Unitarismo [editar]El Unitarismo cree que sólo hay un Dios que es indivisible, y niega la deidad de Jesucristo. En el unitarismo Jesús es considerado como un semidiós, o simplemente como una criatura. Dentro de los principales grupos unitarios encontramos el monarquianismo dinámico o adopcionismo, apolinarismo, arrianismo, marcionismo, monofisismo, monotelismo, nestorianismo, origenismo, priscilianismo, socinianismo y Patripasianismo.
El monarquianismo dinámico o adopcionismo: es la doctrina según la cual Jesús era un simple ser humano, elevado a una dignidad similar a la de Dios luego de su muerte. Esta idea es propia del pensamiento cristiano primitivo. En el pensamiento judío, el mesías es un ser humano elegido por Dios para llevar a cabo su obra espectacular: tomar a los hebreos y elevarlos por sobre todas las naciones. Al mismo tiempo, el adopcionismo era psicológicamente interesante para los primeros cristianos, ya que éstos eran una comunidad pobre y atrasada, y por ende era fácil identificarse con un héroe como Jesús, ser humano como cualquiera que es elegido ("adoptado") por Dios, y que por ende daba esperanzas de salvación a los propios cristianos, tan humildes ante Dios como su héroe máximo.
El apolinarismo: afirmaba que en Cristo el espíritu estaba sustituido por el Logos divino, con lo que implícitamente negaba la naturaleza humana completa del Redentor, un dogma católico (y luego, de allí, también ortodoxo). Fue condenado en el Primer Concilio de Constantinopla, en el año 381.
El arrianismo: condenado en el Concilio de Nicea (325), el arrianismo, diametralmente opuesto al apolinarismo, negaba la consustancialidad del Hijo (Cristo) con el Padre (Dios) y por lo tanto la doctrina de la Trinidad católica. En esta visión unicista, Cristo era una criatura creada como todas las demás. Favorecida primeramente por el emperador Constancio II (337-361), esta escuela fue rechazada por Teodosio I el Grande (379-395). Adoptado oficialmente por el reino visigodo en España hasta su rechazo por el rey Recaredo en 589, cuando se convirtió a la fe romana.
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El marcionismo, predicado por Marción en el siglo II, distinguía y separaba como cosas totalmente diferentes al Dios Creador del Antiguo Testamento, Yahveh, del Dios verdadero, el Padre, capaz de encarnar a un hijo hombre, Cristo, conforme al Nuevo Testamento, y concluye que ambas religiones son paralelas y que tienen por única conexión a la geografía.
El monofisismo o eutiquianismo: Afirma que en Cristo existe una sola naturaleza: la divina. Actualmente la Iglesia Copta de Egipto y las Ortodoxas de Siria (jacobitas), Armenia y Eritrea son monofisitas.
El monotelismo: Creado en el siglo VII, fue refutado en el tercer concilio de Constantinopla (680-1). Afirmaba que en Cristo existían dos naturalezas (como en el catolicismo), pero sólo la voluntad divina (para la oficialidad había dos, de lo contrario Jesús no hubiera sufrido tanto en la cruz como humano).
El nestorianismo: Propuesta por primera vez en el siglo V, esta doctrina afirmaba que en el Verbo (Jesucristo, tal como está descrito en el evangelio de Juan 1:1) existían dos personas: la divina (Cristo, hijo de Dios) y la humana (Jesús, hijo de María). En la cruz, por lo tanto, sólo había muerto el humano, sin haber sufrido el dios. Para el catolicismo, en cambio, el Hijo era una sola persona de las tres que integraban la Trinidad. Fue condenada en el Concilio de Éfeso (431). Actualmente los cristianos asirios, en Irak, mantienen esta creencia.
El origenismo: Rechazado en el segundo concilio de Constantinopla (553), afirmaba la eternidad de las almas humanas (cuando el catolicismo dice que el alma es creada en el momento de la concepción biológica). Una de esas almas habría sido la de Cristo, que se encarnó con el objetivo de conseguir la salvación de los hombres.
El priscilianismo: Fue una doctrina cristiana que negaba el dogma de la Trinidad y la encarnación del Verbo, ya que atribuía a Jesús un cuerpo solo aparente. Predicado por Prisciliano en el siglo IV y basado en los ideales de austeridad y pobreza, fue condenado en el concilio de Braga, en el año 563.
El socinianismo, difundido por el pensador y reformador italiano Fausto Socino (aunque al parecer se inspiró en las ideas ya formuladas por su tío Lelio) es antitrinitario y considera que en Dios hay una única persona y que Jesús de Nazaret es sólo un hombre, aunque nacido milagrosamente de la Virgen María por voluntad divina. Según esta confesión, la misión de Jesús en la tierra fue transmitir la voluntad del Padre tal como le había sido revelada, y tras su crucifixión fue resucitado por Dios y elevado a los cielos, donde adquirió la inmortalidad y desde donde reina sobre el mundo desde entonces.
El patripasianismo, una aparente evolución del modalismo, afirmaba que al ser Cristo, sólo una manifestación del Padre, este había sufrido en la cruz.