EL MILAGRO EUCARISTICO

A todos lo participantes.
Esta será mi última participación en este foro y les haré unas consideraciones:
Jesus dijo: Yo soyla puerta:
Interpretación evangelica: Jesus usa com "simbolo" una puerta com medio de acceso ante Dios.
Interpetación romanista: Jesús se transubstancia en una puerta, aunque no se especifica si su naturaleza es de roble, castaño, pino o de baobab. Aunque tambien podría ser de bronce (de plastico no puesto que aun no se habia inventado)Pero de lo que no hay duda es que esuna puerta. Así lo dijo usando el verbo ser en presente. Quien dude de ello sea anatema.

Jesus dijo: Yo soy el camino.
Interpretación evangelica o protestante:
Cristo simboliza el camino que conduce ha Dios, y que manifiesta que es el único camino por lo que no hay otro camino que conduzca a la salvación. Ni virgenes, ni iglesias ni nada, solo él es el camino.
Interpretació n romanista: En cuanto que Jesús emplea el verbo ser en presente, significa que Jesús se ha transubstanciado en un camino, aunque no se especifica si es asfaltado, polvoriento o empedrado. Quien niegue lo contrario sea anatema puesto que así lo definió el IV concilio lateranense. A eso le podemos añadir:
Yo soy el camino, no como vuestros padres que caminaron por el desierto y no entraron en mi reposo, Yo soy el verdadero camino, transubstanciado para vosotros a fin de comais todos de el. :confused: :confused: :confused: :rolleyes: :rolleyes: :rolleyes:
Punto final, al menos para mi.
 
Permitidme, amigos mios, un apéndice mas:
Jesus dijo:
Yo soy la vid verdadera.
Interpretación romanista: Jesús se transubstanció en una cepa toda vez que uso el verbo ser en presente y en el mismo evangelio de Juan 15:5 añadió: "Yo soy la vid, vosotros (sus discípulos) los pámpanos. Así, que, de la misma forma que Jesus se transubstancia en una cepa los discípulos se transubstancian en pámpanos y de esta manera producen mosto que a su vez se transformará en vino. ¿A ver si resultará que tambien son bebestibles? ¿Por que no, si se han transubstanciado?
Hablando con mas seriedad todos los romanistas se olvidan, es decir, obvian las palabra de Jesús en Luc. 22:17 y tambien en Mat. 26:28-29 "Y habiendo tomado la copa, dio gracias, y dijo: Tomad eso, y repartidlo entre vosotros; porque os digo que no beberé mas de fruto de la vida, hasta que el Reino de Dios venga". ¿Como quedamos, aquello fué el fruto de la vid o su sangre? Por lo visto Jesús ignoraba la definición de la dichosa transubstanciación.
Saludos y, ahora sí, punto final, al menos por mi parte.
 
Jesús ha dicho que Él no ha venido para abrogar lo más mínimo de la ley, sino para cumplirla. Pues bien, en el A.T. estaba totalmente prohibido beber la sangre. Quien hiciese eso, debía de ser muerto (Lev. 17:10-14). Entonces Jesús les había incitado a una acción que según la ley de Moisés tiene como castigo la muerte. Los apóstoles y los ancianos, en la reunión celebrada en Jerusalén sobre los que inquietaban a los convertidos de entre los gentiles, decidieron no imponerles la ley de Moisés, pero que se abstuviesen de sangre...etc (Hech. 15:29). Esto seria incomprensible si a los cristianos de entre los gentiles, como de entre los judíos, literalmente se les pidiese beber la sangre de Cristo. Los judíos con facilidad han comprendido la intención de Jesús. Habían comprendido que Jesús, de esta manera, quiso dejar muy claro, que "creer en Él” significa una total entrega a Él y una total dependencia de Él; como nosotros no podemos tener vida eterna si no le aceptamos a Él por fe. Pues Él nos dice: "Yo soy el pan de vida" (Jn. 6:48).

(Extraído de “En la calle recta”; publicación de carácter cristiano realizada por ex sacerdotes catolicorromanos)

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Tobi dice: “Cuerpo sí, pero espiritual, no carnal”. Espíritu sí, pero también cuerpo. No he sido yo quien ha dicho que nos dé Jesús de comer de su brazo y de su sangre con hemoglobina. La carne no aprovecha para nada. Es el espíritu quien da la vida. Quien tiene cuerpo carnal y mortal soy yo y sois todos vosotros. Puse de ejemplo a María Magdalena (mortal como todos nosotros) que se agarra a los pies de Jesús resucitado (con su cuerpo glorioso que no vuelve a morir). Es ese Jesús resucitado el que fríe un pez a orillas del lago de Galilea y se lo come. Es un Jesús que tiene cuerpo (y que se lo digan a Tomás el incrédulo) pero ya no vuelve a morir. Di lo que quieras, es evidente que un cuerpo carnal, o sea mortal como los nuestros, no es igual a Jesús resucitado. Eso no entraña ninguna dificultad y lo saben hasta los niños. Y a ese cuerpo glorioso resucitado es a lo que tendemos todos y la Eucaristía se nos ofrece como un alimento que nos lleva a no morir para siempre y resucitar como Jesús ha resucitado. Cual es el concepto de “catolicidad” puede ser para otro foro, pero para lo que estamos hablando, la Eucaristía, lo escrito por Ignacio de Antioquia es tan claro como la luz del día.

Escrito de mi anterior mensaje: “¿Símbolo?. Por un símbolo no le abandonan muchos discípulos. Cuando Jesús habla en otros momentos con símbolos, por símbolos lo toman. Lo escrito en el Evangelio de San Juan, cualquiera que lo lea por primera vez, puede pensar que es el discurso de un loco, y así fue tomado por muchos discípulos que no podían oír eso. De símbolo nada.”

¿Me voy a tener que copiar a mí mismo?.

A Maripaz: “Es el Espíritu quien da la vida. La carne no aprovecha para nada”. Si hubiese sido sangre roja con hemoglobina, ciertamente Jesús estaría loco y estaría en contra de la Ley. Nosotros los cristianos sabemos que Jesús no estaba loco, pero una vez más se ve que Jesús no hablaba de símbolos cuando dijo que habría que comer su carne y beber su sangre. Si la sangre de Jesús es vino, ese vino es sangre de Jesús, entonces ya no sería sangre carnal (como diría Tobi) sino sangre espiritual (como también diría Tobi). No es sangre roja con hemoglobina y entonces ya no están contra la Ley (que por otro lado Jesús está por encima de la Ley).
 
Originalmente enviado por Ramón:

A Maripaz: “Es el Espíritu quien da la vida. La carne no aprovecha para nada”. Si hubiese sido sangre roja con hemoglobina, ciertamente Jesús estaría loco y estaría en contra de la Ley. Nosotros los cristianos sabemos que Jesús no estaba loco, pero una vez más se ve que Jesús no hablaba de símbolos cuando dijo que habría que comer su carne y beber su sangre. Si la sangre de Jesús es vino, ese vino es sangre de Jesús, entonces ya no sería sangre carnal (como diría Tobi) sino sangre espiritual (como también diría Tobi). No es sangre roja con hemoglobina y entonces ya no están contra la Ley (que por otro lado Jesús está por encima de la Ley).[/QB]


Entonces ¿no es sangre carnal, sino ESPIRITUAL? :confused:

Cada vez entiendo menos <IMG SRC="mareado.gif" border="0">

No me coincide con lo expresado en la doctrina católica:

En el augusto sacramento de la Eucaristía, después de la consagración del pan y del vino, se contiene verdadera, real y sustancialmente [Can. 1] nuestro Señor Jesucristo, verdadero Dios y hombre, bajo la apariencia de aquellas cosas sensibles... (Denzinger 874)

Can. 1. Si alguno negare que en el santísimo sacramento de la Eucaristía se contiene VERDADERA, REAL Y SUSTANCIALMENTE EL CUERPO Y LA SANGRE, juntamente con el alma y la divinidad, de nuestro Señor Jesucristo y, por ende, Cristo entero; sino que dijere que sólo está en él como en señal y figura o por su eficacia, sea anatema. (Denzinger 883)
Can. 2. Si alguno dijere que en el sacrosanto sacramento de la Eucaristía permanece la sustancia de pan y de vino juntamente con el cuerpo y la sangre de nuestro Señor Jesucristo ... sea anatema. (Denzinger 884)
Can. 4. Si alguno dijere que, acabada la consagración, no está el cuerpo y la sangre de nuestro Señor Jesucristo en el admirable sacramento de la Eucaristía, sino sólo en el uso, al ser recibido, pero no antes o después, y que en las hostias o partículas consagradas que sobran o se reservan después de la comunión, no permanece el verdadero cuerpo del Señor, sea anatema. (Denzinger 886)


Necesito que me expliques bien eso de la "sangre espiritual" y que coincida con lo que enseña tu iglesia.


Gracias
 
Maripaz
Jesús ha dicho que Él no ha venido para abrogar lo más mínimo de la ley, sino para cumplirla. Pues bien, en el A.T. estaba totalmente prohibido beber la sangre. Quien hiciese eso, debía de ser muerto (Lev. 17:10-14). Entonces Jesús les había incitado a una acción que según la ley de Moisés tiene como castigo la muerte. Los apóstoles y los ancianos, en la reunión celebrada en Jerusalén sobre los que inquietaban a los convertidos de entre los gentiles, decidieron no imponerles la ley de Moisés, pero que se abstuviesen de sangre...etc (Hech. 15:29). Esto seria incomprensible si a los cristianos de entre los gentiles, como de entre los judíos, literalmente se les pidiese beber la sangre de Cristo. Los judíos con facilidad han comprendido la intención de Jesús. Habían comprendido que Jesús, de esta manera, quiso dejar muy claro, que "creer en Él” significa una total entrega a Él y una total dependencia de Él; como nosotros no podemos tener vida eterna si no le aceptamos a Él por fe. Pues Él nos dice: "Yo soy el pan de vida" (Jn. 6:48).
(Extraído de “En la calle recta”; publicación de carácter cristiano realizada por ex sacerdotes catolicorromanos)

paz
Marcos 7
18 El les dijo: «¿Conque también vosotros estáis sin inteligencia? ¿No comprendéis que todo lo que de fuera entra en el hombre no puede contaminarle,
19 pues no entra en su corazón, sino en el vientre y va a parar al excusado?» -así declaraba puros todos los alimentos -.
20 Y decía: «Lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre.

Lucas 6
5 Y les dijo: «El Hijo del hombre es señor del sábado.»


Mateo 26

26 Mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió y, dándoselo a sus discípulos, dijo: «Tomad, comed, éste es mi cuerpo.»
27 Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio diciendo: «Bebed de ella todos,
28 porque ésta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos para perdón de los pecados.


Como vemos Jesus declara puros todos los alimentos, segun el Evangelio, tambien vemos como señala que El es Señor del Sabado, "infringiendo" la Ley, tambien vemos como ordena a sus Apostoles tomar Su Sangre, la Sangre de la Alianza Nueva y Eterna que fue derramada para el perdon de los pecados.

Dios hizo la Ley, y Jesus es Dios, Jesus es mas que la Ley, Jesus es Señor de la Ley, y si el le pone excepciones a la Ley, quienes somos nosostros para recriminarselo. <IMG SRC="no.gif" border="0">
 
Paz

Aparte de que sacas de contexto las palabras de Jesús de hacer puros los alimentos, lo cual no tiene que ver con el tema de la sangre de Jesucristo,que era pura (¿o no?)

Hay cosas que no cuadran, por ejemplo y ya citado:

Los apóstoles y los ancianos, en la reunión celebrada en Jerusalén sobre los que inquietaban a los convertidos de entre los gentiles, decidieron no imponerles la ley de Moisés, pero que se abstuviesen de sangre...etc (Hech. 15:29)

¿Es que no habían entendido las palabras de Jesús?

¿Es que entonces, como hoy creemos los cristianos evangélicos, NO SE CREIA QUE EL VINO SE TRANSFORMA EN SANGRE DE CRISTO?

¿Por qué la Transubstanciación no se oficializó hasta el año 1200, es que antes no se practicaba?

Perdona, pero solo veo inconsistencias en esa falsa enseñanza.

<IMG SRC="terco.gif" border="0">
 
A Maripaz: No me he inventado nada. Sustancialmente ahí está Cristo. En apariencia, es pan. En cuanto a VERDADERA y REAL, digo lo mismo. Si Cristo está en el pan, pues es verdadero y es real. No confundamos con la apariencia de pan y vino que en esencia (sustancia) es el cuerpo y la sangre de Cristo. Y después de la consagración sigue estando Cristo allí: La administración del viático a un enfermo (que no puede asistir a la Eucaristía) es también de los primeros siglos (antes de la Edad Media).

Lo de sangre espiritual era copiando a Tobi que ha empezado a hablar de cuerpo carnal y cuerpo espiritual. Si esperáis a que diga que es sangre como la que sale de mí si me pego un tajo, ahí no me vais a pillar, porque mi cuerpo carnal (como diría Tobi... otra vez) no es como el cuerpo espiritual (que diría Tobi que tiene Jesús después de resucitar).
 
Originalmente enviado por Ramón:
[QB]A Maripaz: No me he inventado nada. Sustancialmente ahí está Cristo. En apariencia, es pan.


Maripaz contesta¡¡Filosofia Tomista!!, bíblico 0 %, NADA

Te agradecería que me encontraras textos de los primeros siglos que digan que en el pan y el vino sustancialmente está Cristo, pero que en apariencia es pan y vino.

Por supuesto, ¡¡ en la Biblia no está !!

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En cuanto a VERDADERA y REAL, digo lo mismo. Si Cristo está en el pan, pues es verdadero y es real. No confundamos con la apariencia de pan y vino que en esencia (sustancia) es el cuerpo y la sangre de Cristo. Y después de la consagración sigue estando Cristo allí.

Maripaz contestaDemasiado complicada esa explicación filosófica, que contradice las palabras de Cristo, de Pablo y que nunca practicaron de esa forma los primeros cristianos.

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La administración del viático a un enfermo (que no puede asistir a la Eucaristía) es también de los primeros siglos (antes de la Edad Media).

Maripaz contestaPuede, pero <IMG SRC="no.gif" border="0"> el conceto filosófico de Trasubstanciación.

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Lo de sangre espiritual era copiando a Tobi que ha empezado a hablar de cuerpo carnal y cuerpo espiritual. Si esperáis a que diga que es sangre como la que sale de mí si me pego un tajo, ahí no me vais a pillar, porque mi cuerpo carnal (como diría Tobi... otra vez) no es como el cuerpo espiritual (que diría Tobi que tiene Jesús después de resucitar)

Maripaz contestaYo no espero que digas que es sangre, sino que reconozcas algo evidente: la Transubstanciación, no es una enseñanza bíblica, y que la Eucaristia es como indica la palabra, acción de gracias y un acto en memoria de la muerte de Cristo, del cual, el vino y el pan SON SIMBOLOS


Por cierto, ¿tomas el vino en la misa, o solo la hostia?

¿Te has preguntado por que no se toma pan real?
 
Maripaz
Te agradecería que me encontraras textos de los primeros siglos que digan que en el pan y el vino sustancialmente está Cristo, pero que en apariencia es pan y vino.

paz:

San Pablo en 1 Cor 10:15-16

"Como a sabios hablo; juzgad vosotros lo que digo. La copa de bendicion que bendecimos, no es la comunion de la sangre de Cristo ? El pan que partimos, no es la comunion del cuerpo de Cristo ?"


San Pablo en 1 Cor 11:23-30

"Porque yo recibi del Senor lo que tambien os he ensenado: que el Senor Jesus, la noche que fue entregado, tomo pan; y habiendo dado gracias, lo partio, y dijo: "esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mi." Asimismo tomo tambien la copa, despues de haber cenado, diciendo: "Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que bebiereis en memoria de mi." Porque todas las veces que comiereis este pan y bebiereis esta copa, la muerte del Senor anunciais hasta que venga. De manera que, cualquiera que comiere este pan, o bebiere esta copa del Senor indignamente, sera culpado del cuerpo y de la sangre del Senor. Por lo tanto pruebese cada uno a si mismo y coma asi de aquel pan y beba de aquella copa. Porque el que come y bebe indignamente, juicio come y bebe para si, no discerniendo el cuerpo del Senor."


Ignacio de Antioquia, 110 AD

"Ellos se abstienen de la Eucaristia y de la oracion, porque no confiesan que la Eucaristia es la carne de nuestro salvador Jesucristo, carne que sufrio por nuestros pecados y que el Padre, en su bondad, levanto nuevamente... Consideremos Eucaristia valida a aquella celebrada por el obispo, o por alguien designado por el. Cada vez que el obispo aparezca, que el pueblo este alli; del mismo modo que, donde quiera que Cristo este, alli esta la Iglesia Catolica." (Epistola a los Cristianos de Esmirna)


"Tengan cuidado entonces de que hay solo una Eucaristia. Porque una sola es la carne del Senor; y solo una es la copa para [mostrar] la unidad de Su sangre; un solo altar; asi como hay solo un obispo, junto con los presbiteros y diaconos, mis companeros de servicio: de modo que, cualquier cosa que ustedes hagan, puedan hacerla de acuerdo con [la voluntad de] Dios." (Epistola a los Cristianos de Filadelfia)


Justino Martir, 150 AD

"Llamamos a esta comida Eucaristia; y a nadie le es permitido participar de ella, excepto aquellos que creen que ensenamos la verdad y que han sido lavados con el lavado que sirve para la remision de los pecados y la regeneracion y vive por lo tanto como Cristo lo ha ordenado. Porque no recibimos estos alimentos como pan o bebida comunes; sino que, desde el momento en que Jesucristo nuestro salvador se hizo carne por la Palabra de Dios y dio su carne y su sangre para nuestra salvacion, asimismo, tal como nos ha sido ensenado, la comida transformada en Eucaristia por medio de la oracion Eucaristica que El establecio, y que por su transformacion alimenta a nuestra carne y a nuestra sangre, es la carne y la sangre de Aquel que se hizo carne, Jesus." (Primera Apologia de Justino)


Irineo de Lyons, 190 AD

"Cristo ha declarado que la copa... es verdaderamente su propia Sangre, con la cual hace fluir a nuestra sangre; y al pan, una parte de la creacion, lo ha establecido como su propio Cuerpo, con el que hace crecer a nuestros cuerpos. Si el Senor viniese de otro que no fuese el Padre, con que derecho podria tomar pan, que es algo creado como nosotros, y confesar que es su cuerpo y afirmar que la mezcla en la copa es su sangre ?" (Contra las Herejias Libro V)

Servida Maripaz, pero a ver ahora con que me sales.
 
Originalmente enviado por PAZ EN LA TIERRA:


San Pablo en 1 Cor 10:15-16

"Como a sabios hablo; juzgad vosotros lo que digo. La copa de bendicion que bendecimos, no es la comunion de la sangre de Cristo ? El pan que partimos, no es la comunion del cuerpo de Cristo ?"

Maripaz contestadice: es LA COMUNION de la sangre de Cristo, es LA COMUNION del cuerpo de Cristo


Paz, está muy claro, la copa es la COMUNION de la sangre de Cristo.


San Pablo en 1 Cor 11:23-30

"Porque yo recibi del Senor lo que tambien os he ensenado: que el Senor Jesus, la noche que fue entregado, tomo pan; y habiendo dado gracias, lo partio, y dijo: "esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mi." Asimismo tomo tambien la copa, despues de haber cenado, diciendo: "Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que bebiereis en memoria de mi." Porque todas las veces que comiereis este pan y bebiereis esta copa, la muerte del Senor anunciais hasta que venga. De manera que, cualquiera que comiere este pan, o bebiere esta copa del Senor indignamente, sera culpado del cuerpo y de la sangre del Senor. Por lo tanto pruebese cada uno a si mismo y coma asi de aquel pan y beba de aquella copa. Porque el que come y bebe indignamente, juicio come y bebe para si, no discerniendo el cuerpo del Senor."


Maripaz contesta[/b Esto es mi cuerpo, no: ESTE es mi cuerpo.
Esta copa ES EL NUEVO PACTO en mi sangre.

Sigo sin ver donde se produce la Transubstanciación :confused:


Y como bien ha especificado Tobi en otro epígrafe, estamos hablando de símbolismos:

Veamos, Daniel. Has escrito:
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En el caso que nos ocupa, en el Santísimo Sacramento (Eucaristía), a través del signo visible del rito ocurre lo invisible de la transubstanciación, pan y vino son, ahora, Cuerpo y Sangre de Cristo.
¿Cómo comer su Cuerpo y beber su Sangre tal como El lo manifiesta para tener Vida Eterna (Jn. 6.54).
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Eso que afirmas es un galimatias, puesto que eucaristia no tiene nada que ver con "Santisimo Sacramento" toda vez que eucaristia signica "acción de gracias" es decir manifestación de gratitud a Dios. Además signo viene de "señal" luego el pan y el vino señalan el cuerpo de Cristo y si dicho cuerpo de Cristo debe ser señalado significa que no es. De serlo, ¿para que señalarlo? Que las palabras de Cristo en la santa cena fueron simbólicas lo sabemos porque él lo digo con claridad. Observa lo que dice en Lucas 22:17 y ss: "Y habiendo tomado la copa, dio gracias, y dijo: Tomad esto, y repartidlo entre vosotros; porquè os digo que no beberé más del FRUTO DE LA VID, hasta que el reino de Dios venga. Observa, Daniel que estas palabras las pronuncia despues de dar gracias Cuando seguidamente toma la pan y da gracias es cuando dice Esto es mi cuerpo que por vosotros es dado; haced eso en memoria de mi. De igual manera, despues que hubo cenado, tomo la copa, diciendo Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama"
Estas palabras para un judio tenian una significación (signo)clara que les recordó lo que pasaba en el Yom Kippur en donde se renovava el Pacto entre Dios y el pueblo de Israel mediante la aspersión de la sangre del cordero sacrificado por el Sumo Sacerdote. Jesús no enfatiza su sangre, lo que enfatiza es el nuevo pacto que se hará realidad mediante su sacrificio de muerte en el calvario. ¿Por que Jesus antes dijo que aquello era el fruto de la vid? Evidentemente para remarcar el símbolo del pan y del vino. El pan y el vino simbolizan su cuerpo y sangre aun siendo simple pan y simple vino. Es una señal símbolica que com señal se repetirá entre los creyentes cada vez que lo celebren y de aquí que Pablo asegura que cada vez que se realiza dicha señal se está anunciando la "muerte del Señor hasta que él venga" Cuanm él venga se celebrará la gran santa cena y en aquel momento volverá a tomar del FRUTO DE LA VID (no su sangre)junto a todos aquellos que han sido salvos por su sangre real, es decir, no simbólica, vertida en el calvario.
Además, Daniel, si lo aplicas al pan y al vino tambien lo debes aplicar a la puerta, al camino, a la vid y a los pámpanos. Si la transubstanciación funciona en el pan y en vino, ¿por qué no en lo demás?
Por último el concepto de transubstanciación era completamente desconocido en la mentalidad hebrea y dudosa su comprensión entre la griega toda vez que señalé que fue una falsa aplicación de la filosofia aristotélica.
Durante mas de mil años la cristiandad entendió las palabras de Cristo como un símbolo. Es decir, el pan y el vino simbolizan su sangre y cuerpo como el mismo Jesús dijo claramente en su afirmación que lo que bebió, tanto él como sus discípulos, fue EL FRUTO DE LA VID..
Como ves, Daniel, la cuestión es mas que clara y nos muestra donde está el error.
Bendiciones en Cristo.
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Ignacio de Antioquia, 110 AD

"Ellos se abstienen de la Eucaristia y de la oracion, porque no confiesan que la Eucaristia es la carne de nuestro salvador Jesucristo, carne que sufrio por nuestros pecados y que el Padre, en su bondad, levanto nuevamente... Consideremos Eucaristia valida a aquella celebrada por el obispo, o por alguien designado por el. Cada vez que el obispo aparezca, que el pueblo este alli; del mismo modo que, donde quiera que Cristo este, alli esta la Iglesia Catolica." (Epistola a los Cristianos de Esmirna)


Maripaz contesta Simbolicamente, es la carne de Cristo, pero sigues sin demostrarme que diga que el pan o el vino se convierten en carne y sangre REALES de Cristo, como se dice que ocurre en la Transubstanciación.

Por cierto, la palabra palabra "católica", significa "universal", y así es como está traducida en "padres apostólicos" de Daniel Ruiz Bueno B.A.C.; puede inducir a error y confusión decir que Ignacio hablaba de Iglesia Católica en el sentido de iglesia catolicorromana; Y NO ES LO MISMO


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"Tengan cuidado entonces de que hay solo una Eucaristia. Porque una sola es la carne del Senor; y solo una es la copa para [mostrar] la unidad de Su sangre; un solo altar; asi como hay solo un obispo, junto con los presbiteros y diaconos, mis companeros de servicio: de modo que, cualquier cosa que ustedes hagan, puedan hacerla de acuerdo con [la voluntad de] Dios." (Epistola a los Cristianos de Filadelfia)


Maripaz contesta Simbolicamente, es la carne de Cristo, pero sigues sin demostrarme que diga que el pan o el vino se convierten en carne y sangre REAL de Cristo, como se dice que ocurre en la Transubstanciación.


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Justino Martir, 150 AD

"Llamamos a esta comida Eucaristia; y a nadie le es permitido participar de ella, excepto aquellos que creen que ensenamos la verdad y que han sido lavados con el lavado que sirve para la remision de los pecados y la regeneracion y vive por lo tanto como Cristo lo ha ordenado. Porque no recibimos estos alimentos como pan o bebida comunes; sino que, desde el momento en que Jesucristo nuestro salvador se hizo carne por la Palabra de Dios y dio su carne y su sangre para nuestra salvacion, asimismo, tal como nos ha sido ensenado, la comida transformada en Eucaristia por medio de la oracion Eucaristica que El establecio, y que por su transformacion alimenta a nuestra carne y a nuestra sangre, es la carne y la sangre de Aquel que se hizo carne, Jesus." (Primera Apologia de Justino)


Irineo de Lyons, 190 AD

"Cristo ha declarado que la copa... es verdaderamente su propia Sangre, con la cual hace fluir a nuestra sangre; y al pan, una parte de la creacion, lo ha establecido como su propio Cuerpo, con el que hace crecer a nuestros cuerpos. Si el Senor viniese de otro que no fuese el Padre, con que derecho podria tomar pan, que es algo creado como nosotros, y confesar que es su cuerpo y afirmar que la mezcla en la copa es su sangre ?" (Contra las Herejias Libro V)

Servida Maripaz, pero a ver ahora con que me sales.[/QB]


Jetonius contesta tus escritos

Estimados coforistas:
Siguiendo una invitación de Juan Manuel, he compilado citas de escritores de los primeros tres siglos del cristianismo sobre la Cena del Señor o Eucaristía.
Bendiciones en Cristo,
Jetonius
<{{{><
Didajé
La Didajé o “Doctrina de los Doce Apóstoles” es probablemente el documento cristiano más primitivo conocido. Es anónima, y fue compuesta probablemente en Palestina o Siria en la segunda mitad del primer siglo.
Cito según la edición bilingüe de Daniel Ruiz Bueno.

9. (1) Respecto a la acción de gracias [eujaristias], daréis gracias de esta manera:
(2) Primeramente, sobre el cáliz:
Te damos gracias, Padre nuestro, por la santa viña de David, tu siervo, la que nos diste a conocer por medio de Jesús, tu siervo. A ti sea la gloria por los siglos.
(3) Luego, sobre el fragmento:
Te damos gracias, Padre nuestro, por la vida y el conocimiento que nos manifestaste por medio de Jesús, tu siervo. A ti sea la gloria por los siglos de los siglos.
(4) Como este fragmento estaba disperso sobre los montes y reunido se hizo uno, así sea reunida tu Iglesia de los confines de la tierra en tu reino. Porque tuya es la gloria y el poder por Jesucristo eternamente.
(5) Que nadie, empero, coma ni beba de vuestra Eucaristía, sino los bautizados en el nombre del Señor, pues acerca de ello dijo el Señor: No deis lo santo a los perros.
10. (1) Después de saciaros, daréis gracias así:
(2) Te damos gracias, Padre santo, por tu santo Nombre, que hiciste morar en nuestros corazones, y por el conocimiento y la fe y la inmortalidad que nos diste a conocer por medio de Jesús, tu siervo. A ti sea la gloria por los siglos de los siglos.
(3) Tú, Señor omnipotente, creaste todas las cosas por causa de tu Nombre y diste a los hombres comida y bebida para su disfrute. Mas a nosotros nos hiciste gracia de comida y bebida espiritual y de vida eterna por tu siervo.
(4) Ante todo, te damos gracias porque eres poderoso. A ti sea la gloria por los siglos de los siglos.
(5) Acuérdate, Señor, de tu Iglesia, para librarla de todo mal y hacerla perfecta en tu amor, y reúnela de los cuatro vientos, santificada, en el reino tuyo que has preparado. Porque tuyo es el poder y la gloria por los siglos.
14. (1) Reunidos cada día del Señor, romped el pan y dad gracias, después de haber confesado vuestros pecados, para que vuestro sacrificio sea puro.
(2) Todo aquel, empero, que tenga contienda con su compañero, no se junte con vosotros hasta tanto no se haya reconciliado, a fin de que no profane vuestro sacrificio.
(3) Porque éste es el sacrificio del que dijo el Señor: En todo lugar y en todo tiempo se me ofrece un sacrificio puro, porque yo soy rey grande, dice el Señor, y mi nombre es admirable entre las naciones. [Mal 1:11,14].
Clemente de Roma
Este obispo de Roma escribió hacia fines del primer siglo una carta a la Iglesia de Corinto. En ella no trata de la Eucaristía, pero hace alusión al sacrificio de Cristo como algo singular y ya cumplido.
1 Corintios (ed. Ruiz Bueno)
7. (4) Fijemos nuestra mirada en la sangre de Cristo, y conozcamos cuán preciosa es a los ojos del Dios y Padre suyo, pues, derramada por nuestros pecados, alcanzó gracia de arrepentimiento para todo el mundo.
21. (6) Reverenciemos al Señor , cuya sangre fue derramada por nosotros...

Ignacio de Antioquía
Este obispo, quien falleció antes de 117, escribió siete cartas en camino de su martirio en Roma. Es afecto a un lenguaje ricamente simbólico, por lo cual sus declaraciones concernientes a la Eucaristía deben valorarse cautelosamente. Por ejemplo, dijo a los Romanos: “Permitidme ser pasto de las fieras, por las que me es dado alcanzar a Dios. Trigo soy de Dios, y por los dientes de las fieras he de ser molido, a fin de ser presentado como limpio pan de Cristo” (Romanos 4:1).
También presenta un punto de vista del episcopado que no se halla en el Nuevo Testamento pero que al parecer se desarrolló tempranamente.
En la carta a los tralianos, citada más abajo, llama a la fe, la carne de Cristo, y al amor, su sangre.
Las citas son de la edición de Ruiz Bueno.
Efesios 13:1.
Por lo tanto, poned empeño en reuniros con más frecuencia para celebrar la Eucaristía de Dios y tributarle gloria. Porque, cuando apretadamente os congregáis en uno, se derriban las fortalezas de Satanás y por la concordia de vuestra fe se destruye la ruina que él os procura.
Efesios 20:2.
Si os congregáis, repito, para mostrar vuestra obediencia al obispo y al colegio de ancianos con indivisible pensamiento, rompiendo un solo pan, que es medicina de inmortalidad, antídoto contra la muerte y alimento para vivir por siempre en Jesucristo.
Tralianos 8:1.
... Así, pues, revestidos de mansedumbre, convertíos en nuevas criaturas por la fe, que es la carne del Señor, y por la caridad, que es la sangre de Jesucristo.
Romanos 7:3.
No siento placer por la comida corruptible ni me atraen los deleites de esta vida. El pan de Dios quiero, que es la carne de Jesucristo, del linaje de David; su sangre quiero por bebida, que es amor incorruptible.
Filadelfos 4:1.
Poned, pues, todo ahínco en usar de una sola Eucaristía, pues una sola es la carne de nuestro Señor Jesucristo y un solo cáliz para unirnos con su sangre; un solo altar, así como no hay más que un solo obispo, juntamente con el colegio de ancianos y con los diáconos, consiervos míos. De esta manera, todo cuanto hiciereis, lo haréis según Dios.
Esmirniotas 7.
(1) [los que profesan doctrinas ajenas a la gracia de Jesucristo] Apártanse también de la Eucaristía y de la oración, porque no confiesan que la Eucaristía es la carne de nuestro Señor Jesucristo, la misma que padeció por nuestros pecados, la misma que, por su bondad, resucitóla el Padre. Así, pues, los que contradicen al don de Dios, mueren y perecen entre sus disquisiciones. ¡Cuánto mejor les fuera celebrar la Eucaristía, a fin de que resucitaran!
(2) Conviene, por tanto, apartarse de tales gentes, y ni privada ni públicamente hablar de ellos, sino prestar toda atención a los profetas, y señaladamente al Evangelio, en el que la pasión se nos hace patente y vemos cumplida la resurrección. Toda escisión, en cambio, huidla, como principio de males.
8. (1)... Sólo aquella Eucaristía ha de tenerse por válida que se celebre por el obispo o por quien de él tenga autorización.
(2) ... Sin contar con el obispo, no es lícito bautizar ni celebrar la Eucaristía ...

Justino Mártir
De origen palestino, hijo de padres paganos, Justino fue uno de los grandes defensores de la fe cristiana del segundo siglo. Fundó una escuela en Roma, donde murió mártir hacia 165.
En sus escritos se hallan varias referencias a la Eucaristía, cómo era practicada y cuál era su significado. El pan y el vino, que son capaces de nutrir el cuerpo, nutren también las almas al ser consagrados por la acción de gracias. Es precisamente esta acción de gracias lo que constituye un sacrificio agradable a Dios (Diálogo con Trifón, 117).
Cito de la edición de Padres Apologetas Griegos de Ruiz Bueno.
Apología I
65. (2) Terminadas las oraciones, nos damos mutuamente el ósculo de paz.
(3) Luego, al que preside a los hermanos, se le ofrece pan y un vaso de agua y vino, y tomándolos él tributa alabanzas y gloria al Padre del universo por el nombre de su Hijo y por el Espíritu Santo, y pronuncia una larga acción de gracias, por habernos concedido esos dones que de Él nos vienen. Y cuando el presidente ha terminado las oraciones y la acción de gracias, todo el pueblo presente aclama diciendo: Amén.
(4) “Amén”, en hebreo, quiere decir “así sea.”
(5) Y una vez que el presidente ha dado gracias y aclamado todo el pueblo, los que entre nosotros se llaman “ministros” o diáconos, dan a cada uno de los asistentes parte del pan y del vino y del agua sobre que se dijo la acción de gracias y lo llevan a los ausentes.
66. (1) Y este alimento se llama entre nosotros “Eucaristía”, de la que a nadie le es lícito participar, sino al que cree verdaderamente nuestras enseñanzas y se ha lavado en el baño que da la remisión de los pecados y la regeneración, y vive conforme a lo que Cristo nos enseñó.
(2) Porque no tomamos estas cosas como pan común ni bebida ordinaria, sino que, a la manera que Jesucristo, nuestro Salvador, hecho carne por virtud del Verbo de Dios, tuvo carne y sangre por nuestra salvación; así se nos ha enseñado que por virtud de la oración al Verbo que Dios procede, el alimento sobre que fue dicha la acción de gracias –alimento del que, por transformación, se nutren nuestra sangre y nuestras carnes- es la carne y la sangre de Aquel mismo Jesús encarnado.
(3) Y es así que los Apóstoles en los Recuerdos, por ellos escritos, que se llaman Evangelios, nos transmitieron que así les fue a ellos mandado, cuando Jesús, tomando el pan y dando gracias, dijo: Haced esto en memoria mía, éste es mi cuerpo. E igualmente, tomando el cáliz y dando gracias, dijo: Esta es mi sangre, y que sólo a ellos les dio parte.
67. (3) El día que se llama del sol se celebra una reunión de todos los que moran en las ciudades o en los campos, y allí se leen, en cuanto el tiempo lo permite, los Recuerdos de los Apóstoles o los escritos de los profetas.
(4) Luego, cuando el lector termina, el presidente, de palabra, hace una exhortación e invitación a que imitemos estos bellos ejemplos.
(5) Seguidamente, nos levantamos todos a una y elevamos nuestras preces, y éstas terminadas, como ya dijimos, se ofrece pan y vino y agua, y el presidente, según sus fuerzas, hace igualmente subir a Dios sus preces y acciones de gracias y todo el pueblo exclama diciendo “amén”. Ahora viene la distribución y participación, que se hace a cada uno, de los alimentos consagrados por la acción de gracias y su envío por medio de los diáconos a los ausentes.
Diálogo con Trifón
41. (1) La ofrenda de la flor de harina, señores –proseguí- que se mandaba a hacer por los que se purificaban de la lepra, era figura del pan de la Eucaristía que nuestro Señor Jesucristo mandó ofrecer en memoria de la pasión que él padeció por todos los hombres que purifican sus almas de toda maldad, a fin de que juntamente demos gracias a Dios por haber creado el mundo y cuanto en él hay por amor del hombre, por habernos a nosotros librado de la maldad en que nacimos y haber destruido con destrucción completa a los principados y potestades de aquel que, según su designio, nació pasible.
(2) De ahí que sobre los sacrificios que vosotros entonces ofrecíais, dice Dios, por boca de Malaquías, uno de los doce profetas: No está mi complacencia en vosotros –dice el Señor- , y vuestros sacrificios no los quiero recibir de vuestras manos. Porque desde donde nace el sol hasta donde se pone, mi nombre es glorificado entre las naciones, y en todo lugar se ofrece a mi nombre incienso y sacrificio puro. Porque grande es mi nombre en las naciones –dice el Señor-, y vosotros lo profanáis [Malaquías 1:10-12].
(3) Ya entonces, anticipadamente, habla de los sacrificios que nosotros, las naciones, le ofrecemos en todo lugar, es decir, del pan de la Eucaristía y lo mismo del cáliz de la Eucaristía, a par que dice que nosotros glorificamos su nombre y vosotros lo profanáis.
117. (1) Así, pues, Dios atestigua de antemano que le son agradables todos los sacrificios que se le ofrecen por el nombre de Jesucristo, los sacrificios que éste nos mandó ofrecer, es decir, los de la Eucaristía del pan y del vino, que celebran los cristianos en todo lugar de la tierra. En cambio, Dios rechaza los sacrificios que vosotros le ofrecéis por medio de vuestros sacerdotes, cuando dice: Y no recibiré de vuestras manos vuestros sacrificios, porque desde el nacimiento del sol hasta donde se pone, mi nombre es glorificado –dice- en las naciones y vosotros lo profanáis.
(2) Vosotros seguís aún ahora diciendo porfiadamente que Dios dice no recibir los sacrificios que se le ofrecían en Jerusalén por los israelitas que en aquel tiempo la habitaban; sí, en cambio, las oraciones que le hacían los hombres de aquel pueblo que se hallaban en la dispersión, y estas oraciones son las que llama sacrificios. Ahora bien, que las oraciones y acciones de gracias hechas por hombres dignos son los únicos sacrificios perfectos y agradables a Dios, yo mismo os lo concedo.
(3) Justamente ésos solos son los que los cristianos han aprendido a ofrecer hasta en la consagración del pan y del vino, en que se recuerda la Pasión que por su amor sufrió el Hijo de Dios...
(5) En cambio, no hay raza alguna de hombres, llámense bárbaros o griegos o con otros nombres cualesquiera, ora habiten en casas o se llamen nómadas sin viviendas o moren en tiendas de pastores, entre los que no se ofrezcan por el nombre de Jesús crucificado oraciones y acciones de gracias al Padre y hacedor de todas las cosas.

Ireneo de Lyon
De origen asiático, Ireneo (c. 140- c. 202) llegó a ser obispo de Lyon en las Galias. Escribió una “Refutación de la falsa gnosis” más conocida como “Contra las Herejías.” En los libros 4 y 5, al tratar de los sacrificios y la resurrección corporal , se refiere a la Eucaristía. Emplea el hecho de que la acción del Señor de ofrecer elementos materiales es prueba de que nuestros cuerpos han de ser redimidos, resucitando incorruptibles.
Adversus Haereses
4.17. (4) De todos estos es evidente que Dios no buscaba sacrificios y holocaustos de ellos [los creyentes del Antiguo Pacto], sino fe, y obediencia, y rectitud, por causa de su salvación. Como Dios, al enseñarles su voluntad en Oseas el profeta, dijo: “Deseo misericordia más que sacrificios, y el conocimiento de Dios más que holocaustos” [Oseas 6:6]. Además, nuestro Señor también les exhortó con el mismo fin cuando dijo: “Si hubiéreis conocido lo que significa Misericordia quiero, y no sacrificios, no hubiéseis condenado al inocente” [Mateo 12:7]. Así El da testimonio a los profetas, que ellos predicaron la verdad; pero acusa a estos hombres (sus oyentes) de ser necios a causa de las faltas de ellos.
(5) De nuevo, dando instrucciones a sus discípulos para ofrecer a Dios las primicias de sus propias cosas creadas –no como si él tuviese necesidad de ellas, sino para que ellos mismos no fuesen ni infructuosos ni ingratos-, él tomó aquella cosa creada, pan, y dio gracias, y dijo: “Este es mi cuerpo.” Y del mismo modo la copa, la cual es parte de la creación a la que pertenecemos, él confesó ser su sangre, y enseñó la nueva oblación del nuevo pacto; la cual la Iglesia, habiéndola recibido de los Apóstoles, ofrece a Dios en todo el mundo, a Aquel que nos da como medios de subsistencia las primicias de sus propios dones en el Nuevo Testamento, concerniente a lo cual Malaquías, entre los doce profetas, así habló de antemano: “No tengo placer en vosotros, dijo el Señor omnipotente, y no aceptaré sacrificio de vuestras manos. Pues desde el nacimiento del sol hasta donde se pone, mi nombre es glorificado entre los gentiles, y en cada lugar incienso es ofrecido a mi nombre, y un sacrificio puro; pues grande es mi nombre entre los gentiles, dijo el Señor omnipotente”; indicando del modo más claro, por estas palabras, que el pueblo anterior [los judíos] cesarán ciertamente de ofrendar a Dios, pero que en todo lugar se le ofrecerá sacrificio, y uno puro; y que su nombre es glorificado entre los gentiles.
(6) ¿Pero qué otro nombre hay que sea glorificado entre los gentiles que aquel de nuestro Señor, por quien el Padre es glorificado, y el hombre también? Y porque es [el nombre] de su propio Hijo, quien fue hecho hombre por El, el lo llama como suyo propio ... Ya que, por tanto, el nombre del Hijo le pertenece al Padre, y ya que en el Dios omnipotente la Iglesia ofrenda a través de Jesucristo, Él dice bien sobre ambas bases: “Y en cada lugar se ofrece incienso a mi nombre, y un sacrificio puro.” Ahora Juan, en el Apocalipsis, declara que el “incienso” son “las oraciones de los santos.”
4.18. (1) La oblación de la Iglesia, por tanto, la cual el Señor dio instrucciones que fuese ofrecida en todo el mundo, cuenta como un sacrificio puro para Dios, y le es aceptable; no que Él necesite un sacrificio de nosotros, sino que quien lo ofrece es él mismo glorificado en lo que ofrece, si su don es acepto. Pues por el don se demuestra tanto honor como afecto hacia el Rey; y el Señor, deseando que lo ofreciésemos en toda simplicidad e inocencia, se expresó así: “Por tanto, cuando ofrezcas tu don sobre el altar, y recuerdes que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda ante el altar y ve; primero recocíliate con tu hermano, y luego retorna a ofrecer tu don.” [Mateo 5: 23-24]. Estamos obligados, pues, a ofrecerle a Dios las primicias de su creación, como asimismo dice Moisés: “No comparecerás en la presencia del Señor tu Dios con las manos vacías” [Deuteronomio 16:16]; de modo que el hombre, siendo contado como agradecido, pueda recibir el honor que fluye de Él.
(2) Y la clase de las oblaciones en general no ha sido dejada de lado; pues hay oblaciones allí [entre los judios] y aquí [entre los cristianos. Sacrificios hubo entre el pueblo; sacrificios hay, también, en la Iglesia; pero sólo la especie ha sido cambiada, en la medida en que la ofrenda ahora no es hecha por esclavos, sino por hombres libres. Pues el Señor es uno y siempre el mismo; pero el carácter de una oblación servil es peculiar, como lo es también el de la de los hombres libres, para que, por las mismas oblaciones, pueda manifestarse la libertad. Pues con Él no hay nada sin propósito, ni carente de significación, ni sin designio...
(3) ... Los sacrificios, por tanto, no santifican al hombre, porque Dios no necesita sacrificio; sino que es la conciencia del oferente lo que santifica al sacrificio cuando es pura, y así mueve a Dios a aceptarlo como de un amigo. “Pero el pecador” , dice Él, “que mata un becerro para mí, es como si matase un perro.” [Isaías 66:3].
(4) En la medida, entonces, en que la Iglesia ofrece unánimemente, su don es justamente reconocido como un sacrificio puro para con Dios. Como también le dice Pablo a los filipenses: “Estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito las cosas que enviasteis, el olor de una dulce fragancia, un sacrificio aceptable, que complace a Dios.” [Filipenses 4:18]. Pues debemos hacer una oblación a Dios, y en todas las cosas ser hallados agradecidos para con Dios nuestro hacedor, en una mente pura, y en fe sin hipocresía, en esperanza bien fundada, en amor ferviente, ofreciendo las primicias de sus propias cosas creadas. Y la Iglesia sola ofrece esta pura oblación al Creador, ofreciéndole a Él, con acción de gracias, de su creación. Pero los judíos no ofrendan así... Ni tampoco ninguna de las sinagogas de los herejes ... ¿Cómo pueden ser coherentes consigo mismos, [al decir] que el pan sobre el cual se ha dado gracias es el cuerpo del Señor, ómo pueden ser coherentes consigo mismos, [al decir] que el pan sobre el cual se ha dado gracias es el cuerpo del Señor, y la copa su sangre, si no le reconocen a él mismo como el Hijo del Creador del universo, esto es, su Verbo, a través de quien el bosque fructifica, y las fuentes fluyen, y la tierra da “primero el tallo, luego la espiga, y luego el grano lleno en la espiga” [Marcos 4:28]?
(5) De nuevo, ¿cómo pueden decir que la carne, la cual es nutrida con el cuerpo del Señor y con su sangre, va a la corrupción y no participa en la vida? Que, por tanto, modifiquen su opinión o cesen de ofrecer las cosas recién mencionadas. Pero nuestra opinión es concordante con la Eucaristía, y a su vez la Eucaristía establece nuestra opinión. Pues le ofrecemos lo que es de Él, anunciando consistentemente la fraternidad y unión de la carne y el espíritu. Porque como el pan, el cual se produce de la tierra, cuando recibe la invocación de Dios, no es más pan común, sino la Eucaristía, consistente en dos realidades, terrenal y celestial, del mismo modo nuestros cuerpos, cuando reciben la Eucaristía, no son ya corruptibles, teniendo la esperanza de la resurrección para la eternidad.
5.1. (3) Vanos son también los ebionitas, quienes no reciben por fe en sus almas la unión de Dios y hombre, sino que permanecen en la vieja levadura del nacimiento [natural], y no quieren entender que el Espíritu Santo vino sobre María, y que el poder del Altísimo la cubrió; de donde lo que fue generado es santo, y el Hijo del Altísimo, Padre de todos, quien efectuó la encarnación de este ser, y mostró una nueva [clase de] generación; que así como por la generación previa recibimos la muerte, así también por esta nueva generación podamos heredar la vida. Por tanto, estos hombres rechazan la mezcla de vino celestial, y desean que sólo sea agua del mundo, no recibiendo a Dios de modo de tener unión con Él, sino que permanecen en aquel Adán que había sido conquistado y fue expulsado del Paraíso. No considerando que, habiendo sido unido a lo que había sido formado, animaba al hombre, y le manifestó como un ser dotado de arzón; de modo que al final, el Verbo del Padre y el Espíritu de Dios, habiéndose tornado unidos con la antigua sustancia de la formación de Adán, tornaron al hombre vivo y perfecto, receptivo al perfecto Padre, para que así como en el natural todos estábamos muertos, en el espiritual todos seamos vivificados [cf. 1 Corintios 15:22]...
5.2. (2) Pero vanos en todo respecto son quienes rechazan la entera economía de Dios, y niegan la salvación de la carne, y tratan con desprecio su regeneración, sosteniendo que no es capaz de incorrupción. Pero si ésta de veras no alcanza la salvación, entonces ni el Señor nos redimió con su sangre, ni es la copa de la Eucaristía la comunión de su sangre, ni el pan que partimos la comunión de su cuerpo. Pues la sangre solamente puede provenir de las venas y la carne, y todo lo demás que constituye la sustancia del hombre, como fue realmente hecho el Verbo de Dios. Por su propia sangre nos redimió, como también su apóstol declara: “En quien tenemos redención por medio de su sangre, la remisión de los pecados.” [Colosenses 1:14]. Y así como somos sus miembros, también somos nutridos por medio de la creación (y Él mismo nos concede la creación, pues causa que el sol salga, y envía la lluvia conforme a su voluntad). Él ha reconocido la copa, la cual es una parte de la creación, como su propia sangre, de la cual Él humedece nuestra sangre: y el pan (también una parte de la creación) Él lo ha establecido como su propio cuerpo, del cual Él da crecimiento a nuestros cuerpos.
(3) Cuando, por tanto, la copa mezclada y el pan manufacturado recibe al Verbo de Dios, y se hace la Eucaristía de la sangre y del cuerpo de Cristo, de las cuales cosas la sustancia de nuestra carne es nutrida y sostenida, ¿cómo pueden afirmar que la carne es incapaz de recibir el don de Dios, que es vida eterna, si es nutrida del cuerpo y sangre del Señor, y es un miembro de Él? –como también lo declara el bendito Pablo en su epístola a los efesios, que “somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos” [Efesios 5:30]. Él no habla estas palabras acerca de algún hombre espiritual e invisible, pues un espíritu no tiene huesos ni carne; sino de la economía [por la cual] un hombre real, consistente de carne, y nervios, y huesos – aquella [carne] que es nutrida por la copa que es su sangre, y recibe alimento del pan que es su cuerpo. Y del mismo modo en que lo cortado de la viña plantada en el suelo fructifica en su sazón, o como un grano de trigo que cae en tierra y se descompone sale con un múltiple aumento por el Espíritu de Dios, quien contiene todas las cosas, y entonces, a través de la sabiduría de Dios, sirve para el uso de los hombres, y habiendo recibido al Verbo de Dios, se torna la Eucaristía, la cual es el cuerpo y la sangre de Cristo; de igual modo nuestros cuerpos, siendo nutridos por ella, y depositados en la tierra, y sufriendo allí descomposición, surgirán a su debido tiempo, concediéndoles resurrección el Verbo de Dios para la gloria de Dios Padre, quien libremente da inmortalidad a esto mortal, y a esto corruptible, incorrupción, pues la fuerza de Dios se hace perfecta en la debilidad, para que nunca nos envanezcamos, como si tuviésemos vida por nosotros mismos, y nos exaltemos contra Dios, haciéndose ingratas nuestras mentes; sino que aprendiendo por experiencia que poseemos duración eterna del poder insuperable de este ser, no por nuestra propia naturaleza, ni subestimemos la gloria que rodea a Dios tal como Él es, ni seamos ignorantes de nuestra propia naturaleza, sino que conozcamos lo que Dios puede hacer, y qué beneficios recibe el hombre, y así nunca nos extraviemos de la verdadera comprensión de cómo son las cosas, esto es, tanto con respecto a Dios como con respecto al hombre. ¿Y no pudiera ser, quizá, como ya he observado, que con este propósito Dios permitió nuestra disolución en el polvo común de la mortalidad, para que, siendo nosotros instruidos en todas las maneras, podamos ser precisos en todas las cosas para el futuro, no siendo ignorantes ni de Dios ni de nosotros?


Aquí va la segunda parte:
Clemente de Alejandría
Probablemente nació en Atenas hacia 150. Recibió formación filosófica antes de su conversión, y cuando se hizo cristiano retuvo mucho de lo aprendido de los filósofos. El cristianismo era para él la verdadera filosofía. Murió hacia 215. Nótese cómo considera simbólicos de la nutrición del alma los dichos de Juan 6.
El Pedagogo, 1, 6
Pues la misma Palabra es fluida y suave como la leche, o sólida y compacta como la carne. Y demorándonos en este enfoque, podemos comparar la proclamación del Evangelio, que está universalmente difundido, como leche; y como carne la fe, por la cual la instrucción se compacta en un fundamento, la cual, siendo más sustancial que el oír, se asemeja a la carne, y aporta al alma misma nutrición de esta clase. En otra parte el Señor, en el Evangelio según Juan, trajo esto mediante símbolos, cuando dijo: “Comed mi carne y bebed mi sangre” [Juan 6:34]; describiendo claramente por metáfora las propiedades bebibles de la fe y la promesa, por medio de la cual la Iglesia, como un ser humano que consta de muchos miembros, se refresca y crece, es ligada y compactada por ambas –por la fe, que es el cuerpo, y la eseranzala cual es el alma.; como también el Señor de la carne y de la sangre. Pues en realidad la sangre de la fe es la esperanza, en la cual la fe es sostenida como por un principio vital. Y cuando expira la esperanza, es como si la sangre se escurriese, y la vitalidad de la fe resulta destruida. Si, pues, alguien se opusiese, diciendo que por leche se signfican las primeras lecciones –como si fuera, el primer alimento- y que por carne se entienden aquellas comprensiones espirituales que ellos alcanzan elevándose al conocimiento, que entiendan que, al decir que la carne es alimento sólido, y la carne y sangre de Jesús, son llevados por su propia sabiduría vana a la verdadera simplicidad. Pues la sangre resulta ser un producto original en el hombre, y algunos se han aventurado a llamarla la sustancia del alma. Y esta sangre, transmutada por un proceso natural de asimilación en el embarazo de la madre ... florece y envejece, para que no haya temor para el niño. La sangre, también, es la parte más húmeda de la carne, siendo una especie de carne líquida; y la leche es la parte más dulce y excelente de la sangre ... ¡Qué absurdo es, entonces, no reconocer que la sangre es convertida por el aliento en aquella blanca y brillante sustancia! El cambio que sufre es en calidad, no en esencia. Ciertamente no hallaréis nada más nutritivo, dulce o blanco que la leche. En todo aspecto, entonces, es como nutrición espiritual, la cual es dulce por la gracia, nutritiva como vida, brillante como el Día de Cristo.
La sangre del Verbo también ha sido exhibida como leche. La leche así provista en el parto, es administrada al bebé ... las mujeres embarazadas, al tornarse madres, secretan leche. Pero el Señor Cristo, el fruto de la Virgen, no pronunció benditas las mamas de las mujeres, ni las seleccionó para dar alimento. ¡Oh mística maravilla! El Padre universal es uno, y uno el Verbo universal; y el Espíritu Santo es uno e igual en todas partes, y una sola es la única madre virgen. Yo amo llamarla la Iglesia. Esta madre, cuando estaba sola, no tenía leche, porque sola no era una mujer. Pero ella es a la vez virgen y madre –pura como una virgen, amante como una madre. Y llamando a sus hijos a ella, los nutre con la leche santa , o sea con la Palabra para la infancia. Por tanto ella no tenía leche; pues la leche era este niño puro y hermoso, el cuerpo de Cristo, el cual nutre por la Palabra a la joven raza, la cual el Señor mismo trajo a luz en espasmos de la carne, la cual el Señor envolvió en su preciosa sangre. ¡Oh, maravilloso nacimiento! ¡Oh santas fajas de bebés! El Verbo es todo para el niño, tanto padre como madre, y tutor y nodriza. “Comed mi carne”, dice, “y bebed mi sangre.” [Juan 6: 53-54]. Tal es el adecuado alimento que el Señor ministra, y Él ofrece su carne y entrega su sangre, y nada falta para el crecimiento de los niños. ¡Oh sorprendente misterio! Nos unimos en expulsar la vieja y carnal corrupción, como también la vieja alimentación, recibiendo a cambio otro nuevo régimen, aquel de Cristo, recibiandole si podemos, para guardarlo en nuestro interior; y que, al guardar al Salvador en nuestras almas como en un santuario, podamos corregir las afecciones de nuestra carne.
Pero no estais inclinados a entenderlo de este modo, sino quizá más generalmente. Oídlo también de la siguiente manera. La carne figurativamente representa para nosotros el Espíritu Santo; pues la carne fue creada por Él. La sangre nos señala a la Palabra, pues como rica sangre ha sido infundida para vida; y la unión de ambas es el Señor, el alimento de los bebés, el Señor que es Espíritu y Verbo. El alimento –esto es, el Señor Jesús – esto es, el Verbo de Dios, el Espíritu hecho carne, es carne celestial santificada. La nutrición es la leche del Padre, por la cual sola nosotros los bebés nos nutrimos. El Verbo mismo, entonces, el Amado, y nuestro alimentador, ha derramado su propia sangre por nosotros, para salvar a la humanidad; y por Él nosotros, creyendo en Dios, huimos hacia el Verbo, “el pecho cariñoso” del Padre. Y Él solo, como corresponde, nos provee a nosotros, niños, con la leche de amor, y solamente son bendecidos los que maman de este pecho.
Además, el Verbo declara ser Él mismo el pan del cielo. “Pues Moisés”, dice, “no os dio el pan del cielo, sino que mi Padre os dio el verdadero pan del cielo. Pues el pan de Dios es Aquel que descendió del cielo, y da vida al mundo. Y el pan que yo daré es mi carne, la cual daré por la vida del mundo.” [Juan 6: 32-33,51]. Aquí ha de notarse el misterio del pan, en la medida en que Él habla de su carne, y como carne, consecuentemente, lo que ha surgido a través del fuego , como el trigo surge a través del decaimiento y la germinación; y, en verdad, ha surgido a través del fuego para el gozo de la Iglesia, como pan horneado... Pero ya que Él dijo “Y el pan que daré es mi carne” y ya que la carne es humedecida con sangre, y la sangre se denomina figurativamente vino, estamos invitados a saber que, como pan, deshecho en una mezcla de vino y agua, atrapa el vino y deja la porción acuosa, así también la carne de Cristo, el pan del cielo, absorbe la sangre; esto es, aquellos de entre los hombres que son celestiales, nutriéndolos para inmortalidad, y dejando para destrucción solamente las concupiscencias de la carne.
Así, de muchas maneras el Verbo es figurativamente descrito, como alimento, y carne, y comida, y pan, y sangre, y leche. El Señor es todos éstos, para darnos disfrute a nosotros que hemos creído en Él. Que nadie piense que es extraño, cuando decimos que la sangre del Señor es figurativamente representada como leche. Pues, ¿no es figurativamente representada como vino? “Quien lava”, se dice, “su vestimenta en vino, su túnica en la sangre de la vid” [Génesis 49: 11]. En su propio Espíritu dice que revestirá el cuerpo del Verbo; como ciertamente por su propio Espíritu nutrirá a quienes tengan hambre del Verbo.
Y que la sangre es el Verbo, es testificado por la sangre de Abel, el justo que intercede con Dios. Pues la sangre nunca hubiese emitido una voz, si no hubiese sido considerada como la Palabra: pues el hombre justo del pasado es el tipo del nuevo justo; y la sangre que antaño intercedía, intercede en el lugar de la nueva sangre. Y la sangre que es el Verbo gime a Dios, ya que anunciaba que el Verbo había de sufrir...
... Porque si hemos sido regenerados en Cristo, Aquel que nos ha regenerado nos nutre con su propia leche, el Verbo... Y como la regeneración era consistentemente espiritual, asimismo la nutrición del hombre es espiritual. En todos los respectos, por tanto, y en todas las cosas, somos llevados a la unión con Cristo, en relación con su sangre, por la cual somos redimidos; y a simpatía, en consecuencia de la nutrición que fluye del Verbo; y en inmortalidad, a través de su guía.
El Pedagogo 2.2
Posteriormente la viña sagrada produjo el racimo profético. Esto fue un signo para ellos, cuando se los llevó de su vagabundeo a su reposo; representando el gran racimo, el Verbo, machacado por nosotros. Pues la sangre de la vid –esto es, el Verbo- deseaba ser mezclada con agua, como su sangre es mexclada con salvación.
Y la sangre del Señor es doble. Pues está la sangre de su carne, por la cual somos redimidos de la corrupción; y la espiritual, por la cual somos ungidos. Y beber la sangre de Jesús es tornarse participante de la inmortalidad del Señor; siendo el Espíritu el principio energético del Verbo, como la sangre lo es de la carne.
Concordantemente, como el vino se mezcla con agua, así es el Espíritu con el hombre. Y la una, la mezcla de vino con agua, nutre para fe; mientras que el otro, el Espíritu, conduce a la inmortalidad.
Y la mezcla de ambos –del agua y del Verbo- es llamada Eucaristía, gracia renombrada y gloriosa; y quienes por fe partricipan de ella son santificados tanto en cuerpo como en alma. Por la mezcla divina, el hombre, la voluntad del Padre la ha compuesto místicamente del Espíritu y del Verbo. Pues en verdad, el espíritu se une al alma, que es inspirada por él; y la carne, por razón de la cual el Verbo se hizo carne, al Verbo.
Stromata (Misceláneas) 10
Por lo cual el Salvador, tomando el pan, primero habló y bendijo. Entonces partiendo el pan, lo presentó, para que pudiésemos comerlo, conforme a la razón, y que conociendo las Escrituras pudiésemos caminar obedientemente.

Tertuliano
Tertuliano de Cartago (c. 160-c. 220) fue un prolífico autor. Hacia el fin de su vida adoptó el montanismo. En sus escritos hay algunas alusiones a la Eucaristía, a la que llama “sacramento”, equivalente latino del griego “mysterion.” Nótese el paralelo entre la nutrición del cuerpo y la del alma, que nos recuerda a lo ya dicho por Justino. El pan que representa a Cristo debe entenderse en sentido espiritual.
Sobre la Corona, 3
Tomamos también, en las congregaciones antes del amanecer, y de la mano de nadie sino de los presidentes, el sacramento de la Eucaristía, el cual el Señor tanto mandó que fuese comido a la hora de las comidas, y dispuso que fuese tomado por todos por igual.
Sobre la resurrección de la carne, 8
Y ya que el alma es, como consecuencia de su salvación, escogida al servicio de Dios, es la carne la que en realidad la torna capaz de tal servicio. La carne, ciertamente, es lavada, para que el alma pueda ser limpiada; la carne es ungida, para que el alma pueda ser consagrada; la carne es señalada (con la cruz) para que el alma pueda ser fortificada; la carne es cubierta con la imposición de manos, para que el alma pueda también ser iluminada por el Espíritu; la carne se alimenta del cuerpo y la sangre de Cristo, para que el alma del mismo modo pueda cebarse en Dios. No pueden separarse en su recompensa, cuando están unidas en su servicio.
Sobre la Oración, 6
... podemos más bien entender “Danos hoy el pan nuestro de cada día” espiritualmente. Pues Cristo es nuestro pan; porque Cristo es vida, y el pan es vida. “Yo soy”, dice Él, “el pan de vida” [Juan 6:35]; y , un poco antes, “El Pan es la Palabra del Dios viviente, quien descendió de los cielos.” Entonces hallamos, también, que su Cuerpo es reconocido en el pan: “esto es mi cuerpo” [Mateo 26:26]. Y así, al pedir “nuestro pan diario” pedimos perpetuidad en Cristo, e indivisibilidad de su cuerpo. Pero debido a que aquella palabra admite también un sentido carnal, no puede ser empleada así sin el recuerdo religioso con disciplina espiritual; pues [el Señor] manda que se ore por el pan, el cual es el único alimento necesario para los creyentes.
Sobre la Oración, 19
Similarmente, también, respecto de los días de Estaciones [¿ayunos?] la mayoría piensa que ellos no deben estar presentes en las oraciones sacrificiales, sobre la base de que la Estación puede interrumpirse por la recepción del Cuerpo del Señor. ¿Es entonces que la Eucaristía cancela un servicio dedicado a Dios, o es que lo une más a Dios?¿No será tu Estación más solemne si junto con ella has estado en el altar de Dios? Cuando el Cuerpo del Señor ha sido recibido y reservado, cada punto está asegurado, tanto la participación en el sacrificio como el cumplimiento del deber.

Hipólito de Roma
Hipólito (c.170-235) fue el último gran escritor romano en escribir en griego. Muchas de sus obras se han perdido, pero en el tema que nos ocupa revisten interés algunas partes de “La Tradición Apostólica”, obra cuyo contenido es esencialmente litúrgico. Ya que escribió en Roma, resulta de particular interés su referencia eucarística a los “símbolos” que “representan” el cuerpo y la sangre del Señor.
La tradición apostólica
4. Cuando se haya convertido en obispo, que todos le ofrezcan el beso de paz, saludándolo porque él se dignificó. Que los diáconos le presenten la oblación y que él, imponiendo las manos sobre ella con todo el presbiterio, diga, dando gracias: “El Señor sea con vosotros”. Y que todos digan: “Y con tu espíritu.” “Elevad vuestros corazones.” “Ya los tenemos levantados hacia el Señor.” “Demos gracias al Señor.” “Este es digno y justo.”
Y que continúe entonces así:
Nosotros te damos gracias, oh Dios, por tu Hijo bienamado, Jesucristo, que nos enviaste en estos últimos tiempos como salvador, redentor y mensajero de tu designio. El es tu Verbo inseparable, por quien has creado todo, el cual, en tu beneplácito, enviaste desde el cielo en el seno de una virgen y, habiendo sido concebido, se encarnó y se manifestó como tu Hijo, nacido del Espíritu Santo y de la Virgen.
El fue quien, cumpliendo tu voluntad y adquiriendo un pueblo santo, extendió las manos para liberar del sufrimiento a quienes tienen confianza en ti.
Mientras él ofrendaba su sufrimiento voluntario a fin de destruir la muerte y romper las cadenas del diablo, para hollar con sus pies el infierno, para conducir a los justos a la luz, para fijar las reglas de la fe y manifestar la resurrección, tomando el pan te agradecía, diciendo: “Tomad, comed, este es mi cuerpo que he partido por vosotros”; y del mismo modo el cáliz, diciendo: “Esta es mi sangre que se ha vertido por vosotros. Cuando hacéis esto, hacedlo en mi memoria.”
Recordando, entonces, su muerte y su resurrección, nosotros te ofrecemos este pan y este cáliz, dándote las gracias por habernos juzgado dignos de estar ante ti y servirte como sacerdotes.
Y te pedimos que envíes tu Espíritu Santo sobre la oblación de la santa Iglesia. Reuniéndolos, da a todos el derecho de participar en tus santos misterios para estar henchidos del Espíritu Santo, para la afirmación de su fe en la verdad, a fin de que te alabemos y glorifiquemos por tu Hijo Jesucristo, que tiene tu gloria y tu honor con el Espíritu Santo en tu santa Iglesia, ahora y por los siglos. Amén.
21.
... Entonces será presentada la oblación al obispo y él dará gracias sobre el pan porque es el símbolo del cuerpo de Cristo; sobre el cáliz de vino mezclado, porque es la imagen de la sangre que se derramó por todos los que creen en él; sobre la leche y la miel mezcladas, indicando la promesa hecha a nuestros padres, al hablarles de la tierra donde abundan la leche y la miel, por cuyo cumplimiento Cristo dio su carne, de la cual, como niños pequeños, se alimentan los creyentes; sobre el agua presentada en ofrenda para significar el baño, a fin de que el alma del hombre obtenga los mismos efectos que el cuerpo.
Todas estas cosas el obispo las explicará a los que reciben la comunión. Cuando parte el pan, al presentar cada trozo, dir{a: “El pan del cielo en Cristo Jesús” y el que recibe responderá: “Amén.”
... si es necesario recordar alguna otra cosa, el obispo lo dirá bajo el [sello del] secreto a los que recibieron la Eucaristía. Los infieles no deben tener conocimiento de todo esto. Sólo podrán tenerlo después de recibir la Eucaristía. Esta es la piedra blanca de la que Juan dijo: “Un nombre nuevo está escrito allí, que nadie lo conozca a excepción de aquél que recibirá la piedra” [Apocalipsis 2:7].
41.
El que estuviere en su casa, que ore y alabe a Dios en la hora tercera. El que en ese momento estuviera en otra parte, que eleve una plegaria a Dios en su propio corazón, ya que en esa hora se vio a Cristo atado al madero. También en el Antiguo Testamento, la Ley prescribió ofrecer y presentar el pan de la proposición en la hora tercera, como SIMBOLO del cuerpo y de la sangre de Cristo: la inmolación del irracional cordero es la representación del cordero perfecto. Siendo Cristo el Pastor, es también el maná que descendió del cielo.

Orígenes
Orígenes (185-254) fue uno de los más grandes eruditos de la antigüedad cristiana. Nació en Alejandría y fue discípulo de Clemente, a quien sucedió. Escribió muchísimo, pero gran parte de su obra se ha perdido. Su punto de vista espiritual acerca de la Eucaristía puede deducirse de las obras remanentes.
Contra Celso 8,57
Celso supone que los hombres “cumplen con las obligaciones de la vida hasta que son liberados de sus ligaduras” cuando, de acuerdo con costumbres comúnmente recibidas, ofrecen sacrificios a cada uno de los dioses reconocidos en el estado; y no percibe el verdadero deber que es cumplido por una diligente piedad. Porque nosotros decimos que cumple verdaderamente con los deberes de la vida el que siempre tiene presente quién es su Creador, y qué cosas le son agradables, y quien actúa en todas las cosas de modo que pueda complacer a Dios. De nuevo, Celso quiere que seamos agradecidos con estos demonios, imaginándose que les debemos ofrendas de agradecimiento. Pero nosotros, si bien reconocemos la obligación del agradecimiento, sostenemos que no mostramos ingratitud al rehusar darle gracias a seres que ningún bien nos hacen, sino que más bien están contra nosotros cuando ni les sacrificamos ni les adoramos. Estamos mucho más preocupados por no ser desagradecidos para con Dios, quien nos ha colmado con sus beneficios, cuya hechura somos, quien nos cuida en cualquier condición que nos hallemos, y quien nos ha dado esperanza de cosas más allá de la vida presente. Y tenemos un símbolo de gratitud a Dios en el pan que llamamos la Eucaristía.
Orígenes
Homilías sobre Éxodo 13,3:
Deseo amonestaros con ejemplos de vuestra religión. Vosotros que estáis acostumbrados a participar en los divinos misterios, cuando recibís el cuerpo del Señor, reverente y minuciosamente guardáis que ninguna partícula caiga al suelo y que nada del don consagrado se pierda. Porque os consideráis culpables, y con razón, si cualquier parte de él se perdiese por negligencia. Pero si observáis tal cuidado en guardar su cuerpo, y apropiadamente, ¿cómo es que pensáis que descuidar la Palabra de Dios sea un crimen menos grave que descuidar su cuerpo?
Comentario sobre el Evangelio de Juan
6,35
Si investigamos más en la significación de que Jesús fuese señalado por Juan, cuando dice: “Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”, podemos situarnos en la economía del advenimiento corporal del Hijo de Dios en vida humana, y en tal caso concebiremos que el cordero no es sino el hombre. Pues el hombre “fue llevado como una oveja al matadero, y como un cordero, mudo ante sus trasquiladores.” De aquí, también, que en el Apocalipsis se ve un cordero, de pie como inmolado. Este cordero inmolado ha sido hecho, según ciertas ocultas razones, una purificación para el mundo entero. por la cual, conforme al amor del Padre por el hombre, él se sometió a la muerte, redimiéndonos por su propia sangre de aquél que nos tenía en su poder, vendidos bajo el pecado. Y aquél que llevó a este cordero al matadero fue Dios en el hombre, el gran Sumo Sacerdote, como lo muestra por las palabras: “Nadie me quita mi vida, sino que la entrego por mí mismo. Tengo poder para entregarla, y tengo poder para volverla a tomar.”
10,13
Hasta qué punto haya cualquier pascua y cualquier fiesta de levadura además de las dos que hemos mencionado, es un punto que debemos examinar más cuidadosamente, ya que estas sirven como un modelo y una sombra de las celestiales de las cuales hablamos, y no solamente tales cosas como comida y bebida y lunas nuevas y sábados, sino también los festivales, son una sombra de las cosas por venir. En primer lugar, cuando el Apóstol dice, “Cristo, nuestra pascua, es sacrificado” , uno puede albergar al respecto dudas como éstas. Si la oveja de los judíos aes un tipo del sacrificio de Cristo, entonces debiera haber sido ofrecida [solamente] una y no una multitud, ya que Cristo es uno; o, si muchas ovejas fueron ofrecidas se ha de seguir el tipo, como si muchos Cristos fuesen sacrificados. Pero para no demorarnos en esto, podemos preguntar cómo la oveja, que era la víctima, contiene una imagen de Cristo, cuando era sacrificada por hombres que estaban cumpliendo la Ley, pero Cristo fue muerto por transgresores de la Ley, y qué aplicación puede hallarse en Cristo de la instrucción, “Comerán la carne esta noche, asada al fuego, y pan ázimo en hierbas amargas comerán”, y “No lo comas crudo, ni hervido, sino asado al fuego; la cabeza con los pies y las entrañas; y no dejarás nada aparte para la mañana, y no le quebrarás ningún hueso. Pero lo que sobre hasta la mañana lo quemarás.” La frase “No le quebrarás ningún hueso” parece haber sido empleada por Juan en su Evangelio, como aplicada a los acontecimientos concernientes a cristo, y conectándolos con la ocasión hablada en la Ley cuando quienes comían la oveja son llamados a no quebrarle ningún hueso.
Traemos a la mente las palabras, “Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”, pues se dice de la pascua, “Lo tomarás de los corderos o de las cabras.” El Evangelista aquí concuerda con Pablo, y ambos están involucrados en las dificultades de las que hablábamos más arriba. Pero por otra parte tenemos que decir que si el Verbo se hizo carne, y el Señor dice, “A menos que comáis la carne del Hijo del hombre, y bebáis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré en el día postrero. Pues mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí, y yo en él” – entonces la carne de la que así se habla es aquella del Cordero que quita el pecado del mundo; y esta es la sangre, parte de la cual había de colocarse en las jambas, y en los dinteles de las casas, en las cuales comemos la pascua. De la carne de este Cordero es necesario que comamos en el mundo, el cual es noche, y la carne ha de ser asada al fuego, y comida con pan ázimo, pues el Verbo de Dios no es solamente carne. El dice, en efecto, de sí mismo “Yo soy el pan de vida” ... No debemos pasar por alto, empero, que por un uso amplio de las palabras, cualquier comida es llamada pan ... Me lleva a esta observación el dicho de Juan, “Y el pan que daré es mi carne, por la vida del mundo.” De nuevo, comemos la carne del Cordero, con hierbas amargas, y pan ázimo, cuando nos arrepentimos de nuestros pecados y nos lamentamos con la pena que es según Dios, un arrepentimiento que opera para nuestra salvación, y del cual no debemos arrepentirnos; o cuando, a causa de nuestras pruebas, nos volvemos hacia las especulaciones que resultan ser aquellas de la verdad, y somos nutridos por ellas. No hemos, sin embargo, de comer la carne del Cordero cruda, como lo hacen quienes son esclavos de la letra, como animales irracionales, y aquellos que están enfurecidos contra hombres verdaderamente razonables, porque éstos desean entender las cosas espirituales; en verdad [aquéllos] comparten la naturaleza de las bestias salvajes. Sino que debemos esforzarnos en convertir la crudeza de la Escritura en alimento bien cocido, no permitiendo que lo escrito se torne fláccido, y húmedo, y magro, como aquéllos que tienen oídos con comezón, y apartan sus oídos de la verdad. Sino que seamos de espíritu ferviente y nos aferremos a las fieras palabras dadas a nosotros por Dios, como las que Jeremías recibió de Aquel que le habló: “He aquí, he hecho mis palabras en tu boca como fuego” , y veamos que la carne del Cordero esté bien cocida, de modo que aquellos que participan de ella puedan decir, mientras Cristo habla en nosotros: “Nuestro corazón ardía en el camino, mientras nos abría las Escrituras.”
... Pero en este comer, debemos comenzar por la cabeza, es decir, en las doctrinas principales y más esenciales acerca de las cosas celestiales, y debemos terminar con los pies, las últimas ramas del conocimiento que investigan la naturaleza última de las cosas, o acerca de cosas más materiales, o acerca de cosas bajo la tierra, o acerca de espíritus malvados o demonios inmundos. Pues puede ser que la relación de estas cosas no sea obvia, como ellas mismas, sino que está dispuesta entre los misterios de la Escritura, de tal modo que puede llamarse, trópicamente, los pies del Cordero. Tampoco debemos dejar de tratar con las entrañas, que están dentro y escondidas de nosotros; debemos acercarnos al conjunto de la Escritura como a un cuerpo, no debemos lacerar ni irrumpir a través de las fuertes y bien entretejidas conexiones que existen en la armonía de toda su composición, como aquéllos que laceran, en la medida que pueden, la unidad del Espíritu que está en todas las Escrituras. Pero esta antedicha profecía del Cordero ha de ser nuestra nutrición solamente durante la noche de esta oscrura vida nuestra; lo que viene después de esta vida es, como si fuera, el amanecer del día, y ¿por qué habríamos de dejar para entonces la comida que solamente puede sernos útil ahora? Pero cuando la noche haya pasado, y el día que la sigue esté a la mano, entonces tendremos para comer un pan que no tiene nada que ver con el pan leudado del antiguo e inferior estado de cosas, sino que es ázimo, y que nos servirá hasta que aquello que viene después del pan ázimo nos sea dado, el maná, el cual es alimento de ángeles más que de hombres.
Cada uno de nosotros, pues, puede sacrificar su cordero en cada casa de nuestros padres, y mientras uno quebranta la ley, no sacrificando en absoluto el cordero, otro puede guardar enteramente el mandamiento, ofreciendo su sacrificio, y cociéndolo correctamente, y evitando quebrarle ningún hueso. Esta es, brevemente, la interpretación de la Pascua sacrificada por nosotros, la cual es Cristo, en conformidad con la interpretación adoptada por los Apóstoles, y con el Cordero en el Evangelio. Pues no debemos suponer que las cosas históricas son tipos de cosas históricas, y las cosas materiales de lo material, sino que las cosas materiales son t´picas de cosas espirituales, y las cosas históricas de la [cosas] intelectuales. No es necesario que nuestro discurso ascienda ahora a aquella tercera pascua que ha de ser celebrada con miríadas de ángeles en el éxodo perfectísimo y más bendito; ya hemos hablado de estas cosas con mayor extensión de la que el pasaje exige.
Comentario sobre Mateo, Libro 10, 14
... como no es la carne, sino la conciencia de aquel que come con duda lo cual mancilla al que come, pues “quien duda es condenado si come, pues no come con fe”, y como nada es puro para quien está mancillado e incrédulo, no en sí mismo, sino que a causa de su mancilla e incredulidad, así lo que es santificado a través de la palabra de Dios y la oración no santifica a quien lo usa por su propia naturaleza, pues de ser así santificaría aun a aquél que come indignamente del pan del Señor, y nadie por esta causa se tornaría débil o enfermo o dormiría pues algo por el estilo representó Pablo al decir, “Por esta causa muchos de entre vosotros estáis débiles y enfermos y no pocos duermen.” Y en el caso del pan del Señor, consecuentemente, hay ventaja para quien lo emplea cuando con mente impoluta y conciencia pura participa del pan. Y de este modo, ni por no comer quiero decir que por el mismo hecho de que no comemos del pan que ha sido santificado por la palabra de Dios y la oración, somos privados de nada bueno, ni que por comer somos mejores en algo bueno; pues la causa de nuestra carencia es la impiedad y los pecados, y la causa de nuestra abundancia es la rectitud y las buenas acciones; así que tal es el significado de lo dicho por Pablo: “No somos mejores si comemos, ni somos peores si no comemos.” Ahora, si “todo lo que entra a la boca va al estómago y es arrojado en la letrina” aún la comida que ha sido santificada a través de la palabra de Dios y la oración, en conformidad con el hecho de que es material, va al estómago y es arrojado en la letrina, pero por causa de la oración que viene sobre ella, conforme a la medida de la fe, deviene un beneficio y es un medio de ver claramente para la mente que busca lo que es beneficioso, y no es la materia del pan sino
la palabra que se dice sobre ella lo que aprovecha al que come no indignamente del Señor. Y estas cosas ciertamente son dichas del cuerpo típico y simbólico. Pero muchas cosas podrían decirse acerca del Verbo mismo que se hizo carne, y verdadera comida de la cual el que come vivirá seguramente por siempre, no siendo capaz de comer de ella ninguna persona indigna; pues si fuese posible para uno que continúa indigno comer de Aquel que se hizo carne, quien era el Verbo y el pan viviente, no se habría escrito que “todo el que come de este pan vivirá para siempre.”
Comentario sobre Mateo serie 85
Este pan que el Verbo de Dios dice ser su cuerpo, es la Palabra que alimenta las almas, el Verbo que procede de Verbo Dios; es pan celestial, que está colocado encima de la mesa, del cual está escrito : “Tú pones ante mí una mesa, enfrente de mis enemigos” [Salmo 22:5]. Y esa bebdida que el Verbo Dios dice ser su sangre, es la Palabra que sacia e inebria los corazones de los que beben; de la bebdida de este cáliz está escrito: ¡Qué bueno es tu embriagador cáliz! ... El Verbo Dios no llamó cuerpo suyo a aquel pan visible que tenía en sus manos, sino a la Palabra, en cuyo misterio debía romperse el pan. No llamó su sangre a aquella bebida visible, sino a la Palabra, en cuyo misterio se serviría esta bebida. Porque ¿qué otra cosa puede ser el cuerpo o la sangre del Verbo Dios sino la palabra que alimenta y alegra los corazones?
(Citado por J. Quasten, Patrología. Madrid: BAC, 1978; 1: 397)
Cipriano de Cartago
Este maestro de retórica nacido c. 200, se convirtió al Evangelio en 246 y poco después fue elegido como obispo. Aunque sus escritos contribuyeron a concebir la Eucaristía como un nuevo sacrificio, un examen de los textos relevantes muestran que eso se debió a una mala comprensión de ellos.
La oración del Señor, 18
Como la plegaria prosigue, pedimos y decimos: “Danos hoy nuestro pan de cada día.” Esto puede entenderse tanto espiritual como simplemente, pues cada entendimiento es provechoso en la utilidad divina para salvación. Pues Cristo es el pan de vida y el pan aqupi es de todos, pero es nuestro. Y como decimos “Padre nuestro”, porque Él es el Padre de quienes entienden y creenm también decimos “pan nuestro” porque Cristo es el pan de aquellos de nosotros que alcanzan su cuerpo. Más aún, pedimos que este pan se nos dé cotidianamente, no sea que nosotros, que estamos en Cristo y recibimos la Eucaristía diariamente como alimento de salvación, con la intervencióm de algún pecado más grave, mientras somos expulsados y como no comunicantes somos privados del pan celestial, seamos separados del cuerpo de Cristo como Él mismo declara, diciendo, “Yo soy el pan de vida que descendió del cielo. Quienquiera que coma de mi pan vivirá por siempre. Además, el pan que daré es mi carne por la vida del mundo.” Ya que dice que, si alguien come de su pan, vive para siempre, como es manifiesto que viven quienes alcanzan su cuerpo y reciben la Eucaristía por derecho de comunión, así por otra parte debemos temer y orar, no sea que cualquiera, cuando es cortado y separado del cuerpo de Cristo, permanezca separado de la salvación, como Él mismo amenaza, diciendo: “A menos que comáis la carne del Hijo del hombre y bebáis su sangre, no tendréis vida en vosotros.” Y así, pedimos que nuestro pan, el cual es Cristo, nos sea dado cotidianamente, de modo que nosotros, que permanecemos en Cristo, no nos alejemos su santificación y cuerpo.
Epistola 62 (Oxford 63) año 253
Carta a Cecilio, sobre el sacramento de la copa del Señor
2. Sabe, entonces, que he sido advertido que, al ofrecer la copa, la tradición del Señor debe ser observada, y que nada debe ser hecho por nosotros sino lo que el Señor hizo primero en nuestro beneficio, como que la copa que se ofrece en memoria de Él debe ofrecerse mezclada con vino. Pues cuando Cristo dice, “Yo soy la vid verdadera”, la sangre de Cristo ciertamente no es agua, sino vino; ni tampoco puede parecer su sangre por la cual somos redimidos y resucitados estar en la copa, si en la copa no hay vino por la cual se demuestre la sangre de Cristo, la cual es declarada por el sacramento y testimonio de todas las Escrituras.
4 ... Pues, ¿quién es más sacerdote del Dios Altísimo que nuestro Señor Jesucristo, quien ofreció un sacrificio a Dios el Padre, y ofreció exactamente la misma cosa que Melkisedek había ofrecido, esto es, pan y vino, es decir, su cuerpo y sangre? ... En el Génesis, por tanto, para que la bendición hacia Abraham por Melkisedek el sacerdote pudiese ser adecuadamente celebrada, precede la figura del sacrificio de Cristo, a saber, como [estaba] ordenada en pan y vino, y así Aquél que es la plenitud de la verdad cumplió la verdad de la imagen prefigurada.
7. En Isaías también el Espíritu Santo testifica esto mismo concerniente a la pasión del Señr, diciendo, “¿Por qué es rojo tu vestido, y tus ropas son como las del que ha pisado un lagar?” Isaías 63:2] ¿Puede el agua tornar rojos los vestidos? ¿O hay agua en el lagar que es hollado por los pies, o comprimido por la prensa? Ciertamente, por tanto, se hace mención del vino, para que pueda entenderse la sangre del Señor, y para que lo que posteriormente fue manifestado en la copa del Señor pueda ser predicho por los profetas que lo anunciaron. Se insiste también repetidamente en el pisoteo y la presión del lagar, porque como no puede lograrse beber el vino a menos que antes el racimo sea pisoteado y exprimido, del mismo modo tampoco nosotros podríamos beber la sangre de Cristo a menos que Cristo hubiese sido primero pisoteado y exprimido , y hubiese primero bebido de la copa de la cual también da de beber a los creyentes.
9 ... [El Señor enseñó] con el ejemplo de su propia autoridad que la copa había de mezclarse con la unión de agua y vino. Pues al tomar la copa en la víspera de su pasión, la bendijo y se la dio a sus discípulos, diciendo: “Bebed todos de esto; porque esta es mi sangre del Nuevo Testamento, la cual será derramada por muchos, para la remisión de pecados. Os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre.” En esta porción hallamos que la copa que el Señor ofreció estaba mezclada, y que era vino aquello que llamó su sangre. De lo cual se nota que no se ofrece la sangre de Cristo si no hay vino en la copa, ni se celebra el sacrificio del Señor con una consagración legítima a menos que nuestra oblación y sacrificio respondan a su pasión. ¿Pero cómo habremos de beber el nuevo vino del fruto de la vid con Cristo en el reino de su Padre, si en el sacrificio de Dios el Padre y de Cristo no ofrecemos vino, ni mezclamos la copa del Señor conforme a la propia tradición del Señor?
10. [Cita 1 Corintios 11: 23-26]. Pero si es tanto mandado por el Señor, y también la misma cosa es confirmada y entregada por su apóstol, que tantas veces bebemos, hacemos en recuerdo del Señor lo mismo que el Señor también hizo; y que al mezclar la copa del Señor de la misma manera no nos apartamos de la enseñanza divina; sino que no debemos apartarnos de los preceptos evangélicos, y que los discípulos deben también observar y hacer las mismas cosas que el Maestro tanto enseñó como hizo.
...
11. Ya que, entonces, ni el apóstol mismo ni un ángel del cielo puede predicar nada diferente de lo que Cristo ha una vez enseñado y sus apóstoles han anunciado, me pregunto mucho de dónde se originó esta práctica que, contrariamente a la disciplina evangélica y apostólica, ofrece en algunos lugares agua en la copa del Señor, la cual agua no puede por sí misma expresar la sangre de Cristo. El Espíritu Santo no está silencioso en los Salmos acerca del sacramento de esto, cuando menciona la copa del Señor, y dice: “!Esta copa embriagadora, cuán excelente es!” Ahora, la copa que embriaga es ciertamente mezclada con vino, pues el agua no puede embriagar a nadie. Y la copa del Señor embriaga de tal manera, como Noé se embriagó bebiendo vino, en el Génesis. Pero debido a que la intoxicación de la copa del Señor no es como la intoxicación con el vino del mundo, ya que el Espíritu Santo dijo en el Salmo, “Tu copa embriagadora”, añadió, “Cuán excelente es”, porque sin duda la copa del Señor embriaga de tal modo a los que la beben, que los pone sobrios; que restaura en sus mentes la sabiduría espiritual; que cada uno se recupera del sabor del mundo al entendimiento de Dios; y del mismo modo que, por el vino común la mente se disuelve, y el alma se relaja, y toda tristeza es dejada de lado, así, cuando la sangre del Señor y la copa de salvación ha sido bebida, la memoria del viejo hombre es dejada de lado, y surge un olvido de la anterior conducta mundana, y el acongojado y triste pecho que era oprimido por los atormentadores pecados es alivianado por el gozo de la divina misericordia; porque solamente es capaz de regocijarse quien bebe en la Iglesia la cual, cuando está embriagada, retiene la verdad del Señor.
13. Pues porque Cristo nos cargó a todos, en que cargó también con nuestros pecados, vemos que en el agua se entiende el pueblo, pero en el vino la sangre de Cristo. Pero cuando el agua se mezcla en la copa con vino, el pueblo es hecho uno con Cristo, y la asmablea de creyentes es asociada y reunida con El en quien ella cree; la cual asociación y conjunción de agua y vino está tan mezclada en la copa del Señor, que aquella mezcla no puede ser ya separada jamás. De aquí, más aún, que nada puede separar a la Iglesia –esto es, el pueblo establecido en la Iglesia, fiel y firmemente perseverantes en lo que han creído- de Cristo, en un modo tal que impidiese su amor indiviso de permanecer y adherirse. Así, por tanto, al consagrar la copa del Señor no puede ofrecerse agua sola, como tampoco solamente vino. Pues si alguien ofreciese sólo vino, la sangre de Cristo está disociada de nosotros; pero si el agua estuviese sola, el pueblo está disociado de Cristo; pero cuando ambos están mezclados, y se unen entre sí con un estrecho vínculo, se completa un sacramento espiritual y celestial. Así la copa del Señor no es ciertamente agua sola, ni vino solo, a menos que cada uno se mezcle con el otro; del mismo modo en que, por otra parte, el cuerpo del Señor no puede ser harina sola o agua sola, si ambas no se unen y se compactan en la masa de un pan; en el cual mismísimo sacramento nuestro pueblo demuestra ser uno, de forma que de modo similar a muchos granos, recolectados, y molidos, y mezclados en una masa, hacen un pan; así en Cristo, quien es el pan celestial, podamos saber que hay un cuerpo, con el cual nuestro número es añadido y unido.

14. No hay entonces razón, queridísimo hermano, para que nadie piense que ha de seguirse la costumbre de ciertas personas, que antaño han pensado que en la copa del Señor ha de ofrecerse agua sola. Pues debemos averiguar a quién han seguido ellas mismas. Pues si en el sacrificio que ofreció Cristo nadie ha de ser seguido sino Cristo, ciertamente nos corresponde obedecer y hacer aquello que Cristo hizo, y lo que mandó que fuese hecho, ya que Él mismo dice en el Evangelio: “Si hacéis todo lo que os mando, no os llamaré siervos, sino amigos.” Y que Cristo solo haya de ser oído, también lo testimonia el Padre desde el cielo, diciendo: “Este es mi Hijo amado, en quien me complazco; a Él oíd.” De lo cual, si Cristo solo debe ser oído, no debemos prestar atención a lo que otro antes de nosotros puede haber pensado que deba hacerse, sino a lo que Cristo, quienes antes de todos, hizo primero. Tampoco conviene seguir la práctica del hombre, sino la verdad de Dios, ya que Dios habla por el profeta Isaías , y dice: “En vano me adoran, enseñando mandamientos y doctrinas de hombres.” Y de nuevo en el Evangelio el Señor repite este mismo dicho, y dice, "“echazáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra propia tradición.” Más aún, en otra parte lo establece diciendo: “Quienquiera que quebrantare uno de estos mandamientos muy pequeños, y le enseñase a los hombres a hacerlo, será llamado el menor en el reino de los cielos.” Pero si no podemos quebrantar ni siquiera el menor de los mandamientos del Señor, ¡cuánto más está prohibido infringir los tan importantes, tna grandes, tan relacionados al mismo sacramento de la pasión de nuestro Señor y nuestra propia redención, o cambiarlo por tradición humana en cualquier otra cosa diferente de lo que fue divinamente dispuesto! Pues si Crsito, nuestro Señor y Dios, es él mismo el sumo sacerdote de Dios el Padre, y se ha ofrecido primero a Sí mismo como sacrificio al Padre, y ha mandado que esto sea hecho en memoria de Él mismo, ciertamente cumple con el oficio de Cristo el sacerdote que imita lo que hizo Cristo; y entonces ofrece un verdadero y pleno sacrificio en la Iglesia a Dios el Padre, cuando procede a ofrecerlo conforme a lo que ve que Cristo mismo ofreció.

17. Y porque hacemos mención de su pasión en todos los sacrificios (pues la pasión del Señor es el sacrificio que ofrecemos) no debemos haccer nada fuera de lo que Él hizo. Porque dice la Escritura, “Pues tantas veces como coméis este pan y bebéis esta copa, anunciáis la muerte del Señor hasta que Él venga.” Tantas veces, por tanto, como ofrecemos la copa en conmemoración del Señor y de su pasión, hagamos lo que es sabido que hizo el Señor. Y permite, queridísimo hermano que se arribe a esta conclusión: si entre nuestros predecesores alguno sea por ignorancia o simpleza, no ha observado y guardado esto que el Señor por su ejemplo y enseñanza nos ha instruido que hagamos, puede, por la misericordia del Señor, tener concedido el perdón a su simplicidad. Pero no podemos ser perdonados quienes somos ahora amonestados e instruidos por el Señor para ofrecer la copa del Señor mezclada con vino conforme a lo que el Señor ofreció, y para dirigir cartas a nuestros colegas acerca de esto, de modo que la ley evangélica y la tradición del Señor pueda ser guardada en todas partes, y no haya desviación de lo que Cristo tanto enseñó como hizo.
Epístola 75 a Magnus (Oxford 69); año 255
6. Además, aún los propios sacrificios del Señor declaran ellos mismos que la unanimidad cristaian está ligada en sí misma por un firme e inseparable amor. Pues cuando el Señor llama al pan, el cual es compuesto por la unión de muchos granos, su cuerpo, indica a nuestro pueblo al cual Él cargó como estando unido; y cuando llama al vino, el cual es exprimido de muchas uvas y racimos y recolectado, su sangre, también significa nuestro rebaño reunido por la mezcla de una multitud unida.
 
Buena aportación, Maripaz.
Dije que no volveria a intervenir en este epígrafe. Si lo hago es para puntalizar dos cosas.
1º. Quien lo abrió nos presentó un pretendido "milagro eucarístico" (aunque como buen católico, le da un significado distinto del que realmente tiene) En contra del pretendido milagro, le voy a retar que me diga que ocurre con una hostia consagrada si se la deja al aire libre, pongamos, durante solo tres meses. ¿Es necesario que se lo diga? "no pwermitiras que tu santo vea corrupción" dice la Escritura. Si aquello fuese realmente el cuerpo de Cristo en ninguna manera se corromperia y sin necesidad del milagro. ¿Se salven las bacterias que producen dicha corrupción?
Abonando dicha ironía, pasamos
2º.- Si por decir Cristo "Esto es mi cuerpo" el pan se transubstancia en su cuerpo, cuando dijo "yo soy la puerta" deberá ocurrir lo mismo, ¿o no? Claro que puede que pensara en la salvación de las carcomas al comerse la dicha puerta. ¿Por què no, las pobrecillas?
Saludos en el Cristo incorrupto.
 
No te digo cuándo se habla sobre símbolos sino si Jesús se refería a símbolos cuando hablaba del pan y del vino. Orígenes (por ejemplo) pone su atención sobre todo en el significado espiritual de la Eucaristía. El cuerpo y la sangre de Cristo son alimento y bebida puros, y que de modo similar también su palabra es alimento para todos. En un segundo plano, son alimento puro también los apóstoles, en tercer lugar los discípulos, y aún cada quien, en la medida de sus méritos y de la pureza de sus sentidos, puede convertirse en alimento puro para su prójimo (ya ves que está hablando en sentido espiritual sobre la Eucaristía, ya que no hay por que comerse a sí mismo ni convertirse en caníbales). La Eucaristía como símbolo no hace falta encontrarla en diversos escritos de personas de iglesia. En el mismo catecismo de la iglesia católica, empieza hablando de Eucaristía así:

La Eucaristía es "fuente y cima de toda la vida cristiana" (LG 11). "Los demás sacramentos, como también todos los ministerios eclesiales y las obras de apostolado, están unidos a la Eucaristía y a ella se ordenan. La sagrada Eucaristía, en efecto, contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua" (PO 5).

"La Eucaristía significa y realiza la comunión de vida con Dios y la unidad del Pueblo de Dios por las que la Iglesia es ella misma. En ella se encuentra a la vez la cumbre de la acción por la que, en Cristo, Dios santifica al mundo, y del culto que en el Espíritu Santo los hombres dan a Cristo y por él al Padre" (CdR, inst. "Eucharisticum mysterium" 6).

Finalmente, la celebración eucarística nos unimos ya a la liturgia del cielo y anticipamos la vida eterna cuando Dios será todo en todos (cf 1 Co 15,28).

En resumen, la Eucaristía es el compendio y la suma de nuestra fe: "Nuestra manera de pensar armoniza con la Eucaristía, y a su vez la Eucaristía confirma nuestra manera de pensar" (S. Ireneo, haer. 4, 18, 5).


El catecismo aquí no menciona la palabra transubstanciación, palabra un poco larga y pesada de escribir (y cansada de pronunciar). Pero por supuesto que se da por hecha, así como cuando se habla de pan y vino eucaristizados, no hace falta añadir nada mas, porque es un hecho que se está refiriendo al cuerpo y la sangre de Cristo. E igualmente tantas veces como se escribe comida espiritual, pan bendito, pan espiritual... ¡¡¡¿qué es eso de espiritual?!!!. Igual que antes, se da por hecho. A continuación, y siguiendo el mismo catecismo, escribo diversos nombres que se le da a la Eucaristía:

–Eucaristía porque es acción de gracias a Dios. Las palabras "eucharistein" (Lc 22,19; 1 Co 11,24) y "eulogein" (Mt 26,26; Mc 14,22) recuerdan las bendiciones judías que proclaman -sobre todo durante la comida- las obras de Dios: la creación, la redención y la santificación.

–Banquete del Señor (cf 1 Co 11,20) porque se trata de la Cena que el Señor celebró con sus discípulos la víspera de su pasión y de la anticipación del banquete de bodas del Cordero (cf Ap 19,9) en la Jerusalén celestial.

–Fracción del pan porque este rito, propio del banquete judío, fue utilizado por Jesús cuando bendecía y distribuía el pan como cabeza de familia (cf Mt 14,19; 15,36; Mc 8,6.19), sobre todo en la última Cena (cf Mt 26,26; 1 Co 11,24). En este gesto los discípulos lo reconocerán después de su resurrección (Lc 24,13-35), y con esta expresión los primeros cristianos designaron sus asambleas eucarísticas (cf Hch 2,42.46; 20,7.11). Con él se quiere significar que todos los que comen de este único pan, partido, que es Cristo, entran en comunión con él y forman un solo cuerpo en él (cf 1 Co 10,16-17).

–Asamblea eucarística (synaxis), porque la Eucaristía es celebrada en la asamblea de los fieles, expresión visible de la Iglesia (cf 1 Co 11,17-34).

–Memorial de la pasión y de la resurrección del Señor.

– Santo Sacrificio, porque actualiza el único sacrificio de Cristo Salvador e incluye la ofrenda de la Iglesia; o también santo sacrificio de la misa, "sacrificio de alabanza" (Hch 13,15; cf Sal 116, 13.17), sacrificio espiritual (cf 1 P 2,5), sacrificio puro (cf Ml 1,11) y santo, puesto que completa y supera todos los sacrificios de la Antigua Alianza.

– Santa y divina Liturgia, porque toda la liturgia de la Iglesia encuentra su centro y su expresión más densa en la celebración de este sacramento; en el mismo sentido se la llama también celebración de los santos misterios. Se habla también del Santísimo Sacramento porque es el Sacramento de los Sacramentos. Con este nombre se designan las especies eucarísticas guardadas en el sagrario.

– Comunión, porque por este sacramento nos unimos a Cristo que nos hace partícipes de su Cuerpo y de su Sangre para formar un solo cuerpo (cf 1 Co 10,16-17); se la llama también las cosas santas [ta hagia; sancta] (Const. Apost. 8, 13, 12; Didaché 9,5; 10,6) -es el sentido primero de la comunión de los santos de que habla el Símbolo de los Apóstoles-, pan de los ángeles, pan del cielo, medicina de inmortalidad (S. Ignacio de Ant. Eph 20,2), viático...

– Santa Misa porque la liturgia en la que se realiza el misterio de salvación se termina con el envío de los fieles (missio) a fin de que cumplan la voluntad de Dios en su vida cotidiana.


Los signos del pan y el vino. Vuelvo a transcribir del catecismo de la iglesia católica:

En el corazón de la celebración de la Eucaristía se encuentran el pan y el vino que, por las palabras de Cristo y por la invocación del Espíritu Santo, se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Fiel a la orden del Señor, la Iglesia continúa haciendo, en memoria de él, hasta su retorno glorioso, lo que él hizo la víspera de su pasión: "Tomó pan...", "tomó el cáliz lleno de vino...". Al convertirse misteriosamente en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, los signos del pan y del vino siguen significando también la bondad de la creación. Así, en el ofertorio, damos gracias al Creador por el pan y el vino (cf Sal 104,13-15), fruto "del trabajo del hombre", pero antes, "fruto de la tierra" y "de la vid", dones del Creador. La Iglesia ve en en el gesto de Melquisedec, rey y sacerdote, que "ofreció pan y vino" (Gn 14,18) una prefiguración de su propia ofrenda (cf MR, Canon Romano 95).

En la Antigua Alianza, el pan y el vino eran ofrecidos como sacrificio entre las primicias de la tierra en señal de reconocimiento al Creador. Pero reciben también una nueva significación en el contexto del Éxodo: los panes ácimos que Israel come cada año en la Pascua conmemoran la salida apresurada y liberadora de Egipto. El recuerdo del maná del desierto sugerirá siempre a Israel que vive del pan de la Palabra de Dios (Dt 8,3). Finalmente, el pan de cada día es el fruto de la Tierra prometida, prenda de la fidelidad de Dios a sus promesas. El "cáliz de bendición" (1 Co 10,16), al final del banquete pascual de los judíos, añade a la alegría festiva del vino una dimensión escatológica, la de la espera mesiánica del restablecimiento de Jerusalén. Jesús instituyó su Eucaristía dando un sentido nuevo y definitivo a la bendición del pan y del cáliz.

Los milagros de la multiplicación de los panes, cuando el Señor dijo la bendición, partió y distribuyó los panes por medio de sus discípulos para alimentar la multitud, prefiguran la sobreabundancia de este único pan de su Eucaristía (cf. Mt 14,13-21; 15, 32-29). El signo del agua convertida en vino en Caná (cf Jn 2,11) anuncia ya la Hora de la glorificación de Jesús. Manifiesta el cumplimiento del banquete de las bodas en el Reino del Padre, donde los fieles beberán el vino nuevo (cf Mc 14,25) convertido en Sangre de Cristo.

El primer anuncio de la Eucaristía dividió a los discípulos, igual que el anuncio de la pasión los escandalizó: "Es duro este lenguaje, ¿quién puede escucharlo?" (Jn 6,60). La Eucaristía y la cruz son piedras de tropiezo. Es el mismo misterio, y no cesa de ser ocasión de división. "¿También vosotros queréis marcharos?" (Jn 6,67): esta pregunta del Señor, resuena a través de las edades, invitación de su amor a descubrir que sólo él tiene "palabras de vida eterna" (Jn 6,68), y que acoger en la fe el don de su Eucaristía es acogerlo a él mismo.


Maripaz habla de sangre real, no simbólica cuando dice que “cuando Jesús vuelva, tomará el fruto de la vid junto a todos aquellos que han sido salvos por su sangre real, es decir, no simbólica, vertida en el calvario”. Vaya, aquí dice que la sangre real vertida en el calvario no es simbólica y salva. ¿Dónde está esa sangre?. Como es sangre, ¿habrá que hacerse una transfusión sanguínea?. Siguiendo los mismos planteamientos que he leído, ¿la sangre de Jesús en el calvario, se llenará de moscas al cuarto de hora?. ¿Esas moscas serán salvadas?. ¿Dónde podemos encontrar esa sangre que salva?, ¿en algún banco de sangre?, ¿qué banco de sangre?. Irónicamente me he disfrazado de vosotros. Es que es tan fácil... No voy a copiar todo lo que dice el catecismo sobre la Eucaristía, que evidentemente es más, pero si bien habla simbólicamente también deja claras las cosas. Y después de tanto simbolismo y de tanto signo (que no es lo mismo símbolo que signo), vamos al grano. ¿Pero realmente está Jesús en el pan y el vino espiritual, eucaristizado, consagrado (con esas palabras se nombra tantas veces en los padres de la iglesia, dando por sabido a qué se refieren)?. Dice el catecismo: debemos considerar la Eucaristía

– como acción de gracias y alabanza al Padre
– como memorial del sacrificio de Cristo y de su Cuerpo,
– como presencia de Cristo por el poder de su Palabra y de su Espíritu.

El apartado último se reafirma la presencia de Cristo en la Eucaristía, y ni más ni menos que por el poder de su Palabra y de su Espíritu.

Dice el catecismo en este caso:

"Cristo Jesús que murió, resucitó, que está a la derecha de Dios e intercede por nosotros" (Rm 8,34), está presente de múltiples maneras en su Iglesia (cf LG 48): en su Palabra, en la oración de su Iglesia, "allí donde dos o tres estén reunidos en mi nombre" (Mt 18,20), en los pobres, los enfermos, los presos (Mt 25,31-46), en los sacramentos de los que él es autor, en el sacrificio de la misa y en la persona del ministro. Pero, "sobre todo, (está presente) bajo las especies eucarísticas" (SC 7).

En el santísimo sacramento de la Eucaristía están "contenidos verdadera, real y substancialmente" el Cuerpo y la Sangre junto con el alma y la divinidad de nuestro Señor Jesucristo, y, por consiguiente, Cristo entero" (Cc. de Trento: DS 1651). "Esta presencia se denomina `real', no a título exclusivo, como si las otras presencias no fuesen `reales', sino por excelencia, porque es substancial, y por ella Cristo, Dios y hombre, se hace totalmente presente" (MF 39).

Luego están escritas unas citas de San Ambrosio y San Juan Crisóstomo que aquí no hablan de símbolos sino de realidades.

También saco la cita de S. Cirilo: “No te preguntes si esto es verdad, sino acoge más bien con fe las palabras del Señor, porque él, que es la Verdad, no miente” y también de Santo Tomás (Si, si, de Santo Tomas el del 0% bíblico...):
Adórote devotamente, oculta Deidad,
que bajo estas sagradas especies te ocultas verdaderamente:
A ti mi corazón totalmente se somete,
pues al contemplarte, se siente desfallecer por completo.

La vista, el tacto, el gusto, son aquí falaces;
sólo con el oído se llega a tener fe segura.
Creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios,
nada más verdadero que esta palabra de Verdad


Sobre el catecismo, no voy a escribir más en este momento, porque me salen mensajes eternos, y estos mensajes tan grandes quitan las ganas de leer. Lo siento por ello.

Pero voy a hacer algunas puntuaciones. Por ejemplo, a Tobi: Indirectamente hablo de él cuando he puesto el ejemplo de la sangre de Cristo en el calvario y las moscas que van allí como a un panal de rica miel. No puedo saber caso alguno de hostia corrompida. Más aún, hay casos de hostias de siglos que no sufren corrupción. No es normal guardar las hostias, porque se van consumiendo, pero alguna especial que no se ha consumido (no conozco el milagro de Lanciano que abre este foro así que no tengo por que hablar de el) como aquella que pisotearon unos protestantes en Holanda hace cuatro siglos, se conserva en perfecto estado. Bacterias hay en todas partes, incluido en los intestinos de Jesús cuando habitaba estas tierras. Que yo sepa (y dentro de la religión católica), por estar allí estas bacterias no suben a la categoría de hijas de Dios (lo más que son es criaturitas de Dios como las bacterias que están en mí y en ti sin darte cuenta). También puntualizo a Tobi (y a Maripaz que también lo suelta, y a tantos y tantos que lo ponen por ejemplo) respecto a “yo soy la puerta”. Aunque se pueda hablar de la Eucaristía simbolizando, Jesús no utiliza símbolos, y como dije en un mensaje anterior (y me repito ya demasiado) por un símbolo no le abandonan muchos discípulos. Cuando Jesús habla en otros momentos con símbolos, por símbolos lo toman. Lo escrito en el Evangelio de San Juan, cualquiera que lo lea por primera vez, puede pensar que es el discurso de un loco, y así fue tomado por muchos discípulos que no podían oír eso. ¿Acaso le abandonan y dicen que es duro su discurso cuando Jesús dice que es la puerta?. Aquí el Evangelio está a mi favor. Y sí, Maripaz, es el Evangelio, 100 % bíblico, siempre que consideres bíblico el Evangelio. Yo mismo te lo digo que la apariencia del cuerpo y la sangre de Cristo es de pan y de vino. El Evangelio no dice nada de la apariencia. Sólo dice que “tomad y comed, éste es mi cuerpo” (no sé a que venís con que en la carta a los corintios diga “esto” y no “este” que dice en el Evangelio de San Mateo, San Marcos y San Lucas). Si tuviera apariencia de carne humana y sangre humana, los discípulos no podrían comer por el asco. Y como así ha sido desde aquel entonces (salvo esos milagros como Lanciano y otros más), es evidente que la apariencia seguiría siendo de pan y de vino. Lo digo yo, pero se deduce leyendo el Evangelio, el mismo que dice que ese pan y ese vino son el cuerpo y la sangre de Cristo. Maripaz, hablas de concepto filosófico (que curioso que para un protestante como George W. Bush, el filósofo que prefiere es Cristo) cuando la palabra es FE. Que en la Eucaristía está presente Jesús, y que éste mismo Jesús se encarga que su presencia en el pan y el vino sea algo más que símbolos es más que una enseñanza bíblica. Es la verdad, ya que Jesús no miente (como dice más arriba San Cirilo, la Verdad no miente). Y en cuanto a la pregunta de si tomo vino, pues todas las semanas recibo el cuerpo y la sangre de Cristo. En la iglesia católica se suele recibir en fechas especiales pan y vino (aunque no está prohibido recibirlo cuando se quiera el cuerpo y la sangre. Yo lo considero más completo en las dos especies, aunque recibiendo el pan, ya se está recibiendo a Cristo); en las iglesias orientales se recibe siempre el pan y el vino. Y respecto a tu pregunta si me pregunto por qué no es pan real, pues no sé a que te refieres. Pan sí que es; otra cosa es que no tenga levadura como aquel pan que comían los judíos en la pascua. Para hacerme bocadillos es un poco complicado.

Seguro que me he dejado alguna pregunta sin responder, pero es que en mensajes tan largos, me pierdo bastante, y si tenía algo que responder al principio, luego se me ha olvidado. En fin, qué se le va a hacer.
 
Ramón:

No me argumentes con el catecismo, SON SOLO PALABRAS DE HOMBRES.


Con respecto a lo que dices de las "transfusiones de sangre" para apropiarse de los beneficios de la sangre de Cristo...........¿Necesitaban los israelitas la transfusión de sangre para que fueran perdonados sus pecados?.....Nooooooooooo..........Tan solo debían poner sus manos en forma simbólica sobre la cabeza del animal que iba a ser sacrificado, y confesar sus pecados..........al igual, nosotros hoy, por la fe, acudimos a Cristo, nuestro Cordero y como dice la Palabra, por fe, la sangre de Jesucristo nos limpia de TODO pecado


¡¡Que triste tener que acudir a un rito religioso, cuando lo que Dios demanda de nosotros es fe!! :(


Bienaventurados los que no vieron y creyeron
 
Maripaz
Justino Mártir
De origen palestino, hijo de padres paganos, Justino fue uno de los grandes defensores de la fe cristiana del segundo siglo. Fundó una escuela en Roma, donde murió mártir hacia 165.
En sus escritos se hallan varias referencias a la Eucaristía, cómo era practicada y cuál era su significado. El pan y el vino, que son capaces de nutrir el cuerpo, nutren también las almas al ser consagrados por la acción de gracias. Es precisamente esta acción de gracias lo que constituye un sacrificio agradable a Dios (Diálogo con Trifón, 117).
Cito de la edición de Padres Apologetas Griegos de Ruiz Bueno.
Apología I
65. (2) Terminadas las oraciones, nos damos mutuamente el ósculo de paz.
(3) Luego, al que preside a los hermanos, se le ofrece pan y un vaso de agua y vino, y tomándolos él tributa alabanzas y gloria al Padre del universo por el nombre de su Hijo y por el Espíritu Santo, y pronuncia una larga acción de gracias, por habernos concedido esos dones que de Él nos vienen. Y cuando el presidente ha terminado las oraciones y la acción de gracias, todo el pueblo presente aclama diciendo: Amén.
(4) “Amén”, en hebreo, quiere decir “así sea.”
(5) Y una vez que el presidente ha dado gracias y aclamado todo el pueblo, los que entre nosotros se llaman “ministros” o diáconos, dan a cada uno de los asistentes parte del pan y del vino y del agua sobre que se dijo la acción de gracias y lo llevan a los ausentes.
66. (1) Y este alimento se llama entre nosotros “Eucaristía”, de la que a nadie le es lícito participar, sino al que cree verdaderamente nuestras enseñanzas y se ha lavado en el baño que da la remisión de los pecados y la regeneración, y vive conforme a lo que Cristo nos enseñó.
(2) Porque no tomamos estas cosas como pan común ni bebida ordinaria, sino que, a la manera que Jesucristo, nuestro Salvador, hecho carne por virtud del Verbo de Dios, tuvo carne y sangre por nuestra salvación; así se nos ha enseñado que por virtud de la oración al Verbo que Dios procede, el alimento sobre que fue dicha la acción de gracias –alimento del que, por transformación, se nutren nuestra sangre y nuestras carnes- es la carne y la sangre de Aquel mismo Jesús encarnado.
(3) Y es así que los Apóstoles en los Recuerdos, por ellos escritos, que se llaman Evangelios, nos transmitieron que así les fue a ellos mandado, cuando Jesús, tomando el pan y dando gracias, dijo: Haced esto en memoria mía, éste es mi cuerpo. E igualmente, tomando el cáliz y dando gracias, dijo: Esta es mi sangre, y que sólo a ellos les dio parte.
67. (3) El día que se llama del sol se celebra una reunión de todos los que moran en las ciudades o en los campos, y allí se leen, en cuanto el tiempo lo permite, los Recuerdos de los Apóstoles o los escritos de los profetas.
(4) Luego, cuando el lector termina, el presidente, de palabra, hace una exhortación e invitación a que imitemos estos bellos ejemplos.
(5) Seguidamente, nos levantamos todos a una y elevamos nuestras preces, y éstas terminadas, como ya dijimos, se ofrece pan y vino y agua, y el presidente, según sus fuerzas, hace igualmente subir a Dios sus preces y acciones de gracias y todo el pueblo exclama diciendo “amén”. Ahora viene la distribución y participación, que se hace a cada uno, de los alimentos consagrados por la acción de gracias y su envío por medio de los diáconos a los ausentes.

Si observas lo que aqui trascribes, es exactamente lo que se hace en la Celebración Eucarista en la Iglesia Catolica, refirmas que si los primeros cristianos celebraban igual que nosostros los Catolicos, gracias.


Maripaz

él tomó aquella cosa creada, pan, y dio gracias, y dijo: “Este es mi cuerpo.” Y del mismo modo la copa, la cual es parte de la creación a la que pertenecemos, él confesó ser su sangre, y enseñó la nueva oblación del nuevo pacto; la cual la Iglesia, habiéndola recibido de los Apóstoles, ofrece a Dios en todo el mundo, a Aquel que nos da como medios de subsistencia las primicias de sus propios dones en el Nuevo Testamento,

Claro asi lo declaa la Iglesia Catolica.

Disculpame Mari´paz pero en tu escrito no encuentro nada que vaya en contra de la Eucaristia que celebra la Santa Iglesia.


Tobi
Buena aportación, Maripaz.
Dije que no volveria a intervenir en este epígrafe. Si lo hago es para puntalizar dos cosas.
1º. Quien lo abrió nos presentó un pretendido "milagro eucarístico" (aunque como buen católico, le da un significado distinto del que realmente tiene) En contra del pretendido milagro, le voy a retar que me diga que ocurre con una hostia consagrada si se la deja al aire libre, pongamos, durante solo tres meses. ¿Es necesario que se lo diga? "no pwermitiras que tu santo vea corrupción" dice la Escritura. Si aquello fuese realmente el cuerpo de Cristo en ninguna manera se corromperia y sin necesidad del milagro. ¿Se salven las bacterias que producen dicha corrupción?
Abonando dicha ironía, pasamos
2º.- Si por decir Cristo "Esto es mi cuerpo" el pan se transubstancia en su cuerpo, cuando dijo "yo soy la puerta" deberá ocurrir lo mismo, ¿o no? Claro que puede que pensara en la salvación de las carcomas al comerse la dicha puerta. ¿Por què no, las pobrecillas?
Saludos en el Cristo incorrupto.

paz

Que bueno que te gusto el escrito de Maripaz, por que en el dice:

"no es más pan común, sino la Eucaristía, consistente en dos realidades, terrenal y celestial, del mismo modo nuestros cuerpos, cuando reciben la Eucaristía, no son ya corruptibles, teniendo la esperanza de la resurrección para la eternidad."

Si tu estas de acuerdo con el texto de Maripaz y con la forma de pensar de los primeros cristianos explicame esto de ya no son corrutibles por la esperanza de la resurrección, y que pasa cuando los muertos ya sean protestantes o catolicos se descomponen. ¿Que pasa?

Si quieres comprender en su totalidad los misterios de Dios duraras toda tu vida y no descubriras nada, somos pequeños y el grandioso, nuestra sabiduria no es nada con respecto a la de El.

Y si el me dijo este es mi Cuerpo y esta es mi Sangre yo se lo creo a pie puntillas.
 
Paz:

Los evangélicos TAMBIEN CELEBRAMOS LA EUCARISTIA COMO ACCION DE GRACIAS......como lo entendían los padres de los primeros siglos.


Sigo sin ver donde está la TRANSUBSTANCIACION en los escritos antiguos :confused:


¿Por qué no me muestras el texto que dice que el pan se convierte en carne real de Cristo mediante unos pases "mágicos", y que aunque no lo parezca externamente, es la carne de Cristo? :eek:. ¿Donde enseñó Cristo, los apóstoles o alguno de los primero cristianos que se debía realizar un rito en el que el simple vino, se convierte en sangre real de Cristo, con la intervención del sacerdote, y que aunque parezca vino, en realidad es la sangre REAL de Cristo?


¿Tu tomas del cáliz después de tomar la hostia?
 
Si lo que dice el catecismo es palabra de hombres, lo que dices tú Maripaz es palabra de mujer.

“Por fe, la sangre de Jesucristo nos limpia de TODO pecado”. Vaya, ya salió la palabra fe, porque si no, como limpieza, la sangre es muy difícil de quitar. “Lo que Dios demanda de nosotros es fe”. Fe, fe, fe. Ciertamente es fe lo que falta, y fe es lo que os falta. Ya lo he transcrito antes, pero lo escribo de nuevo, aunque sea palabra de hombre (y hombre santo): “No te preguntes si esto es verdad, sino acoge más bien con fe las palabras del Señor, porque él, que es la Verdad, no miente”. ¿Por qué no creéis?. ¿Por qué no tenéis fe?.

Y comentando el mensaje de Paz en la tierra, es cierto y tiene razón que la liturgia de la Eucaristía en la iglesia católica apenas es diferente de cómo la narra Justino. La Eucaristía es acción de gracias, y también es algo más, y ahí los protestantes difieren tanto de los católicos como de los padres de la iglesia (ya ves, no sólo acción de gracias, también memorial de la muerte y resurrección de Jesús y también presencia de Jesús mismo como dijo que se hiciese el Jueves Santo. También la iglesia ortodoxa tiene Eucaristía válida a pesar de estar separados ya de la iglesia católica cuando se abrió el concilio cuarto de Letrán en mil doscientos y pico, fecha y concilio obsesivo en vuestras mentes como si antes de esos mil doscientos y pico de años se celebrase una Eucaristía distinta). Esos “pases mágicos” que dice Maripaz es literalmente lo que dice Jesús y está escrito en los Evangelios. Si por eso las escrituras le parecen mágicas...
 
Por eso, el apostol Pablo, dejó escrito el ritual y los pases "mágicos" que habian de seguir los curas para convertir el pan en hostia, y esta en cuerpo real de Cristo.

¿Dónde lo dejó escrito Ramón?, es lo suficientemente importante para que alguien de los primeros siglos explicara como debe hacerse una consagración para que el pan se convierta en cuerpo REAL de Cristo

Y por eso mismo, los fieles, apenas toman el vino, tan solo la hostia, que NADA TIENE QUE VER CON PAN, tan solo es una simple galleta.

En fín, que yo cada primer día de la semana, como hacian los cristianos del primer siglo, me reuno en el nombre del Señor, y con mis hermanos tomo del pan y del vino en memoria de la muerte de Jesucristo hasta que Él venga y creo QUE ESTOY OBEDECIENDO SUS PALABRAS : "Haced esto en memoria de mí".

Y tomamos PAN DE VERDAD Y VINO DE VERDAD (CON Y SIN ALCOHOL) que representan Su bendito sacrificio en la cruz; y no hay nada de "magia" para hacer bajar a Cristo, tan solo lo discernimos espiritualmente, y le adoramos en espíritu y en verdad ;)
 
Maripaz, si tomáis vino sin alcohol, pues en ese caso ya no es vino. Y en cuanto a que la hostia no es pan, pues eso es idea subjetiva tuya. No será pan con levadura, pero es pan. Un pan sin levadura se le llama pan también (sin levadura), pero el vino sin alcohol, es que no es vino. En el libro del Éxodo se le llama pan ácimo a ese pan, y es el pan que sólo se podía comer en Pascua (“porque el que en estos días comiere pan fermentado será borrado de Israel” dice el libro del Éxodo). Es bastante comprensible que fuese pan ácimo el pan que ofrece Jesús como su cuerpo. Pero no sólo el apóstol Pablo deja por escrito como se realiza la parte fundamental de la Eucaristía. Muy similar es como está escrito en los Evangelios de Lucas, Marcos y Mateo. Así se hizo entonces, y así se ha estado haciendo siempre (cualesquiera que fuera el idioma o cualquiera de los distintos ritos).

Y en cuanto a la sangre de Cristo, en la iglesia oriental se toma siempre. En la iglesia católica (supongo que por comodidad) se toma en las fiestas importantes o cuando lo estime oportuno el cura ya que ya se come el cuerpo de Cristo al comer el pan. Mismamente yo tomo el vino junto al pan un día a la semana pues nos reunimos un grupo de amigos (y el cura es uno de ellos) y en ese ambiente más distendido así nos parece bien.

Dos hombres antiguos y santos escriben:
San Juan Crisóstomo: “Porque, ¿qué cosa es el pan? El Cuerpo de Cristo. ¿Y en qué cosa se convierten los que participan de él? En el Cuerpo de Cristo: no muchos cuerpos, sino en un solo cuerpo”

San Basilio Magno: “Es bueno y saludable comulgar todos los días, y participar así del santo cuerpo y sangre de Cristo. Porque él lo dice con gran claridad: el que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna”.
 
7De cierto, de cierto os digo: EL QUE CREE EN MI TIENE VIDA ETERNA. 48Yo soy el pan de vida. 49Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron. 50Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera. 51Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.(Juan 6:47-41)


Ramón, como verás, CREER EN JESUCRISTO ES COMER SU CARNE


La salvación es por fe, no por comer una hostia. <IMG SRC="no.gif" border="0">

Sobre el vino sin alcohol (mosto).....¿qué te parece si entre los miembros que toman el pan hubiera algún enfermo o algún ex alcoholico, se le hará tomar vino con alcohol?...es por eso que hay de los dos tipos, lo importante es la comunión con el Señor y con los hermanos, NO LAS CARACTERISTICAS DEL PAN O DEL VINO.

Conozco iglesias evangélicas que toman pan ázimo, al más puro estilo de la Pascua judía......