Déjenme mostrarles un caso emblemático de la falsa piedad que el mundo pregona.
Una madre australiana twuitea:
"¿Alguien ha cruzado de Nueva Gales del Sur a Victoria [dos estados en Australia]? Mi hijo y yo estamos atrapados en Nueva Gales del Sur y no sabemos si podremos regresar. Pronto nos vamos a quedar sin recursos, no podemos seguir viviendo en moteles. ¡¡Por primera vez tengo miedo de que no podamos volver a casa!!"
Ahora para aquellos que no lo saben, Australia ha estado en completo encierro. Los gobernadores han promulgado algunas de las leyes más draconianas que incluso prohíbe a los ciudadanos salir a sus patios sin máscaras y les prohíbe viajar de estado a estado. Y a las personas que se rehúsan tomar las inyecciones, se les aísla por completo y amenaza con multas exorbitantes y prisión, y en caso de brote, se les acusa como chivos expiatorios (aunque muchas veces son gente ya inyectada que transmite la infección).
Así que, volvamos a la historia trágica de esta madre y su hijo, atrapados en un estado donde no viven, sin recursos y forzados por el gobierno a vivir en lugares designados como una "medida santiaria". Es una madre clamando por ayuda, por auxilio, desesperada de quedarse sin alimentos y vivienda por las medidas impuestas. ¿Qué sucede?
Una señora llamada Lauraine Knight, etiqueta a la policía local en el tweet de la madre, alegando lo siguiente: "Esta persona esta contemplando cruzar ilegalmente la frontera de Nueva Gales del Sur a Victoria".
¡Una soplona de sangre fría! Que por cierto, acusa a la pobre madre de algo que no ha dicho. Pero, ¿saben que es lo más increíble? Bueno, cuando vas al perfil de la cuenta de esta tal Lauraine, en su descripción biográfica alega lo siguiente:
"Quiero una Australia que se defina por a quienes incluimos, no a quienes excluimos. Siempre esperanzada, siempre optimista", y luego con su símbolo del arcoíris de orgullo gay.
Estas son las personas que te dicen que "uses una máscara, eso es amar al prójimo", que "se inyectaron no para ellos, sino por el bien del vecino", que "juntos podemos reconstruir un mundo mejor y más humano".
¡No te dejes engañar! Este es el tipo de personas que hacen posible las peores atrocidades cometidas por los gobiernos contra sus propios ciudadanos, una generación amadora de sí misma, egoísta, que no conoce el verdadero amor al prójimo y mucho menos se preocupa por la salud y el bienestar del prójimo. Su fe es el miedo, su dios es el estado, y su solución es eliminar a todos que no se adhieren a sus ideas destructivas.