Las leo,
@franco48 . Pero como te dije: el relato de la creación del Génesis se basa en COSAS MATERIALES. ENTERAMENTE
No es que hubiese "otra creación"; simple y sencillamente, que la formación del espíritu del hombre en el interior de él, no está descrita en el Génesis por la razón expuesta. Pero esto no significa que no existiese.
En contraste con cómo se usa la palabra alma en muchos contextos religiosos, la Biblia muestra que tanto néfesh como psykhḗ, cuando se habla de seres terrestres, hacen referencia a algo que es material, tangible, visible y mortal.
Génesis 2:7 declara acerca de la creación del hombre.
¿Dice que Jehová Dios puso en el hombre un alma separada y distinta de su cuerpo?
Eso es lo que muchas personas religiosas quisieran leer en lo que este texto dice.
De hecho, la traducción por F. Torres Amat—S. L. Copello, de 1942 E.C., dice:
“Formó, pues, el Señor Dios al hombre del lodo de la tierra, e inspiróle en el rostro un soplo o espíritu de vida, y quedó hecho el hombre viviente
con alma racional.”
Esto es muy diferente de la versión de Straubinger, católica romana, que dice:
“De modo que el hombre vino a ser alma viviente.”
También, la versión publicada en inglés por la Sociedad de Publicaciones Judías en los Estados Unidos dice:
“Y el hombre llegó a ser alma viviente.”
Para hacer que aquel primer cuerpo humano estuviera vivo y funcionara a perfección,
Dios no tomó del cielo un “alma” (psykhé) incorpórea que, según la idea pagana griega, hubiera estado revoloteando alrededor como una mariposa, y la sopló o insertó en el cuerpo sin vida.
Dios no sopló en el cuerpo una simple corriente de aire que expandiera los pulmones del cuerpo.
No fue nada como la revivificación de boca a boca que se efectúa en el caso de una persona que se ha ahogado.
Lo que Dios sopló en las narices del cuerpo es llamado
“el aliento de vida,” que no solo llenó de aire los pulmones, sino que también impartió al cuerpo la fuerza de vida que se sostiene por medio de la respiración.
De esta manera “el hombre vino a ser alma viviente.”
Jehová Dios llegó a ser el Padre, el Dador de Vida, de esta primera alma humana.
Los materiales para formar el cuerpo humano fueron tomados del suelo, que, en hebreo, es llamado adamah, y por eso, apropiadamente, a esta alma viviente se le llamó Adán. (Génesis 5:1, 2)
En Eze. 18:4 y 20 dice: “El alma que esté pecando... ella misma morirá.”
(Las versiones VV (1977), Str, TA y NC vierten la palabra hebrea neʹphesh “alma” en este versículo, y así indican que es el alma lo que muere.
Algunas traducciones que vierten neʹphesh “alma” en otros pasajes usan las expresiones “el hombre” o “aquel” en este versículo.
De modo que neʹphesh, el alma, es la persona, no una parte inmaterial de esta que sobreviva cuando el cuerpo muere.
Sal. 146:4: “Sale su espíritu, él vuelve a su suelo; en ese día de veras perecen sus pensamientos.”
La palabra hebrea que se traduce “espíritu” aquí es un derivado de ruʹach.
Algunos traductores la vierten “aliento”.
Cuando esta ruʹach —o fuerza vital — sale del cuerpo, los pensamientos de la persona perecen; no continúan en otra región o esfera.
Ecl. 3:19-21: “Hay un suceso resultante con respecto a los hijos de la humanidad y un suceso resultante con respecto a la bestia, y ellos tienen el mismo suceso resultante.
Como muere el uno, así muere la otra; y todos ellos tienen un solo espíritu, de modo que no hay superioridad del hombre sobre la bestia, porque todo es vanidad.
Todos están yendo a un solo lugar. Todos procedentes del polvo han llegado a ser, y todos están volviendo al polvo.
¿Quién hay que conozca el espíritu de los hijos de la humanidad, si está ascendiendo hacia arriba; y el espíritu de la bestia, si está descendiendo hacia abajo a la tierra?”
Debido a que heredan el pecado y la muerte de Adán, todos los humanos mueren y regresan al polvo, al igual que los animales.
Pero ¿tiene cada ser humano un espíritu que continúe viviendo como una personalidad inteligente después que cesa de funcionar en el cuerpo?
No; el versículo 19 contesta que los humanos y las bestias “tienen un mismo espíritu”.
Con base sencillamente en la observación humana, nadie puede contestar con autoridad la pregunta que se hace en el versículo 21 respecto al espíritu.
Pero la Palabra de Dios contesta que no hay nada que los humanos tengan como resultado del nacimiento que, al morir, los haga superiores a las bestias.