EL PASTOR UREÑA FRENTA AL CALVINISMO (SERMONES)

¡LA JUSTIFICACIÓN POR LA FE EN CRISTO, ES UN ACTO DEFINITIVO E IRREVOCABLE DE DIOS!

Un tiempo después que tuviera lugar la Reforma Protestante, Roma respondió con el Concilio de Trento, en donde fueron condenadas muchas de las doctrinas que fueron sistematizadas en la Reforma, y una de esas doctrinas que Roma condenó, es la doctrina de la justificación por fe, y respecto a esta doctrina fundamental de la fe cristiana , en el Concilio de Trento, Roma declaró: "maldito todo aquel que enseñe que el hombre es justificado solo por la fe y no por las obras".
No entendieron nada.
Por increíble que parezca y aunque no lo presenten en esos términos, gran parte del evangelicalismo en esencia, en cuanto a la justificación, creen lo mismo que Roma.
Desastre absoluto y real ignorancia.
La salvación es solo por fe y no por obras.

Es decir, creen que la justificación no depende solo de la fe sino que también depende de las obras, lo cual es otro evangelio, el falso evangelio de salvos por gracia y preservados por obras.
Amén...
 
RESPUESTA A UN INTERROGANTE RELACIONADO CON LA TOTAL DEPRAVACIÓN.

¿Si Adán y Eva murieron espiritualmente a causa de su desobediencia, como pudieron entonces reaccionar ante la oferta de gracia, que les fue dada inmediatamente después de haber adquirido una naturaleza depravada, y haber quedado totalmente inhabilitados de poder entender cualquier conocimiento de índole espiritual?
Esto está totalmente manipulado.
Adán y Eva quedaron vendidos al pecado pero Dios no los eliminó a causa de la salvación.
Por el contrario los soportó en desobediencia para salvarlos.
El calvinismo nos quiere vender que el pecado exterminó (mató) a Adán y Eva.
Ellos venden este exterminio como muerte "espiritual" pero en los hechos hablan de una muerte completa.
Super falso.

La respuesta es muy clara, y es que a partir de la caída, solo pudieron caminar con Dios aquellos que por haber sido escogidos, fueron atraídos eficazmente. Y aquí surge la respuesta a la pregunta que plateamos al inicio; Adán Y Eva fueron los primeros elegidos de una humanidad depravada a causa del pecado. También Abel fue un escogido, y es por eso que pudo entender que solo se podía acercar a Dios a través de un sacrificio. Y de igual manera sucedió con Noe, Abraham y todos los santos de las sucesivas dispensaciones.
Mas falso que el comunismo.


En toda la historia humana, y en todas las dispensaciones, siempre que alguien fue salvado lo fue en virtud de una elección de parte de Dios.
Verdad tergiversada.
 
¿Como sabía Dios sin haber nacido todavía Isaac y muchos menos Jacob, que José terminaría vendido como esclavo a Egipto y que Israel sería esclavo por 400 años?

Génesis 15
13 Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años.
 


¿CUÁL EVANGELIO ES VERDAD?
¿CUÁL ES EL FALSO?


Los hombres permitirán que Dios esté en todas partes, menos en su trono. Le permitirán formar mundos y hacer estrellas, dispensar favores, conceder dones, sostener la tierra y soportar los pilares de la misma, iluminar las luces del cielo, y gobernar las incesantes olas del océano; pero cuando Dios asciende a su Trono sus criaturas rechinan los dientes.

Pero nosotros proclamamos un Dios entronizado y su derecho a hacer su propia voluntad con lo que le pertenece, a disponer de sus criaturas como a él le place, sin necesidad de consultarlas. Entonces se nos maldice y los hombres hacen oídos sordos a lo que les decimos, ya que no aman a un Dios que está sentado en su Trono. Pero es a Dios en su Trono que nosotros queremos predicar. Es en Dios, en su Trono en quien confiamos”. (A.W. Pink)

FUENTE :



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PREFACIO
¿WESLEY, DECIDISTE ESO
CON UN JUEGO DE AZAR?
CARTA DE WHITEFIELD A WESLEY


DANIEL TORRES

Este valioso documento presenta, por un lado, una fuerte defensa apologética de una de las doctrinas de la gracia que más resistencia a recibido. La resistencia, según Whitefield, se debe a que esta doctrina de la elección muestra a Dios como absoluto Señor y Soberano sobre Su creación, que hace lo que en Su santa voluntad le place hacer. Y la doctrina contraria, la de la redención universal, presenta, según Whitefield, a Dios como un ser de soberanía limitada y delega mucha parte de la gloria y el honor de la salvación al libre albedrío del hombre. Y, por otro lado, este documento presenta la manera en que los hermanos en Cristo deben tratarse, independientemente de sus creencias doctrinales. El trato entre hermanos debe ser cortés y amoroso, y, sin embargo, si hay algo que reprochar entre hermanos, debe hacerse con firmeza y siempre con la Palabra de Dios como medio para resolver los desacuerdos.
Por su valor apologético y su valor de instrucción fraternal, este documento es uno de los que en más alta estima se tiene por parte de la iglesia.

 
DANIEL TORRES

Este valioso documento presenta, por un lado, una fuerte defensa apologética de una de las doctrinas de la gracia que más resistencia a recibido. La resistencia, según Whitefield, se debe a que esta doctrina de la elección muestra a Dios como absoluto Señor y Soberano sobre Su creación, que hace lo que en Su santa voluntad le place hacer. Y la doctrina contraria, la de la redención universal, presenta, según Whitefield, a Dios como un ser de soberanía limitada y delega mucha parte de la gloria y el honor de la salvación al libre albedrío del hombre. Y, por otro lado, este documento presenta la manera en que los hermanos en Cristo deben tratarse, independientemente de sus creencias doctrinales. El trato entre hermanos debe ser cortés y amoroso, y, sin embargo, si hay algo que reprochar entre hermanos, debe hacerse con firmeza y siempre con la Palabra de Dios como medio para resolver los desacuerdos.
Por su valor apologético y su valor de instrucción fraternal, este documento es uno de los que en más alta estima se tiene por parte de la iglesia.
En la primera no se ve un Dios soberano, aunque en la segunda si.
 
En la primera no tiene la capacidad de salvar su creación, de salirse con la suya.
En la segunda se muestra su soberanía.
 


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PREFACIO
¿WESLEY, DECIDISTE ESO
CON UN JUEGO DE AZAR?
CARTA DE WHITEFIELD WESLEY


DANIEL TORRES

Este valioso documento presenta, por un lado, una fuerte defensa apologética de una de las doctrinas de la gracia que más resistencia a recibido. La resistencia, según Whitefield, se debe a que esta doctrina de la elección muestra a Dios como absoluto Señor y Soberano sobre Su creación, que hace lo que en Su santa voluntad le place hacer. Y la doctrina contraria, la de la redención universal, presenta, según Whitefield, a Dios como un ser de soberanía limitada y delega mucha parte de la gloria y el honor de la salvación al libre albedrío del hombre. Y, por otro lado, este documento presenta la manera en que los hermanos en Cristo deben tratarse, independientemente de sus creencias doctrinales. El trato entre hermanos debe ser cortés y amoroso, y, sin embargo, si hay algo que reprochar entre hermanos, debe hacerse con firmeza y siempre con la Palabra de Dios como medio para resolver los desacuerdos.
Por su valor apologético y su valor de instrucción fraternal, este documento es uno de los que en más alta estima se tiene por parte de la iglesia.



I
SI DIOS PREDESTINA
¿ES LA PREDICACIÓN INÚTIL?
CARTA DE WHITEFIELD A WESLEY


 


II
LA DOCTRINA DE LA PREDESTINACIÓN
DETIENE LA FELICIDAD
CARTA DE WHITEFIELD A WESLEY


 
Escuché los dos videos.
Gracias Bart.
 
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nos gustaria escuchar las de wesley ..... deberias ponerlas tambien para hacer un claro juicio ,,esperamos, ,,,
 


V
¿DIOS ELIGE A QUIEN DAR
SU GRACIA SALVADORA
O ES PARA TODOS
CARTA DE WHITEFIELD A WESLEY

 

John Wesley responde a la pregunta ¿Qué es un arminiano?​

Gabriel Edgardo Llugdar Uncategorized diciembre 19, 2019 6 minutos

John Wesley - que es un arminiano

La pregunta «¿Que es un arminiano?»
contestada por un amante de la gracia,​

John Wesley

1. Si alguien dice «Ese hombre es arminiano», el efecto que producen estas palabras en quienes lo escuchan es el mismo que si se les hubiera dicho «Ese perro está rabioso». Sienten pánico y huyen de él a toda velocidad, y no se detendrán a menos que sea para arrojarle piedras al temible y peligroso animal.
2. Cuanto más incomprensible resulta la palabra, mejor. Las personas que reciben el apodo no saben qué hacer: como no saben lo que quiere decir, no están en condiciones de defenderse o de demostrar que son inocentes de los cargos en su contra. No es fácil acabar con prejuicios arraigados en personas que no saben otra cosa excepto que se trata de «algo muy malo» o de algo que representa «todo lo malo».
3. Por lo tanto, aclarar el significado de esta terminología ambigua puede ser de utilidad para muchos. A los que con demasiada facilidad aplican el término a otros, o para impedir que utilicen términos cuyo significado desconocen; a quienes escuchan, para que no resulten engañados por personas que no saben lo que dicen; y a quienes reciben el apodo de «arminianos», para que sepan cómo defenderse.
4. En primer lugar, creo necesario aclarar que muchos confunden «arminiano» con «arriano». Pero se trata de algo completamente diferente; no existe ninguna semejanza entre uno y otro. Un arriano es alguien que niega la divinidad de Cristo. Creo que no hace falta aclarar que nos referimos a su filiación con el supremo, eterno Dios, ya que no hay otro Dios fuera de él (a menos que decidamos hacer dos dioses: uno grande y uno pequeño). Ahora bien, nadie jamás ha creído con mayor firmeza, o afirmado con mayor convicción, la divinidad de Cristo, que muchos de los así llamados arminianos, y así lo siguen haciendo hasta el día de hoy. Por lo tanto, el arminianismo (sea lo que fuere) es completamente diferente del arrianismo.
5. El origen de la palabra se remonta a Jacobo Harmens, en latín, Jacobus Arminius, que fuera ministro ordenado en Amsterdam y, más tarde, profesor de Teología en Leyden. Habiendo estudiado en Ginebra, en 1591 comenzó a dudar de los principios que le habían inculcado hasta ese momento. Cada vez más convencido de lo errado de los mismos, cuando fue nombrado profesor, comenzó a enseñar y a hacer público lo que él consideraba que era la verdad, hasta que falleció en paz en el año 1609. Pocos años después de la muerte de Arminio, algunos fanáticos, liderados por el Príncipe de Orange, atacaron con furor a todos los que sostenían lo que ellos consideraban sus ideas. Habiendo logrado que este modo de pensar fuera formalmente condenado en el famoso Sínodo de Dort (menos numeroso y erudito que el Concilio o Sínodo de Trento, pero tan imparcial como aquél, ver La Verdadera historia del Sínodo de Dort), algunas de estas personas fueron muertas, otras exiliadas, algunas condenadas a cadena perpetua; todos ellos perdieron sus puestos de trabajo y quedaron inhibidos de ocupar cualquier cargo público o eclesiástico.
6. Los cargos que los opositores presentaban en contra de estas personas (comúnmente llamados arminianos) eran cinco: (1) negar el pecado original; (2) negar la justificación por fe; (3) negar la predestinación absoluta; (4) negar que la gracia de Dios es irresistible, y (5) afirmar que es posible que un creyente se aparte de la gracia.
Con respecto a las dos primeras acusaciones se declaran inocentes. Los cargos son falsos. Ninguna persona, ni el propio Juan Calvino, afirmó la idea del pecado original o de la justificación por fe de manera más decisiva, más clara y explícita que Arminio. Estos dos puntos están, por tanto, fuera de discusión; hay acuerdo entre ambas partes. No existe al respecto la más mínima diferencia entre el Sr. Wesley y el Sr. Whitefield.
7. Existe, sin embargo, una clara diferencia entre los calvinistas y los arminianos con respecto a los otros tres puntos. Aquí las opiniones se dividen, los primeros creen en una predestinación absoluta y los últimos sólo en una predestinación condicional. Los calvinistas sostienen que: (1) Dios decretó con carácter absoluto, desde toda eternidad, que ciertas personas se salvarían y otras no, y que Cristo murió por ellas y por nadie más. Los arminianos sostienen que Dios decretó, desde toda eternidad, respecto de todos los que poseen su Palabra escrita, que el que crea, será salvo; pero el que no crea, será condenado. Para dar cumplimiento a esto, Cristo por todos murió (2 Co. 5:15) por todos los que estaban muertos en sus delitos y pecados, es decir, por todos y cada uno de los hijos de Adán, ya que en Adán todos murieron.
8. En segundo lugar, los calvinistas sostienen que la gracia de Dios que obra para salvación es absolutamente irresistible; que ninguna persona puede resistirla así como no se puede resistir la descarga de un rayo. Los arminianos sostienen que si bien hay momentos en que la gracia de Dios actúa de manera irresistible, sin embargo, en general, cualquier persona puede oponer resistencia (y así perderse para siempre) a la gracia mediante la cual Dios deseaba otorgarle salvación eterna.
9. En tercer lugar, los calvinistas sostienen que un verdadero creyente en Cristo no puede apartarse de la gracia. Los arminianos, en cambio, sostienen que un verdadero creyente puede naufragar en cuanto a la fe y a la buena conciencia (Ver 1 Timoteo 1:19) Creen que el creyente no sólo puede caer nuevamente en la corrupción, sino que esa caída puede ser definitiva, de modo que se pierda eternamente.
10. Estos dos últimos puntos, la gracia irresistible y la infalibilidad de la perseverancia, son, sin duda, la consecuencia natural del punto anterior, la predestinación incondicional. Si Dios decretó con carácter absoluto, desde la eternidad, que sólo se salvarían determinadas personas, esto significa que tales personas no pueden oponerse a su gracia salvífica (porque de otro modo perderían la salvación), y que así como no pueden oponer resistencia, tampoco pueden apartarse de esa gracia. De modo que, finalmente, las tres preguntas quedan reducidas a una: ¿La predestinación es absoluta o condicional? Los arminianos creen que es condicional; los calvinistas, que es absoluta.
11. ¡Acabemos, entonces, con toda esta ambigüedad! ¡Acabemos con las expresiones que sólo sirven para crear confusión! Que las personas sinceras digan lo que sientan, y que no jueguen con palabras difíciles cuyo significado desconocen. ¿Cómo es posible que alguien que no ha leído una sola página escrita por Arminio sepa cuáles eran sus ideas? Que nadie levante la voz en contra de los arminianos antes de saber lo que esta palabra significa, recién entonces sabrá que los arminianos y los calvinistas están en el mismo nivel. Los arminianos tienen tanto derecho a estar enojados con los calvinistas como los calvinistas con los arminianos. Juan Calvino era un hombre estudioso, piadoso y sensato, al igual que Jacobo Arminio. Muchos calvinistas son personas estudiosas, piadosas y sensatas, igual que muchos arminianos. La única diferencia es que los primeros sostienen la doctrina de la predestinación absoluta, y los últimos, la predestinación condicional.
12. Una última palabra: ¿No es deber de todo predicador arminiano, primeramente, no utilizar nunca, en público o en privado, la palabra calvinista en términos de reproche, teniendo en cuenta que esto equivaldría a poner apodos o calificativos? Tal práctica no es compatible con el cristianismo ni con el buen criterio o los buenos modales. En segundo lugar, ¿no debería hacer todo cuanto esté a su alcance para impedir que lo hagan quienes lo escuchan, demostrándoles que constituye a la vez un pecado y una tontería? ¿No es, asimismo, deber de todo predicador calvinista, primeramente, no utilizar nunca, en público o en privado, durante la predicación o en sus conversaciones, la palabra arminiano en términos de reproche? Y en segundo lugar, ¿no debería hacer todo cuanto esté a su alcance para impedir que lo hagan quienes lo escuchan, demostrándoles que se trata de un pecado y una tontería al mismo tiempo? En caso de que ya estuvieran habituados a hacerlo, mayor empeño y esfuerzo deberá ponerse para erradicar esta conducta que, quizás, ¡fue alentada por el propio ejemplo del predicador!

¿Qué es un arminiano?, Obras de John Wesley, Tomo VIII, Tratados teológicos, Edición auspiciada por Wesley Heritage Foundation.
John Wesley - que es un arminiano
 

Los Cinco Puntos del Arminianismo: Un resumen de la Teología Arminiana / Las doctrinas bíblicas de la Gracia. Por Brian Abasciano​


Depravación Total (La T en el FACTS) La humanidad fue creada a imagen de Dios, buena y recta, pero cayó de su estado original sin pecado a través de una desobediencia voluntaria, dejando a la humanidad en un estado de total depravación; pecaminosa, separada de Dios, y bajo la sentencia de condenación divina (Rom 3:23; 6:23; Ef 2:13). La depravación total no significa que los seres humanos sean tan malos como podrían ser, sino que el pecado afecta a cada parte del ser de una persona y que la humanidad tiene una naturaleza pecaminosa con una inclinación natural hacia el pecado. Los seres humanos son fundamentalmente corruptos de corazón. Como la Escritura nos dice: "Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso" (Jer 17: 9; Ge 6: 5; Mateo 19:17; Lucas 11:13). De hecho, los seres humanos están espiritualmente muertos en los pecados (Ef 2: 1-3; Col 2:13) y son esclavos del pecado (Rom 6: 17-20). El apóstol Pablo incluso dice: "Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien" (Rom 7:18). En otra parte, él testifica, "Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno." (Rom 3: 10-12; Rom 1: 18-32; Ef 4: 17- 22). En su estado natural, los seres humanos son hostiles hacia Dios, y no pueden someterse a su Ley ni complacerlo (Rom 8: 7-8). Por lo tanto, los seres humanos no son capaces de pensar, hacer o desear nada bueno por sí mismos. No podemos hacer nada que merezca el favor de Dios, y no podemos hacer nada para salvarnos del juicio y la condenación de Dios, que merecemos por nuestro pecado. Ni siquiera podemos creer en el evangelio por nosotros mismos (Jn 6:44). Si alguien es salvo, fue Dios quién tomó la iniciativa en su salvación. Expiación Ilimitada (La A en el FACTS) [Ver Artículo 2 de los 5 Artículos de la Remonstrancia] Como se observó anteriormente, debido a la depravación total, nadie puede ser salvo a menos que Dios tome la iniciativa en la salvación. La buena noticia es que, dado que "Dios es amor" (1ª Jn 4: 8, 16), "sus misericordias [son] sobre todas sus obras" (Sal 145: 14), él ama incluso a sus enemigos (Mt 5: 38-43), también "quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad" (1 Tim 2: 4), "no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento" (2ª Pe 3: 9), y él no se complace en la muerte de los impíos, sino que prefiere que se arrepientan de sus pecados y vivan (Ez 18:23, 33), Él ha tomado la iniciativa en la obra de salvación enviando a su único Hijo a morir por los pecados de todo el mundo. Como Juan 3: 16-18 nos dice tan bellamente: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios." Dios ha provisto el perdón de los pecados y la salvación de cada persona por medio de la muerte de Jesucristo en nombre de la humanidad pecadora. De hecho, por la gracia de Dios, Jesús gustó la muerte por todos (Heb 2: 9). Como dice 1ª Juan 2: 2 "Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo". Más adelante de 1ª Timoteo 2: 4 citado anteriormente, “el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.”, los siguientes versículos de 1 Timoteo continúan: “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo" (1ª Tim 2: 5-6). De hecho, “el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lc 19:10), “Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores” (1ª Tim 1: 15), “el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo.”(1ª Jn 4:14; Jn 4:42), Dios es “el Salvador de todos los hombres" (1ª Tim 4:10), Jesús es “el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo" (Juan 1:29), quien “murió por los impíos” (Ro 5: 6), y “murió por todos” (2ª Co 5: 14-15) cuando “Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados” (2 Co 5:19). Jesús incluso murió por aquellos que rechazan su palabra, lo niegan y perecen (Lc 22: 17-21; Jn 12: 46-48; Rom 14:15; 1ª Co 8:11; 2 Pe 2: 1; Heb 10:29). La provisión de la expiación se ha hecho para todos los que están en pecado, para todo el mundo. (Rom 3: 22-25; 5:18). Pero a pesar de que Jesús murió por todos y ha provisto la expiación para todos, la intención de la expiación provista fue que su aplicación real (que otorga el perdón de los pecados, la justificación ante Dios y la salvación) está condicionada a la fe en Jesucristo. Esto se afirma bastante claramente en Juan 3: 16-18 citado anteriormente. Por amor, Dios sacrificó a su único Hijo por el mundo para que aquellos del mundo que crean en Jesús y en su sacrificio expiatorio se beneficien de ese sacrificio expiatorio y sean salvos, mientras que los del mundo que rechazan ese sacrificio expiatorio en la incredulidad no se beneficiarán de ella, sino permanecerán condenados y perecerán (otros pasajes que dejan en claro que la fe es la condición y el medio por el cual se recibe el perdón, la vida eterna y la salvación, por ejemplo: Lc 8:12; Jn 1: 12; 3:36; 5:24; 6:40, 47; 20:31; Hch 16:31; Rom 1:16; capítulos 3–4; 10: 9-10; 1ª Co 1:21; Gál 2 : 16; cap. 3; Ef 2: 8-9; 1ª Tim 1:16). Dado que la expiación fue provista para todos, al hacer que la salvación esté disponible para todos, las Escrituras a veces presentan la justificación potencialmente para todas las personas (Rom 3: 22-25; 5:18), pero no todos serán salvados en última instancia. Aunque Dios desea que todos crean y se salven por la sangre de Cristo, muchos perecerán, no por falta de oportunidad de salvación, sino porque rechazan la provisión de la salvación hecha por ellos en la muerte de Cristo, ya que no han "creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios" (Jn 3:18). De manera similar, las referencias de las Escrituras a Dios o al Cristo como el Salvador de todo el mundo (Jn 4:42; 1ª Tim 4:10; 1ª Jn 4:14) no significan que todos realmente serán salvos, ya que la salvación que el Padre y El Hijo han provisto sólo es efectiva en los que creen. Como lo dice 1ª Timoteo 4:10, "esperamos en el Dios viviente, que es el Salvador de todos los hombres, mayormente de los que creen". También Tito 2:11 anima a los creyentes a presentar un buen testimonio de Cristo al mundo incrédulo con esta razón: “Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres”. De hecho, es la expiación ilimitada de Cristo la que sirve como fundamento necesario de la oferta genuina de la salvación ofrecida a todos en el evangelio y está concuerda con el mandato de predicar el evangelio a todos. Por ejemplo, al dirigirse a una audiencia judía general, el apóstol Pedro basó un llamado al arrepentimiento en la obra de Cristo e insinuó que la obra era para todos en su audiencia cuando les aseguró que Dios envió a Cristo para que los salvara de sus pecados: "Pero Dios ha cumplido así lo que había antes anunciado por boca de todos sus profetas, que su Cristo había de padecer. Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado... A vosotros primeramente, Dios, habiendo levantado a su Hijo, lo envió para que os bendijese, a fin de que cada uno se convierta de su maldad." (Hch 3:18-21; 26) Como Lc 24: 45-47 señala: "Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras; y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén" (véase también Mt 28: 18-20; Hch 17:30).​