EL PASTOR UREÑA FRENTA AL CALVINISMO (SERMONES)





Gracias también a lo que Cristo hizo,
cuando ustedes escucharon
el mensaje verdadero
de las buenas noticias de salvación
y creyeron en él,
fueron marcados con el sello
que es el Espíritu Santo
que él había prometido.
La presencia del Espíritu Santo
en nosotros es como el sello
de garantía de que Dios
nos dará nuestra herencia.
Además,
significa que Dios
ya nos ha comprado
y que nos salvará hasta el final.
Todo esto lo hizo
para que le alabemos
y le demos a él la gloria.


Efesios 1:13-14 NBV

 


El mundo evangélico contemporáneo habla y predica mucho sobre el mal llamado “libre” albedrío. No obstante, el protestantismo nació en el siglo XVI negando la idea filosófica de que el pecador tuviera una “libre” voluntad.
¿Los hijos de Adán poseen voluntad? Por supuesto. Claro que sí.
¿Su voluntad es “libre”? De ninguna manera. Bueno, sí es “libre” para pecar. Pero definitivamente no es “libre” para obedecer los mandamientos de Dios. ¿Qué es el hombre sin el Espíritu Santo sino carne? ¿Y qué desea la carne sino rebelarse contra su Creador (Romanos 8:7)?
Este año 2025 celebramos el 500º aniversario del libro teológico más importante del ministerio de Martín Lutero. Se llama (en latín) ‘De servo arbitrio’. En español, se traduce como ‘De la esclavitud de la voluntad’.
El reformador se vio obligado a redactar la obra para oponerse a un libro del humanista católico llamado Erasmo de Rotterdam publicando el año anterior (1524). En aquella obra, titulada, ‘De la libertad de la voluntad’, el holandés defendió el mal llamado “libre” albedrío apelando a filósofos, a la razón humana y una deducción supuestamente bíblica, esto es, que si Dios nos da su ley, significa que podemos cumplirla. La filosofía de Erasmo se puede resumir en la siguiente frase: “Deber es poder”. Por medio de la ley, pues, es el conocimiento de nuestra capacidad.
Lutero, sin embargo, derriba la filosofía erasmiana apelando a la declaración apostólica de Pablo en Romanos 3:20: “Por medio de la ley es el conocimiento del pecado”. La ley, lejos de enseñarnos sobre nuestra capacidad, nos habla sobre nuestra corrupción e incapacidad para que perdamos toda nuestra confianza en nosotros mismos. La única esperanza para el pecador, pues, no reside en su voluntad, sino únicamente en la gracia salvadora de Dios.
Por esta razón, la Reforma comenzó predicando con gran gozo la doctrina de “sola gratia”, a saber, que la salvación es única y exclusivamente por la gracia de Dios. No nacemos de nuevo por nuestra voluntad, sino por la voluntad del Dios Todopoderoso (Juan 1:13; Santiago 1:18).
Espero que esta nueva predicación os bendiga sobremanera. Y os animaría a comprar un ejemplar de ‘De servo arbitrio’ para aprender más sobre la naturaleza corrupta de la voluntad humana y el poder omnipotente de la gracia del Dios trinitario.



 




“Y a los que predestinó,
a estos también llamó;
y a los que llamó,
a estos también justificó;
y a los que justificó
a estos también glorificó.
¿Qué pues diremos a esto?
Si Dios es por nosotros,
¿Quién contra nosotros?
El que no escatimó
ni a su propio Hijo;
sino que lo entregó
por todos nosotros,
¿como no nos dará también
con él todas las cosas?
¿Quién acusará
a los escogidos de Dios?
Dios es el que justifica.
¿Quién es el que condenará?
Cristo es el que murió; más aún,
el que también resucitó,
el que además está a la diestra de Dios,
el que también intercede por nosotros.
¿Quién nos separará del amor de Cristo?
¿Tribulación, o angustia, o persecución,
o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?
Como esta escrito:
Por causa de ti somos muertos
todo el tiempo.
Somos contados como
ovejas de matadero.
Antes, en todas estas cosas
somos mas que vencedores
por medio de aquel que nos amó.
Por lo cual estoy seguro
de que ni la muerte, ni la vida,
ni ángeles, ni principados,
ni potestades, ni lo presente,
ni lo por venir, ni lo alto,
ni lo profundo,
ni ninguna otra cosa creada
nos podrá separar del amor de Dios,
que es en Cristo Jesús Señor nuestro.”


ROMANOS 8:30-39.


Hijitos míos,
estas cosas os escribo
para que no pequéis;
y si alguno hubiere pecado,
abogado tenemos para con el Padre,
a Jesucristo el justo.


1 Juan 2:1 RVR1960


Mis ovejas oyen mi voz,
y yo las conozco, y me siguen,
y yo les doy vida eterna;
y no perecerán jamás,
ni nadie las arrebatará
de mi mano.
Mi Padre que me las dio,
es mayor que todos,
y nadie las puede arrebatar
de la mano de mi Padre.
Yo y el Padre uno somos.


S.Juan 10:27-‬30 RVR1960