CUANDO oímos las palabras alma y espíritu, ¿qué le viene a la mente?
Muchas personas creen que estos términos definen
algo que los seres humanos llevamos dentro, algo que no muere ni puede verse.
Opinan que, cuando fallecemos, esa parte invisible de nosotros
se separa del cuerpo y sigue viviendo en algún lugar.
Como es una idea muy común, la gente suele sorprenderse al aprender
que eso no es lo que la Biblia enseña, ni mucho menos.
Alma se refieren básicamente a
1) las personas,
2) los animales o
3) la vida que tienen tanto las personas como los animales.
Personas. “En los días de Noé, [...] unas pocas personas, es decir, ocho almas,
fueron llevadas a salvo a través del agua.” (1 Pedro 3:20.)
Aquí está claro que “almas” quiere decir seres humanos:
Animales. En el relato bíblico de la creación leemos:
“Dios pasó a decir: ‘Enjambren las aguas un enjambre de almas vivientes,
y vuelen criaturas voladoras por encima de la tierra sobre la faz de la expansión de los cielos’.
Y Dios pasó a decir: ‘Produzca la tierra almas vivientes según sus géneros,
animal doméstico y animal moviente y bestia salvaje de la tierra según su género’.
Y llegó a ser así” (Génesis 1:20, 24).
A los peces, animales domésticos y animales salvajes
se los llama en este pasaje con la misma palabra: “almas”.
A las aves y otros animales también se les aplica este término
en Génesis 9:10, Levítico 11:46 y Números 31:28.
La vida de la persona. A veces, la palabra “alma” se refiere a la vida de alguien.
Por ejemplo, Jehová le dijo a Moisés:
“Han muerto todos los hombres que buscaban tu alma” (Éxodo 4:19).
¿Qué era lo que buscaban los enemigos de Moisés?
Querían quitarle la vida.
También leemos que, muchos años antes, cuando Raquel
estaba dando a luz a su hijo Benjamín,
le fue “saliendo el alma de ella (porque murió)” (Génesis 35:16-19).
Entonces, Raquel perdió la vida.
Pensemos, además, en estas palabras de Jesús:
“Yo soy el pastor excelente; el pastor excelente entrega su alma a favor de las ovejas”
(Juan 10:11). Jesús entregó su alma, es decir, su vida, a favor de la humanidad
Veamos ahora cómo emplean las Escrituras el término “espíritu”.
Algunas personas creen que se usa como equivalente de “alma”.
Pero no es así. La Biblia deja claro que el “espíritu” y el “alma” son dos cosas distintas.
Por ejemplo, Salmo 104:29 dirige este comentario a Jehová:
“Si les quitas su espíritu [rúaj], expiran, y a su polvo vuelven”.
Además, Santiago 2:26 declara que “el cuerpo sin espíritu [pnéuma] está muerto”.
En estos versículos, está claro que la palabra “espíritu”
se refiere a lo que infunde vida al cuerpo, pues sin él estaría muerto.
El alma no es lo mismo que el espíritu.
El cuerpo necesita el espíritu para funcionar,
de manera muy parecida a como un aparato de radio necesita la electricidad