-Si la cúspide en un partido de gobierno fuera celosa y estricta en cuanto a su disciplina interna, expulsando de sus filas a cualquier integrante formalizado por la justicia actuante, tendría las mejores posibilidades no solo de hacer un buen gobierno, sino de salir electo en el próximo.
-La dificultad está, en que actualmente los de muy arriba son vulnerables a las acusaciones de los de más abajo -caso que estos sean tocados-, y si se agrega todavía la especulación de los "arrepentidos", se hace muy difícil la cristalinidad de aquella cúspide ideal. Criticando a los anteriores, los actuales no alcanzan a redimirse.