Vivamos bajo el cuidado del Dios altísimo;
pasemos la noche bajo la protección
del Dios todopoderoso.
Él es nuestro refugio,
el Dios que nos da fuerzas,
¡el Dios en quien confiamos!
Sólo él puede librarnos de los peligros ocultos
y de enfermedades mortales;
solo bajo su protección podemos vivir tranquilos,
pues nunca deja de cuidarnos.
Ni de día ni de noche tendremos que preocuparnos
de estar en peligro de muerte.
Ni en las sombras de la noche,
ni a plena luz del día, nos caerá desgracia alguna.
Tal vez a nuestra izquierda
veamos caer miles de muertos;
tal vez a nuestra derecha veamos caer diez mil más,
pero a nosotros nada nos pasará.
Con nuestros propios ojos veremos
cómo los malvados reciben su merecido.
El Dios altísimo es nuestro refugio y protección.
Por eso ningún desastre vendrá sobre nuestros hogares.
Dios mismo les dirá a sus ángeles
que nos cuiden por todas partes.
Los ángeles nos llevarán en brazos
para que no tropecemos con nada;
andaremos entre leones y serpientes,
¡y los aplastaremos!
Dios dice:
«Mi pueblo me ama y me conoce;
por eso yo lo pondré a salvo.
Cuando me llame,
le responderé y estaré con él en su angustia;
lo libraré y lo llenaré de honores,
le daré muchos años de vida,
y lo haré gozar de mi salvación».
Salmos 91:1-16 TLA
Vivamos bajo el cuidado del Dios altísimo; pasemos la noche bajo la protección del Dios todopoderoso. Él es nuestro refugio, el Dios que nos da fuerzas, ¡el Dios en quien confiamos! Sólo él puede lib
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