Puesto que en este foro hay participantes de distintos Continentes y diferentes nacionalidades, se me plantea la duda si la denominada “ley del talión”, “ojo por ojo” es conocida así en otros Países.
Por ejemplo, en mi País “España”, “la ley del talión” generalmente se la suele asociar con la venganza, y casi siempre se termina diciendo; "así me lo hiciste, así me lo pagas".
Claro, esta situación tiene el peligro, o la injusticia, que con el tiempo solo se tenga presente “la frase”, y no el espíritu con que fue expuesta esta ley.
Con lo cual, al decir “ojo por ojo” y asociarlo con el Dios que promulgó la ley, puede dar la impresión que Jehová apoya la venganza.
Pero nada más lejos de la realidad, porque Él dijo en Levítico 19:18 “No te vengarás ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo, Jehová.
Por tanto, si no se tiene en cuenta este pequeño (pero enorme detalle) se corre el riesgo de pensar que Dios promueve leyes que fomenten la venganza, la severidad, un Dios áspero, distante y dictatorial, en vez de amoroso, misericordioso, y a la vez justo recto e imparcial.
Porque así precisamente es Yahveh, un ejemplo perfecto de justicia. Deuteronomio 32:4 “Él es la Roca, cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectos. Es un Dios de verdad y no hay maldad en él; es justo y recto.
Siendo que Dios es justo y recto, no puede la ley del talión tener la finalidad de dar rienda suelta a la venganza, sino por el contrario, que la persona que hubiera cometido una fechoría, devuelva el mismo equivalente a su dueño.
¿Y quien se encargaba de aplicar esa ley?
Eran los jueces nombrados quienes hacían ese cometido. Éxodo 18:21,22 “Además escoge tú de entre todo el pueblo a hombres virtuosos, temerosos de Dios, hombres veraces, que aborrezcan la avaricia, y ponlos sobre el pueblo como jefes de mil, de cien, de cincuenta y de diez. 22 Ellos juzgarán al pueblo en todo tiempo; todo asunto grave lo traerán a ti, y ellos juzgarán todo asunto pequeño.
También Deuteronomio 1:13-17.
De esta manera se evitaba que (bajo el calor de algún perjuicio) la persona perjudicada aplicara su propia justicia severa, o cruel.
Y por otro lado, los jueces tenían que tener presente que juzgaban para Yahveh, porque así evitaban dar sentencias injustas, como se ve en las palabras que Josafat, rey de Judá dijo en 2ª Crónicas 19: 6,7 “ y dijo a los jueces: «Mirad lo que hacéis; porque no juzgáis en nombre de los hombres, sino en nombre de Jehová, el cual está con vosotros cuando juzgáis. 7 Sea, pues, con vosotros el temor de Jehová; mirad lo que hacéis, porque en Jehová, nuestro Dios, no hay injusticia ni acepción de personas ni admisión de cohecho.
Así, la ley era una guía, o ayuda para los jueces nombrados, a la hora de impartir justicia, porque no debían ser ni demasiado severos ni demasiado blandos.
Por tanto, es claro que esta ley, en vez de apoyar la venganza, lo que hacía era animar al israelita a confiar en el sistema legal que Dios había establecido en sus leyes.
¡Qué gran Dios de justicia tenemos!
Entonces; ¿Por qué hoy se malinterpreta la ley del “ojo por ojo” con la venganza?
El tiempo.
Lamentablemente para la época de Jesús, en la tierra se había mal interpretado esa ley. Por eso él en Mateo 5:38 dijo: Oísteis que fue dicho: “Ojo por ojo y diente por diente.
Notamos. ¡Oísteis que fue dicho! Jesús les dijo estas palabras a sus discípulos, porque al parecer, los religiosos enseñaba oralmente la ley del talión con la intención de autorizar la venganza personal, contradiciendo así los mandamientos de Dios.
Por eso él, en el versículo siguiente Mateo 5:39 dijo a sus discípulos: Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra.
¿Por qué era apropiado que sus discípulos entendieran ese punto?
Porque si se promovía la venganza personal entre sus discípulos, también se distorsionaba en ellos el propósito de la ley de Dios.
Por desgracia, hoy en día, muchos en vez de mirar el espíritu con que fue escrita esa ley, la interpretan al pie de la letra tomando venganza personal en algún asunto, en vez de dejar la situación en manos de Dios, con la seguridad de que Él actuará con pleno conocimiento de los hechos (ya que conoce nuestro corazón) y si Él tiene que imponer algún castigo, será como reflejo de su justicia perfecta.