Para que nos entendamos:
Una vez que recibiste el Espíritu Santo, recibís juntos los dones de fe, amor y esperanza, que son los que nos hacen vivir en amistad con Dios. No se ecibe la fe sin el amor, o el amor después de la fe, no dice eso la Palabra en ninguna parte. El espíritu santo te da todo de una (Romanos 5:5).
Obviamente la salvación no es por obras, es por libre iniciativa de Dios por medio del sacrificio de su único Hijo Jesucristo nuestro Señor. Pero cuando nacemos de nuevo, (bautismo para nosotros los católicos y aceptar a Jesús en tu corazón para los hermanos evangélicos, sin entrar en la polémica del bautismo como sacramento o solo un testimonio de fe) ya estamos capacitados para llegar a ser perfectos en Cristo, verdaderamente santos, y no solo "declarados" santos limpios por fuera e inmundos por dentro. Entonces estando limpios, las obras de misericordia ya no son trapos de inmundicia para Dios, pues estás capacitado sobrenaturalmente a hacerlas sin maldad, sin orgullo ni egoísmo, y así son una exigencia de todo hijo de Dios para recibir el perdón de los pecados, además de tener fe.