Re: ¿Esta sección es para hablar de secta o para atacar a foristas?
"Y mientras estábamos mirando las glorias del lugar nuestros ojos fueron atraidos hacia arriba a algo que parecía ser de plata. Le pregunté a Jesús que me dejase ver lo que había ahí dentro. En un momento estábamos volando hacia arriba y entramos; ahí vimos al buen padre Abraham, Isaac, Jacob, Noé, Daniel, y muchos como ellos. Y vi un velo con una pesada franja de plata y oro, con un borde en la parte inferior; era muy bonito. Le pregunté a Jesús qué es lo que había dentro del velo. Él lo levantó con su propio brazo derecho, y me ordenó que prestase atención. Vi allí una gloriosa arca, recubierta de puro oro, y tenía un glorioso borde, parecido a las coronas de Jesús; y en él habían dos ángeles brillantes – sus alas cubrían el arca mientras permanecían uno en cada extremo, con sus rostros el uno hacia el otro y mirando hacia abajo. En el arca, cerca de donde llegaban las alas de los ángeles, había un pote con Maná, de un tinte amarillo; y vi una vara, la cual me dijo Jesús que era de Aarón; yo la vi brotada, florida con fruto. Y vi dos varas largas de oro, de las cuales colgaban ramas de plata, y sobre las ramas habían muchas uvas gloriosas; un racimo era más que lo que un hombre aquí podría cargar. Y vi a Jesús levantarse y tomar Maná, almendras, uvas y granadas, y las llevó hacia la Ciudad, y las colocó sobre la mesa de la cena. Yo me levanté para ver cuánto estaba siendo llevado, y aun quedaba lo mismo; y nosotros gritamos Aleluya - Amén." A word to the little Flock.
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Vi allí una gloriosa arca, recubierta de puro oro, y tenía un glorioso borde, parecido a las coronas de Jesús; y en él habían dos ángeles brillantes – sus alas cubrían el arca mientras permanecían uno en cada extremo, con sus rostros el uno hacia el otro y mirando hacia abajo. (cc) En el arca, cerca de donde llegaban las alas de los ángeles, había un pote con Maná, de un tinte amarillo; y vi una vara, la cual me dijo Jesús que era de Aarón; yo la vi brotada, florida con fruto. (dd)
Y vi dos varas largas de oro, de las cuales colgaban ramas de plata, y sobre las ramas habían muchas uvas gloriosas; un racimo era más que lo que un hombre aquí podría cargar. Y vi a Jesús levantarse y tomar Maná, almendras, uvas y granadas, y las llevó hacia la Ciudad, y las colocó sobre la mesa de la cena. Yo me levanté para ver cuánto estaba siendo llevado, y aun quedaba lo mismo; y nosotros gritamos Aleluya - Amén. Todos descendimos de este lugar hacia la Ciudad, y con Jesús a nuestra cabeza todos descendimos con la Ciudad hasta esta tierra, sobre una grande y poderosa montaña, la cual no pudo soportar a Jesús, y se partió en dos, y se convirtió en una tremenda planicie. (ee) Entonces miramos hacia arriba y vimos la gran Ciudad, con doce fundamentos, doce puertas, tres a cada lado, y un ángel en cada puerta, todos diciendo, "la Ciudad, la gran Ciudad, está viniendo, está descendiendo de Dios, del cielo"; (ff) y vino y se instaló en el lugar donde estábamos. Entonces comenzamos a mirar las cosas gloriosas fuera de la Ciudad. Entonces vi las más gloriosas casas, que tenían la apariencia de plata, apoyadas por cuatro pilares, con perlas, las más gloriosas para ser admiradas, las cuales debían ser habitadas por los santos; (gg) dentro de ellas había un estante de oro; vi a muchos santos entrar en las casas, sacarse sus relucientes coronas y dejarlas en el estante, y entonces salir al campo alrededor de las casas para hacer algo con la tierra; (hh) no como lo hacemos aquí con la tierra; no, no. Una gloriosa luz resplandecía alrededor de sus cabezas, y ellos estaban continuamente alabando y ofreciendo oraciones a Dios.
Y vi otro campo lleno de todo tipo de flores, y a medida que las cogía, exclamaba, ellas nunca se marchitarán. Después vi un campo de alto pasto, muy glorioso para ser observado; era de un verde vivo, y poseía una reflejo de plata y oro, a medida que se ondeaba soberbiamente a la gloria del Rey Jesús. Entonces entramos en un campo lleno de todo tipo de bestias – el león, el Cordero, el leopardo y el lobo, todos juntos en perfecta armonía; (ii) pasamos en medio de ellos, y ellos nos siguieron pacíficamente. Entonces entramos en un bosque, no como los oscuros bosques que tenemos aquí, no, no; sino luminoso, y por sobre todo glorioso; las ramas de los árboles se mecían de un lado al otro, y todos dijimos, "habitaremos seguros en el desierto y dormiremos en estos bosques". (jj) Pasamos a través del bosque, porque estábamos a camino del Monte Sión. Mientras caminábamos, encontramos una compañía que también estaba admirando las glorias del lugar. Me percaté que tenían un borde rojo en sus vestimentas; sus coronas eran brillantes; sus ropas eran totalmente blancas. A medida que los saludábamos, le pregunté a Jesús quiénes eran. Él me dijo que eran mártires que habían muerto por Él. Con ellos había una innumerable compañía de pequeños; ellos también tenían un borde rojo en sus vestimentas. (kk) El Monte Sión estaba justamente delante de nosotros, y sobre el Monte había un glorioso templo, y alrededor de él habían otras siete montañas, sobre las cuales crecían rosas y lirios, (ll) y vi a los pequeños subir, o si lo preferían, usar sus pequeñas alas para volar hasta la cima de las montañas, y coger las flores que nunca se marchitarían. Había todo tipo de árboles alrededor del templo para embellecer el lugar; el boj, el pino, el abeto, la oliva, el mirto, la granada, y el higo se inclinaban con el peso de sus higos, los cuales hacían que todo el lugar luciese en forma gloriosa. (mm) Y cuando estábamos a punto de entrar en el santo templo, Jesús alzó su amorosa voz y dijo, solamente los 144.000 entran en este lugar, y nosotros dijimos Aleluya.
Bien, alabado sea el Señor, queridos hermanos y hermanas, es una reunión especial para aquellos que poseen el sello del Dios vivo. (nn) Este templo estaba soportado por siete pilares, todos de oro transparente, llenos de las más gloriosas perlas. Las cosas gloriosas que yo vi allí, no las puedo describir. Oh, si pudiese hablar en la lengua de Canaán, entonces les podría contar un poco de la gloria del mundo superior; pero, si usted es fiel, usted mismo lo podrá conocer. Allí vi las tablas de piedra en las cuales estaban grabados los nombres de los 144.000 en letras de oro; después de haber contemplado la gloria del templo, salimos. Entonces Jesús nos dejó, y fue a la Ciudad; muy luego, escuchamos su amorosa voz nuevamente, diciendo - "Venid pueblo mío, habéis salido de una gran tribulación, y habéis hecho mi voluntad; habéis sufrido por mi; venid a la cena, porque yo mismo me ataviaré y os serviré".
Todos dijimos Aleluya, gloria, y entramos en la Ciudad.
Y vi una mesa de pura plata, que tenía muchos kilómetros de alrgo, y sin embargo nuestros ojos podían verla completamente. Y vi el fruto del árbol de la vida, el maná, almendras, higos, granadas, uvas, y muchas otras frutas. Todos nos sentamos a la mesa. Le pedí a Jesús que me dejara comer del fruto. Él dijo que ahora no. Aquellos que comen del fruto de este campo, no vuelven más a la tierra. Pero en muy poco tiempo, si son fieles, podréis comer el fruto del árbol de la vida, y beber del agua de la montaña; y él dijo, tú debes volver a la tierra nuevamente, a contarle a otros, lo que yo te he revelado.
Entonces un ángel me condujo gentilmente de vuelta a este mundo oscuro. Algunas veces pienso que no puedo permanecer más aquí, las cosas de la tierra parecen tan deprimentes – me siento muy sola aquí, porque he visto una tierra mejor. Oh, si pudiese tener alas como una paloma, entonces volaría lejos, y descansaría.