Nuestra es la generación de cristianos débiles y afeminados que celebraría la "rica" cultura de los cananeos y acusaría de maldad a Josué y sus ejércitos invasores de genocidas. Se les olvida, que detrás de todos los grandes sucesos de la historia, el levantamiento y la caída de poderosos imperios, la obra providencial de DIOS está llevándolo todo para Su propia gloria.
– "Él engrandece y destruye a las naciones, las dispersa y las reúne ... Todas las naciones ante Él son como nada, menos que nada e insignificantes son consideradas por Él" (Job 12:23; Isaías 40:17).
Por cierto, esta es precisamente la razón por la que no deberíamos confiar en nuestros propios estados-nación y sus gobiernos humanos. El Titanic, en su día, fue llamado el "insumergible", pero conocemos bien su trágico final.
– "No confiéis en príncipes, ni en hijo de hombre en quien no hay salvación ... Bienaventurado aquel cuya ayuda es el DIOS de Jacob, cuya esperanza está en el SEÑOR su DIOS, que hizo los cielos y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay; que guarda la verdad para siempre; que hace justicia a los oprimidos, y da pan a los hambrientos. El SEÑOR pone en libertad a los cautivos" (Salmos 146:3-7).