Tú crees en el Poder del Estado, yo creo en DIOS.
Tú crees en la ley del hombre, yo creo en la ley divina.
Tú crees que la muerte es el final, yo creo que es solo el comienzo.
Tú crees en vivir por placer, yo creo que a través del dolor logramos los mayores logros de la vida.
Tú temes las masas y el ostracismo social, yo temo a nada que el hombre pueda hacer.
Tú crees que la verdad es relativa, yo creo que la verdad es una, y es Cristo Jesús, el Hijo de DIOS.
Tú amas la lujuria y la alabas como amor puro, yo creo en el amor perfecto de DIOS que quita todo temor y purifica el alma y el corazón.
Tú me llamas obsoleto, pero yo engendraré mis hijos y los instruiré en el temor de DIOS. Ellos y mis nietos, y los hijos de mis nietos, serán mi último testamento, de que un hombre que prefiere caminar con DIOS que con la multitud, al final, le irá mejor, aquí, y en la vida venidera.
"Espera en el SEÑOR, y guarda Su camino,
y ÉL te exaltará para heredar la tierra;
cuando sean destruidos los pecadores, lo verás" (Salmos 37:34).