La Biblia nos advierte de que los pecados graves impiden que heredemos el Reino de Dios (1 Corintios 6:9-11; Gálatas 5:19-21). Si la salvación no se pudiera perder, esas advertencias no tendrían ningún sentido. La Biblia muestra que alguien que ha obtenido la salvación puede apartarse de Jehová si comete un pecado grave. Por ejemplo, Hebreos 10:26 dice: “Si voluntariosamente practicamos el pecado después de haber recibido el conocimiento exacto de la verdad, no queda ya sacrificio alguno por los pecados” (Hebreos 6:4-6; 2 Pedro 2:20-22).
La frase en cuestion no es biblica, decididamente.
Una vez que una persona es salva, ¿es siempre salva? Sí, cuando las personas llegan a conocer a Cristo como su Salvador, entran en una relación con Dios que garantiza su salvación como eternamente segura. Para ser claros, la salvación es más que decir una oración o “tomar una decisión” por Cristo; la salvación es un acto soberano de Dios por el cual un pecador no regenerado es lavado, renovado y nacido de nuevo por el Espíritu Santo (Juan 3:3; Tito 3:5). Cuando ocurre la salvación, Dios le da al pecador perdonado un corazón nuevo y pone un espíritu nuevo dentro de él (Ezequiel 36:26). El Espíritu hará que la persona salva camine en obediencia a la Palabra de Dios (Ezequiel 36:26–27; Santiago 2:26).
Numerosos pasajes de las Escrituras declaran el hecho de que, como un acto de Dios, la salvación es segura:
(a) Romanos 8:30 declara:
“Y a los que predestinó, a ésos también llamó; y a los que llamó, a ésos también justificó; y a los que justificó, a ésos también glorificó”. Este versículo nos dice que desde el momento en que Dios nos elige, es como si fuéramos glorificados en Su presencia en el cielo. No hay nada que pueda impedir que un creyente sea glorificado un día porque Dios ya lo ha dispuesto en el cielo. Una vez que una persona es justificada, su salvación está garantizada; está tan segura como si ya estuviera glorificada en el cielo.
(b) Pablo hace dos preguntas cruciales en Romanos 8:33-34:
“¿Quién acusará a los que Dios escogió? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo Jesús, el que murió; más aún, el que resucitó, está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros”. ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Nadie, porque Cristo es nuestro abogado. ¿Quién nos condenará? Nadie lo hará, porque Cristo, el que murió por nosotros, es el que condena. Tenemos tanto al abogado como al juez como nuestro Salvador.
(c) Los creyentes nacen de nuevo (son regenerados) cuando creen (Juan 3:3; Tito 3:5).
Para que un cristiano pierda su salvación, tendría que ser no regenerado. La Biblia no da evidencia de que el nuevo nacimiento pueda ser quitado.
(d) El Espíritu Santo mora en todos los creyentes (Juan 14:17; Romanos 8:9) y bautiza a todos los creyentes en el Cuerpo de Cristo (1 Corintios 12:13). Para que un creyente deje de ser salvo, tendría que ser "no habitado" y separado del Cuerpo de Cristo.
(e) Juan 3:15 dice que quien crea en Jesucristo "tendrá vida eterna". Si usted cree en Cristo hoy y tiene vida eterna, pero la pierde mañana, entonces nunca fue "eterna" en absoluto. Por lo tanto, si pierdes tu salvación, las promesas de vida eterna en la Biblia estarían equivocadas.
(f) En un argumento concluyente, la Escritura dice:
“Porque estoy seguro de que ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni principados, ni potestades ni lo presente ni lo por venir, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 8:38-39). Recuerda que el mismo Dios que te salvó es el mismo Dios que te guardará. Una vez que somos salvos, siempre lo somos. ¡Nuestra salvación está definitivamente asegurada eternamente!
Lo qie sucede con frecuencia es que vemos a alguien que hace una confesion de fe exteriormente. Pero su conducta a largo plazo pone en duda, o en ocasiones pudiera negar que esta persona en realidad sea salva y regenerada. Bajo esas circunstancias, ni ellos ni nosotros sabremos si son salvos.
Aquellos que han verdaderamente recibido una vida nueva y el Espiritu de promesa mora en sus corazones, continuan en la fe. Aun cuando bajo algunas circunstancis pudieran tropezar y caer. No asi total y definitivamente. El Espiritu de Dios aviva la llama redentora que los devuelve a la senda de la salvacion.
Saludos.