Y ahora veamos que dice la Biblia
(De evangelio de San Juan)
15 26-27
26
Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí.
27
Y vosotros daréis testimonio también, porque habéis estado conmigo desde el principio.
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Capítulo 16
1
Estas cosas os he dicho, para que no os escandaliceis.
2
Os expulsarán de las sinagogas; y aun viene la hora cuando cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio a Dios.
3
Y harán esto porque no conocen al Padre ni a mí.
4
Mas os he dicho estas cosas, para que cuando llegue la hora, os acordéis de que ya os lo había dicho. Esto no os lo dije al principio, porque yo estaba con vosotros.
5
Pero ahora voy al que me envió; y ninguno de vosotros me pregunta: ¿A dónde vas?
6
Antes, porque os he dicho estas cosas, tristeza ha llenado vuestro corazón.
7
Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré.
8
Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.
9
De pecado, por cuanto no creen en mí;
10
de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más;
11
y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado.
12
Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar.
13
Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.
14
El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber.
15
Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber.
16
Todavía un poco, y no me veréis; y de nuevo un poco, y me veréis; porque yo voy al Padre.
17
Entonces se dijeron algunos de sus discípulos unos a otros: ¿Qué es esto que nos dice: Todavía un poco y no me veréis; y de nuevo un poco, y me veréis; y, porque yo voy al Padre?
18
Decían, pues: ¿Qué quiere decir con: Todavía un poco? No entendemos lo que habla.
19
Jesús conoció que querían preguntarle, y les dijo: ¿Preguntáis entre vosotros acerca de esto que dije: Todavía un poco y no me veréis, y de nuevo un poco y me veréis?
20
De cierto, de cierto os digo, que vosotros lloraréis y lamentaréis, y el mundo se alegrará; pero aunque vosotros estéis tristes, vuestra tristeza se convertirá en gozo.
21
La mujer cuando da a luz, tiene dolor, porque ha llegado su hora; pero después que ha dado a luz un niño, ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo.
22
También vosotros ahora tenéis tristeza; pero os volveré a ver, y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo.
23
En aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará.
24
Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido.
25
Estas cosas os he hablado en alegorías; la hora viene cuando ya no os hablaré por alegorías, sino que claramente os anunciaré acerca del Padre.
26
En aquel día pediréis en mi nombre; y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros,
27
pues el Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis amado, y habéis creído que yo salí de Dios.
28
Salí del Padre, y he venido al mundo; otra vez dejo el mundo, y voy al Padre.
29
Le dijeron sus discípulos: He aquí ahora hablas claramente, y ninguna alegoría dices.
30
Ahora entendemos que sabes todas las cosas, y no necesitas que nadie te pregunte; por esto creemos que has salido de Dios.
31
Jesús les respondió: ¿Ahora creéis?
32
He aquí la hora viene, y ha venido ya, en que seréis esparcidos cada uno por su lado, y me dejaréis solo; mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo.
33
Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.
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Capítulo 17
Oración de Jesús por sus discípulos
1
Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti;
2
como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste.
3
Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.
4
Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese.
5
Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.
6
He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra.
7
Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado, proceden de ti;
8
porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste.
9
Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son,
10
y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y he sido glorificado en ellos.
11
Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros.
12
Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliese.
13
Pero ahora voy a ti; y hablo esto en el mundo, para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos.
14
Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
15
No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal.
16
No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
17
Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.
18
Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo.
19
Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad.
20
Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos,
21
para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.
22
La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno.
23
Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.
24
Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo.
25
Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste.
26
Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos.