
Si además están todas las otras religiones, las indúes y otras orientales que también creen en la inmortalidad de las almas, prácticamente todo el mundo cree en eso.
Pero si uno lo piensa sin prejuicio, si logra pensar sin prejuicio, lo lógico es que cuando alguien muere, muere, no pasa a otra dimensión, como si el alma pudiera vivir sin el cuerpo. Como si el cuerpo fuera algo redundante, y que tiene el alma atrapada, que al fin es liberada y puede volar, viajar, etc.
Bueno, no es de extrañarse que todo el mundo crea que cuando muere no muere realmente, esa fue una de las primeras mentiras de satanás cuando dijo "no moriréis".
Si, además, después de todo ¿qué cambia tanto la cosa? Si al final todos van a ser resucitados. El tema es que no andan deambulando y vivitos por ahí mientras tanto, ni sufriendo, ni felices, ni nada. Eso va a ser luego de la resurrección y no antes.
Lo que elimina fundamentalmente al creer correctamente sobre este tema, es cualquier interacción o intento de interacción espiritista con los muertos.
Cuando la gente dice contactar con un muerto en realidad contacta con un espíritu malo. Esa es más que todo la diferencia.
Los muertos van a vivir, quédense tranquilos, pero no ahora.
Y también elimina toda posibilidad de que alguien le pida algo a un muerto, que también al que oran es en realidad un espíritu malo, ya sea un ser querido o algún "santo", y ni hablar de María.