Dios te bendiga Julio Velasquez.
No conozco lo que dice esta denominación sobre la providencia, pero en mi Iglesia la providencia ha sido un tema desarrollado al extremo, pero al igual que el de la predestinación ya casi no lo oye uno en ningún púlpito.
No es sólo en Pablo en quien nos basamos, el tema de la providencia aparece mucho más claro y explícito en toda la Biblia que el de la Predestinación.
En términos generales el punto sobre la providencia es que Dios tiene perfecto control de todo y que Él desde la eternidad ha preparado todos los regalos, dones y gracias necesarios para que los suyos se salven y así mismo prepara para ellos una vida fructífera en buenas obras e influye directa, minuciosa e infaliblemente en todos los sucesos que van a afectar sus vidas, en todo, en sus pecados en sus virtudes, en sus alegrías y en sus tristezas en sus actos involuntarios y en los libres.
Los textos que te he dado del libro de la Sabiduría hacen unas indicaciones que matizan nuestra manera de ver tanto la providencia como la predestinación. Dios es siempre bueno, en Dios no hay tal cosa como una decisión de crear gente para condenarla, Él no se deleita en condenar a nadie. Su justicia no es una que tiene que vindicarse en gente que no tiene control de sus vidas como si fuesen títeres. Aún el malo recibe misericordia y paciencia de parte de Dios, Dios no le retiene ni siquiera al malo la oportunidad de salvarse, Dios le brinda al malo gracia para que se salve, pero el malo puede rechazar esta gracia que Dios le ofrece y la única razón por la que la rechaza es por su maldad propia no por una decisión oscura en Dios que quiere condenarle. Dios se deleita tanto en sus criaturas que se muestra indulgente y paciente con ellas aun cuando sabe que no se convertirán.
Ahora bien, cuando uno dice esto la gente supone que el aceptar la gracia y el convertirse entonces dependen del hombre, pero el mismo libro de la Sabiduría corrige esta suposición y señala que tanto la visita de Dios, como la oferta de salvación, como la permanencia, como la misericordia y la aceptación de la gracia son ya regalos que Dios preparó para sus elegidos. Y se nota claramente que no se hace la relación salvación=merecimiento que sí se hace con condenación=merecimiento.
Esto, querido Julio, yo creo que nos separa en la manera de entender la providencia y la predestinación. Si no me equivoco. Nosotros creemos en una decisión que Dios toma de permitir que el impío peque, porque sin este permiso el impío no pecaría. Pero no es lo mismo este permiso que inducir al pecador a que peque para castigarlo porque Dios tenga un concepto de justicia que para mostrarse tenga que hacer al hombre pecar. Al crítico de la doctrina católica de la predestinación le interesa hacernos decir que creemos en que Dios es el responsable del pecado, pero en lo más mínimo es tal cosa cierta. Dios puede hacer que un hombre se mantenga firma y no peque, y entonces le muestra misericordia; pero Dios no le debe a la naturaleza humana el mantenerla en perfección y hacer que cada hombre no peque o mostrarse perdonador con cada hombre y entonces Dios decide dejar que el albedrío de uno siga su rumbo y luego le condena porque se mereció él mismo la condena. Dios puede darle gracia a ese pecador para que se convierta y luego permite que el pecado voluntariamente rechace la gracia que Dios le ofrece y entonces siempre es el pecador el responsable de su condenación, él y sólo él y nunca Dios porque Dios no le debe a él hacerlo ir en contra de su nefasta y necia soberbia que resiste al Espíritu Santo.
Ahora bien, a sus elegidos Dios no les permite esta defección de la gracia y la gracia que Dios le da hace que les confirme su voluntad en aceptarlas. Ellos tiene poder para rechazar la gracia, tienen libertad para rechazarla, pero la gracia que Dios le envía a ellos es una gracia especial que mueve y somete sus libertades para que acepten la gracia que Dios les da, crean se conviertan y sean salvados. Esta gracia no violenta su libertad, no se la pasa por arriba sino que la fortalece, la capacita, la mueve, la actualiza y la hace querer lo que Dios quiere que quiera y haga lo que Dios quiere que haga.
Incluso cuando un elegido peca, Dios permite su pecado para bendecirlo mucho más grandemente, pero a un réprobo Dios le va acumulando con paciencia y benevolencia sus pecados para luegos inflingirles un mayor castigo. Esto no es una hipocrecía de parte de Dios, es una oferta real, buena y verdadera de su buenísima e indulgente voluntad que aunque sabe que van a hacer maldad no quiere quedar como un implacable Dios que castiga inmediatamente se peca, la justicia de Dios muestra siempre su benevolencia porque Él es Amor y esta benevolencia, aunque ya tiene preparado el castigo y sabe que estos impíos se condenarán, es real y genuina porque Dios es bueno y no castiga a nadie si no se lo merece o si él no sabe que van a pecar.
Otro texto de otro libro apócrifo que aparece en las biblias católicas que subraya esto que digo:
"Ruego a los lectores de este libro que no se desconcierten por estas desgracias; piensen antes bien que estos castigos buscan no la destrucción, sino la educación de nuestra raza; pues el no tolerar por mucho tiempo a los impíos, de modo que pronto caigan en castigos, es señal de gran benevolencia. Pues con las demás naciones el Soberano, para castigarlas, aguarda pacientemente a que lleguen a colmar la medida de sus pecados; pero con nosotros ha decidido no proceder así, para que no tenga luego que castigarnos, al llegar nuestros pecados a la medida colmada. Por eso mismo nunca retira de nosotros su misericordia: cuando corrige con la desgracia, no está abandonando a su propio pueblo." (2 Macabeos 6, 12-16)
El misterio sigue siendo este permitir tanto el pecado como el rechazo de la gracia en un réprobo que Dios no permite en un elegido. Pero esto jamás hará a Dios ni el responsable del pecado ni un juez que tiene un sentido de justicia que condena a uno para vindicarse.
En el Amor de Jesús.
Gabaon.