Re: ¿Es la Iglesia Católica romana la 'Gran Ramera'?
Re: ¿Es la Iglesia Católica romana la 'Gran Ramera'?
Estimado alexcaz1. SAaludos cordiales.
Tú dices:
Respondo. Fíjate lo que dice la Palabra de Dios: "Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley." 1 Juan 3: 4.
"Mas ellos, cual Adán, traspasaron el pacto; allí prevaricaron contra mí." Oseas 6: 7
En Romanos 7:7 dice el apóstol Pablo: "Yo no conocí el pecado sino por la ley" Este mismo principio se aplica a Adán. No hubiera habido pecado en Adán, si él no hubiera conocido la ley de Dios; "porqué por la ley es el conocimiento del pecado" Romanos 3: 20.
¿Quién quebró la ley de Dios aun antes de Adán?
"El que hace pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio" 1 Juan 3: 8; y 2 Pedro 2:4 nos habla de "los ángeles que habían pecado"
¿Sabías que antes de empezar la desobediencia, Satanás fue obediente?
Jesús dice de él: "no permaneció en la verdad", esto quiere decir que antes de empezar la desobediencia, Satanás fue obediente; y si fue obediente, entonces conocía la ley de Dios.
Pregunta: ¿Tiene la Iglesia (Católica) poder de alterar los mandamientos de Dios?
"Respuesta católica: ... En vez del séptimo día y otras festividades indicadas por la vieja ley, la iglesia ha prescrito el domingo y otras fiestas para adorar a Dios; y ahora estamos en la obligación de cumplir estas fiestas a consecuencia del mandamiento de Dios; en ligar del antiguo sábado." - Rt. Rv. Dr. Challoner, en el Catholic Christian Instructed, pág. 211.
"Pregunta: ¿Cómo prueba que la iglesia tiene poder de ordenar fiestas?
"Respuesta - Por el mismo hecho de cambiar el sábado al domingo, que los protestantes apoyan; y en lo cual tontamente se contradicen...
"Pregunta. - ¿cómo prueba eso?
"Respuesta. - Porque al guardar el domingo, ellos reconocen el poder de la iglesia (católica) de ordenar fiestas, e imponerlas bajo pecado;..." Rev. Enrique Tuberville, DDRC., An Abridgment of Christian Doctrine, pág. 58, Nueva York, Edward Dunigan & Brothers, aprobado 1833.
Dice la Bilbia: "Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos.
Porque el que dijo: No cometerás adulterio, también ha dicho: No matarás. Ahora bien, si no cometes adulterio, pero matas, ya te has hecho transgresor de la ley.
Así hablad, y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad." (Santiago 2: 10-12)
Conclusión: alexcaz1, ¡si quebrantas la ley de Dios, cometes pecado!
Bendiciones.
Luego todo Israel será salvo.
hacer el bien esta por encima de la ley. si o no?
Jesús y la ley
Ante todo, la libertad en relación a la ley. Sabemos que la ley religiosa era la institución fundamental del pueblo judío. Este pueblo era, en efecto, el pueblo de la ley. Y su religión, la religión de la ley. De tal manera que la observancia de dicha ley se consideraba como la mediación esencial en la relación del hombre con Dios. Por eso violar la ley era la cosa más grave que podía hacer un judío. Hasta el punto de que una violación importante de la ley llevaba consigo la pena de muerte.
Pues bien, estando así las cosas, el comportamiento de Jesús con relación a la ley se puede resumir en los siguientes cuatro puntos:
1) Jesús quebrantó la ley religiosa de su pueblo repetidas veces: al tocar a los leprosos (Mc 1,41 par), al curar intencionadamente en sábado (Mc 3,1-5 par; Lc 13,10-17; 14,1-6), al tocar los cadáveres (Mc 5,41 par; Lc 7,14).
2) Jesús permitió que su comunidad de discípulos quebrantase la ley religiosa y defendió a sus discípulos cuando se comportaron de esa manera: al comer con pecadores y descreídos (Mc 2,15 par), al no practicar el ayuno en los días fijados en la ley (Mc 2,18 par), al hacer lo que estaba expresamente prohibido en sábado (Mc 2,23 par), al no observar las leyes sobre la pureza ritual (Mc 7,11-23 par).
3) Jesús anuló la ley religiosa, es decir, la dejó sin efecto y, lo que es más importante, hizo que la violación de la ley produjera el efecto contrario, por ejemplo al tocar a los leprosos, enfermos y cadáveres. Es llamativo, en este sentido, la utilización del verbo "tocar" (áptomai) en los evangelios (Mc 1,41 par; Mt 8,15; 14,36; Mc 3,10; 6,56; Lc 6,19; Mt 20,34; Mc 8,22; 7,33; 5,27.28.30.31 par; Lc 8,47). Las curaciones que hace Jesús se producen "tocando". Ahora bien, en todos estos casos, en lugar de producirse la impureza que preveía la ley (cf. Lev 13-15; 2Re 7,3; Núm. 19,11-14; 2Re 23,11s), lo que sucede es que el contacto con Jesús produce salud, vida y salvación.
4) Jesús corrigió la ley e incluso se pronunció expresamente en contra de ella en más de una ocasión: al declarar puros todos los alimentos (Mc 7,19) y cuando anuló de manera terminante la legislación de Moisés sobre el privilegio que tenía el varón para separarse de la mujer (Mc 10,9 par).
Como se ve, la lista de hechos contra la ley resulta impresionante. Pero todavía, sobre estos hechos, hay que advertir dos cosas. En primer lugar en la religión judía del tiempo de Jesús había dos clases de ley: por una parte estaba la Torá, que era la ley escrita, es decir, la ley que propiamente había sido dada por Dios; por otra parte, estaba la hallachach, que era la interpretación oral que los letrados (escribas y teólogos de aquel tiempo) daban de la Torá. Pues bien, estando así las cosas, es importante saber que Jesús no sólo quebrantó la hallachach, sino incluso la misma Torá, es decir, la ley religiosa en su sentido más fuerte, la ley dada por Dios. Así cuando Jesús toca al leproso, se opone directamente a lo mandado por Dios en la ley de Moisés (Lev 5,3; 13,45-46); cuando permite que sus discípulos arranquen espigas en sábado y justifica esa conducta, se opone igualmente a la ley mosaica (Ex 31,12-17; 34,21; 35,2); lo mismo hay que decir cuando vemos que toca a los enfermos (contra Lev 13-15) y sobre todo a los cadáveres (contra Núm 19,11-14); más claramente aún cuando declara puros todos los alimentos (contra Lev 11, 25-47; Dt 14,1-21) y expresamente contradice a Moisés cuando anula la legislación sobre el divorcio (Dt 24,1). En todos estos casos, Jesús se pronuncia y actúa contra la ley en su sentido más fuerte, llegando a afirmar algo que para la mentalidad judía era asombroso y escandaloso: que no es el hombre para la ley, sino que la ley está sometida al hombre, porque "el sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado: así que el hombre es señor también del sábado" (Mc 2,28 par).
Por otra parte, en todo este asunto hay que tener en cuenta que estos actos contra la ley llevaban consigo, muchas veces, la pena de muerte. El caso más claro, en este sentido, es la violación del sábado. El evangelio de Marcos nos cuenta, a este respecto, cómo la primera violación se produce al arrancar espigas en sábado (Mc 2,23-28). Y entonces Jesús es advertido públicamente de su delito (Mc 2,24). Pues bien, a renglón seguido, Jesús vuelve a reincidir y de manera pública y provocadora, en la misma sinagoga, al curar al hombre del brazo atrofiado (Mc 3,1-6 par). De ahí que el evangelio termina el relato diciendo: "Nada más salir de la sinagoga, los fariseos se pusieron a planear con los herodianos el modo de acabar con Jesús" (Mc 3,6). Jesús ya estaba sentenciado a muerte. Es decir, Jesús ya se había jugado la vida, precisamente por mostrarse soberanamente libre frente a la ley. Además, por si todo esto fuera poco, hay que tener en cuenta que Jesús curaba a la gente preferentemente en sábado. Así se desprende claramente del relato del evangelio de Lucas: cuando Jesús cura en sábado a una mujer encorvada, el jefe de la sinagoga, indignado por aquella violación de la ley, le dijo a la gente: "Hay seis días de trabajo; vengan esos días a que les curen, y no los sábados" (Lc 13,14). Esto quiere decir que la gente acudía a ser curada por Jesús precisamente los sábados, cuando eso estaba estrictamente prohibido. Señal inequívoca de que era precisamente el sábado el día en que Jesús curaba a los enfermos. Había seis días en que se podía hacer eso sin el menor conflicto. Pero Jesús prefiere hacerlo precisamente cuando estaba prohibido. Su comportamiento, en este sentido, es claramente provocador. Y lo hace así por una razón muy sencilla: porque de esa manera demuestra su absoluta libertad frente a una ley que era esclavizante para el hombre, en cuanto que recortaba su libertad en muchos aspectos.
La libertad de Jesús frente a la ley contiene para nosotros una enseñanza fundamental: el bien del hombre está antes que toda ley positiva. De tal manera que ese bien del hombre tiene que ser la medida de nuestra libertad. Así fue para Jesús. Y así tiene que ser también para todos los que creemos en él.