En el Tomo III del libro de Isis sin Velo existe un dato impensado. Allí se menciona que antes de que el fuego se expandiese a la Biblioteca de Alejandría (al parecer el foco inició cerca de ella), los encargados de la misma removieron los tomos más valiosos y los escondieron para que ninguno de ellos se perdiera. Inicialmente los ejemplares, algunos tratados justamente para repeler el fuego, se guardaron en la casa de algunos escribas y eruditos, pero posteriormente, fueron trasladados a Tartaria y al Sur de la India. Al parecer, esta información, logró obtenerla la autora de un monje en uno de sus viajes, en algún lugar de Gracia. Teniendo en cuenta que Isis sin Velo se publicó el 29 de septiembre de 1877, cabe pensar que la autora conocía de la existencia de Tartaria.
TITAN.
EX-FUTURISTA Y EX-CREYENTE EN ESPECULACIONES