Re: Elisabet no llamó madre de Dios a María
Aquí y de nuevo vemos al pretensión, la omisión y la carencia del debido conocimiento de las Escrituras. De nuevo y en base a elucubraciones mentales, divagares, y demás tácticas de omisión, de nuevo, vemos que no acude a la Escritura para mostrar razón. Lo sentimos, Luís, todo quien pretende ir más alla de lo que Cristo enseñó, no tiene a Dios. Y no lo digo yo, no, ASÍ ESTÁ ESCRITO.
Vamos a ver una cosa, Raúl. Llevo más de 11.500 mensajes en este foro, a los que habrá que añadir algunos cientos o miles más del
anterior. He usado la Escritura por activa y por pasiva en multitud de ocasiones para demostrar que Jesucristo es Dios, que Jesucristo es Yavé (Jehová), que Jesucristo es el Creador, que Dios es trino, que el Padre es Dios, que el Espíritu Santo es Dios, que Dios es uno (ejad), que... etc, etc,etc.
No es plan de presumir, pero la Escritura me la conozco bastante. Por supuesto, siempre puedo conocerla más, estudiarla más, meditar más en ella, etc. Es más, yo creo que la Escritura es inerrante, infalible. No contiene error alguno. Pero, ¿se puede saber de qué nos vale un texto infalible si no hay interpretación igualmente infalible? Se me responde: el Espíritu Santo es el intérprete infalible. Bien, pero, ¿qué ocurre cuando uno cree tener al Espíritu Santo y tras leer la Biblia llega a la conclusión de que Jesucristo no es Yavé y otro que cree tener al Espíritu Santo llega a la conclusión de que Jesucristo es Yavé tras leer la misma Biblia? ¿Quién discierne cuál de los dos está en la verdad?
Es como si un país tuviera una Constitución pero no un Tribunal constitucional. ¿De qué le serviría dicha Constitución si nadie tuviera autoridad para dictaminar qué leyes son constitucionales y cuáles no? ¿y va a ser menos importante la Palabra de Dios que una Constitución humana?
Se quiera o no, la Escritura infalible de Dios necesita una Iglesia infalible, al menos en cuestiones dogmáticas, que la interprete. Una Iglesia guiada por el Espíritu Santo, que la guió para discernir qué libros son canónicos y cuáles no, y que la guía para discernir qué es Revelación y qué no. Una Iglesia que verdaderamente sea columna y baluarte de la verdad. Que siempre haya existido desde que Cristo la fundó, porque de lo contrario habría fallado la profecía de que las puertas del Hadres no prevalecerían. Una Iglesia fácilmente identificable, que sea consciente de su propia identidad, que no tema afirmar ante el mundo, aunque la acusen de sectaria, que ella es la Iglesia de Cristo y que Cristo es el Salvador del mundo.
El que tenga ojos para ver, que vea y entienda.
