Re: Dos suicidios y un intento
Re: Dos suicidios y un intento
Sansón... y que por cierto, murió con el Espíritu Santo en el
Re: Dos suicidios y un intento
Lo que más nos ha llamado la atención en el caso del epígrafe, es que si se nos hubiese ocurrido pensar cuál sería la familia evangélica conocida de todos en la que menos cabría la posibilidad de un suicidio, probablemente muchos habrían coincidido con la de Rick Warren, si tienen leído su libro “Una Vida con Propósito” y conocen algo de su ministerio.
En estos momentos no recuerdo cuántos suicidios registran las Escrituras, pero quiero hablarles de dos y un intento, todos bien conocidos:
1 – El del rey Saúl: Herido por los flecheros filisteos, tuvo Saúl mucho miedo de lo que harían con él de apresarlo todavía vivo, así que le pidió a su escudero que lo traspasara con la espada. Ante su negativa, se echó sobre su propia espada, muriendo, siendo imitado por su escudero. No es que ahí Saúl no confió en Dios, sino que ya no venía tomándole en cuenta desde mucho antes (1Samuel 31:1-6; 1Crónicas 10:1-6).
2 – El de Judas Iscariote: su culpabilidad no le permitía soportar el tormento de irse enterando de las alternativas que seguirían al proceso de Jesús e inminente crucifixión, por lo que fue y se ahorcó. Aunque Mt 27:3 dice que arrepentido devolvió el precio de su traición, lo suyo fue apenas un gran remordimiento sin llegar a ser un arrepentimiento genuino. De haberlo, hubiera buscado a Jesús para a sus pies confesar su crimen y rogar su perdón. “Mientras hay vida hay esperanza”, y todavía podría Judas intentar hacer cuanto estuviera de su parte por evitar el desenlace. Como dice Pedro “Judas cayó por transgresión, para irse a su propio lugar” (Hch 1:25). El infierno lo esperaba.
3 – El del carcelero de Filipos: no pasó del intento, por providencia divina. Tiene un paralelo con lo que hizo Saúl, ya que este carcelero también temió el cruel castigo y muerte que le esperaba y también echó mano a su espada (Hch 16:27). De un riesgo al inminente infierno, pasó, con su conversión, a regocijarse con toda su casa de haber creído a Dios (v.34).
Sansón... y que por cierto, murió con el Espíritu Santo en el