Re: Hay que ser un perfecto bobo ignorante para ...
Mensaje en respuesta al mensaje
#50 de
Clemente.
Título: "Las ramplonerías de Jesús de Nazareth".
El forista clemente en su mensaje #50; nos pretende dar lecciones de:
1. Las hondas raíces culturales que conforman las manifestaciones religiosas
2. Sus estudios (o posibles estudios) de la religiosidad popular latinoaméricana
3. Sus estudios (o posibles estudios) de la religiosidad peuviana
4. La simplicidad de la argumentación y conclusión de un forista evangélico sobre estas manifestaciones.
5. Las ramplonerías en el pensamiento del otro forista evangélico al considerar un ejemplo que dice ocurrió en Chiapas.
6. Que no se puede juzgar lo que otros piensen que es un "milagro de Dios".
Toda la argumentación suena bonita para la mente humana; pero al compararlo a la reacción de Jesucristo, ese "evangélico intransigente" al cual él quiere dar clases, se queda corto:
15 Vinieron, pues, a Jerusalén, y entrando Jesús en el templo comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en el templo. Volcó las mesas de los cambistas y las sillas de los que vendían palomas;[j]
16 y no consentía que nadie atravesara el templo llevando utensilio alguno.
17 Y les enseñaba, diciendo:
--¿No está escrito: "Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones"?[k] Pero vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.[l]
18 Lo oyeron los escribas y los principales sacerdotes, y buscaban cómo matarlo, porque le tenían miedo, por cuanto todo el pueblo estaba admirado de su doctrina.
19 Pero al llegar la noche, Jesús salió de la ciudad.
Marcos 11:15
Pero que intransigencia la de este "hombre"; que muestras más horribles de pensamiento ramplón, sencillo y simplista; como se ve que nunca estudio las "hondas raíces culturales que conforman las manifestaciones religiosas", ni hablar de su total desconocimiento de la "religiosidad popular judía" de su tiempo y ni mencionar la falta de estudio de las cosas relacionadas al templo.
Recurrir de esa forma a la violencia, todo por un pensamiento y conclusión simplista, llegar a la ramplonería en su pensamiento y actuar violentamente; todo por un versículo del Antiguo Testamento. ¡Pero que barbaridad!
Me imagino a los cambistas comentando:
Vendedor de animales #1:
¿Pero que le ha pasado a este tipo?, esta como loco; nosotros brindamos un servicio a Dios y a los fieles al proporcionarles a los que vienen al templo lo necesario; los animales que se van a sacrificar en especial, somos parte esencial de nuestra fe, no le hacemos mal a nadie.
Vendedor de animales #2:
Tienes razón, este "tipo", con sus malas maneras, su violencia; su pensamiento simplista y ramplón, su intransigencia y desconocimiento, jamás me va a convencer de seguirlo, jamás me va a convertir en seguidor suyo; mira que no considerar las manifestaciones populares de nuestra religiosidad; atentar contra el orden público, no permitir el paso a los que quieren acercarse a Dios en su templo... ¡que barbaridad!.
Escribas y sacerdotes:
¿Este pretende darnos clases a nosotros que somos los sacerdotes?, ¿pretende decirnos con un versículo de la ley como se tienen que hacer las cosas?; nosotros que enseñamos al pueblo, insolente, hay que matarlo... es un simplista de conclusiones ramplonas
Cosas que quedan claras:
1.
La palabra de Dios es superior a lo que el hombre pretenda, crea, piense o deje de pensar sobre como se debe adorar, servir, seguir a Dios.
Es Dios quien establece las reglas del "juego" y no el hombre. Es Dios quien le dice al hombre: "De esta manera es que me tienes que servir" y no el hombre quien se inventa como le venga en gana servir a Dios".
2.
Jesús se refirió concretamente a lo establecido por Dios y lo hizo cumplir.
Jesús fue drástico, enérgico, uso violencia para hacer cumplir lo que Dios pide. No fue un Jesús frió, no fue un Jesús pusilánime, no fue un Jesús "diplomáticamente correcto" fue un Jesús directo, concreto, efectivo; él sabia perfectamente cuales eran las reglas establecidas por Dios y las hizo cumplir.
3.
A Jesús le importo un pepino la religiosidad popular, sus manifestaciones erradas, a él le importo lo que tenía que decir Dios al respecto.
Este Jesús plenamente Dios, plenamente hombre, tuvo el coraje, el celo y valor de plantarse y no dejar pasar a nadie por cumplir lo establecido por Dios.
4.
Jesús no vino a contemplar el pecado y no hacer nada; no vino a "entender o estudiar las mianifestaciones culturales de la religiosidad judía" ni la de ningún otro pueblo. Vino a enseñar lo que Dios quiere de nosotros y nos mando a hacer lo mismo.
A cada momento sus enemigos, los "eruditos" de turno de aquel entonces conocidos como escribas y fariseos le ponían trampas teológicas para tentarlo, probarlo, acusarlo; pero Jesús les dijo de frente y sin temores las verdades en su cara.
Ese Jesús es al que sigo, en él que creo; no un palo ni un yeso colgado en una pared; ese Jesús es el que tiene "palabras de vida eterna"; es el Jesús que le dice a la religión judía de aquel entonces y a la de hoy día:
“Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis” y si esto lo dijo
a quienes habían recibido de Dios mismo la ley y los profetas que le dirá
a los de las demás religiones que son falsas?.
Que diferente son las palabras de
Jesús de Nazareth a las
palabras de los hombres que hoy se dicen regentes de Dios en la tierra, que se dicen que hablan en su nombre al pronunciar un discurso
TOTALMENTE OPUESTO a las palabras de Cristo.
Dicen estos hombres:
"A través de la práctica de lo que es bueno en sus propias tradiciones religiosas, y siguiendo los dictados de su conciencia, los miembros de las otras religiones responden positivamente a la invitación de Dios y reciben la salvación en Jesucristo, aunque no lo reconozcan como su Salvador".”
Por eso, Pablo, advertido por el Espíritu Santo nos dice:
Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.
Gálatas 1:8
¡SÍ AL EVANGELIO DE CRISTO; NO AL "EVANGELIO" DE HOMBRES!
y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
Juan 8:32
¡Shalom!