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Adoraron al dragón
por haberle dado semejante
poder a la bestia
y también adoraron a la bestia.
«¿Quién es tan grande como la bestia? —exclamaban—.
¿Quién puede luchar contra ella?».
Apocalipsis 13:4 NTV
Dios es nuestro refugio
y nuestra fuerza;
siempre está dispuesto
a ayudar en tiempos de dificultad.
Por lo tanto,
no temeremos cuando vengan
terremotos y las montañas
se derrumben en el mar.
¡Que rujan los océanos y hagan espuma!
¡Que tiemblen las montañas
mientras suben las aguas! Interludio
Un río trae gozo
a la ciudad de nuestro Dios,
el hogar sagrado del Altísimo.
Dios habita en esa ciudad;
no puede ser destruida.
En cuanto despunte el día,
Dios la protegerá.
¡Las naciones se encuentran en un caos,
y sus reinos se desmoronan!
¡La voz de Dios truena,
y la tierra se derrite!
El Señor de los Ejércitos Celestiales
está entre nosotros;
el Dios de Israel es nuestra fortaleza.
Vengan,
vean las obras gloriosas del Señor:
miren cómo trae destrucción sobre el mundo.
Él hace cesar las guerras
en toda la tierra;
quiebra el arco y rompe la lanza
y quema con fuego los escudos.
«¡Quédense quietos
y sepan que yo soy Dios!
Toda nación me honrará.
Seré honrado en el mundo entero».
El Señor de los Ejércitos Celestiales
está entre nosotros;
el Dios de Israel es nuestra fortaleza.
Salmos 46:1-11 NTV